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Opinión

Brian Fincheltub Feb 26, 2021 | Actualizado hace 1 mes
La Venezuela VIP

@BrianFincheltub

La pandemia de la COVID-19 no solo ha cobrado millones de vidas humanas en todo el planeta. En el balance final del letal virus tendremos, sin duda, que considerar a todos aquellos funcionarios cuyo cuestionado manejo de la emergencia sanitaria les ha costado sus propios cargos. La lista es larga y en ella se cuentan desde presidentes hasta ministros. Ciertamente, no en todos lados se castiga al funcionario ineficiente o corrupto; en algunos lugares, contrariamente a lo que la mayoría pudiera aspirar, los premian o los ascienden. Pero ese es otro tema del que hablaremos más adelante.

En las últimas semanas hemos sido testigos de una serie de escándalos en los que se han visto involucrados varios gobiernos latinoamericanos. Nada es fortuito. Mientras en los llamados países del primer mundo se anuncian sendas campañas de vacunación, en los países en vías de desarrollo las contradicciones se hacen cada vez más evidentes. Lamentablemente, no todos los Estados tienen la misma capacidad, no solo de lograr un aprovisionamiento rápido y seguro de vacuna, sino de garantizar que, una vez recibidas, cada una de las miles de dosis serán administradas bajo un mínimo criterio de transparencia.

La altísima demanda de vacunas y la reducida oferta exigen que se fijen prioridades. Evidentemente, uno pensaría que cualquier campaña de vacunación debería comenzar con el personal médico sanitario, línea de frente durante toda la pandemia y que necesita, para continuar su heroico trabajo, algo más que aplausos. Adivinen ¿cuál es la sorpresa? Que esto no siempre es así.

Hay algunos países donde los primeros en vacunarse son los políticos y su entorno. Aunque cause mucha indignación, no es nada es extraño, las vacunas son hoy un bien preciado y como bien preciado esto hace que los incentivos para traficar con las mismas sean enormes. Aunque sean compradas con dinero público, el aparato clientelar del Estado, tan presente en nuestra región, se apodera de ellas para administrarlas con criterio particular. En este contexto, siempre que estés más cerca del poder, más chance tienes de sobrevivir.

Ustedes dirán que eso es precisamente lo que pasa en Venezuela. Yo respondería: sí, pero no. Aunque es indiscutible que los primeros en vacunarse fueron quienes integran la llamada Asamblea Nacional al servicio de la dictadura de Nicolás Maduro, la realidad es que en Venezuela el sistema de privilegios de la élite que usurpa el poder tiene tiempo instalado en nuestra sociedad.

Comenzó con muy poco, primero nos trancaban el tráfico para que pasara el funcionario de turno, pero con el tiempo esto se perfeccionó al punto en el que estamos hoy en día.

La burbuja en la que vive la élite chavista es digna de una sociedad de castas, donde en lo bajo de la pirámide se encuentra el venezolano común, para quien hacer mercado en un bodegón es absolutamente imposible y la dolarización de facto lo hace cada día más miserable.

Que de esa Venezuela sean ellos los primeros en salvarse no es extraño, tanto así que se atreven a hacerlo público. Ellos saben que nada pasará, pero adicionalmente tienen otro objetivo más allá de la simple provocación: le envían un mensaje al resto del país que los ve por televisión, básicamente para decirnos que no somos iguales, pues ellos representan la nueva Venezuela, la Venezuela VIP. Esa a la que unos pocos tienen acceso.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

¿Es laico y feminista el Estado venezolano?, por Dhayana Fernández-Matos

@dhayanamatos

Que la religión es el opio de los pueblos es un hecho controvertido. Para algunas personas, es esperanza para quienes sufren. Pero más allá de estas discusiones bizantinas, no hay duda que las religiones, así en plural, han sido una piedra de tranca para el avance en el reconocimiento de los derechos humanos de las mujeres.

Hasta la fecha, los progresos que se han dado no han sido gracias al apoyo de las religiones, sino pese a su resistencia y a su oposición.

Si nos enfocamos en el imaginario religioso y en todas las representaciones sociales de la mujer que están presentes, por ejemplo en la Iglesia católica, podemos ver cómo se establecen dispositivos de control –Foucault vaya por delante– que disciplinan los cuerpos femeninos o feminizados, perpetuando la posición subordinada de la mujer en la sociedad. Un escaneo rápido de la Biblia nos permite observar los arquetipos de mujeres representadas, que se mueven entre dos polos opuestos: la mujer mala, pecadora, incitadora de pasiones incontrolables, inferior al hombre de cuya costilla proviene; y la imagen inmaculada de la virgen, pura, angelical, sin deseos sexuales que la degraden, diferente al resto de las mujeres, por ello su hijo fue concebido sin pecado original.

