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Opinión

Carolina Jaimes Branger Abr 26, 2021 | Actualizado hace 4 semanas
Solo en revolución

@cjaimesb

En la avenida Libertador de Caracas, cerca de Maripérez, se resquebraja un mural que dice algo así como que “solo en revolución los venezolanos comemos proteínas”. Tan resquebrajado está el mural como la alimentación en nuestro país.

Jamás, jamás, jamás, pude haber imaginado que a Venezuela llegaría una misión del World Food Programme de las Naciones Unidas por el problema de la hambruna en la población.

David Beasley, su director ejecutivo, expresó que se van a enfocar principalmente en la población infantil… pero es que en Venezuela el hambre es un eje transversal… no son solo los niños. Entiendo que la prioridad sean los niños, porque un niño con hambre no aprende. Pero hay que atender también a los jóvenes, los adultos y los mayores. Estos últimos, las peores víctimas. Personas que trabajaron toda su vida que, literalmente, no tienen donde caerse muertas.

El Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela y el WFP firmaron el 19 de abril un memorando de entendimiento, por el cual el WFP establecerá presencia en el país e iniciará la operación humanitaria. Paradójico que la firma se haya dado el día de la celebración de nuestra Independencia, justo cuando somos más pobres y más dependientes. En un país petrolero, que fue la democracia más estable de América Latina durante 40 años, que tuvo la clase media de mayor y más rápido crecimiento del mundo, no se justifica de manera alguna que el WFP tenga que tomar cartas en el asunto de la alimentación. Pero es que la maldita “revolución” acabó con todo.

Recuerdo a Chávez hablando de que “durante el puntofijismo la gente comía perrarina”. Esa falacia se repitió ad náuseam por los seguidores –y otros no tan seguidores- del eterno. La perrarina siempre fue cara. Si alguien tenía hambre, era mucho más económico –y mucho más sabroso- comprar granos o pasta… ¿Seguirá resonando el eco del estribillo? Lo dudo.

Nuestro pueblo en 2018 padecía la llamada “Dieta Maduro”. Los expertos en nutrición aseguraban que el venezolano promedio había perdido entre 11 y 18 kilos de peso solo en el transcurso de ese año.

También perdían horas de horas en las colas para comprar alimentos regulados. No conseguí cifras de la pérdida de peso durante la pandemia, pero con la hiperinflación y los precios de los alimentos en dólares, me imagino que son mucho peores. Hace un par de días leí que iban a enviar a Apure 1000 milicianos. Esa misma tarde vi a dos de ellos caminando por la calle: los uniformes que llevaban eran al menos tres tallas más grandes. ¿A esos pobres famélicos es a quienes van a enviar a luchar contra la facción de las FARC en la frontera? ¡Me dieron ganas de llorar!

No es Venezuela el único país petrolero que hoy sufre de una hambruna que requiere del apoyo de los organismos multilaterales: Nigeria, el décimo país del mundo con reservas comprobadas de petróleo (por encima de los Estados Unidos), está pasando por una situación terrible: del delta del Níger, la región donde hay más petróleo, los agricultores fueron desplazados por la contaminación. Eso llevó a la militarización de la región. Lo que significa que, como en Venezuela, las riquezas naturales solo sirven si están bien administradas.

Los programas de alimentación como “Alimenta la Solidaridad” de Roberto Patiño han logrado, contra viento y marea, alimentar balanceadamente a la población que atiende.

Y el régimen lo tiene en la mira. Acabar con ese admirable programa no es un golpe a Patiño, es un puñetazo en el estómago a personas que, si no fuera por esa iniciativa, no comerían.

La pregunta que subsiste es “¿hasta cuándo?”. Los cubanos llevan más de 60 años en este merequetengue. ¿Nos vamos a calar 40 años más?…

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Humano Derecho # 192 con Javier Tarazona, director general de FundaRedes 

@_humanoderecho

¿Qué ha sucedido con las denuncias tanto en el Ministerio Público como en la Defensoría? ¿A cuál lado de la pugna le va el Estado venezolano? ¿Ustedes han podido medir la deserción escolar en el estado Apure y en los sectores fronterizos? De estos otros temas conversamos con Javier Tarazona, director general de FundaRedes, quien nos hablará acerca de todos los temas relacionados con sus proyectos.

La ONG promueve la cultura ciudadana, democracia, el conocimiento de los derechos humanos y los deberes que fortalecen la convivencia, permitiendo de esta manera el desarrollo del país y la movilidad social.

«FundaRedes busca incentivar y organizar a los ciudadanos en diferentes comunidades para que defiendan sus derechos; brindan las herramientas necesarias a defensores de derechos humanos para que puedan realizar su labor de documentación, promoción y denuncia»

Para acceder al pódcast, haz clic aquí: https://soundcloud.app.goo.gl/Uau8T

Presentado por Génesis Zambrano (@medicenmouzo) y Luis Serrano (@akaLuisSerrano). Somos el radio web show semanal que mezcla la buena música con gente que ayuda a gente. Transmitido por diferentes plataformas del país, es producido por RedesAyuda y Provea.

