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Opinión

Orlando Viera-Blanco Mar 30, 2021 | Actualizado hace 4 semanas
La paz es tarea de todos
Somos embajadores de la esperanza, de la libertad, de los DDHH; pero, fundamentalmente, también somos embajadores del gentilicio y la dignidad de nuestro pueblo

 

@ovierablanco

La actividad diplomática desarrollada por nuestros embajadores designados en Europa es muy importante y trascendental con miras al reforzamiento de nuestras alianzas, defensa de los DD. HH. y búsqueda a soluciones pacíficas a nuestra crisis.

Foros como la Unión Europea, el Parlamento Europeo, Parlamentos Nacionales; CPI (Corte Penal Internacional); cancillerías, Naciones Unidas; Misiones Independientes de DD. HH., Salud y Alimentos de NNUU; Altos Comisionados de DD. HH. y de Refugiados (ACNUDH y ACNUR); Consejo de DD. HH.; cuerpos diplomáticos acreditados y ONG pro-defensa de los DD. HH., nuestra soberanía e identidad, son algunos de los espacios en los cuales nuestros representantes diplomáticos gestionan infatigablemente.

Desde la Península a la antigua Grecia y Australia

La labor de nuestro embajador designado en España, Antonio Ecarri, es estelar. Lidiar con más de 400.000 venezolanos en la península pasa por manejar asuntos de permanencia, estabilidad migratoria, asilo, certificaciones, validación de licencias, derecho de identidad (extensión de vigencia de pasaportes), más ir de puntillas en lo político y diplomático. Ecarri, un político carabobeño experimentado y de vieja escuela adeca, ha sabido equilibrar fuerzas y alianzas en un continente que no exhibe posiciones unánimes con nuestra causa restauradora.

Representantes como Mary Aponte en Bélgica, Carmen Aldinguide en Andorra, Isaac Salama en Países Bajos e Isadora Zubillaga en Francia, han librado importantes desafíos en el terreno de la justicia penal internacional, realizando un trabajo muy profesional con comisiones en materia de DD. HH., refugiados, rescate institucional y ayuda humanitaria. En ellos ha recaído el peso compartido con el cuerpo diplomático europeo, atendiendo a la diáspora más el Parlamento Europeo, la CPI o la UE.

Que el presidente de Francia, Emmanuel Macron reciba a Juan Guaidó y predique por nuestra libertad y la paz de Venezuela, viene acompañado de una intensa labor diplomática. 

Nuestra representante Estefanía Meléndez en Bulgaria y otras naciones concurrentes, Enrique Alvarado en Hungría y Mario Massone en Rumanía, también han ejecutado una representación muy digna y notoria en materia de inteligencia, acercamiento cultural, actividades con nuestra diáspora, defensa de DD. HH., divulgación y alertas (información verificable) sobre la realidad humanitaria, migratoria y geopolítica en Venezuela. En esa línea destacamos la actuación diplomática de William Dávila en Austria y otros países concurrentes; Felipe Sotbi en Malta y Eduardo Massieu en Grecia, quienes, de manera honesta, sustentable y seria, mantienen una representación cercana con las autoridades de gobierno de esas naciones.

Otto Gebauer en Alemania, Enrique Terhorst, en Dinamarca y José Cots en Portugal han cumplido una extraordinaria agenda diplomática en los países in officium. La primera ministra de Alemania, Ángela Merkel, ha reconocido la lucha del presidente Juan Guaidó por el rescate de la democracia en Venezuela. Alemania apuesta al retorno de nuestra gente y sabe lo que significa una migración incontenible. Portugal y Dinamarca exhiben en Europa una narrativa solidaria con la paz y la justicia internacional, que pasa por poner fin a la crisis política, social y humanitaria en Venezuela al menor costo humano y político. Terhorst, Gebauer y Cost se hacen eco.

Otro ejemplo de apoyo internacional fue el recibido recientemente por el parlamento y PM de Suecia, donde gestiona nuestro representante León Poblete. Por su parte, el representante diplomático en Marruecos, José Ignacio “Chato” Guedez, ha acercado eficientemente el resto del continente africano a nuestra causa. Alejandro Martínez como representante en Australia y Angelina Jaffe designada ante Luxemburgo, igualmente han aportado sus esfuerzos en áreas de justicia penal internacional y organización del trabajo.

Desde la península pasando por la antigua Grecia hasta el continente austral, Venezuela cuenta con una voz democrática, humanitaria y libertaria. Que mantiene viva la lucha por el regreso a la normalidad de un país muy sufrido y devastado, que concede una sonrisa, buena cara y un abrazo aun ante la adversidad. A fin de cuenta, “la paz comienza con una sonrisa” decía la Madre Teresa de Calcuta. 

No imploramos reconocimiento. Solo paz, respeto y libertad

Los embajadores designados por la AN y por el presidente Juan Guaidó hemos cumplido una misión diplomática más allá de lo convencional. Somos embajadores de la esperanza, de la libertad, de los DD. HH., pero fundamental, somos embajadores del gentilicio y la dignidad de nuestro pueblo.

El mundo debe reconocernos como una nación pacífica, cuya última confrontación civil fue la II Batalla de La Victoria de Matos y Mendoza contra Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez en 1903. Un siglo de paz después, el país fue asaltado por un rey de bastos que no representa nuestra esencia cultural. Esto le decimos a América, Europa y al resto del mundo. Los embajadores designados por el presidente interino Juan Guaidó somos constructores de puentes, no de muros; de paz, no de guerras. Ayúdennos en consecuencia, a hacer la paz en nuestro pueblo, acabando con las injusticias, la opresión y los desequilibrios de nuestra tierra.

Juan Pablo II sentenció que la paz es un don de Dios y, al mismo tiempo, una tarea de todos; a lo que Juan Luis Vives agregó: “la primera condición para la paz es la voluntad para lograrla”. Obremos voluntariamente…

* Embajador de Venezuela en Canadá

Embajadores por la libertad

Embajadores por la libertad

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

La encrucijada de las empresas energéticas (V) | India y China

Granja solar Panda de 100 hectáreas en Datong, China. Foto en Revista Energía.