Estas representaciones se han trasladado a otras instituciones, por ejemplo, al derecho penal, que anteriormente, cuando hablaba de las mujeres, solo lo hacía en los delitos contra el honor (la virgen mancillada) o aquellos contra las buenas costumbres (la prostituta). A la familia, donde es deber de la mujer seguir al hombre y “amarlo hasta que la muerte los separe”, si la muerte viene por un femicidio es un problema menor.

Y así encontramos estas visiones de las mujeres producto de una herencia judeocristiana y de un pasado colonial donde la Iglesia era un poder político (continúa siéndolo), con potestad de hacer, deshacer, andar y desandar.

Con el tiempo, en apariencia, se impuso la idea racionalista de la separación entre el Estado y la Iglesia, no sin que en algunas partes se hayan generado conflictos armados importantes, como la Guerra de Cristeros en México, precisamente el país de América Latina donde se estableció por primera vez en el texto constitucional la laicidad del Estado; principio que, pese a los intentos abiertos y encubiertos de algunos, sigue muy presente en la política de este país.

Pero sacar a la Iglesia católica de las instituciones políticas no significó un cambio en las representaciones sociales de las mujeres. Ya el tinglado del sistema patriarcal estaba montado y se impuso la visión rousseauniana de la ciudadanía: solo los hombres podían estar en la esfera pública y ser titulares de derechos. ¿Las mujeres? A seguir lavando, cocinando, cuidando a los ciudadanos republicanos y asistiendo a misa dominical.

Esta dinámica se impuso en el resto de América Latina; en algunos Estados antes que en otros y, según los intereses en juego, en unos momentos más clara la separación que en otros.

El Estado laico en Venezuela

En nuestro país la libertad religiosa está consagrada en el texto constitucional como derecho humano. En teoría, el Estado es laico, no confesional y plural. Permite la existencia de distintas religiones, ninguna de ella es la religión del Estado y deben permanecer fuera de las distintas instancias del poder público. Insisto, en teoría.

En la práctica, durante buena parte del siglo XX la Iglesia católica siguió teniendo una presencia importante en el sistema político, la que sin perderla del todo, fue mermando y dando paso a nuevas religiones, principalmente evangélicos, que poco a poco han ido adquiriendo más presencia e influencia en la política criolla.

Es importante destacar que este fenómeno no se ha dado solo en Venezuela. El avance de los evangélicos en América Latina se evidencia desde hace un tiempo. Sus candidatos han llegado, incluso, a ser presidentes, como el caso de Jimmy Morales en Guatemala y, el más preocupante, Jair Bolsonaro en Brasil.

Pero también han estado presentes en ciertas alianzas que lucen, cuando menos, bizarras. Como el apoyo de los evangélicos al presidente Manuel López Obrador en un grupo que bien podría llamarse “el chiripero” en versión azteca, en recuerdo de aquel de 1993 que apoyó al presidente Rafael Caldera.

En Venezuela también hemos visto avances y alianzas entre estos grupos y el gobierno de Nicolás Maduro. Ya en el año 2019 se autodesignaba como el presidente “cristiano y obrero”, incluso llegó a decretar un Día Nacional del Pastor.

Con las elecciones del 6 de diciembre de 2020, esta alianza se fortalece. Comienzan a encenderse las alarmas de los grupos defensores de derechos humanos, ya que la experiencia en la región muestra que sus actuaciones, generalmente, están en contra de los derechos de las mujeres y las poblaciones LGBT.

Una de las primeras señales de alerta fue el cambio del nombre de la Comisión Permanente de Familia de la Asamblea Nacional que ahora se denominará Comisión Permanente de las Familias, la Libertad de Religión y de Cultos.

Una unión que pudiera resultar solo un poco extraña si no se hubiese visto cómo han actuado los evangélicos en otros países, imponiendo barreras y obstáculos para que se discutan los temas que les interesan a las mujeres, entre ellos la despenalización del aborto y los de las poblaciones LGBT. Dicho sea de paso, estamos hablando de derechos humanos, no de potestades discrecionales del poder público.

La guinda en este pastel la puso el tema de la supuesta discusión de una Ley de Religión “dizque” inofensiva. ¡Feministas y población LGBT temblad!

¿Un Estado feminista?

Tanto Nicolás Maduro como Hugo Chávez se autodesignaron como feministas. No obstante, más allá de la retórica y de la instrumentalización de las mujeres, principalmente las de escasos recursos que han sido su base electoral más sólida, no se observan políticas públicas que empoderen a las mujeres. Por el contrario, sí se han dado un conjunto de políticas asistencialistas y de transferencias monetarias (necesarias) que no rompen las desigualdades estructurales que enfrentan las mujeres.

Tampoco por el lado de la oposición ha habido interés en los temas de las mujeres y también se observa que el tema religioso no está fuera de la política.