Más contenido en humanoderecho.com

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Dhayana Fernández-Matos Abr 25, 2021 | Actualizado hace 4 semanas
Feminización de las migraciones

@dhayanamatos

Hablar sobre migraciones se ha convertido en un tema cotidiano en la vida de la población venezolana. Todas las personas conocen a alguien o tienen algún familiar que, debido a la crisis humanitaria del país, ha tenido que salir. Y la diáspora no deja de crecer.

Según la Plataforma Regional de Coordinación Interagencial para Migrantes y Refugiados de Venezuela (R4V), se estima en 5.642.960 las personas venezolanas en movilidad y, a este ritmo, es bastante probable que para finales de año se superen los seis millones.

Colombia con un total de 1.742.927 entre personas refugiadas y migrantes, Perú con 1.049.970 y Chile con 457.324, son los tres países con la mayor proporción de personas de nacionalidad venezolana.

Destaca el hecho de que se trata de una migración sur-sur, ya que más del 75 % del total se concentra en la región latinoamericana. En ese sentido, es importante tener presente que los países de destino no son los que presentan los índices de desarrollo humano más alto; se trata de países que tienen problemas estructurales no resueltos. Se distinguen por tener una institucionalidad débil en la mayoría de los casos, hay corrupción en distintos niveles, presentan altos índices de criminalidad, violencia contra las mujeres basada en el género y descomunales brechas sociales. En ese contexto, muchos venezolanos viven en condiciones de pobreza en países con un alto porcentaje de su población que también está en estas circunstancias.

Aunque estos estados no son el “sueño” colombiano, peruano, chileno o ecuatoriano de alguien, no obstante, son sociedades que, aun en sus circunstancias, están en mejores condiciones socioeconómicas y sanitarias que las que tiene Venezuela. Esto lleva a muchas personas a trasladarse y a insertarse en el mercado laboral de los países de destino, en condiciones precarias y son vulnerables a la explotación en sus distintas manifestaciones.

La magnitud de la migración venezolana –entendiendo migración en sentido amplio que incluye también a las personas refugiadas, solicitantes de refugio, necesitadas de protección internacional, migración pendular y otras formas de movilidad humana– ha sido comparada, por la rapidez con la que se ha dado y por la afectación en los países vecinos, con la ocurrida en Siria.

Se observa que el interés en la migración venezolana ha venido creciendo constantemente. Se realizan investigaciones a nivel nacional e internacional sobre distintas dimensiones de este proceso. En este sentido, se precisa destacar cómo viven las mujeres, las niñas y las adolescentes este fenómeno.

Es importante tener presente que hombres y mujeres no se ven afectados de igual manera por el proceso migratorio. Se requiere tener un enfoque de género, centrado en las mujeres, e interseccional, que permita evaluar el impacto que este fenómeno tiene en la vida de las mujeres, adolescentes y niñas migrantes venezolanas.

Desde los años 80 del siglo XX, se comenzó a indagar sobre la feminización de las migraciones, que se refiere no tanto al aumento del número de mujeres en los procesos migratorios –lo que no es novedoso– sino a comprender sus propias motivaciones y experiencias en dichos procesos. Además, implicó que se desmontara la falsa creencia de que las mujeres siempre migraban con un hombre: su pareja, novio, padre, hermano, entre otros, para que se empezara a observar que tenían sus propias motivaciones y que sus procesos migratorios diferían de los de estos. En definitiva, que “las aves de paso también son mujeres”, en referencia al título de un trabajo pionero en esta materia, escrito por Mirjana Morokvásic en 1984.

En el caso de las mujeres venezolanas migrantes, se requiere visualizar que su desplazamiento es muy variado. Están las que se trasladan con su pareja y conforman familias nucleares de padre, madre, hijos e hijas, pero existen otras maneras de desplazarse. Las madres que se trasladan con sus hijos sin la compañía de un hombre; las que son madres, pero se trasladan sin sus hijos, quedando estos en Venezuela bajo el cuidado de otra persona, en la mayoría de los casos, otra mujer; las que se van con una pareja y sin hijos; las que se van con familiares hermanas/os, primas/os, entre otras/os; las que lo hacen con amistades y las que lo hacen solas.

Esta variedad también se evidencia en las razones que manifiestan para salir del país. Si bien hay una línea de base común, la crisis humanitaria, algunas privilegian la escasez de alimentos, de medicamentos, o ambas, como motivo para irse. Otras, las dificultades para acceder a servicios de salud para sí mismas o para su familia. Para algunas, la inseguridad es el factor que más influyó, mientras que, para otras migrantes, es la desinstitucionalización del Estado, la corrupción y la falta de garantía para el ejercicio de sus derechos humanos, el motivo principal. En no pocos casos, hay una combinación de distintas razones.

Un factor en el cual coinciden las venezolanas migrantes es en la preocupación por su condición migratoria, principalmente en los casos en que se encuentran en una situación administrativa irregular, debido a las limitaciones que ello acarrea para la obtención de un trabajo, acceder a un centro de salud, conseguir que les arrienden una habitación o una vivienda y, en general, para el ejercicio de sus derechos humanos.