INDIA

Junto con China y Estados Unidos, la India está siendo presionada porque es uno de los tres países que más contaminan el planeta emitiendo dióxido de carbono -aproximadamente una tercera parte de los gases nocivos en la atmósfera. Por ello tiene que tomar serias medidas para corregir sistemáticamente esta grave falla que afecta al medio ambiente.

La India, segundo gigante de Asia con 1.4 millones de habitantes, depende casi exclusivamente de la importación del petróleo para su supervivencia y su economía. Por lo menos hasta que logre desarrollar suficientes energías renovables tales como la solar, la eólica, la hidroeléctrica y la biológica.

La producción de productos derivados de su propio gas (LNG) y petróleo alcanza solamente el 13 por ciento del total de los 270 millones de toneladas que necesita anualmente, lo que la ha convertido en el segundo más grande importador petrolero del mundo.

Según las cifras más recientes, la India gasta más de 70 millardos de dólares para la compra de combustible al año y se calcula que su demanda crecerá un 15 por ciento cuando el mundo se recupere de la pandemia de la covid en los próximos 18 a 24 meses.

Por lo tanto, gran parte de su capacidad industrial dependerá de los precios del petróleo importado que logrará negociar, así como de sus avances en el campo de las energías descarbonizadas a medida que crezcan paulatinamente.

La encrucijada de las empresas energéticas (V) | India y China, por Tony Bianchi
Instalación de paneles solares en el sur de la India

La India no tiene dudas en cuanto a la necesidad de volcarse a la producción de energías alternas. El ministro de Energía, R. K. Singh, tiene la seguridad de que el país alcanzará la producción de 100 gigawatts (GW) en el 2022, beneficiándose de la gran exposición solar con la que cuenta el centro y sur del país, así como las fuertes corrientes de viento que circulan en la gran extensión montañosa del Himalaya, en el noroeste. Combinadas, estas representan formidables fuentes de energía libre de emisiones de carbono.

CHINA

El futuro económico de China depende de mantener el formidable ritmo de su crecimiento industrial que ya domina gran parte del comercio mundial, meta lograble solamente si el país sigue contando no solo con las importaciones de petróleo y demás fuentes energéticas, sino también con sus propias producciones.

La compra de más de 11 millones de barriles de petróleo diarios a países del Medio Oriente ya no es suficiente para garantizar su crecimiento industrial. Por ello, además de las consideraciones ambientales, el gobierno de Beijín está emprendiendo una carrera para desarrollar fuentes de energía alternas. Ya se fijó metas como la producción del 16 por ciento de energía renovable para el año 2030, y un increíble 86 por ciento para el año 2050.

Ese logro no está fuera de su alcance si se toma en consideración el hecho de que China ya cuenta con la más grande capacidad para el desarrollo de las energías solar, eólica e hidroeléctrica en el mundo. Esto es posible gracias a su extenso y variado territorio que abarca regiones soleadas al sur, como Guangzhou, Macao, Foz O y la isla de Hainan; regiones montañosas y de fuerte vientos como el Tíbet en el oeste y Manchuria en el noreste; y zonas hidroeléctricas como se prestan en los lagos de las mesetas del Tíbet y de Poyan U en el centro del país.

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La dictadura y las FARC le declararon la guerra a los venezolanos

Imágenes sup.: izq. familia del estado Apure, cuyos 5 miembros fueron asesinados por presuntos efectivos de las Faes; centro: FANB en la zona; der. comunidad 5 de Julio, de Apure; inferior: venezolanos desplazados en un refugio de Arauquita, Colombia.

@BrianFincheltub

Venezuela tuvo una vez una Fuerza Armada Nacional cuya principal misión fue la defensa de la soberanía. Cuando hablamos de soberanía nos referimos esencialmente al resguardo de nuestras fronteras marítimas y terrestres, con el objetivo de neutralizar cualquier tipo de intrusión al territorio nacional por parte de factores externos que pudiesen amenazar nuestros recursos naturales y/o vulnerar nuestra sagrada integridad territorial.

Aunque el chavismo manoseó el término soberanía como ningún otro gobierno en nuestra historia republicana, la realidad muestra que hoy Venezuela dista mucho de encajar en la definición clásica de lo que significa ser un país soberano. Nunca antes en nuestra historia fuimos tan dependientes, nunca antes nuestras fronteras estuvieron tan vulneradas, nunca antes el pillaje de nuestros recursos naturales, patrimonio de todos los venezolanos, fue tan descarado. Ni hablar de la integridad territorial.

Fragmentaron el territorio venezolano para entregárselo a mafias criminales y al narcotráfico, con la absoluta complicidad de la cúpula política y militar.

Nuestros enemigos históricos hoy son los aliados de la dictadura. Grupos criminales, terroristas de toda índole y calaña hacen vida en toda Venezuela, repartiéndose el territorio venezolano y los recursos con los que la naturaleza bendijo nuestro suelo como si se tratase de un botín de guerra.

En el medio, millones de venezolanos, especies de rehenes de un conflicto que nunca buscaron y en el que fueron metidos por un régimen entreguista y criminal capaz de todo para sobrevivir. Lo hemos visto esta semana, arrasan a una población entera del estado Apure para que su facción aliada de las FARC opere sin inconvenientes y siga llenando de terror a Colombia.

Desde la óptica del derecho internacional, este ataque contra población civil, que incluye niños y mujeres embarazadas, califica como un crimen de guerra. Un crimen que debería engrosar el expediente del régimen madurista ante la justicia internacional. Desde el punto de vista interno, el abominable hecho de aliarse con los enemigos históricos de nuestro país para atacar nacionales, es un acto de alta traición que deshonra aun más la institución militar venezolana. Esa institución dirigida por quienes, mientras se montaban en una tarima a lanzar cuatro arengas con el “imperialismo”, dejaban nuestras fronteras, por acción u omisión, a la merced de las FARC, el ELN, el Hizbulá y hasta el cártel de Sinaloa.

