Miguel Cabrera no quiere hablar de sus lesiones, y lo cierto es que su temporada no puede calificarse de discreta. Sus números de 2014 pertenecen a la élite. Sin embargo, es inocultable que no es el mismo de las últimas campañas.

El inicialista de Tigres de Detroit está en medio de la peor escasez de jonrones en su carrera. No solo porque su proyección es de 21 vuelacercas (la cantidad más baja desde su año de debut, cuando conectó 12 cuadrangulares en 87 juegos), sino porque tiene 21 compromisos sin sacarla del parque (su peor seguidilla era de 19, en 2006).

Tal vez esa mala racha no represente mayor cosa para otros bateadores, pero sí para Cabrera, que disparó 88 estacazos de cuatro bases en las últimas dos temporadas.

“Ustedes me conocen desde hace siete años y saben que no me gusta hablar de mis lesiones”, dijo el toletero de 30 años de edad el domingo, cuando los reporteros que cubren el equipo le preguntaron sobre la molestia en el tobillo derecho que le impidió jugar ese día.

Cabrera, que lidera las mayores en dobles (40), declaró al USA Today en julio que no estaba recuperado de la operación en la ingle, aunque después desmintió al periodista que lo citó.