Esta preocupación por la condición migratoria la comparten las mujeres con los hombres migrantes. No obstante, si se incorpora un enfoque de género, centrado en las mujeres, se pueden observar las diferencias entre unas y otros.

En cuanto al derecho al trabajo, por ejemplo, la falta de documentos expone a todas las personas a trabajos precarios, pero en el caso de las mujeres, además de la explotación laboral, su condición de vulnerabilidad, las expone a ser víctimas de explotación sexual y de distintas formas de violencia contra las mujeres basada en el género.

En distintas investigaciones hechas en Perú, Ecuador, Colombia –incluidas las realizadas por quien suscribe este artículo–, entre otros países, las venezolanas han dado su testimonio de cómo la estigmatización sexual del origen nacional se convierte en un riesgo permanente y constante en sus vidas.

En el ámbito laboral esta estigmatización se manifiesta de distintas formas. Desde el acoso sexual que sufren por parte de los empleadores, o la discriminación por considerar que todas las venezolanas son “quita maridos”, “ejercen la prostitución”, “son fáciles”, por lo que se rechaza su contratación.

En el caso de las que trabajan como vendedoras ambulantes, diariamente se enfrentan al acoso y a proposiciones sexuales de los hombres, lo que incluye, en no pocas ocasiones, agresiones verbales y violencia física por parte de estos cuando son rechazados.

Los casos de violencia y acoso sexual no son denunciados por las venezolanas por distintas razones, entre las que cabe resaltar el miedo a ser deportadas debido a su situación de migrante irregular.

A este panorama, deben agregarse los riesgos que tienen de ser víctimas del crimen organizado y caer en redes de trata de personas y explotación sexual.

En este sentido, es preciso alertar que hay un tráfico con las mujeres venezolanas que parece no importarle a nadie. Ni al Estado venezolano que no se pronuncia ni toma medidas para proteger a sus nacionales, ni tampoco a los Estados receptores, que no las consideran en sus estrategias y políticas migratorias. Sus vidas son consideradas desechables.

En cuanto a la vivienda, también hay que hacer un análisis diferencial de género que visualice las experiencias de las mujeres, lo que resulta más acuciante cuando se habla de desalojos. Esta problemática se ha visto intensificada en el contexto de la pandemia de la covid-19 y ante las dificultades existentes para la obtención de medios de vida, principalmente en los casos de quienes se dedican a la economía informal.

Una encuesta regional sobre desalojos de las personas refugiadas y migrantes de Venezuela, realizada por la Plataforma R4V con el apoyo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en 2021, arrojó como resultado que, de las mujeres que son cabezas de hogar, el 92 % tiene personas menores de 18 años bajo su cuidado, por lo que un desalojo puede tener un impacto desproporcionado en sus vidas.

A lo dicho en el párrafo anterior, debe agregarse que las venezolanas se ven expuestas a sufrir acoso y distintas manifestaciones de violencia por parte de los arrendatarios, quienes se aprovechan de su situación de poder y de la vulnerabilidad de las migrantes, para solicitar, y en algunos casos exigir por la fuerza, sexo a cambio del pago del arrendamiento.

En materia de salud, se sabe que muchas mujeres se trasladan a parir fuera de Venezuela debido a las circunstancias en las que se encuentran los centros hospitalarios del país, que no aseguran condiciones mínimas de atención ni para ellas ni para las y los recién nacidos. 

Esto genera críticas y rechazo por parte de las poblaciones de acogida, que consideran que los recursos públicos se gastan en extranjeras. A lo que se debe agregar comentarios xenófobos de figuras públicas, como en el caso de la periodista colombiana Claudia Palacios, quien en un artículo de opinión titulado Paren de parir, se preguntaba por qué las venezolanas traían hijos al mundo, ante el futuro incierto que les esperaba.

Este artículo encendió las redes sociales y los comentarios a favor o en contra de la opinión de Palacios no se hicieron esperar. Lo más grave de este caso, es que quien habla, se dice feminista y defensora de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, pero que es incapaz de ver, desde su posición privilegiada, la realidad de las migrantes y mostrar empatía. Que desconoce la mirada interseccional necesaria para visualizar que se trata de mujeres en su mayoría pobres, muchas de ellas sin posibilidades de acceder a métodos anticonceptivos o incluso, sin tener control sobre sus cuerpos y su sexualidad.

También es importante mencionar, en materia de salud, el síndrome de estrés crónico que padecen las personas migrantes en general y en particular las mujeres. El psiquiatra español Joseba Achotegui lo llamó “Síndrome de Ulises”, en referencia al héroe mitológico, vencedor de muchas batallas pero que siente añoranza por Penélope y su vida anterior.

En entrevistas con mujeres migrantes, es recurrente que manifiesten sus emociones y la tristeza por abandonar su tierra. Estas emociones repercuten en su salud física y mental. Algunas expresas ahogos, dolores articulares, cefaleas, irritabilidad, ansiedad, insomnio, entre otros síntomas que no parecen tener una causa física, sino que se encuentran ligados al proceso de extrañamiento, al “Síndrome de Ulises”.

Estos párrafos son solo una pequeña muestra de lo que implica la feminización de las migraciones y el impacto desproporcionado que tienen estas en la vida de las venezolanas que deciden o son obligadas a irse.