La comunidad internacional debe voltear su mirada hacia Venezuela, la protección de los miles de desplazados que han huido a territorio colombiano es urgente. Para muchos de ellos no hay posibilidad de regresar, de sus hogares no quedan más que cenizas, el recuerdo de los bombardeos sigue como llama viva en sus memorias, memorias de una guerra que les declaró su propio país. El país que secuestró hace más de dos décadas el chavismo.

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Laureano Márquez P. Mar 30, 2021 | Actualizado hace 1 mes
Las siete palabras

@laureanomar

«Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen»… no lo saben, no alcanzan a imaginar las dimensiones y alcance de su daño y eso es ignorancia; que nunca el odio nos guíe, ni la venganza.

«Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso»… el paraíso del ciudadano es la libertad, la justicia y la democracia. Sé, Padre, que veremos ese paraíso, construido con cada acción de esperanza que brota de nuestros corazones y con la bondadosa inteligencia de nuestra juventud.

«Mujer, ahí tienes a tu hijo»…  transitando caminos, rumbo a tierras lejanas, crucificado cada día por nuevas calamidades. Siéntete orgullosa, madre, de este hijo, porque de las ideas que tú sembraste en él, del amor en que lo formaste, de la libertad con que se alimentó en tu vientre, habrá de nacer la nueva Venezuela.

«Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»… Señor: a veces me invade la angustia de que esta pesadilla no tiene final, de que el malvado se sale con la suya, pero recibimos de ti maravillosos dones, entiendo que no nos has abandonado nunca. El trabajo tuyo ya fue hecho -y maravillosamente bien-: ayúdame a ser tu aliado para amasarme a mí mismo como un hombre nuevo, creador también, a Tu imagen, de la patria que sueño.

«Tengo sed»… y tanta, Padre. Tengo sed de democracia y libertad. Tengo sed de inteligencia, trabajo y honestidad como valores. Tengo sed de vida, de seguridad, de justicia social. Tengo sed de esperanza y de futuro.

«Todo está consumado»… la maldad en nuestra tierra se consumó más allá de los límites que podíamos imaginar, nos han pretendido destruir moralmente, pero sé que las reservas de bondad e inteligencia son nuestra verdadera riqueza. Hemos descendido a los infiernos, pero estoy convencido de que resucitaremos.

«Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu»… cada día en Venezuela, Padre, es una apuesta a la vida. Encomiendo en tus manos mi espíritu, para que sea de libertad y justicia, para que aprenda bien esta dura lección y pueda transitar por llanos bondadosos, sumergirme en cálidas playas de transparencia, contemplar altas cumbres de abundancia y cruzar generosos ríos de justicia y libertad, para llegar -por fin- a la tierra prometida.

El silencio de Dios

El silencio de Dios

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Julio Castillo Sagarzazu Mar 30, 2021 | Actualizado hace 4 semanas
Un poquito de futuro ¡por favor!

@juliocasagar

Estamos enfermos de presente y es natural. Lo está el mundo, asombrado con los efectos de la pandemia. Y lo estamos mucho más los venezolanos que no solo debemos enfrentar, a pecho descubierto, al coronavirus, sino que tenemos que vivir en la pesadilla que los jenízaros que nos gobiernan han creado de manera cruel, consciente y premeditada.

Hace horas no más nos despertábamos escuchando decir, con el mayor desparpajo, que se rompía el acuerdo que había sido suscrito entre los técnicos del Ministerio de Salud y los comisionados de Guaidó para traer las vacunas a Venezuela. Lo hacían con el argumento palurdo de que la AstraZeneca no iba a entrar a Venezuela. A la par, nos han dicho que sí entrará la cubana para que experimenten con los venezolanos y que comprarán la rusa con un sobreprecio del 150 %. Mientras esa declaración se hacía, nuestros médicos, que aún no han sido vacunados, seguían cayendo en su campo de batalla.

La verdad, debemos decirlo, hay demasiado presente, demasiado presente cruel y horroroso para pensar en el futuro. Y lo entendemos. Pero es justamente en este punto que debemos preguntarnos: ¿todo esto es casual? ¿Toda esta conducta del régimen es el resultado de un comportamiento sádico o disparatado? ¡Definitivamente no!

La siembra de la desesperanza ha sido siempre la mejor táctica para ganar una guerra o cualquier confrontación.

Sembrar la idea de que no podemos derrotarlos; hacer crecer la idea de que “son capaces de todo”, y de cualquier crueldad, es en realidad su mejor arma junto con la división de los adversarios. Eso, y no otra cosa, es lo que les mantiene en el poder de Miraflores.

El silencio de Dios

El silencio de Dios

Si estamos de acuerdo en que sus dos armas son esas, deberíamos estarlo también en que esas son las armas que hay que neutralizar. ¿Es posible? La respuesta es, ¡sí!

Para fundamentar esta respuesta con datos objetivos, y no con puro feeling y con conjeturas, remitámonos a todas las encuestas y a los estudios de opinión. Repasemos en las redes y medios digitales las reseñas diarias de los pequeños y grandes conflictos y protestas que COTIDIANAMENTE (mayúsculas a propósito) se desarrollan en el país.

Si hacemos esto, nos convenceremos de dos cosas:

a) Maduro no crece en apoyo popular. Es muy posible que su 15 % de aceptación sea ya su lecho de rocas y

b) la gente no se ha cansado de luchar y protestar.

Resulta obvio entonces que hay un margen inmenso de posibilidades para lograr un cambio en el país, a condición, como decimos arriba, que las fuerzas democráticas actúen en unión y que ofrezcamos un país distinto y un futuro posible.

Sobre lo primero se han vertido ríos de tinta y hay que seguir haciéndolo. Hay que presionar a nuestro liderazgo para que haya grandeza en la acción y menos peleas por botellas vacías y pequeñeces.