Un ejemplo de ello es el nombre del plan de atención a la salud de la población en riesgo vital, coordinado por Fabiana Rosales, esposa de Juan Guaidó, que se denomina plan Madre María de San José.

Pero volviendo a la falta de interés de ambos lados en priorizar las agendas de las mujeres, esto queda claro cuando se establece algún mecanismo de diálogo (así no resulte), donde las mujeres no están presentes. Esto lleva a cuestionar que no haya presencia del grupo humano que representa más de la mitad de la población venezolana, ¿cómo se discuten temas de tal envergadura sin que haya mujeres que representen los intereses de las mujeres?

En ese contexto, es necesario que las feministas venezolanas nos unamos. Las diferencias ideológicas son sanas, necesarias y enriquecen los debates políticos. Si algunas son socialistas, liberales, conservadoras, comunistas o NINI, es válido y respetable, pero lo que aquí está en juego, con el avance de los evangélicos y la invisibilidad de las mujeres, lleva a la necesidad de un Pacto Feminista, un pacto por nuestros derechos, ya que no se puede hablar de democracia sin la presencia de las mujeres. Así que ¡Feministas venezolanas, uníos!  #MásMujeresMásDemocracia

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Alejandro Armas Feb 26, 2021 | Actualizado hace 1 mes
¿Et tu, Fedecámaras?

@AAAD25

Aunque siempre he sido entusiasta de la movida cultural caraqueña, incluyendo sus artes escénicas, me frustra un poco que el número de teatros en la ciudad sea relativamente limitado. Para colmo, por razones que no estoy interesado en discutir, varios de los que había cerraron sus puertas. Ignoro qué ha sido de aquel escenario en un edificio en El Bosque, justo en la frontera entre los municipios Chacao y Libertador. Ese edificio es la sede de Fedecámaras. Escribo todo este prólogo teatral y nada relacionado con el trasunto del artículo por razones exclusivamente metafóricas, ya que la sede de la principal patronal venezolana fue hace poco escenario de una situación un tanto melodramática.

Cuando los directivos de Fedecámaras sostuvieron una reunión con emisarios del chavismo, encabezados por Jorge Rodríguez, para llegar a ciertos “acuerdos”, la reacción no se hizo esperar.

Nuevamente se desataron las furiosas Erinias (excúsenme el uso reiterativo de esta figura mitológica, pero es irresistiblemente conveniente) en la pajarera de los azulejos. No faltaron los típicos señalamientos de connivencia, colaboracionismo y traición. Fue como si en las tablas de la sede de Fedecámaras hubiera un montaje del Julio César shakespereano, con la patronal en el papel de Bruto y los escandalizados en el rol titular, justo cuando los idus de marzo llegan a su sangrienta conclusión.

En efecto, si de algún sector de la sociedad civil cabía esperar mayor resistencia ante el régimen, ese era el empresariado privado. Apartando a la dirigencia política opositora y a los medios de comunicación, nadie fue tanto objeto de la furia chavista.

La “burguesía” es tratada como enemigo existencial por los regímenes de inspiración marxista, y el chavismo no es excepción. Los caracterizaron como un grupúsculo de ricachones egoístas, explotadores y hasta parásitos.

Cuando la economía predeciblemente se fue al demonio debido a los experimentos cuasi estalinistas que Jorge Giordani y otros suspiraron en el oído de Chávez, los empresarios fueron el chivo expiatorio. Se les acusó de comandar una “guerra económica” a punta de “especulación” (i.e. inflación) y “acaparamiento” (i.e. escasez). Pero si hubo una ofensiva, fue precisamente hacia el sector privado, no desde él. Controles de precio y de cambio, estatizaciones y demás estrangularon el aparato productivo hasta reducir la economía venezolana a su triste estado actual.

Y sin embargo, ahí estaban los líderes de Fedecámaras, estrechando la mano de Jorge Rodríguez. Casi dos años antes, con quien la patronal sostuvo encuentros fue con Juan Guaidó, justo después de su apoteosis en el cruce entre las avenidas Libertador y Francisco de Miranda. ¿De Juan Guaidó a Jorge Rodríguez? ¿Cómo pasó?

Otro Juan, de apellido Linz, junto con su colega politólogo Alfred Stepan, indicaron en un maravilloso ensayo de 1996, al cual creo haberme referido previamente en esta columna, que la sociedad civil es una de las cinco “esferas” de cualquier democracia sana. Dicha sociedad civil incluye al empresariado privado. Por lo tanto, cabría esperar que este sector sea parte del esfuerzo por restaurar la democracia, en caso de que la misma haya sido depuesta. Este sería no solo un mandato deontológico, sino también por conveniencia pragmática, dado que el capitalismo florece mejor en entornos democráticos.

Sin embargo, la iniciativa para resistir el autoritarismo y establecer la democracia no viene de los empresarios. No viene de la sociedad civil, porque sus componentes no se dedican a la política. No tienen el tiempo ni la experiencia para decirle al resto de la sociedad cómo proceder. Esa nunca ha sido su función. La iniciativa le corresponde a la dirigencia política opositora.

