Revolución de papel de seda por Tomás Horacio Hernández - Runrun

maduro

¿Qué tan fuerte puede considerarse un proceso político que no resiste una crítica? ¿Qué tan débil es un presidente que se siente amenazado por un tweet?

Estas son preguntas, entre tantas otras, que actualmente están dando dolores de cabeza en el chavismo. Todos sabíamos que este momento iba a llegar, es decir, todos sabíamos que eventualmente el modelo socioeconómico de la revolución bolivariana del siglo XXI iba a considerarse inviable. El fracaso del modelo ha llevado a altos voceros del chavismo a pronunciarse sobre las decisiones tomadas por el presidente Maduro y este ha entrado en una dinámica muy extraña para alguien que tiene el coroto agarrado con las dos manos.

Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y Rafael Ramírez nos venden con frecuencia un proceso revolucionario sólido e inquebrantable que mantiene en alto el nombre del comandante supremo.  Si el nombre de Chávez, y en consecuencia sus ideas, es lo más importante para cualquier miembro del PSUV, ¿Por qué no las respetan? ¿Por qué les dan miedo?

Recuerdo muy bien a Hugo Chávez hablando de las 3R del proceso; revisión, rectificación y reimpulso. ¿Cómo se rectifica, estimados ilustres del chavismo, si las críticas no están permitidas?

Jorge Giordani, Rafael Isea y Héctor Navarro, abrieron la caja de pandora del chavismo y de ahí ahora puede salir cualquier cosa. En cualquier otro contexto esto no presentaría mayor preocupación para los rojos, pero dado que el III Congreso del PSUV está a menos de un mes, esto representa un riesgo muy importante.

Diosdado ha tratado, sin éxito, de banalizar y desestimar las críticas. Además ha decidido colocar a las personas en una encrucijada, siguiendo la línea discursiva de Jorge Rodríguez, y ponerlas a escoger entre la lealtad a la revolución y crítica a la misma. Semejante decisión estratégica no solamente se considera errada sino que es contraproducente para el mismo chavismo. ¿Cómo se le jura lealtad a una revolución que tiene los anaqueles vacíos?

Nicolás Maduro necesita consolidar su capital político para poder tomar las decisiones impopulares que Venezuela necesita para salir de la crisis económica. Lo paradójico es que mientras más compleja se torna la situación, más se le ven las costuras al proceso revolucionario.

A Giordani lo botaron y a Navarro lo suspendieron de la directiva del PSUV. ¿Qué van hacer cuando esa sensación se extienda hacia el resto de sus seguidores? ¿Los mandarán a callar a todos? ¿Los amenazarán con botarlos de sus puestos de trabajo?

La revolución del pueblo se transformó en una revolución de vitrina, en una revolución de mírame y no me toques. En una revolución de azúcar que le hace daño las críticas y el agua. Ay papá, agarra duro el coroto Nicolás, pero no aprietes tanto, porque las revoluciones de papel de seda, se deshacen fácilmente…

 

@TomasHHR