En esta prédica hay que perseverar y presionar. Pero esta nota no va de eso, que ya bastante lo hemos tratado. Esta nota pretende hablar de lo otro, del marketing sobre el futuro que debemos hacer, no solo como terapia social para salir del charco de la cotidianeidad espantosa, sino para usarla como un mecanismo moralizador y sembrador de esperanzas.

En Venezuela la apuesta por el futuro tiene una dimensión particular. ¿Cuál? Pues la de rebuscar en nuestro pasado las estupendas realidades que una vez tuvimos. No es esta una búsqueda nostálgica, no es un ejercicio de saudade, como se dice en portugués, o de guayabo como se dice en nuestro latín vulgar.

¡No! se trata justamente de afincarse en una parte de aquella realidad, tomar impulso y saltar hacia el futuro.

¿Cuál es esa parte? En realidad es extensa, pero limitémonos a señalar que una vez fuimos el país con mayor crecimiento económico del planeta y un ejemplo de democracia y de construcción de consensos reflejados, entre otras cosas, en el Pacto de Puntofijo y la Constitución de 1961. De esas realidades, nació una particular idiosincrasia nacional: la de ser el más igualitario país de la América Latina.

No busquemos cifras. Trasladémonos a una panadería en la mañana (si estaba en una zona cercana a una construcción, aun mejor). Allí veíamos congregados a los viandantes normales con los dueños del desarrollo, los obreros, los ingenieros y los curiosos, volviendo loco al portugués pidiendo la gama más extraordinaria de tipos de café que ha existido en la historia de la gastronomía mundial: un tetero, un blanquito, un con leche tibio, uno bien caliente, un cerrero.. Terminaba aquel barista martirizado con una solución mágica y democrática. “marroncito para todo el mundo”.

Allí no se escuchaba la palabra “su merced”, ni había inclinaciones de cabeza para hablar. Había que ser muy entrado en años para que te trataran de usted. Ese crisol, ese melting pot criollo fue nuestra ventaja competitiva y comparativa por muchos años.

Cometimos muchos errores. La elite política se separó de la gente. La corrupción (comparada con la de hoy, robo de gallinas) sentó sus reales y se sirvió la mesa para que un charlatán, vendedor de baratijas, aprovechando la siembra de la antipolítica y la frivolidad frente a ella, viniera retrotraernos a la edad media en calidad de vida.

De manera que parte de nuestro futuro es regresar a lo bueno que perdimos, pero también a superar lo malo.

Un nuevo régimen no solo debe recuperar la democracia formal. Debe resolver el tema del tamaño del Estado; confiar de nuevo en la iniciativa privada y no solo devolver lo expropiado, sino privatizar lo que no debe estar en manos del Estado, que solo debe quedar para regular los excesos. Esa es la clave de la mayoría de los países desarrollados. Todos tienen leyes draconianas contra los monopolios, la cartelización y  las prácticas que impiden la libre competencia. Debemos construir una salud y una educación públicas robustas, que son insustituibles. La pandemia ha demostrado que son más necesarias que nunca.

Pero, sobre todo, necesitamos un liderazgo que nos devuelva a aquella maravillosa panadería de los “marroncitos para todo el mundo”. Y para eso hay que ir practicando y ensayando como hacen los deportistas y los artistas antes de las competencias y los eventos: hay que derrotar la polarización y la división. Hay que pensar en el equipo y la orquesta y no en los averages individuales y el virtuosismo personal.

Hay que resembrar la esperanza del cambio. Como nos lo recuerda Julio Cortázar, “la esperanza le pertenece a la vida, es la misma vida defendiéndose”.

¡Vamos a entrarle al futuro!

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Políticos y petroleros: acercamientos

Tradicionalmente han existido desencuentros, por decir lo menos, entre los actores políticos y los trabajadores petroleros. Por malentendidos, a veces se han comportado como agua y aceite. Por alguna razón ha faltado el emulsificante que permita una solución homogénea que favorezca la relación entre ellos y beneficie al país. Obviamente el emulsificante requerido es la buena voluntad de las partes, que deben entender y respetar el radio de acción de cada una.

El mundo político venezolano está entendiendo que, desde antes de la estatización de los hidrocarburos, ya distinguidos petroleros venezolanos manejaban las operaciones y que, posteriormente, la condujeron con espíritu nacionalista. Además, con el desastre de la administración roja-rojita se hizo evidente que los hidrocarburos no brotan solos, ni la refinación es tan sencilla como destilar alcohol de caña de azúcar. Asimismo, que el comercio y suministro es complejo y que los controles son imprescindibles para evitar la corrupción.

Por su parte, los técnicos petroleros deben aceptar que las políticas del sector las deciden los políticos con el debido asesoramiento. También, que los presidentes de Pdvsa los designa el accionista y que no necesariamente deben ser conocedores de las operaciones. Así, hemos tenido buenos presidentes como Rafael Alfonzo Ravard, Andrés Sosa Pietri, Gustavo Roosen y Guaicaipuro Lameda, con buenas credenciales gerenciales, que se asesoraron con los técnicos para la toma de decisiones. Los petroleros deben entender que no importa la mayor o menor cercanía de los presidentes y directores de Pdvsa con el presidente de la república, sino sus méritos profesionales y ciudadanos.

La excepción se presentó cuando el presidente Hugo Chávez se propuso “tomar esa colina”, para lo cual designó a presidentes y directores sin méritos para el cargo. El presidente interino Juan Guaidó designó inicialmente a Luis Pacheco y después a Horacio Medina al frente de Pdvsa ad hoc, y en Citgo a Carlos Jordá, tres profesionales con méritos inobjetables. 

Para un entendimiento entre políticos y petroleros, ambas partes deben respetar sus respectivas atribuciones. Además, los petroleros tienen que aceptar que no todos los nombramientos deben provenir de sus filas. A su vez, los políticos deben percatarse de que es imprescindible que las designaciones inspiren respeto entre los técnicos, por lo cual el mérito debe ser el factor principal a considerar. Afortunadamente, los recientes intercambios entre la Comisión de Energía y Petróleo de la Asamblea Nacional legítima, electa en el 2015, y destacados expertos petroleros, nos permiten ser optimistas.