Porque los partidos políticos son los mediadores entre la sociedad civil y el Estado. En este caso, su papel es encabezar el esfuerzo de la sociedad entera ante un Estado autoritario.

Pero, ¿qué sucede cuando el liderazgo opositor no está cumpliendo con su función correctamente? ¿Cuando carece de una estrategia que involucre a la sociedad civil? ¿Cuando no le dice a los individuos fuera de las elites políticas qué hacer? Pues lo que sucede es que la sociedad civil no enfrenta al sistema con miras a cambiarlo. Más bien se enfoca en adaptarse al entorno adverso para al menos sobrevivir. Puede solicitar reformas tímidas que mejoren sus condiciones y hasta reclamar por situaciones que no permiten gozar de una vida materialmente decente (como la falta de comida o de servicios básicos), pero a duras penas se puede esperar que exija un cambio político. No tiene ningún incentivo para hacerlo, porque tampoco hay una hoja de ruta que indique cómo. Ningún ser racional escogerá inmolarse resistiendo los avances de un poder terrible, si ni siquiera ve posibilidad de éxito.

En este momento muy, muy a mi pesar (¿”mi pesar”? No, el del país entero), la dirigencia opositora no tiene una estrategia para lograr el cambio político, más allá de esperar que surtan el efecto deseado las sanciones impuestas sobre el régimen por los aliados internacionales de la causa democrática venezolana. Ya que las sanciones visiblemente no han bastado para propiciar una transición negociada, no son ellas solas una estrategia creíble, ni algo que esperance a la sociedad civil. Se echa de menos un plan de acciones internas en cuya ejecución el venezolano común pueda participar. Claro, ha habido uno que otro llamado a la manifestación. El más reciente fue a propósito del Día de la Juventud. Pero como son eventos esporádicos y aislados, sin un plan que los concatene, generan poco entusiasmo y participación exigua. Principios de 2019 fue la última vez que la sociedad venezolana en general se esperanzó por un posible cambio político, pero hoy esa expectativa para el corto o mediano plazo se esfumó.

El empresariado nacional percibe todo esto y actúa en consecuencia. Por eso se reunió antes con Guaidó y ahora lo hace con Rodríguez. En vista de que no hay indicios de que pronto cambiará el entorno, pues decidieron adaptarse a él por supervivencia. Si ello implica entenderse con el régimen, lo harán, a sabiendas de lo que ha significado su interlocutor para la democracia, los Derechos Humanos y la vida en general en Venezuela. Incluso a sabiendas de todo lo que el chavismo les ha hecho antes y que pudiera volver a hacerles.

Porque la alternativa en este momento sería resistir y ser aniquilado como consecuencia, sin que ello se traduzca en alguna mejora para la sociedad.

En conclusión, si los ciudadanos interesados en poner fin a nuestra ya muy larga crisis política (vaya a ellos todo mi aprecio) desean ver a Fedecámaras y otras organizaciones de la sociedad civil involucrarse de nuevo en el esfuerzo para restaurar la democracia venezolana, pueden buscarse una buena silla mientras la dirigencia opositora no plantee un plan sensato que abarque a todos. Son los líderes políticos de la disidencia los que deben ser presionados. Hasta entonces, mejor es entender dónde estamos lamentablemente parados en vez hacer melodramas en redes sociales que caerán en oídos sordos.

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Enfermedades y hambre, el balance carcelario del 2020

@cnietopalma

Una Ventana a la Libertad (UVL), organización que dirijo desde su creación, presentó ayer jueves 25 de febrero su informe anual sobre la situación de los derechos humanos en los Centros de Detención Preventiva (CDP) de Venezuela durante el año 2020.

UVL tiene ya más de cinco años monitoreando la situación de los CDP en 19 estados del país por la inquietud que tenía, desde hace varios años, de la grave situación en que se vive en estos sitios. Reductos no aptos para tener a hombres y mujeres privados de libertad por lapsos mayores de 48 horas, pero que lamentablemente en nuestro país se han convertido en las nuevas cárceles del siglo XXI. De hecho, albergan a más de la mitad de los presos venezolanos.

El balance del año 2020 de esta organización, y del cual hoy les daré algunas cifras realmente alarmantes, podemos resumirlo en dos palabras: enfermedades y hambre. Pero que yo le añadiría hacinamiento, retardo procesal y corrupción, para terminar de describir al terrible drama que vive el sistema penitenciario venezolano, ante la indiferencia total de las autoridades, los políticos, del bando que sean. Y, y lo más lamentable, de la comunidad en general.

El horror de los presos venezolanos es tan grande que, ante la emergencia humanitaria compleja que vive el país, ninguna agencia de cooperación nacional e internacional los incluye en sus grupos a ser atendidos. Simplemente no existen.

