Maduro y el orden mundial por Luis DE LION - Runrun
Luisana Solano Ago 24, 2014 | Actualizado hace 10 años

MaparaMundi

 

Fue tan sorpresiva y aplastante, la manera en que culminó la guerra fría que no solamente tomó fuera de base a los Estados Unidos y a Europa; sino que aún hoy las piezas de lo que parecía un nuevo orden mundial, no terminan de encajar.

Lo vemos en muchos conflictos y más particularmente en la actual crisis en Ucrania, pero previo a ello, los sucesos del 11 de septiembre, representaron la entrada en escena de ese flagelo del terrorismo multinacional que representaba Ben Laden.

Los Estados Unidos cual romanos improvisados, cual imperio sin doctrina que domina el mundo sin ejercer la diplomacia, se vieron desbordados. Al punto de, enemistarse en un primer tiempo con la potencia civil y aliada que es Europa.

En consecuencia, la opinión internacional, dejó de un lado la vital lucha antiterrorista, y le cedió terreno el antiamericanismo; sin querer ver que los EE.UU. no son un bloque homogéneo, ni cultural, ni político ¿cómo odiar a una nación compuesta por lo básico de los pobres de Europa y más recientemente por los de América Latina?

Ese antiamericanismo fatuo es pasional, no es producto de un razonamiento estratégico, no se trata de una ideología, sino de un discurso y es allí donde, irresponsablemente, se inscribe la política exterior venezolana desde 1999.

Poco le importó a Caracas, ponerse en paralelo con la demagogia terrorista. En esa lógica absurda, la diplomacia del castrochavismo encontró empatía con aquéllas naciones nostálgicas de la guerra fría. Un escenario donde la Cuba de Fidel Castro, se desenvolvía con mucha agilidad. Así, Teherán, Damasco y Moscú se convirtieron en los destinos recurrentes de los cuadros de la diplomacia chavista.

Odian lo mismo, y admiran los mismos métodos.

La Venezuela de éste 2014, es una nación siniestrada, pero la miseria estructural de los venezolanos, se debe mucho más a razones políticas que económicas

El antiamericanismo bajo la forma actual, no es otra cosa que una mezcla de viejos sueños aplastados por la caída del muro de Berlín y que ha encontrando un equivalente explosivo con ese fascismo musulmán que propagan los islamistas.

En cuanto a la nostalgia por la guerra fría, Rusia, cual potencia promotora y protectora le otorga cobijo a las naciones que más añoran esos tiempos. De bloques, de disuasión, de divisiones, de muros, de destierros, de censura, de gulags.

Maduro luce convencido que los argumentos de los tiempos de Vietnam, hoy se siguen aplicando. No es precisamente viajando a La Habana que le van a hacer cambiar de parecer.

 

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