El postgomecismo 1936: El “Programa de Febrero” (II) - Runrun

La historia y sus historias

A las jornadas del 14 de febrero, el triunfo popular contra la suspensión de garantías y contra la censura de prensa, el gobierno del general Eleazar López Contreras respondió de inmediato, y, sin duda con habilidad. Quizás fue la primera vez en la historia venezolana que ocurría algo semejante, que el gobierno retrocediera, pero al propio tiempo retrocedió para tomar la iniciativa con audacia.

Si ponemos atención a los días veremos que a los sucesos del 14 respondió el gobierno el 21, y lo hizo con la presentación de un documento conocido como el “Programa de Febrero”. ¿Cómo fue posible que en tan poco tiempo se pudiera redactar un documento de esta naturaleza? La respuesta es simple: en Europa, dos embajadores, Diógenes Escalante y Caracciolo Parra Pérez se preparaban para la etapa que vendría a la muerte de Gómez. Escalante fue llamado por López para que se encargara del MRI, y Parra Pérez le entregó un extenso documento sobre lo que, a su juicio, debía hacerse en Venezuela. El historiador se había adelantado al tiempo. Ya en Venezuela, y frente a la rebelión del 14, entre Escalante, Manuel R. Egaña y Alberto Adriani, redactaron las bases del famoso “Programa de Febrero” basadas en el texto de Parra Pérez..

Más que un programa de acción, era un proyecto de país. Obviamente, era tan ambicioso que impresionó a los venezolanos, y fue como la carta de presentación del Presidente López Contreras, y en no poca medida, como la justificación para su elección como presidente constitucional que debía formalizar semanas después el Congreso. El general y sus consejeros tomaron ventaja de la crisis.

Vale la pena dar una ojeada al Programa. Constaba de 8 capítulos: 1. Régimen de legalidad. II. Higiene pública y asistencia social. III. Vías de comunicación. IV. Política fiscal y política comercial. VII. Inmigración y colonización. VIII. Puntos complementarios. El atraso venezolano en 1936 en diversos aspectos sociales era verdaderamente impresionante, sobre todo en salud y educación. No digamos en materia de vías de comunicación. Aquel no parecía el país que para entonces era el mayor exportador de petróleo del mundo.

En el primer punto se ponía énfasis en la legitimidad, en la civilidad, gran prioridad luego de 35 años de dictadura personalista. El propio López Contreras jugó con habilidad al proponerle al Congreso que en la reforma constitucional rebajara su periodo de 7 a 5 años. Único caso en la historia, que un jefe de Estado tomara la iniciativa de reducir su propio mandato. ¿Qué mejor demostración de democracia?

Además de salud y educación, el programa prometía atender los problemas de la administración de justicia, y se echaron las bases de una legislación del trabajo que trataba de recuperar el tiempo perdido. Fue creada la Oficina Nacional del Trabajo para normar las relaciones entre patronos y obreros. El Congreso aprobó ese año la Ley del Trabajo.

En materia de comunicaciones se estudió un sistema nacional de carreteras, el gobierno nacionalizó el Puerto de La Guaira, entonces en manos de una compañía inglesa, y fundó la Línea Aeropostal Venezolana.  Como se le criticaba que el programa aparecía demasiado teórico, el Gobierno aprobó poco después un Plan Trienal, más específico. El “Programa de Febrero”, en suma, fue una respuesta a los sucesos violentos del 14, y sin duda, demostró que López y sus consejeros compendian los desafíos de un pueblo que ya no se podría ignorar desde que tomó la calle en aquellas jornadas memorables.

por SIMÓN ALBERTO CONSALVI para Runrun.es