La información recolectada para el informe presentado por UVL fue obra de 21 investigadores. El equipo, dirigido por la reconocida criminóloga y profesora universitaria Dra. Magaly Huggins, estuvo en 19 estados del país: Amazonas, Apure, Anzoátegui, Aragua, Bolívar, Carabobo, Distrito Capital y Área Metropolitana de Caracas, Falcón, Lara, Mérida, Miranda, Monagas, Nueva Esparta, Portuguesa, Sucre, Táchira, Vargas y Zulia. El estado Miranda está dividido en 3 sectores debido a la importancia del número de CDP en el mismo: Valles del Tuy, eje Guarenas – Guatire y los Altos Mirandinos.

Uno de los datos importantes que nos trae el referido informe es que 208 reclusos murieron en calabozos policiales ubicados en 19 estados de Venezuela durante 2020. Y la principal causa de muerte de la población reclusa detenida en los CDP fueron las enfermedades, con un total de 143 muertes.

En segundo lugar, encontramos las muertes por fugas, 42 o el 20,19 % del total. Estas muertes están básicamente relacionadas al proceso de recaptura, que los funcionarios siempre refieren como enfrentamiento

Según UVL “Las cinco enfermedades que causaron el 87 por ciento de las muertes en los CDP fueron la tuberculosis, con 86 casos, la desnutrición, con 13 defunciones, problemas respiratorios con 12 muertes, problemas cardiacos, con ocho fallecidos y tuberculosis y desnutrición juntas, con cinco casos.

Los datos nos hablan de que en realidad hubo 91 casos de tuberculosis al sumar los cinco que también presentaron desnutrición. La tuberculosis es la verdadera pandemia en los CDP”.

Igualmente determino que “Para finales de año, de acuerdo con cifras extraoficiales confirmadas por Una Ventana a la Libertad en los 19 estados donde tiene investigadores, se confirmó que en estos espacios estaban detenidos 22.469 hombres (92,78 %) y 1.749 mujeres (7,22 %) detenidas, para un total de 24.218 detenidos, cuando el cupo total disponible en los CDP era de 7.457”.

Esto implica un hacinamiento del 325% que es verdaderamente grave. Debo destacar que, en materia penitenciaria, se considera que existe un hacinamiento crítico cuando la cifra supera el 30 %, en Venezuela es de 1000 % más.

Según UVL la falta de agua potable en los calabozos es crónica y duradera desde hace mucho tiempo; en realidad no tienen agua potable y la poca que tienen es proporcionada por los familiares, al igual que los alimentos y medicamentos.

Quiero finalizar invitándolos a leer el informe anual 2020, presentado por Una Ventana a la Libertad. Y descubrir en qué se ha convertido el sistema penitenciario venezolano. Verdaderos campos de concentración o exterminio, donde todos los derechos humanos se les violan a los hombres y mujeres allí recluidos, de manera reiterativa y constante.

cnietopalma@gmail.com

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Armando Martini Pietri Feb 25, 2021 | Actualizado hace 1 mes
La estupidez se congrega

@ArmandoMartini

Hay que machacar hasta la saciedad que la politiquería oportunista, tracalera, de trueque y cambalache, de indisimulado servilismo negociador no logrará una transición, al contrario, es el colmo de la estulticia y la estupidez.

Que se diga al empresariado que en Venezuela los esperan con los brazos abiertos, es indicio de que el oficialismo anda sumido en la desesperación por necesidad de socorro. Ignora lo que es trabajar en y con una empresa seria, responsable, además de cómo funcionan las naciones libres que prosperan. 

Quizás encontraron ánimo en la súplica importadora. Lo que en realidad pretenden es la búsqueda de aliados patrocinadores contra las sanciones que asfixian a un régimen al cual casi ni habría que sancionarlo, dada la torpeza que destruyó la que fuera una nación de primera categoría. ¿Creen que vendrán empresas para generar recursos a quien los sustrae, habituado a manipular y mentir?

Lo que anhelan es premiar a corruptos, atiborrados de dinero mal habido que no pueden disfrutar en lejanías, dándoles oportunidad de colocar el patrimonio robado en bienes y empresas que el sistema arrebató y quebró. El pranato no tiene alternativa. Mejor en la patria, que investigado, buscado y congelado afuera.

¿Puertas abiertas de quien ha combatido feroz la iniciativa privada, repleto de leyes controladoras y represivas? De un régimen que, con todo a su favor permitió que el país se convierta en zona franca de corrupciones, traficantes, fanáticos, extremistas, cuatreros de lo que caiga, que ha hecho de la falsedad y simulados compromisos, su política.

El que deambule por las redes sociales se dará cuenta, fácilmente, de cómo está el panorama. A pesar de una minoría de cabezas huecas que todavía confían en el castrismo. Pero existe una descomunal mayoría de críticos que denuncian incumplimientos y aberraciones que se comenten.

