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Opinión

El día en que me transformé en egresado

@laureanomar

El 31 de mayo se celebró el Día del Egresado Ucevista y se me vino esta historia a la memoria:

Fue una mañana de septiembre. Yo entré a la UCV como cualquier otro día, luego de saltar a la acera, en la parada de Las Tres Gracias, desde lo alto de un autobús de la línea San Ruperto o, como a los estudiantes nos gustaba llamarlo, Saint Rupert. Línea en la cual solía subirse el elocuente vendedor del mentol Apache, un mentol que lo curaba casi todo y que era anunciado con un eslogan que aludía a su reducido precio: «¡la casa Apache pierde!» Entré por la parroquia Universitaria, atravesé el pasillo de Arquitectura, me metí por Derecho para acortar camino.

Me detuve en el cafetín de Rafael a pedir el habitual guayoyo, pero todo era diferente ese día: nos teníamos que encontrar en el rectorado los compañeros de estudio para firmar la obligatoria acta de graduación.

Estábamos todos frente a la irremediable línea que separa de la universidad a un estudiante que ha librado batallas académicas de cinco años y hasta campañas admirables de diez, en algunos casos, para convertirlo en egresado. Ya no veníamos a inscribir semestre, ya no nos encontraríamos en las aulas nunca más como lo habíamos hecho hasta entonces. La UCV iniciaba ese día, gracias a nosotros, como lo había hecho tantas veces en sus casi tres siglos, el trabajo de parto. La UCV nos daba a luz –nunca tan bien usada la expresión, pues se completaba la iluminación del conocimiento–, sin embargo, éramos nosotros los que sentíamos los dolores. Algunos compañeros comentamos lo útil que sería que uno pudiera estudiar la misma carrera dos veces: la primera para graduarse, la segunda para aprovecharla mejor, sabios como éramos ahora, que sí conocíamos para qué servía nuestra profesión.

Bajo el reloj, juramos todos que nos encontraríamos nuevamente una vez al año. Alguien dijo que eso era mucho tiempo, que mejor sería una vez por semana en El Tropezón, entre arepas y cerveza. No nos hemos reunido nunca y ya vamos para los 30 años de graduados, pero nos hemos vuelto a encontrar por los pasillos de la vida y en salones de clases de los colegios en los cuales se han reunido nuestros hijos, algunos de los cuales ya se han graduado en la UCV.

Inevitablemente, esos fugaces momentos hacen que mi alma retorne, por las veredas de la nostalgia, a «la casa que vence la sombra» y entonces rememoro aquel día en que la profesora de Sociología me sorprendió imitándola desde la cátedra, la primera vez que entré al aula magna, los «sanguches» de pernil de Ingeniería, el mitin de Zapata, los libros de la Editorial Progreso, los exámenes orales del profesor de Historia, las clases en las que lloré frente a la hermosura de la filosofía griega y el croar de los sapitos que acompañaban las sesiones de lectura hasta el cierre de la biblioteca en la noche.

Ser egresado es también una profesión. Conseguir trabajo puede ser el más difícil de los exámenes. Tratar de abultar el currículo es todo un arte. Con el acto de grado se acaba la luna de miel de la vida, como si ese día se alcanzara la verdadera mayoría de edad. 

Pasaron unos años y volví a la escuela en la que estudié a dictar un seminario. Tomé un café, como siempre, donde Rafael, cuyos cabellos estaban ahora completamente encanecidos. Cada rincón de la UCV me contó una historia de mi pasado, un pedazo de lo que soy. Transité, como un viajero del tiempo, por las sensibilidades que me han dado forma, por los momentos en que todo era posible. El destino del mundo estaba en nuestras manos y amasábamos utopías tendidos sobre la grama. Pasé lista, miré la mirada expectante de mis alumnos, que era la misma mía de aquellos lejanos años y entonces no lamenté ser egresado, porque, la verdad sea dicha, de la UCV uno nunca puede irse. Ella se queda a vivir para siempre dentro de cada corazón ucevista.

Alma Mater floreat,

quae nos educavit.

Soy ucevista

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¿Cuándo derrocamos a Maduro? ¡Avisen, por favor!