La preocupación por la situación de las mujeres venezolanas migrantes y los riesgos que deben enfrentar, llevó a la Asociación Civil Éxodo en alianza con Voces de Género y Mulier, con la adhesión de otras organizaciones, a desarrollar una campaña pública por los derechos humanos de las niñas, adolescentes y mujeres en movilidad llamada “La mejor ruta”, en la que están generando informes técnicos, pódcast, historias gráficas y otros recursos que pueden resultar de gran ayuda para las venezolanas. La información se encuentra disponible en https://linktr.ee/LaMejorRutaVe y @LaMejorRutaVe, para quienes deseen conocer la campaña y adherirse a ella.

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Juan E. Fernández Abr 25, 2021 | Actualizado hace 4 semanas
El water

@SoyJuanette

Por allá en el año 2011 trabajé en una agencia de publicidad, y para un tipo acostumbrado a las redacciones de diarios y canales de TV, aquel nuevo empleo fue un nuevo mundo. Allí mi puntualidad y formalidad chocó con los modos de varios de mis nuevos compañeros de trabajo. Y es que en los trabajos que implican creatividad la distensión es muy importante; pero no distender por distender, sino para que aflore la inspiración y generar así maravillosas ideas. Yo en aquel momento no lo entendía. Hoy lo agradezco bastante.

Recuerdo que mi primer conflicto se vino con el horario, pues yo me ajusté siempre a un horario de entrada que era a las 8 a. m. Pero en la agencia las personas comenzaban a caer a eso de las 10 a. m. Ojo, quiero aclarar que no era por flojas, sino porque se trabajaba hasta muy tarde en la noche.

Confieso que a la semana me quería ir a la mierda, pero gracias a mi jefe Alejandro, quien era el director creativo, aguanté las papas y me quedé algún tiempo. Y justo Alejandro tenía una metodología de trabajo algo irreverente que muchas veces lo metió en problemas, pero que al final del día cumplía el objetivo: mantener unido al equipo para alcanzar las metas.

Una de las cosas que hacíamos con Alejandro, y el resto de los compañeros de la agencia, era una sesión de trabajo que se llamaba el “Water C”. Consistía en encerrarnos todos en una de las salas de reuniones y decirnos lo que no nos gustaba del equipo y de algún compañero en específico, esto podía ser incluso algo personal.

El objetivo del Water C era “sacarse toda la mier…” (no voy a escribir mierda dos veces, soy un caballero) es decir, todo eso que no nos dejaba avanzar, para luego dejar que se fuera por la cañería. Y les puedo asegurar que, después de esa confesión colectiva terapéutica, todos salíamos más unidos para afrontar los retos.

Ojalá los políticos del mundo, pero principalmente de nuestro continente, pudieran hacer esto del WC. Al menos a los dirigentes de mis dos países les vendría bárbaro encerrarse; decirse todo lo que tienen para decirse, y ya luego ponerse a trabajar para poder transitar este momento tan terrible que es la pandemia.

En el caso de Venezuela, estoy consciente de que es muy complicado, pues es un país donde se perdieron hasta las formas, y todo se desdibujó. Aunque a muchos les duela, Venezuela es un lugar donde políticamente habitan dos países dentro del mismo territorio.

Por otra parte, en la Argentina, donde nuestros políticos nunca están de acuerdo, aún tenemos leyes, separación de poderes y marco legal para hacer viable la administración de un país… Aunque pensándolo bien, hay una cosa en la que los políticos argentinos sí se ponen de acuerdo: en hacer que la gente se enfrente, en alimentar la maldita grieta. Chicos, mientras sigamos haciéndoles caso en eso, ¡el país se nos va al carajo!

Pido a Dios que nos haga un milagro y logre que los políticos de vocación aparezcan por algún lado, o que al menos los traigan los extraterrestres que, según el cronograma de eventos normales para 2021, llegan a final de año.

De última, y si no pueden traernos políticos honestos y comprometidos en solucionar los problemas de todos, entonces que los extraterrestres nos den ideas para “tirar la cadena” y que nuestros dirigentes ¡todos! (izquierda, derecha, centro, perpendiculares y hasta los paralelos) se vayan por el WC.

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Antonio José Monagas Abr 24, 2021 | Actualizado hace 4 semanas
Más preguntas que respuestas

@ajmonagas

A pesar de que los discursos comprometen hechos cuyos desenlaces son desconocidos hasta el momento de ser pronunciados, las dudas, inconsistencias y  carencias de respuestas son una especie de denominador común. Sobre todo en el plano de la vida política. Eso lleva a inferir que la existencia del hombre contemporáneo siempre se ha dado entre golpes y traspiés. Muchos dejan al descubierto cuantos problemas aquejan la vida. Particularmente, la desigualdad humana. Más, cuando la equidad ha sido declarada como objetivo político.

Pero al respecto, nada se ha logrado. Por lo contrario, la desigualdad ha contaminado el discurrir humano en todas sus expresiones. Incluso, al momento de poner a prueba el alcance mediante preguntas. Solo que lejos de obtener alguna respuesta, se incitan más preguntas.