Muchos salieron a protestar contra el despotismo exigiendo cambio, porque se hizo un llamado. En Venezuela no existe sociedad civil que se movilice por iniciativa propia para proteger derechos, futuro y vida. Por desgracia el régimen lo sabe y se aprovecha. Afortunadamente, está cambiando.

Que el régimen llegara a extremos dictatoriales es su pecado. Pasado el tiempo, la culpa de lo que pasa ya no la tiene el absolutismo miserable, la tenemos los ciudadanos que le permitimos hacer su voluntad. El mayor drama de Venezuela no es el gobierno -que lo es- y las injusticias que comete -que lo son-, la tragedia es la sociedad, que, a pesar de todo, sigue inmóvil, paralizada. ¿Estamos a tiempo para despertar? Sí, pero de seguir, cuando despertemos será una Venezuela castro-soviética.

Lo importante no es la desunión sino la voluntad. Se habla con crítica, indignación y frustración de que la oposición está desunida e incapaz de enfrentar a un oficialismo unido por conveniencias e intereses. No son pocos los que señalan el castro-madurismo está desavenido, en grupos que se dan dentelladas discretas, pero dolorosas.

La desunión, en el caso opositor es característica democrática. La diferencia en la desunión chavista es que las diferencias son cuotas de poder, manejos turbios y supervivencia. Muy pocos criticaron la injerencia castro-cubana. Eran otros tiempos, fáciles de pontificar sin conocimiento, estatizar sin condiciones, derrochar a placer, se disponía de extraordinarios recursos. Sobró el dinero, pero faltó conciencia. No es que el madurismo no haya tenido culpas, nació parido del castro-chavismo y los que formaron parte son responsables. Ninguno puede dar lecciones de ética, ni quitarse responsabilidades.

El interino, es irrelevante. No quiso, no pudo, no lo dejaron cumplir lo prometido, pero lo reconoce el mundo libre y democrático. Levantó la fuerza de la esperanza para luego malversarla con errores, engaños, burla y desacato de ambas consultas populares y pactos inconsultos.

No todos se han ido, aunque hayan sido y sigan siendo demasiados los que inquieren futuro. Quedan los que continúan luchando, plantando cara a la injusticia y estupidez. Ganándose la vida, peleando derechos y deberes. Sobre ellos se sostiene la Venezuela que no termina de bajar la cabeza, que, al contrario, batalla con su alrededor y mantiene alta la mirada. Porque la patria se fortalece con la voluntad de quienes creen en ella como propia y destino.

Lo embarazoso en Venezuela es la monumental corrosión de la moral, ética y orgullo venezolano; la propagación de la corrupción, chantaje y soborno como costumbre, desgaste de la honorabilidad, ruina de la economía, es todo eso y mucho más.

La construcción de un país pasa por el esmero en el emprendimiento, cumplimiento del deber, ablución purificante de la realidad venezolana de pícaros, nocivos, negociadores y demás indignidades.

No hay un solo rasgo de la venezolanidad que no haya sido humillado por esta revolución bolivariana socialista del siglo XXI. El rescate será colosal, de largo desarrollo e implacable carácter para el cumplimiento de un plan para frenar el mal, salvamento y reconstrucción del espíritu de forjar bienestar y honor.

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La encrucijada de las empresas energéticas (II)

Los reconocidos expertos empeñados a supervisar la disminución gradual del uso de combustible fósil dicen que el mundo tiene un plazo de 9 años para detener las consecuencias negativas que están siendo causadas por los cambios climatológicos en nuestro planeta.

En los Estados Unidos el presidente Joe Biden está tomando medidas drásticas para limitar la cantidad de dióxido de carbono emitido en su país, obligando a que vehículos de carga liviana o mediana emitan 0 % de emisiones sulfúricas y que los vehículos de carga pesada sean sometidos a mejoramientos anuales de sus emisiones.

Al mismo tiempo ha declarado que no permitirá que países como China permitan que sus grandes extensiones de territorios remotos se conviertan en basureros de desechos fósiles para otras naciones.

El plan Biden contempla la inversión de $400 millardos ($400 billions) en innovaciones para la producción de “energías limpias”, determinadas por resultados obtenidos de una agencia de investigación especializada llamada ARPA-C enfocada en impulsar tecnologías climatológicas.

Para compensar las pérdidas y desempleo que seguramente generarán las compañías de gas y petróleo tradicionales, Biden ofrece importantes descuentos fiscales y promueve la utilización de la mano de obra existente destinada al desempleo para los nuevos proyectos.

Las petroleras han mostrado cierta preocupación, pero se han declarado dispuestas a seguir los lineamientos del jefe de Estado si él cumple con la promesa de recompensar su esfuerzo con importantes incentivos.