En reciente foro, los diputados Elías Matta, presidente de la citada Comisión, y Luis Stefanelli, coincidieron en los puntos más importantes con Horacio Medina y Francisco Monaldi, conocedores a profundidad de la industria de los hidrocarburos. Cabe destacar los siguientes puntos:

Futuro

1. En un plazo más o menos cercano se impondrán las energías no contaminantes, pero el petróleo seguirá siendo importante por varios años.

2. Este recurso es el que tenemos disponible a corto plazo para la recuperación del país.

3. Hay que superar la mentalidad rentista y entender que el Estado no tendrá recursos para subsidios indiscriminados, ni para mantener empresas públicas.

4. El gas no tiene la importancia del petróleo, pero es necesario intensificar su desarrollo.

Lo barato sale caro

Lo barato sale caro

Disponibilidad de recursos

1. El próximo gobierno no dispondrá de los recursos financieros para recuperar la deteriorada industria petrolera, ya que los mismos serán destinados a salud, educación, electricidad, agua potable e infraestructura en general.

2. Esos recursos tampoco estarán disponibles en los organismos internacionales, los cuales sí aportarán para la recuperación de otros sectores.

3. La única opción es la inversión del sector privado nacional e internacional.

4. La deuda externa del país ronda los 140.000 millones de dólares. Además, tenemos pendientes muchas demandas por las expropiaciones arbitrarias de Chávez-Maduro, por lo que habrá que llegar a acuerdos con los acreedores.

Requisitos

1. Es imprescindible un nuevo marco legal para permitir y dar confianza a la inversión privada, para lo cual se trabaja en una nueva Ley de Hidrocarburos.

2. Es necesario flexibilizar el marco impositivo y considerar la tasa aplicable a cada proyecto.

3. Se requiere un nuevo ente planificador, administrador y regulador de los hidrocarburos. 

Pdvsa

1. No podrá ser la de antes. Tendrá que ser redimensionada y, al menos por un tiempo, seguirá operando. Después podría o no desaparecer. Algunos piensan que es conveniente mantener una petrolera estatal. Otros creen que no lo es.

2. Hay que contar con el personal operativo calificado que actualmente labora en Pdvsa, pero en algunas áreas hay escasez de técnicos y de obreros especializados.

3. El personal de la empresa está desmotivado por sueldos y salarios que no cubren las necesidades básicas, por lo precario de la asistencia médica y de la seguridad industrial.

4. Hay que respetar los derechos laborales de los trabajadores y hacer justica con los despedidos ilegales.

5. Llegar a acuerdos con los sindicatos y

6. revisar los convenios internacionales.

Quien esto escribe, que no es petrolero sino devenido por las circunstancias en divulgador de esta actividad, considera que desde ya hay que pensar en qué hacer con la investigación, con la enseñanza y con la responsabilidad social, llevadas a cabo en el pasado con éxito por el Intevep, Cied y Palmaven.

Una posible vía podría ser apoyarse básicamente en las universidades y lograr financiamiento mediante un pote administrado por el ente regulador propuesto, al que aporten las petroleras de acuerdo con sus proyectos. El tiempo apremia, ya que somos optimistas de que el régimen terminará de derrumbarse antes de lo que algunos piensan.

Como (había) en botica

El régimen protegió a la guerrilla colombiana y, al parecer, ahora se parcializa por una de sus facciones. Los perjudicados son los habitantes de varias localidades de Apure y nuestros militares y civiles fallecidos. Los organismos internacionales de derechos humanos deben investigar esa  situación confusa.

Lamentamos el fallecimiento de Nicola Paglione, compañero de Gente del Petróleo y de Unapetrol.

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com

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El cristianismo de Roscio contra la tiranía
Lamentablemente se perdió de la oportunidad de conmemorar debidamente los 200 años de la muerte del principal prócer civil de nuestra República, Roscio, que: “de la naciente libertad, no solo fue defensor, sino maestro y padre”, como escribió Andrés Bello

 

Las luces de un mestizo

Juan Germán Roscio (1763-1821) fue uno de los juristas coloniales más destacados con dos doctorados: en Cánones y Derecho Civil. A los 46 años se convirtió de realista en republicano y encontró en su fe cristiana las convicciones y el coraje espiritual para dedicar el resto de su vida (1809-1821) a luchar contra el despotismo, defender la República y desarrollar sus instituciones. Convencido de que Dios llama a todo ser humano a que se libre del yugo de los déspotas y “se penetre de su dignidad, cultive su razón, perfeccione sus facultades para concurrir a la felicidad de nuestros semejantes…”

Mestizo llanero, nieto de india y de emigrante italiano del Condado de Milán, es un ejemplo de lo que puede el talento y la recta conciencia para vencer las barreras sociales impuestas por la tiranía, la discriminación social y los prejuicios de casta.

Por su honestidad y claridad mental desempeñó un papel central en la proclamación de la Independencia.

En 1812 Monteverde lo envió como “monstruo” cargado de cadenas preso a España junto con otros siete principales. Aprovechó la prisión para estudiar la Biblia y escribir los 51 capítulos de El triunfo de la libertad sobre el despotismo como arma para desmontar las trampas de la legitimación ideológica que convertía a los reyes en semidioses. Confiesa su pecado colonial que manipulaba a Dios y quitaba la dignidad a toda persona humana: “Pequé Señor, contra ti y contra el género humano, mientras yo seguía las banderas del despotismo. Yo agravaba mi pecado cuando, en obsequio de la tiranía, me servía de Vuestra santa palabra, como si ella se hubiese escrito y transmitido a los mortales para cargarlos de cadenas, para remachar y bendecir los hierros de la esclavitud”.

Actúa convencido de que para la Independencia la lucha de las ideas y convicciones religiosas de todo el pueblo eran más importantes que las armas y que el pensamiento de media docena de mentes ilustradas. Ardua tarea, pues el pueblo había mamado y respirado la idea de que ir contra el rey era ir contra Dios

Conversión y República de ciudadanos libres

En la salud personal y en la social no hay nada peor que aferrarse a los falsos diagnósticos y a los remedios errados que nos han llevado a las puertas de la muerte.