Así que ante más preguntas que respuestas, lo cual no es del todo cuestionable, surgen otros problemas. ¿Y por qué sucede esto? Porque la vida es dinámica, por tanto induce que las realidades cambian no solo de modo permanente. Sino además, muy rápidamente.

He ahí la razón por la que siempre la vida del hombre se ha debatido entre más preguntas que respuestas. Pues cuando se hace posible dirigir las respuestas esperadas, ya los cambios operados alrededor de la situación en proceso han logrado variar el ámbito donde tenía cabida la respuesta. Debe prepararse otra que, posiblemente, correrá el mismo riesgo.

Aunque esa situación, si bien es ineludible, igualmente es necesaria toda vez que el conocimiento se ve forzado a potenciarse para consolidar todo lo que proyecta. Más, cuando luce obvio inferir que buena parte de lo que encubren las realidades, resultan del equilibrio que suele darse entre la impaciencia a que induce la movilidad del mundo y la cautela a tenerse ante la inseguridad que envuelve cada trazo de vida. Lo cierto es que el mundo habrá de seguir movilizándose con más preguntas que respuestas.

¿Pero, por qué así? Hay momentos en que son más necesarias las preguntas que las respuestas. Porque las preguntas incitan la movilidad. En tanto que las respuestas, despejan la incógnita.

Aunque una vez despejada la incógnita, el problema podría considerarse resuelto. Y posiblemente, la serenidad colme la situación cuya agitación motivó la pregunta en ciernes.

Quizás por eso decía el escritor indio Rabindranath Tagore, premio nobel de Literatura 1913, que “hacer una pregunta es prueba de lo que se piensa”.

Y en efecto, preguntas que consideren, por ejemplo, ¿por qué ahora?, o ¿qué significa todo lo que ocurre? son sustanciales. Aun cuando no cambian la verdad de la situación en cuestión. Más aun le imprimen consistencia a las variables sobre las cuales la hipótesis pivota. O el problema se apalanca.

Así que deberá entenderse que la vida misma constituye una gran pregunta cuyas respuestas siguen pululando el campo de las probabilidades. Es por eso que querer ver lo que existe del otro lado del momento vivido, es lo que hace que el mundo continúe su avance. Aunque sea entre piedras y espinas. Por eso, siempre habrá más preguntas que respuestas.

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Óscar 2021: diez curiosidades de la entrega de premios
El domingo 25 de abril es la gala de los premios Óscar 2021, la primera que se efectúa en la era de la pandemia y que reúne muchas peculiaridades

 

@gonzalomjimenez

No solo se emitirá dos meses después de lo previsto, la gala de los Premios Óscar de 2021 promete marcar varios hitos para la Academia de Artes y Ciencia Cinematográficas de Hollywood. Aquí hemos reunido las diez curiosidades principales de la gala.

La ceremonia se efectuará el domingo 25 de abril de 2021 en un escenario principal inusual: la estación de trenes Union Station de Los Ángeles, California, con segmentos pregrabados y otros que se desarrollarán en vivo (con muchos nominados reunidos en Londres). La película con más nominaciones es Mank, con 10 postulaciones; seguida de The Father, Nomadland, Minari, Sound of metal, Judah and the black Messiah y The trial of the Chicago 7, todas con seis nominaciones.

 Será como una película

La pandemia de covid-19 obliga a los nominados deberán llevar mascarillas. Fotocomposición Runrunes.

Los productores de la gala –Steven Soderbergh, Stacey Sher y Jesse Collins– han dicho que la ceremonia será como “una película de tres horas”, sin animador principal y en el que cada entrega de una estatuilla representa un “capítulo” dentro de una historia. Debido a la pandemia de covid-19 los nominados deberán llevar mascarillas.

 Borat ya impuso un récord Guinness

Sacha Baron Cohen, Borat 2, Récord Guinness

La secuela de la comedia Borat (2006), creada y protagonizada por Sacha Baron Cohen, consiguió dos nominaciones al Óscar por mejor actriz secundaria y mejor guion adaptado. Pero llega a la ceremonia con el honor de haber impuesto un récord Guinness: el de la película nominada con el título más largo.

El filme se titula Borat Subsequent Moviefilm: delivery of prodigious bribe to american regime for make benefit once glorious nation of Kazakhstan (Secuela de Borat: entrega de un soborno prodigioso al régimen estadounidense para beneficiar una vez a la gloriosa nación de Kazajstán)​. Superó en caracteres el título de otra comedia, estrenada en 1964 y llamada Those magnificent men in their flying machines or how i flew from London to Paris in 25 hours 11 minutes.

 Nominaciones póstumas

Óscar 2021: diez curiosidades de la entrega de premios, por Gonzalo Jiménez
Chadwick Boseman es la octava persona que recibe el Óscar póstumo en 93 años de la entrega de los premios. Foto Reuters.

Es poco frecuente en los Premios Óscar que haya nominaciones póstumas. Pero en 2021 es el caso de Chadwick Boseman, quien falleció en agosto de 2020 y está postulado a mejor actor principal por la película Ma Rainey’s black bottom.

