Dos modelos de sociedad - Runrun
Yeannaly Fermín Abr 11, 2014 | Actualizado hace 10 años

Venezuela

No es ocioso recordar, en estos momentos en que se libra una lucha heroica contra el madurismo, que están en disputa dos modelos de sociedad: una, la que estamos padeciendo en estos momentos, autocrática, militarista, asesina, torturadora; responsable de la honda crisis en que está sumida la economía.

Los resultados en todos los órdenes que arroja este tipo de sociedad están a la vista, cualquiera puede palparlos y concluir que lo perjudicial debe ser sustituido. Son 17 años de chavismo-madurismo, un gobierno y un régimen fracasado que se quiere perpetuar en el poder mediante el ejercicio de manejos dolosos e ilegales por parte de una camarilla militar-civil que ha llevado al país al borde del abismo.

El otro modelo tiene como centro la democracia; tiene como norte la Constitución Nacional, la cual declara que “Venezuela es y será para siempre democrática” y bajo su manto se cobija un régimen de libertades, donde se aplicaría una economía mixta combinando las inversiones nacionales y extranjeras con la inversión estatal, y donde habría pleno respeto a la propiedad privada. Valga la mención a la economía mixta para señalar que en la actual situación no hay solución a la crisis económica sin un cambio de modelo económico.

Estos enfrentamientos que se suceden hoy deben estar llenos de contenido, de objetivos claros, como por ejemplo el que no hay solución a la crisis sin un cambio de gobierno y de régimen. Esa es la esencia de estos combates y no deben ser olvidados en ningún momento.

Se habla de diálogo mientras la represión hace sus estragos, y ese diálogo debe tener resultados concretos, entre los cuales destacan el cese de la represión y la libertad de los detenidos; son condiciones básicas para este diálogo. No negamos la utilidad de Unasur y del papa Francisco como mediadores, pero estamos frente a un gobierno que no cesa en su actitud represiva.

Para la MUD y la dirigencia estudiantil este es un serio compromiso. Es imperativo evitar que este diálogo se convierta en una maniobra gubernamental para ganar tiempo. La dirigencia política tiene la especial responsabilidad de no dejarse engañar por los cantos de sirena y tener presentes los objetivos de la lucha, que no son otros que la lucha por la democracia y el respeto a la Constitución. La Iglesia habló claro y ese es el lenguaje que debe predominar en este llamado diálogo.

Pompeyo Márquez 

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