Así está hoy Venezuela con la “revolución” y es imprescindible confesar el error y convertirse.

Durante la Segunda República, con la “Guerra a Muerte”, se vivió la ilusión de una república impuesta por las armas, pero Boves les ganó en barbarie y la derrota y el desastre fueron completos. Tras la derrota de 1814 también Bolívar fue un converso: “Terribles días estamos atravesando… Parece que todos los males se han desencadenado sobre nuestros desgraciados pueblos” (Bolívar 6-5-1814).

En 1816 prófugo y débil en armas, frente a las tropas de Morillo, el Libertador ve con claridad la necesidad de convencer a la población y de crear instituciones republicanas. Invita a los civiles Madariaga y Roscio al trabajo político en el Congreso de Angostura: “En vano las armas destruirán a los tiranos, si no establecemos un orden político capaz de reparar los estragos de la revolución. El sistema militar es el de la fuerza y la fuerza no es gobierno” (Carta 26-11-1816).

Cristianismo y libertad

Roscio, una vez fuera de la cárcel española, se traslada a Filadelfia y logra publicar El triunfo de la libertad sobre el despotismo, en 1817. Allí enferma gravemente y hace su testamento afirmando que su fe anima la lucha republicana: “Primeramente declaro y confieso que profeso la religión santa de Jesucristo y como más conforme a ella, profeso y deseo morir bajo el sistema de gobierno republicano y protesto contra el tiránico y despótico gobierno de monarquía absoluta como el de España”. Encarga a su hermano sacerdote que las propiedades que deja “las emplee en continuar la guerra contra los tiranos que pretenden oprimir por más tiempo la América del Sur”.

Enseguida viaja a Angostura donde será un hombre clave en el Congreso, que lo nombra vicepresidente de la recién proclamada Gran Colombia. Es crítico de la postura oficial de la Iglesia en defensa del orden colonial español, pero instruye a Peñalver y Vergara, comisionados en Londres, para que establezcan relación directa (bloqueada por el embajador español) con el papa, le confiesen la fe católica de los republicanos y le propongan las bases para un concordato.

De Angostura Roscio va a Cúcuta, donde fallece en marzo de 1821 cuando iba a presidir el Congreso Constituyente de la Gran Colombia.

En la gravísima situación de Venezuela hace falta una conversión en todas las instancias nacionales y dimensiones, si es que queremos tener vida y futuro.

La revolución chavista fue para muchos una esperanza, pero ante el fracaso evidente no hay peor decisión que aferrarse al error cometido e imponerlo. El régimen venezolano y su modelo no tienen futuro. Es necesario un cambio y llegar a un acuerdo nacional entre los opuestos para que Venezuela nazca de nuevo. Para ningún chavista honesto es sensato ignorar el fracaso y defender con represión, corrupción y control comunicacional, la tiranía y la miseria actual del pueblo al que se prometía liberar.

19 de marzo de 2021

TALITA CUMI

TALITA CUMI

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Víctor Maldonado C. Mar 29, 2021 | Actualizado hace 4 semanas
El silencio de Dios

@vjmc

¿En serio te has ido?

Los tiempos convulsos siempre son un regreso desolador y silencioso. Desandamos el camino y dejamos atrás esa época maravillosa donde creíamos posible deshacer nuestra servidumbre. La ruta hacia el nuevo y eterno comenzar se hace cada día más vergonzosa.

El fracaso es huérfano de explicaciones, pero la farsa esta allí y sigue montada, intentando todavía cobrar el espectáculo en el que caemos una y otra vez.

Ellos también nos gritan que, si somos tan poderosos como decimos, nos liberemos a nosotros mismos. Ellos se burlan. Ellos nos saben clavados en el duro madero de la imposibilidad hecha de miedo, hambre, tristeza y muerte. El aturdimiento es una pesadilla; no es solo este volver a la nada, es que no podemos escapar del laberinto. Tenemos los ojos incapacitados para ver la salida, porque tenemos sangre que nos nubla la mirada.

No somos los primeros. Nuestra historia está hecha de pueblos sometidos y seres decepcionados. Emaús es el regreso a la tristeza. El fin del acto. El desalojo de la sala. Emaús es desandar hacia esa soledad estructural que conjuramos por un breve tiempo. Dios es la euforia bulliciosa de la esperanza, es la esplendorosa algarabía que precedió al conticinio y la oscuridad de la noche. El bochorno del silencio abre las puertas a una verdad que es mucho más dura. Jesús murió. Y con su muerte acabaron estos tres años de parábolas, confrontaciones con el poder estatuido y milagros. Los ciegos, los sordos, los endemoniados ya no tendrán a quién acudir. Los leprosos volverán a sus escondrijos y nadie les devolverá la salud. Con su muerte en la cruz se acabó el delirio y nosotros volvemos a nuestro Emaús. Los que esperábamos la libertad de nuestro pueblo regresamos con las manos vacías y el corazón seco. No somos los primeros en cegarnos a la compañía auspiciosa de Dios al que sin embargo no ven, no sienten “porque ellos tenían los ojos incapacitados para reconocerlo”. (Lc. 24,16)

¡Oh, mi patria, tan bella y perdida! ¡Oh, recuerdo tan querido y fatal! es también nuestra lamentación común a todos los pueblos y a todas las épocas donde pueblos enteros viven fuera de los confines de la libertad.

¿Qué hacemos con estos tres años? ¿Qué hacemos con los últimos veinte? ¿Qué significado le damos al perderlo todo? ¿No supimos lo que hacíamos? En eso consiste la pérdida de la cordura.

Experimentamos la posesión dionisíaca y creímos que la vida iba a transcurrir alrededor de esa orgía de fuego que nos atraía tanto. Hemos decidido ser polillas que aletean infructuosamente alrededor de la luz de los bombillos hasta que caemos desfallecidos en esas noches de lluvia intensa que dejan como única secuela los restos inútiles de un esfuerzo vano.