@juliocasagar

Uno ve soflamas apasionadas de muchas personas, advirtiendo de que es un error pretender salir de Maduro por ningún otro medio que no sea derrocándolo. Que hacerse eco de todas las iniciativas que la comunidad internacional ha desplegado para tratar de forzar la realización de unas elecciones libres, es una pérdida de tiempo inexcusable.

Entonces empieza uno a entusiasmarse de que aparezca una vía más rápida, más expedita y más eficaz de salir de la pesadilla y empieza a averiguar a ver dónde es que tal plan maravilloso se fragua. Pregunta a los amigos que escriben por Twitter y no saben nada; va uno discretamente a conversar con algún militante de esas ideas y tampoco sabe nada; sigue en el juego de la candelita y va de sitio en sitio con la esperanza de que le digan: “por allá fumea”, pero nada.

La ignorancia sobre la trama de este plan que nos traerá la libertad es general.

Al final uno termina enterándose de que no hay nadie planeando tal hazaña; que la mayoría de los derrocadores no tiene plan; que lo de ellos es un deseo que no empreña y que a lo sumo lo que la mayoría de ellos quiere es que el tal derrocamiento lo hagan otros. Una especie de proyecto llave en mano; un modelo pret a porter, un outsourcing hecho por terceros; una subcontrata para no pagar prestaciones sociales a los trabajadores.

Una subespecie de los derrocadores va más allá. No quieren dejar nada a la creatividad de la gente. Ni siquiera sueñan con millones de venezolanos tomando Miraflores en una recreación tropical de la toma del Palacio de Invierno de Petrogrado o de la Bastilla. No, ¡faltaba más!, lo de ellos no es una chusma haciendo justicia, sino la invasión de una fuerza extranjera que se quede incluso luego un buen tiempo para ver si mejoramos la raza. Uno se pone a buscar entonces los que preparan la cabeza de playa para el desembarco; los que colaborarían hincando “la pica en Flandes”; los iniciadores del foco guerrillero y tampoco consigue nada.

Estos guerreros de la guerra de Mambrú me hicieron recordar una anécdota de los años 80. Tomábamos un café en un pequeño local Carlos, mi hermano, alias el Nene (¡sí, se llama Carlos!) Moisés Moleiro y este escribidor. Aclaremos que cuando el MIR había decidido entrar a ese estruendoso error que fue la lucha armada, los hermanos Castillo teníamos 9 y 10 años. El evento que cuento ocurrió cuando ya el partido tenía años de haber abandonado esa política y había entrado en la vida democrática y nosotros, como dirigentes estudiantiles, pasamos a formar parte de esa arrolladora fuerza que lo hizo ganar casi todas las FCU del país.

Pues bien, junto a nosotros, en otra mesa, comenzó un señor (contemporáneo de Moisés) a despotricar en voz alta del abandono de la lucha insurreccional; de la “traición” que ello había significado. Lo hacía con la convicción del que siente que tiene la verdad de su lado y tiene que proclamarla. Carlos se levantó de la mesa y se dirigió al protestante. Yo me puse en guardia porque conozco su carácter y su afición a zanjar este tipo de discusiones de la manera más concluyente. Sin embargo, se sentó mansamente y comenzó a susurrar algo al gritón. A los pocos minutos regreso a la mesa y el acusador de todas las traiciones se quedó calladito y no volvió a gritar. ¿Qué le dijiste a ese hombre?, le preguntamos. Nos respondió: “Muy sencillo, le dije que el abandono de la lucha armada era una estrategia para engañar al gobierno y que en persona estaba comisionado para reclutar gente, así como él, para reiniciarla de nuevo. Que me diera su dirección y su teléfono para contactarlo”. El tercio obviamente le dijo que “ya no podía”, “que él ayudaba desde afuera”; que trabajaba en el IAN (infiltrado, por su supuesto) y que tenía dos hijos, bla, bla, bla…

Dicho en otras palabras, nuestro guerrero de marras también quería (como los de ahora) que otros le hicieran la guerra por la cual él suspiraba.

