Llevo rato metiéndome en líos porque aseguro que Henry Blanco es uno de los mejores receptores de todas las Grandes Ligas.

En 2004, cuando Johan ganó el Cy Young, el propio tovareño reconoció que su batería con Blanco fue determinante en su hazaña.

Un hombre que de por vida batea para 227, no supone que no debería tener mucho chance de establecerse en las Mayores, pero cuando se tiene una defensa superior al promedio, si no das muchos hits, pero los impides, tendrás un puesto en el roster.

Ya son 13 las temporadas de Blanco en eso que llaman “el mejor beisbol del mundo” y ha recibido juegos a otro premios Cy Young, además de Santana, Gregg  Maddux y otros lanzadores que se han entendido de maravilla con él y que destacan su gusto por como “llama” el juego.

Salir a robar bases con Blanco detrás del plato es un verdadero riesgo, muchas veces no saca más hombres en el intento, porque no hay tantos atrevidos.

Por cierto que hace unos dias robó una base y se convirtió en la sensación, habían pasado 567 juegos sin que lo intentara. Se divirtió tanto que dijo que quiere hacerlo al menos una vez más antes de retirarse.

El trabajo de Blanco con los Mets ha sido destacado, En los seis encuentros -48 innings- que el venezolano ha estado detrás del home los lanzadores de los Mets apenas han aceptado, en promedio, 1.13 carreras por cada nueve entradas de labor. Es la menor cantidad en las mayores.

«Él está haciendo un gran trabajo con nuestros lanzadores», dijo el manager Manuel, al Star-Ledger. «Lo que él ha hecho con (Mike) Pelfrey ha sido asombroso», agregó.

Blanco ha trabajo con Pelfrey -el mejor pitcher de los Mets en estos momentos- en cuatro de las cinco aperturas de éste, acumulando 20 entradas sin permitir carreras para una inmaculada efectividad de 0.00.

El récord de la novena de Nueva York cuando el venezolano, de 38 años, ha estado detrás del plato es de cinco triunfos y un revés; de esas victorias tres han sido blanqueadas.