En Europa estos incentivos han sido aceptados por las grandes empresas energéticas, como la British Petroleum (BP). Esta promete que para el año 2030 aportará energía renovable no inferior a 50 de los 90 gigavatios (gigawatts – GW) total de su actual producción.

Cuando se toma en cuenta que en este momento BP produce solamente 2.5 GW de energía renovable, es comprensible que se trata de un cambio traumático que además costará por lo menos $60 millardos. De estos, varias decenas de millardos tendrán que ser inyectados en los próximos diez años.

En escala menor, pero igualmente importante, es el compromiso hecho por la empresa italiana Ente Nazionale Idrocarburi (ENI) y la española IBERDROLA, que siguen los pasos de BP con la meta de alcanzar los 40 GW de capacidad eléctrica renovable para el 2030.

Pero mientras BP, que tiene una deuda de $ 41  millardos, sigue su plan sin inmutarse a pesar de la baja del valor de sus acciones y la queja de centenares de inversionistas, la expansión de IBERDROLA cuenta con un gran apoyo para que su total de capital invertido prácticamente alcance a BP en la suma de $ 80 millardos.

La empresa británica Stonehaven considera que las metas de estas tres empresas son factibles gracias en gran parte al desarrollo de los que se están identificando como granjas de viento (wind farms) o grandes extensiones de molinos de viento.

No es por nada que la empresa danesa ORSTED, quizás la fabricante más grande del mundo de molinos eólicos, ha crecido un 135 por ciento en los últimos dos años.

Muchas más empresas energéticas internacionales están esperando las proyecciones de las empresas de paneles solares, tales como SOLAR CITY del fabricante de los carros eléctricos TESLA, de Elon Musk, para definir sus estrategias y decidir cuánto invertir en el desarrollo de conjuntos dedicados a la explotación de fuentes de energía renovable que parecen estar conquistando el mundo industrial.

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Contrato colectivo petrolero 2021

@froilanbarriosf

Cuando los trabajadores de este país mencionan su aspiración a un contrato colectivo digno, directamente se refieren a una quimera, cuyo significado es un sueño o ilusión producto de la imaginación, y que se anhela o se persigue pese a ser muy improbable que se realice. Si es en el sector público es prácticamente una palabra prohibida, al punto de que si lo aprueba el patrono Estado lo desmantelan, lo caricaturizan o lo congelan indefinidamente, como lo hicieron con los trabajadores de SIDOR y de Guayana en general.

Entre tanto, en el sector privado, cuando acuerdan convenios colectivos con sus trabajadores y sus sindicatos, deben hacerlo clandestinamente mediante notarías, ya que el Ministerio del Trabajo no homologa convenios colectivos que representen, según su criterio, excesivos beneficios para los trabajadores y por tanto “mal ejemplo para los del sector público”.

El contrato colectivo petrolero (CCP) se convirtió en una caja negra para los trabajadores petroleros. Ciertamente las paradojas del destino deparan que el gobierno del que se autoproclama como “presidente obrero” hiciera del CCP una caja de Pandora. Allí no se conocen previamente los alcances de los beneficios que integran el convenio colectivo de mayor importancia y trayectoria del movimiento de los trabajadores venezolanos.

En realidad, los 6 últimos contratos colectivos petroleros resultaron de madrugonazos concebidos entre gallos y medianoche por la gerencia de PDVSA. Y por sindicalistas que aceptan incondicionalmente lo que les ofrece el patrono PDVSA y el régimen.

Puedo afirmar que el último CCP que contempló la participación democrática de los trabajadores se firmó en el año 2000, bajo la gestión del general Guaicaipuro Lameda como presidente de PDVSA. Para evitar la huelga, Lameda reconoció las exigencias de los trabajadores, sus federaciones FEDEPETROL, FETRAHIDROCARBUROS y sindicatos afiliados. Recordemos que el salario de un trabajador petrolero para esa fecha promediaba los 400 $ mensuales; hoy oscila entre 3 y 6 $ mensuales.

La caricatura del CCP firmado el viernes 19/02/2021 no ha sido la excepción de los anteriores firmados durante el siglo XXI, al ser un secreto bien guardado en las diferentes zonas petroleras del país. Por ello los trabajadores de los estados Monagas, Anzoátegui, de la faja petrolífera en el estado Bolívar, de la ciudad capital, de las refinerías del estado Falcón, Carabobo y del estado Zulia desconocen el acuerdo que tras bastidores se ha presentado. 

El CCP en dos décadas degeneró en una ironía ante la abandonada tradición histórica de difundirlo en remitidos pagados en la prensa nacional y regional; y elaborado y aprobado mediante asambleas multitudinarias organizadas por las federaciones y sindicatos petroleros. Ahora, en tiempos de “revolución”, se trastocó en un misterio. Su desenlace se conoce solo cuando los firmantes usurpadores de la democracia sindical ya lo han aprobado. Siendo el resultado el empobrecimiento agresivo del trabajador petrolero, quien ha visto degradar in extremis la condición de su familia y su trabajo.