Dicho todo esto y constatado que ninguno de los derrocamientos ni las invasiones están programados, ni figuran en el orden del día de ningún grupo conocido, estamos entonces en la obligación de recurrir al doloroso, pedestre y nada apasionado expediente de tratar de hacer lo poco que podemos después de haber marchado, arriesgado el pellejo, pancarteado, reunido con nuestros pares convenciéndoles de que hay que luchar y ponernos a trabajar en lo que podemos: emborronar cuartillas, ir a los zoom que nos inviten; pasearse por las comunidades “lanza y tapaboca al ristre” como Alonso Quijano, tratando de convencer a la gente de que, a los que no tenemos balas, no nos queda más remedio que jugarle al quintico de que nos dejen expresar que somos mayoría.

¿Difícil? ¡Sí, muy difícil! A las dictaduras no les gustan las elecciones. Además compran “opositores” que les dicen amén a lo que ellos digan; crean especies y subespecies de alacranes que juegan el juego de Esaú de venderse por un plato de lentejas. Les ponen palos a las ruedas de la carreta de cualquier negociación y nos “guaralean” tratando de ganar tiempo.

Es muy difícil, pero es la que nos tocó. Todas las democracias decentes del mundo nos acompañan en esta titánica tarea, más parecida a la de Sísifo que a la de Aquiles, un héroe con su talón vulnerable, pero héroe al fin. Nos acompañan a eso y no para otra cosa. Que las otras son para ellos realismo mágico, que ya nos lo dijeron.

Hoy, hay condiciones para que esa ciclópea negociación pueda comenzar. Maduro tiene menos del 15 % de los venezolanos a su favor. Ya no tiene CLAP, ni bonos. Las vacunas lo atormentan y su tráfico aun más. Su único soporte, la FAN, esta resentida de desmoralización. Apure ha demostrado su nulo apresto operacional y se le han visto todas las costuras infames. También quiere que relajen las sanciones y que les quiten las de su círculo íntimo. No sabe cuándo una crisis le estalla en la cara ni cuando sus “aliados” de las FARC y el Coqui le dan la espalda.

Esos son sus incentivos para sentarse.

¿Pateara la mesa? Es probable. Es lo que ha hecho siempre. Pero es la alternativa que tenemos. Estar en esa mesa (si es que hay mesa) y acompañar a nuestra gente que sufre; que no tiene vacunas, ni agua, ni luz, y que casi cree que no tiene esperanzas, es nuestra única opción.

Felicitémonos de que, pasito a pasito, se incorpora gente y dirigentes al Acuerdo de Salvación Nacional. Cuidemos y pongamos la unidad entre algodones y aunque “no basta rezar”, como decía Ali Primera, oremos a José Gregorio para que nos ayude en este trance del que saldremos, más temprano que tarde.

POSTDATA: De todas formas, si alguien sabe de otro camino más rápido, por favor que mande un mensajito por WhatsApp o deslice un sobre por debajo de la puerta con las coordenadas. Se lo sabremos agradecer.

Mandela, beisbol y Venezuela

Mandela, beisbol y Venezuela

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Conciliar planes de recuperación con los políticos
Contamos con planes de recuperación, con recursos humanos calificados y confiamos que haya la voluntad política para no repetir errores

 

Venezuela tuvo un crecimiento económico importante a partir de 1945, pero en los últimos años de la república civil se inició el descenso  como consecuencia del clientelismo político y de la corrupción. Posteriormente, la marabunta roja arrasó con lo bueno que quedaba y terminó de destruir lo que ya estaba en decadencia. Ahora, una vez salgamos de la misma, tendremos la oportunidad de reconstruir el país. Contamos con planes, con recursos humanos calificados y confiamos que haya la voluntad política para no repetir errores.  

¿Cuáles son los principales factores limitantes?

1. El Estado no dispondrá de suficientes recursos para reconstruir todos los sectores. La industria petrolera, principal fuente de ingresos, está en el suelo, con una producción de solo unos 400.000 b/d. Continuará la escasez de combustibles, ya que nuestras refinerías están operando intermitentemente y con muy baja producción.

2. Ningún ente financiero externo otorgará préstamos para recuperar el negocio de los hidrocarburos.

3. Las empresas eléctricas, del hierro y del aluminio están quebradas, pero tienen la ventaja de que operan con muy baja emisión de gases de invernadero.

4. Las invasiones de fincas y de empresas, la escasez de insumos e inseguridad personal han postrado la producción agropecuaria, por lo que habrá que importar un elevado porcentaje de alimentos.

5. El alto porcentaje de pobreza obligará a ciertos subsidios directos.

¿Existen los planes?