Perdona Señor nuestro constante extravío.

¡Qué necios y torpes para creer cuanto dijeron los profetas! (Lc. 24,25) No creímos. Entre otras cosas porque estamos cercados por los falsos profetas y las más perturbadoras profecías. Pensamos que era posible esa oferta tan atractiva de vivir la máxima felicidad posible sin esfuerzo productivo. Nos saqueamos las entrañas y dejamos a nuestros hijos sin heredad. Aplaudimos la diáspora y celebramos la fractura de las familias. Celebramos la presencia del “hombre fuerte” al frente. Idolatramos el militarismo subyacente. Apostamos a la salida fácil, al abrazo puñalero y la convivencia en paz con la bestia voraz.

Conócete a ti mismo

Conócete a ti mismo

Sin entender la confabulación ni apreciar que los mundos de la poesía son el empíreo y el delirio, nos creímos un San Francisco colectivo, capaces de domar a la bestia que delineó Rubén Darío. Esa bestia que es y somos, un rudo y torvo animal incapaz de la clemencia y que ha transformado el crimen en necesidad cotidiana. Esa creatura que actúa desde el temor y la maldad, que necesita sangre y vive del robo. Ese lobo que a la vez es y somos, con las fauces de furia, los ojos de mal. Ese animal que hizo fracasar la bondad de San Francisco; el lobo, el terrible lobo cuyo nombre es y ha sido siempre “poder total, ahora y perpetuamente en embestida guerrera contra nosotros que, a la vez, somos la mano temerosa que ofrece paz y la mordida tajante que devora. ¿Quién nos tratará con misericordia? ¿Quién nos perdonará? ¡No habrá invitación al Paraíso mientras no haya la valentía necesaria para reconocer la cruz que todos cargamos en nuestros hombros!

Lo crucificaron nuestros líderes. No fueron otros que los sumos sacerdotes y nuestros jefes los que lo entregaran para que lo condenaran a muerte. (Lc. 24,20). El camino hacia Emaús obliga a replantearlo todo. El alma vacía, pero pesada. El andar es misterioso. El sol parece huir hacia la noche de la que venimos. Vamos de regreso hacia la nada, solo con la compañía del poema de Gervasi. “Atrás el tiempo queda como drama en el hombre: engendrador de vida, engendrador de muerte. El tiempo que levanta y desgasta columnas, y murmura en las olas milenarias del mar… Los pasos en el polvo, el fuego de la sangre, el sudor de la frente, la mano sobre el hombro, el llanto en la memoria, todo queda cerrado por anillos de sombra”. Volvemos a Emaús como si fuéramos inmigrantes que venimos del destello.

“Dicen las mujeres que no lo consiguieron. Dicen que está vivo”. Lo quisieron tirar en ese depósito de cadáveres donde van a parar los ajusticiados del Gólgota. Un cuerpo más entre muchos. Desconocido y sin nombre, solo con las trazas del sufrimiento indecible, como si todo del mundo tuviera que agazaparse para esconder el crimen. Como ha pasado tantas veces. Como seguirá pasando.

El poder desguaza y busca escondrijos. El poder es cobarde.

Y la mirada nuestra que prefiere no ver ni encargarse. La mirada del descarte que prefiere no creer es también una renuncia culposa al poder de la compasión. Preferimos un mundo sin prójimos ni buenos samaritanos. Mejor la burla y el demérito. Mejor decir que son cosas de las mujeres alucinadas e incapaces de afrontar la verdad. Son ellas las que dicen incluso que “habían tenido una visión de ángeles que les dijeron que Él está vivo” (Lc. 24,23). Mejor desmarcar la vida de la muerte y abandonar a la soledad al agonizante. Mejor evitar el ruido moral que llevó a Antígona a desafiar el extravío moral hasta la muerte misma. Mejor seguir de largo. El hijo no ve a la madre. La madre no ve al hijo. Es el descarte de la compasión y la normalización de la muerte como un acto meramente administrativo. Una decisión legal más. Un acto de eutanasia forzada que aborta toda mirada. ¿Qué es la buena muerte? Nadie responde.

Apuremos el paso que se hace tarde y el sol está en nuestras espaldas. Han pasado tres días y toda promesa, toda ilusión se ha venido agotando como una vela que ha alumbrado toda la noche. La oscuridad se impone. Y hace frío. Y tenemos hambre. Frío, hambre, oscuridad y miedo que todavía se percibe en ese monte que se transforma en el último andar, el paisaje fugaz desde donde puedes apreciar la crueldad y la injusticia. La cruz en alto te permite ver. Desde allí aprecias el campo de exterminio, el despropósito de los que van a los pueblos y a los barrios dispuestos a matar.

Puedes ver, compartir, sentir el pánico de esa mirada que luce aturdida mientras va procesando ese momento inminente de la ráfaga donde culminará todo. Puedes apreciar ese negro absoluto en que consiste el alma del asesino. Y la impostura del que decide y luego se lava las manos pretendiendo evadir la responsabilidad. Puedes observar a los impostores seriales, los perpetradores de las medias verdades, los arquitectos de la confusión, los cobardes, los seguidores fanatizados, los que solo son turba, los que se encumbran para someter al resto, los golilleros, y los que hacen un negocio descartando la vida de los demás. Lo ves todo y gritas desesperado que haya perdón para los que no saben lo que hacen.

¿Perdón sin entereza? Dura pregunta para quien ha venido a redimir pero que se somete a los designios divinos. ¿Perdonar al que ordenó y mató con sevicia e inutilidad? ¿Perdón para el delator que usó la mentira para que procediera el exterminio? ¿Perdón para el que encubrió el crimen con falsa justicia? ¿Perdón para el tibio y el errático? ¿Perdón para el que hizo de nuestra agonía un negocio? ¿Y si sabían lo que hacían? ¿Y si actuaron con sevicia? ¿No les toca a ellos el juicio severo que prometió el Señor cuando llegada la hora deba separar las ovejas de las cabras? ¿No reclamará acaso la indiferencia ante el hambre y sed de justicia, y la falta de compasión con el inmigrante, el desnudo, el enfermo y el encarcelado? ¿No reclamará acaso el abandono del otro a la hora de la muerte y la potestad diabólica de pretenderse amos de la historia al abortar una vida en transcurso? ¿No fuiste tú mismo el que dijo que había “fuego eterno preparado para ellos” (Mt. 25,41)?”. ¡Señor, perdona nuestra incapacidad para vivir con tu justicia!

