Una contradictoria presencia en el Consejo de Seguridad
Una contradictoria presencia en el Consejo de Seguridad por Milos Alcalay
25th  Plenary Meeting of the General Assembly 69th session:  Election of Five Non-Permanent members of the Security Council
Desde el 1 de Enero de 2015 hasta el 31 de Diciembre de 2016, Venezuela formaráparte del Consejo de Seguridad de la ONU representando a la América Latina en el mandato de cumplir con la responsabilidad impuesta por la Carta para “mantener la paz y la seguridad internacionales”, y no como han declarado falsamente las autoridades del país que se trata de “un reconocimiento del mundo a la revolución bolivariana y a sus logros” hecho que nada tiene que ver con esa elección.
En esta oportunidad, el cabildeo utilizado difirió radicalmente del estilo usado en el 2006 para optar por ese mismo cargo, caracterizado en ese entonces por un lenguaje de confrontación llevado en un interminable periplo del Presidente Chavez por el planeta en una campaña poco usual, que a pesar del carisma del Comandante y de sus generosas ofertas, no logro convencer, ya que Venezuela obligo a que se repitieran 46 vueltas electorales sin éxito. Esta vez el trabajo silencioso logro el endoso de la región, que le permitió recurrir a la practica habitual que es el intercambio de votos, sumado al hecho que Venezuela no tenia adversarios para la representación de la región, por lo que las otras regiones -incluyendo a Europa y a Estados Unidos- aceptaron la practica usual y automática que es el de la rotación.
La respuesta inicial de la Cancillería reconoce este mandato al afirmar que actuara “en defensa de la paz y la protección de los derechos humanos” omitiendo la profunda confrontación existente en el país, el incumplimiento del mandato de la ONU en temas de derechos humanos como en los casos de las detenciones de Leopoldo Lopez y Ceballos y la radicalización de las violaciones de los derechos humanos en el país, usando un lenguaje Orweliano de “Paz, Amor, Justicia” mientras arremete contra los opositores con acciones claras de “guerra, odio e injusticia».
Me encuentro entre los que expresaron criticas por la aspiración de que el Gobierno “Bolivariano” formara parte de ese organismo por la preocupación de que en vez de ser un aporte a la consolidación de la paz y de la vigencia de los derechos humanos, pudiera ser un factor de desestabilización por las profundas contradicciones de apoyar regimenes como el de Kadafi, Bashir el Assad, al Hamas, al Hizbola, al Irán, y ello en estos momentos tan difíciles para la Paz Mundial. A ello hay que sumarle las contradicciones debido a la ausencia de soluciones pacificas en la propia Venezuela. No tardó mucho el Canciller Ramirez en declarer con entusiasmo que  “será la primera vez en la historia que Venezuela ocupará simultáneamente una silla en el Consejo de Seguridad y la presidencia del Movimiento de los países No Alineados. Asumimos este reto para luchar en contra de los pueblos a la subyugación”. Ojalá no represente un nuevo paso de contradicciones y confunda sus responsabilidades de acatar el consenso del Consejo de Seguridad  por una “diplomacia del conflicto”.