El gobierno interino del presidente Guaidó ha estado divulgando el Plan País, elaborado por profesionales de todas las áreas. El mismo constituye una base que se debe ir ajustando. Las cifras del régimen no existen o están adulteradas, por lo que el plan tendrá que sufrir algunas variaciones en cuanto al tiempo de ejecución y metas. Además, en diferentes foros se han presentado propuestas en la misma dirección o que complementan el mencionado plan.

Cabe mencionar los más recientes, organizados por Venamérica y la Venezuelan American Petroleum Association, por el grupo Orinoco y por Vente Venezuela. Gracias a los mismos, los ciudadanos hemos podido discutir los planes elaborados por distinguidos profesionales, que en algunos casos difieren en matices no relevantes. El punto sobre el cual pareciera haber cierta discrepancia es sobre el mayor o menor énfasis del papel del Estado, pero todos coinciden que no puede ser como en el pasado y, mucho menos, como en el presente.

Reconstruir lo devastado

Sin duda, todavía contamos con los recursos humanos calificados para elaborar, afinar y ejecutar los planes. Sin embargo, hay que apurar el paso, ya que los años no perdonan y es evidente la escasez de maestros y profesores en todos los niveles del sistema educativo, con su incidencia en la calidad de la enseñanza. Además, es imprescindible un compromiso del sector político.

Como es obvio, no es suficiente contar con recursos humanos preparados y con planes.

Tiene que haber una voluntad política para que se aprueben los planes, se mantengan los mismos en el largo plazo con los ajustes que se requieran y  sean ejecutados por los mejores. Desde luego, es imprescindible que el Estado deje de ser empresario. No es asunto de ideología, sino que la destrucción del país ha sido tal, que el Estado tendrá que dedicar los escasos recursos a reconstruir los sistemas de salud, educación e infraestructura.

El sector político

Lo anterior es letra muerta si no logramos cambiar al gobierno de facto. El Acuerdo de Salvación Nacional presentado por el presidente interino Guaidó contempla: elecciones presidenciales, parlamentarias y regionales libres, con observación internacional. Entrada de las vacunas y de la ayuda humanitaria, libertad de presos políticos y regreso de exiliados, y justicia transicional. ¿Es razonable oponerse a este acuerdo y solicitar el cambio de la dirigencia, o lo sensato es cerrar filas para apoyarlo? 

¿Qué se puede objetar a este acuerdo? Algunos se oponen alegando que con delincuentes no se negocia, y que otras veces el régimen se burló de los acuerdos. Entendamos que es necesario intentar negociar para aliviar los padecimientos de millones de compatriotas. ¿Puede que esas negociaciones fracasen, que el régimen no acepte lo esencial o que acepte, pero no cumpla? Claro que sí, es muy probable. Sin embargo, hay que intentarlo las veces que sea necesario, a menos que tengamos la posibilidad de una insurrección popular, una intervención de nuestros militares o extranjera dentro de los acuerdos de proteger, lo cual es posible, pero muy poco probable.

Otra objeción es sobre la llamada justicia transicional, sobre la cual varios defensores de derechos humanos alegan, con razón, que la justicia no se negocia. Es loable que haya quienes defiendan estos puntos de vista. La pregunta es si para intentar castigar a unos cuantos delincuentes hay que permitir que millones de compatriotas sigan sufriendo. Por otra parte, ojalá quien esto escribe se equivoque, pero en los tribunales casi siempre solo pagan los de menor rango.

Por ahora, lo prudente es no enfrascarse en una discusión sobre si se debe o no votar en las regionales. Esperemos a ver si avanzan las negociaciones. Los rectores del CNE, Enrique Márquez y Roberto Picón, han dado declaraciones muy infelices, por decir lo menos. Sobre la solicitud del referendo revocatorio entendemos las objeciones, pero no lo descalifiquemos a priori. Salir del régimen es un asunto político, no legal. Cerremos filas.

Como (había) en botica

Nuestro embajador en Canadá, Orlando Viera-Blanco, está muy activo. El gobierno canadiense decidió apoyar las denuncias contra el régimen ante la Corte Penal Internacional; ahora realiza gestiones para que se aplique a los venezolanos una cuota de refugiados como existe con los sirios.