Boseman es apenas la octava persona que recibe una postulación en 93 años de los premios de la Academia de Hollywood. Se suma así a una lista que incluye a James Dean, Jeanne Eagels, Ralph Richardson, Massimo Troisi, Spencer Tracy, Heath Ledger y Peter Finch (Ledger y Finch son los únicos que lo ganaron póstumamente).

 Actuaciones principales

Chadwick Boseman y Viola Davis, nominados en la categoría actuaciones principales por Ma Rainey’s black bottom. Foto fragmento del póster oficial.

Boseman es favorito para ganar el Óscar a mejor actor principal, así como su compañera de reparto en Ma Rainey’s black bottom, Viola Davis, también postulada como actriz principal.

Si ambos ganan el Óscar, será la primera vez que ocurre desde 1998, cuando lo obtuvieron Jack Nicholson y Helen Hunt por el filme As Good as It gets (1997).

 Una seguidilla rota

Óscar 2021: diez curiosidades de la entrega de premios, por Gonzalo Jiménez
Jodie Foster no se asomará a los Óscar 2021, pese a ganar un Globo de Oro por su actuación en The Mauritanian.

Desde 1976 la ganadora en la categoría de mejor actriz de reparto en los Golden Globes nunca había fallado en ser postulada en este rubro en los Premios Óscar. Pero eso cambió en 2021 pues Jodie Foster, ganadora por The Mauritanian en los Golden Globes, ni siquiera fue nominada en los premios de la Academia.

 Canción sin final

La comedia Eurovision, con Will Ferrell, está nominada a mejor canción original por el tema “Husavik”, que ostenta la rara distinción de ser la única canción –de las cinco nominadas– que no figura en los créditos finales de la película.

Video oficial de Husavik.

Como novedad, en esta ocasión las cinco canciones nominadas cuentan con mujeres entre sus compositoras (entre ellas la italiana Laura Pausini). Once de los 12 nominados en esta categoría, lo son por primera vez; con el caso de Diane Warren, quien recibió su nominación 12 y hasta ahora no lo ha ganado. ¿Será en 2021 su momento de recibirlo?

 Tiempo en pantalla

Viola Davis está nominada a mejor actriz principal por Ma Rainey’s black bottom y solo aparece en pantalla 26 minutos con 41 segundos. Lo curioso es que figura menos en su película que dos actrices nominadas a mejor actuación secundaria: María Bakalova y Olivia Colman, quienes aparecen durante 40 minutos y 35 minutos, respectivamente, en Borat 2 y The father.

 Cantar y actuar

Leslie Odom Jr. Fotograma de One night in Miami.

Leslie Odom Jr. es el caso poco común de estar nominado por la misma película en las categorías de mejor actor secundario y mejor canción original, por One night in Miami. Esto ya ha sucedido en el pasado, con el caso de las cantantes Mary J. Blige (Mudbound), Cynthia Erivo (Harriet) y Lady Gaga (A star is born).

 Grupos minoritarios

Óscar 2021: diez curiosidades de la entrega de premios, por Gonzalo Jiménez
Premios Óscar 2021, grupos minoritarios. Fotocomposición Runrunes.

Si se cumplen las predicciones de los expertos, en 2021 podría suceder que todos los ganadores en las categorías de actuación pertenezcan a minorías, pues los favoritos este año son Yuh-Jung Youn (Minari), Daniel Kaluuya (Judah and the black Messiah), Viola Davis y Chadwick Boseman (ambos por Ma Rainey’s black bottom).

 La nominada con mayor edad

Ann Roth, diseñadora de vestuario de Ma Rainey’s black bottom, con la actriz Taylour. Foto David LeeNetflix

En 2021 entre las nominadas al Premio Óscar está Ann Roth, de 89 años, postulada por el diseño de vestuario de la película Ma Rainey’s black bottom. Comparte esta distinción con los directores James Ivory y Agnès Varda, nominados a esta misma edad.

La edición 93 de los premios de la Academia se emitirá a las 5:00 p. m. hora de Los Ángeles (8 p.  m. hora de Caracas) y podrá verse en Estados Unidos por la cadena ABC y en Latinoamérica a través de la señal del canal de cable TNT.

Alejandro Armas Abr 23, 2021 | Actualizado hace 4 semanas
La sociedad civil en la mira

@AAAD25

Desde hace más de dos décadas, los venezolanos hemos tenido un hábito muy triste pero acaso inevitable. A saber, compararnos con Cuba para entender cuán grave es nuestra situación en materia de derechos civiles y políticos. Dije que es «inevitable» porque el chavismo, una vez en el poder, no tardó mucho en hacer del régimen antillano su principal referente. Sin que ello negara en absoluto nuestra decadencia, por mucho tiempo pareció que estábamos en el lado favorable de la comparación. Incluso cuando la persecución de dirigentes opositores se agravó, a partir de 2014. Porque aunque el entorno político empeorara, la sociedad civil venezolana lucía en líneas generales mucho menos limitada por disposición de los poderosos que la cubana. Podíamos ver expresiones de disidencia y crítica, ajenas a la búsqueda del poder político, que son impensables en La Habana. Pues eso pudiera estar cambiando. Ante una dirigencia opositora en buena medida desarticulada, estratégicamente estancada y que, por tanto, no le representa un problema mayúsculo, el régimen puede dedicar sus esfuerzos a otros elementos que le son molestos. Así que es la sociedad civil la que ahora está en la mira.

