Son días cuando los venezolanos no podemos comprender como el país ha llegado a tal estado de postración moral y ética, caracterizados por el silencio frente al desfalco de los recursos de la nación y a la complicidad con las mafias delincuenciales que hoy parecieran formar parte del alto gobierno.
En las últimas semanas hemos conocido del presunto vínculo de la hija del comandante galáctico con el sobreprecio del arroz argentino y de otros productos alimenticios, concomitantemente, apreciado lector, también hemos visto involucrado a nuestro país en la defensa del “pollo”, pero no del que hoy no llega a nuestra mesa por su alto precio o por la escasez, sino del general trisoleado que los Estados Unidos de América acusan de narcotraficante. A esto debemos sumar los innumerables guisos que se denuncian y que igual que los anteriores, no consiguen a un gobierno que cumpla con su responsabilidad de cuidar el dinero de la patria frente a la sangría que ha generado la corrupción, o que investigue y procure junto con el poder judicial el castigo debido a quienes nos esquilman. El mutis ante estos hechos, solo permite inferir que este es un gobierno complaciente con la corrupción y cuya conducta nos obliga a recordar el refrán popular que dice que «la culpa no es del mono sino de quien le da la hojilla», así los responsables de este arroz con pollo, con aliño castrista, que se viene preparando y con el cual nos quieren atapuzar tiene un solo responsable que es el gobierno, el cual con su accionar involucra al estado en diversos delitos allende nuestra fronteras.
En Venezuela, el gobierno ha llegado al paroxismo de la desfachatez. En la actualidad, somos el segundo país del mundo en homicidios, uno de los de mayor impunidad, principal puente de narcotráfico y cuál es la respuesta a este drama, la solidaridad más allá de cualquier raciocinio a este alto funcionario del gobierno y a su camarilla acusado de estar presuntamente involucrado con el cartel del Valle del Norte. En ésta vergonzosa página de nuestra historia no media ningún esfuerzo por investigar y hacer justicia, sino prevalido de una inmunidad creada para proteger a quienes en funciones oficiales actúan frente a estados extranjeros, se convierte en la inmunidad tan deseada por Pablo Escobar cuando se hiciera diputado, la inmunidad para proteger al narcotráfico.
Ahora bien, mientras el gobierno no actúa frente a la delincuencia organizada que ha infiltrado nuestras instituciones públicas, quienes les toca soportar sobre sus hombros las consecuencias de este desdén es el pueblo, quien por una parte no consigue ni alimentos, ni medicinas, y si los consigue tiene que pagar precios exorbitantes, tanto por las coimas en la adjudicación de los dólares para importar estos productos como por los sobreprecios que recurrentemente se denuncian. Y por otra parte, es quien vive el dolor de la pérdida de nuestros jóvenes por el flagelo de la droga, que como lo dice el Señor Eduardo de la parroquia El Valle en el testimonial de esta semana, es de largo uno de los factores fundamentales en los homicidios, secuestros y altos niveles delictivos que vivimos en nuestras comunidades.
Querido lector, sobreprecio de alimentos (arroz), presuntos funcionarios implicados en el narcotráfico (El Pollo), junto con la actuación cómplice del gobierno nos obliga a considerar al presidente Maduro como el “Rey del Arroz con Pollo”.
Jorge Millán