La garganta seca. La sed que nos reduce al ansia constante en la búsqueda de una conformidad con los mínimos. Si tan solo hubiera durado un poco más. Si lo hubiésemos sabido a tiempo no sería tan larga la noche ni tan frío nuestro destino. Sed y ganas de vida. Garganta seca porque nuestros clamores se pierden en este ocaso de la esperanza que no recibe ninguna otra respuesta que este regresar tan amargo.

Camino de Oz

Camino de Oz

La vuelta del tiempo perdido. La necesidad de desentendernos y negar lo hecho para comenzar de nuevo la búsqueda afanosa de esa pequeña luz que se nos niega en esta reclusión cuyos barrotes son la oscuridad, el silencio, la represión y la muerte. Sed de fraternidad. Deseo de claridad. Ganas de futuro. Si tan solo pudiéramos replicar ese resplandor propio de tu mirada rebosante de verdad, vida y paz. Sed de ti y de tus significados. Vida y no muerte.

Paz y no conflicto. Verdad y no esta mentira continuada en la que el mal se aprovecha de la mirada tenue del ocaso en el que nos hemos convertido.

Sed de amaneceres que no concluyan con el abatimiento de la noche que se despliega en nuestros corazones como puñalada. Sed de serenidad y confianza. Mi garganta está seca por la desconfianza y la confusión. Tengo sed y voy de regreso hacia un vacío que no creo merecer. Si estuvieras aquí, caminando con nosotros, pero no estás, no te siento. Meribá es de nuevo tentación y exigencia en medio de las tinieblas que me obligan a palpar en el vacío. Tengo sed. ¿Está o no está con nosotros el Señor? (Ex. 17, 1-7).

¿Será este mi último andar? ¿No será preferible que me siente en cualquier roca y en lugar de transitar hacia la nada vea pasar a los otros, ciegos como yo, ansiosos de sol como yo, desguazados como yo? ¿Y si eres Tú el que pasa y no te puedo reconocer? Tengo los ojos cerrados al anhelo. Vengo del vértigo de tu gracia y ahora siento el desvanecimiento que me produce tu ausencia. Te vi repartir el pan, calmar las aguas furiosas, caminar sobre el lago, y pronunciar tus bienaventuranzas. Sentí tu mano amorosa y me dejé encandilar con tu mirada. Pude leer tus trazos en la arena. Te vi amar intensamente nuestras fragilidades. Sentí tu santa indignación. Tuve miedo cada vez que te exponías al linchamiento. Y no pude. No pude con ese mediodía tenebroso en el que el sol evitó ser testigo de tu muerte. No pude ver la lanza enterrada en tu costado. Cerré los ojos. Sentí soledad y me abrumó la nada en la que se tradujo mi pensamiento en pausa. Todo había acabado y nada parecía recobrar el sentido. ¿Acaso te entendí? ¿Eras o no eras el Mesías? ¿Por qué permites que seamos el reclamo injusto del mal que pretende cribarnos como trigo? ¿Por qué me siento fallo y desprovisto de fe? No soy yo el que te quiere negar, pero ¿adónde te fuiste?, ¿por qué no te pude seguir? No avanzo, arrastro mis pasos, Emaús ya se asoma. Sin embargo rezo y deseo con el poco aliento que me queda. Lloro y pido tu compañía, “quédate con nosotros, que se hace tarde y el día va de caída” (Lc. 24, 29). ¿Será eso mucho pedir? No puedo soportar el peso de tu ausencia, ni el vacío helador en el corazón que se hace cada vez más grande, tan grande que me aplasta el desandar una ruta cargando tanta vergüenza, angustia y miedo. Me siento devastado en mi desesperación, aunque te pienso, pero con dolor. ¿Sigues aquí o tu partida significará el silencio eterno y esta soledad perpetua en la que me estoy estrenando? Al abrir la puerta de mi casa sabré que todo está consumado. ¿Y ahora qué?

Solo en tus manos recuperaremos la esperanza y le encontraremos el significado pleno al sendero de Emaús. ¿A dónde fuiste? No te ocultes de nuestra mirada ni te vayas demasiado lejos. Déjame ver al menos el horizonte donde tú al final te encuentras para yo poder seguir tu ruta. Déjame verte y ofrecerte morada, compartir el pan y tal vez quitar la niebla que evita que te reconozca. Tú que eres verdad, integridad, justicia, bondad, valentía, mansedumbre y coraje, déjame hacer de ti mi vida y testimonio. Ábreme los ojos y déjame reposar mi cabeza en tu pecho, sentir tu respiración y llenarme de tu gracia. Toma mis manos Señor, hazme llevadero el camino, no te alejes tanto como para que no puedas escuchar mi clamor. Toma mis manos Señor, evita mi caída, sálvame de la negación, dame certezas y restaura mi esperanza. Toma mis manos Señor y compensa mi cansancio, subsana mi debilidad y transforma en fuerzas mi desgano. Guíame hacia ti y convierte mi Emaús en avance todo mis retrocesos. Sálvame de la tormenta y condúceme Tú en esta larga noche donde solamente a través de ti recupero el sentido. Guíame hacia la luz y dame fuerzas para asumir que “ningún hombre es libre, si los otros no lo son también”. Señor, en esta larga noche, te encomiendo mi espíritu, protege a los míos, bendice a mi país, regrésanos del exilio y concédenos una nueva época donde tus bendiciones caigan abundantes sobre nosotros. No nos castigues con tu silencio. Recorre con nosotros el camino y lidera nuestras luchas.

TALITA CUMI

TALITA CUMI

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