El desaliñado convenio señala la intención de “proteger el ingreso integral del trabajador, el monto del salario básico, cuyas bonificaciones se harán teniendo como referencia el valor del petro”. Dicha afirmación confirma su objetivo, que es la pulverización del salario, sustituido por bonos sin ninguna incidencia en la remuneración y prestaciones sociales. Para muestra, el aumento general salarial pasa de 1.200.000 bolívares a 5.500.000 bolívares mensuales; ello significa alrededor de 4 dólares mensuales al cambio actual. Adicionalmente indica bonos de transporte y de alimentación de 52 y 82 millones, que la hiperinflación vaporizará en cuestión de días.

Presentado como una gran concesión del ahora llamado “primer obrero de la patria Nicolás Maduro”, no es más que el entierro definitivo del contrato colectivo. Ese que, en el siglo XX, produjo el nacimiento del movimiento obrero en Venezuela.

Ello, en un contexto donde son perseguidos y exiliados los sindicalistas de la federación petrolera, hoy secuestrada por el régimen dictatorial. Nada más parecido a la persecución de la dictadura de Juan Vicente Gómez y las trasnacionales petroleras contra el naciente movimiento obrero petrolero en Venezuela.

*Movimiento Laborista.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Encuentros productivos con las comunidades

@RobertoPatino

Desde que estamos en la calle con Alimenta la Solidaridad y Caracas Mi Convive, las primeras semanas de todos los años dedicamos los primeros encuentros con nuestros líderes y vecinos para evaluar nuestro trabajo, escuchar a la gente y planificar las acciones para los próximos meses.

Este 2021 no fue distinto. En estas semanas estuvimos presentes en 27 encuentros en comunidades de Caracas con los líderes locales, vecinos y madres de los comedores, para planificar el trabajo en las áreas que los propios vecinos han identificado como prioritarias; estas abarcan un amplio espectro que va desde la autogestión de recursos, la nutrición, el trabajo con niños y jóvenes, educación para adultos, recuperación de espacios deportivos, la promoción de actividades culturales y la defensa a las víctimas de la violencia.

Encuentros productivos con las comunidades, por Roberto Patiño
Encuentro con la comunidad de Coco Frío. Foto @robertopatino

Nuestro equipo y las comunidades analizamos las propuestas levantadas por los vecinos y desarrollamos juntos la agenda para los próximos meses; un cronograma de trabajo que tiene como base la capacidad de nuestros líderes para sacar adelante estas iniciativas, construyendo redes que garanticen la continuidad de los proyectos.

Tras revisar las propuestas para este 2021 pudimos confirmar que, aunque el trabajo en los comedores de Alimenta la Solidaridad sigue siendo uno de los programas más importantes para los vecinos. Su  interés se enfoca a que estos espacios sigan evolucionando hasta poder ser autosustentables, integrados dentro de una red de trabajo más amplia y profunda con la comunidad y con la sociedad civil, a fin de que su objetivo trascienda el apoyo a la nutrición, para convertirse en lugares para la formación y viveros para el ejercicio de liderazgos democráticos.

El entorno de los comedores de Alimenta la Solidaridad, que les pertenecen a las comunidades, va a consolidarse como lugar de encuentro, de manera que se abren espacios para el ejercicio democrático y plataforma para apoyar las iniciativas populares para la mejora en la calidad de vida de los ciudadanos.

Resalta de estas jornadas que definen las propuestas para este 2021, el interés que hay en dar continuidad a los programas de formación a jóvenes en oficios alternativos, proyectos muy apreciados por los vecinos, a fin de dar opciones a las nuevas generaciones que quieren ejercer sus vocaciones con libertad, apuntalando sus valores como ciudadanos independientes en el futuro.

Estas propuestas nos confirman que los sectores populares han dejado de ser, desde hace mucho tiempo, actores pasivos ante la dura realidad que vive el país.

Hay un interés muy bien definido en nuestros líderes y vecinos; una aspiración que puede reconocerse cuando se está junto a ellos trabajando, un deseo de cambiar su entorno, mejorar su calidad de vida a través del despliegue de sus propias capacidades organizativas y productivas, de manera autónoma y, al mismo tiempo, coordinada en redes.

Esta es su mayor fortaleza y representa un gran reto para quienes, desde esta nueva “sociedad civil” en reconstrucción, estamos empeñados en el esfuerzo de lograr un país comprometido con los valores de la solidaridad, el trabajo y la democracia. Toda una agenda de trabajo llena de compromisos y retos para este 2021.

Haremos todo lo posible para estar a la altura frente a este desafío.

* Director de Alimenta la Solidaridad y Caracas Mi Convive

robertopatino.com

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