Antes de proseguir, me permito un paréntesis teórico, para quienes no estén familiarizados con el concepto. Por «sociedad civil» entendemos al conjunto de individuos ajenos al Estado y a las organizaciones que aspiran a ejercer el poder del Estado (i.e. los partidos políticos). Hegel fue el primer pensador relevante en plantear esta distinción, al remarcar el carácter privado de la sociedad civil y caracterizarla como el dominio de las necesidades y relaciones económicas. Es una forma alterna de asociarse para el beneficio material mutuo. Siguiendo los pasos de Hegel, Tocqueville señala que la asociación privada (sociedad civil), tanto como la pública (sociedad política), es un blindaje contra la tiranía del egoísmo desmedido.

Aunque esta definición se concentre en la producción económica y material, la complejidad de las comunidades humanas ha obligado a expandir la idea de sociedad civil para incluir asociaciones religiosas y aquellas que aspiran a tener algún impacto público sin buscar el poder del Estado, ni algún propósito financiero o de culto. Son estas últimas las que conocemos como organizaciones no gubernamentales.

De vuelta a nuestro contexto venezolano, no hay hueso de la sociedad civil con suficiente calcio como para ser invulnerable a las pretensiones de sometimiento emanadas del régimen.

Vean nada más la situación del endeble mundo empresarial nacional. Pero las ONG, junto con los medios de comunicación, son las que están hoy en mayor peligro. Precisamente porque son la parte de la sociedad civil más próxima al ámbito público. Disculpen la tautología, pero se aclara en su denominación categórica que son «no gubernamentales» para aclarar que no son parte del gobierno, ni aspiran a serlo, aunque cumplan una función similar. Dicho coloquialmente, las ONG bailan más pegado al Estado que muchas otras partes de la sociedad civil. Ergo, tienden a ser más críticas del desempeño del Estado y a manifestarse con mayor activismo, lo que las hace más indeseables para los gobiernos. Y cuando los gobiernos no son democráticos, las ONG son más vulnerables a las represalias arbitrarias del poder público.

Las ONG venezolanas lo estás viviendo justo ahora. Ellas y sus líderes han sido el blanco de una retahíla de amenazas y acusaciones que pretenden criminalizarlas, asociándolas absurdamente con supuestos grupos delictivos cuya identidad, para variar, no es especificada ni mucho menos comprobada. De las arremetidas verbales se pasa a las físicas, como ocurrió a cinco miembros de la organización Azul Positivo, dedicada a la prevención del VIH y a asuntos de salud sexual relacionados. Los acusaron de varios crímenes, los mantuvieron un mes tras las rejas y luego los excarcelaron, pero con la obligación de presentarse cada 30 días ante un tribunal.

Lo más reciente en la campaña que pone a las ONG en jaque es una normativa, publicada en Gaceta Oficial, con el nombre pomposo de «Registro Unificado de Sujetos Obligados ante la Oficina Nacional contra la Delincuencia Organizada y el Financiamiento al Terrorismo». Este dispositivo del régimen pretende obligar a las ONG a que reporten al Estado información sobre todas sus actividades y fuentes de financiamiento.

Si alguien a estas alturas pudiera tener dudas sobre lo que subyace en estas exigencias, solo tiene que prestar atención al aparato de propaganda de la elite gobernante, en el cual pululan las referidas acusaciones sobre vínculos con el mundo del crimen. Viendo en retrospectiva lo que el régimen ha entendido por «crimen», no hay que ser muy perspicaz para prever que cualquier fuente de financiamiento para las ONG que choque con los intereses de la elite gobernante pudiera ser tildada de «ilegítima», poniendo así en aprietos a los beneficiarios. Como en muchas otras instancias descritas con lujo de detalle en esta columna, el modelo a seguir es la Rusia de Vladimir Putin, donde las organizaciones no gubernamentales son sometidas a una vigilancia férrea para que no hagan nada que moleste al gobierno. En Moscú, el financiamiento es a menudo la excusa.

Pero la cosa no termina ahí. Como explicó Rafael Uzcátegui, coordinador general de la organización defensora de DD. HH. Provea, la norma también pretende que las ONG revelen los datos de sus beneficiarios. Es decir, de aquellas personas a las que les brindan algún bien o servicio. En el caso de Provea, que ha sido incansablemente diligente recibiendo denuncias de violaciones de Derechos Humanos por agentes del Estado, la revelación es una delación. La consecuencia obvia en un contexto de falta de Estado de Derecho es que las personas con denuncias se inhiban de hacerlas por miedo a represalias.

Discúlpenme si en mis artículos vuelvo a menudo al ensayo de los politólogos Juan Linz y Alfred Stepan sobre los rasgos de las sociedades democráticas, pero es que resulta una herramienta teórica muy conveniente para entender varios fenómenos de la Venezuela actual. Como he dicho antes, para estos dos expertos, una sociedad civil autónoma del Estado es una de las cinco «esferas» necesarias para considerar que dicho Estado es democrático. Al darle un rango igual al de los partidos políticos (otra de las «esferas»), los autores se atienen a la distinción hegeliana. Si las organizaciones de la sociedad civil no pueden actuar con independencia ni oponerse a los designios del gobierno, democracia no hay.

Seguro es más fácil apreciar la teoría cuando el blanco es una ONG como Provea. A partir de lo que su trabajo de denuncia supone para los poderosos, las motivaciones para atarle las manos son obvias. Pero, ¿qué hay de una ONG como Alimenta la Solidaridad, que se dedica a brindar comida a personas demasiado empobrecidas como para procurarse por sus medios una dieta completa y saludable, con foco en los niños en tal situación? En noviembre pasado denunciaron el congelamiento de sus cuentas bancarias por la Sudeban. Su director, Roberto Patiño, fue acosado por policías al punto de que tuvo que pasar un mes escondido. En fin, ¿quién pudiera objetar las labores humanitarias de Alimenta la Solidaridad o de Azul Positivo?

Marino Alvarado, coordinador de Investigación de Provea, explicó en una entrevista a Prodavinci que las ONG de este tipo entorpecen el control social del régimen sobre las masas al realizar una provisión alternativa de bienes de primera necesidad que no está condicionada a lealtades políticas de los receptores de la ayuda. Al distribuir esos bienes, también es posible que las ONG reduzcan la oportunidad de hacer negocios con sus equivalentes controlados por el Estado. Ello sería consistente con los postulados de Bruce Bueno de Mesquita y Alastair Smith, otro dúo de politólogos en el elenco habitual de esta columna, según los cuales los regímenes no democráticos no desaprovechan oportunidades de obtención de recursos para repartir entre su coalición ganadora (el conjunto de individuos que los mantiene en el poder al margen de los deseos de la mayoría de la ciudadanía) y así mantenerla satisfecha y fiel. Todo puedo ser usado con tales fines. Hasta los productos indispensables para la vida humana.

En conclusión, la situación de las ONG venezolanas es muy preocupante. Por eso ellas están llamando la atención y pidiendo el respaldo del resto de la sociedad.

Desatender el llamado sería el colmo de la ingratitud. Esas ONG han estado al pie del cañón en la defensa de nuestros derechos. Piensen en las miles de personas que han comido gracias a Alimenta la Solidaridad, en las denuncias de Provea fuera del país o en el Foro Penal velando por los presos políticos. Yo no sé cuáles son los pasos específicos que debemos dar en este contexto tan complicado nuestro, agravado por la pandemia de covid-19. Pero me niego a abandonar a un componente importantísimo de la sociedad civil a su suerte. Como dice la consigna del momento: salvemos las ONG.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

#10ConversasDeEconomía | ¿Quiénes ganan y quiénes pierden con la dolarización?

@victoralvarezr

Según el Observatorio Venezolano de Finanzas, la inflación acumulada en 2020 fue de 3713 %. Los estudios de Ecoanalítica en las ciudades más grandes del país revelan que las operaciones de compra-venta están cada vez más dolarizadas. En Maracaibo superan el 80 % y en el sector electrodomésticos más del 90 % de las transacciones se hace en dólares. El bolívar cada vez se usa menos para fijar los precios y como medio de pago. Es más fácil que alguien tenga en su cartera un billete de un dólar que uno de un millón de bolívares que ni siquiera alcanza para comprar un dólar.

La dolarización transaccional es un hecho. La cantidad de divisas que circula internamente es cada vez mayor y esto ejerce una incesante presión para la dolarización de los servicios financieros.

Muchas economías que optaron por la dolarización lo hicieron porque el dólar ya era el medio de pago predominante. Cuando Ecuador dolarizó, el 54 % de los depósitos del público en el sistema financiero era en dólares y el 66 % de la cartera de crédito estaban en dólares. En Venezuela, la dolarización se ha ido imponiendo por la fuerza de los hechos y pareciera que lo único que queda pendiente es que se dolaricen los salarios y se tome la decisión oficial de sustituir el bolívar por el dólar.

¿Por qué Venezuela debería contemplar la dolarización? Con este artículo, hace tres años Francisco Rodríguez estimuló un candente debate acerca de las ventajas y desventajas de dolarizar la economía venezolana. El tiempo y la evidencia parecieran haberle dado la razón. El país está cada vez más dolarizado. Sin embargo, este ha sido un proceso desordenado y caótico.

En la serie Diez conversaciones estelares con diez de los mejores economistas de Venezuela, Francisco Rodríguez explica los pros y contras de la dolarización en Venezuela y nos ofrece una explicación clara, sencilla, comprensible de las causas que originan la dolarización como un proceso que no perjudica o beneficia por igual a todos los hogares, empresas e instituciones venezolanas.

¿Quiénes ganan y quiénes pierden con la dolarización espontánea, desordenada y caótica que está en marcha en Venezuela? ¿Qué hacer para que todos ganen con la dolarización?

Ver video YouTube ¿Por qué Venezuela debería contemplar una dolarización oficial?

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