Lamentamos los fallecimientos de Howard Méndez, de Levi Rincón y de Henry Uzcátegui, compañeros de Gente del Petróleo y de Unapetrol.

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados! 

eddiearamirez@hotmail.com

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Carolina Jaimes Branger May 31, 2021 | Actualizado hace 1 mes
El robo nuestro de cada día

@cjaimesb

Todos los días recuerdo a mi amigo el rabino Pynchas Brener. No solo por sus enseñanzas y su grata conversación, sino porque hace como quince años él me dijo: “La crisis venezolana es política. ¡Claro que es política! La crisis venezolana es económica. ¡Claro que es económica! La crisis venezolana es social. ¡Claro que es social! Pero la mayor crisis que tenemos en Venezuela es la crisis de valores.

Hugo Chávez corrompió a su círculo más cercano para tenerlos con la rienda corta y poder dominarlos. Pero esa corrupción permeó hacia abajo. “Si mi jefe roba, ¿por qué no voy a robar yo…?” es el razonamiento o la excusa.

Ahora, Nicolás Maduro ha permitido el robo no solo como mecanismo de chantaje, sino para pagar los sueldos que no tiene cómo pagar, o sencillamente, no quiere pagar. Así, los soldados que están en las alcabalas los días de cuarentena radical se hacen de un sueldazo mensual, que ya quisieran ganar los profesionales venezolanos. De igual manera, los empleados públicos, que para cualquier diligencia piden desde una “ayudaíta” (puede ser para obtener un documento legal, un permiso, un servicio, un cupo y ahora para las vacunas) hasta “para el “doctor” o la “doctora” y “eso sí, me lo trae en dólares en efectivo”.

Escribo este artículo después de enterarme de que una cuadrilla de CANTV fue a “reinstalar” una línea de teléfono en casa de los vecinos de un primo mío. Él los vio llegar, porque el poste de teléfono está justo en la entrada de su casa. Se acercó y a guisa de chanza, les dijo “cuidado me cortan mi línea”. ¡Bingo! No habían pasado unos minutos cuando se le fue el Internet que tiene asignado a su línea telefónica: se la habían cortado. Salió a decirles que le habían cortado la línea. Los técnicos ni se inmutaron. Mi primo les tomó fotos para documentar el abuso. Pero ellos siguieron como si nada.

El que estaba en la escalera terminó de bajar, la dobló y la metió en la camioneta. El otro, que parecía ser el jefe, le dijo “nosotros no tenemos que ver nada con eso”. “¿Cómo no van a tener que ver con eso si estaba funcionando hasta que ustedes empezaron a jurungar los pares?”, les reclamó. Dos técnicos que estaban más arriba se acercaron. “Bueno, si quiere tener línea, eso le va a costar unos realitos”. Mi primo entró en cólera. La educación con que los trató inicialmente dio paso a reclamos muy severos y hasta groseros, producto de su ira. Pero los tipos se fueron tranquilazos. Total, ya habían cobrado. Si mi primo quería su línea de vuelta, tendría que bajarse de la mula de igual manera.

Los vecinos pagaron $250 por recuperar su línea. ¡Doscientos cincuenta dólares equivalen a cien sueldos mínimos o más! ¿Es que hay que pagarles a todos los que prestan servicios, aparte de lo que cuesta el servicio? La CANTV ha subido las tarifas y presta el peor servicio del mundo. Ya casi nadie tiene teléfono de una compañía que, cuando estaba privatizada, funcionaba a las mil maravillas. Pero no, la “nacionalizaron”. ¿Para qué? ¡Para destrozarla, como han destrozado todo el país y luego convertirla en un antro de abusos y robos!

Yo no sé cómo vamos a reconstruir el país cuando esto se acabe. Pero sé que va a costar mucho. La corrupción se convirtió en una manera de vida y… ¿cómo se detiene eso?

Si estuviera vivo mi queridísimo y admiradísimo Luis Alberto Machado, me diría “con educación, educación y más educación… La educación no es una prioridad… ¡La educación es LA prioridad!”.

“LA” prioridad

“LA” prioridad

Pero no hay que perder las esperanzas. Todavía queda algo de reserva moral en el país. Y esa reserva tendrá que hacer acopio de todos sus recursos para enfrentar al monstruo que está comiéndose al país desde sus entrañas.

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Algunas cosas que no me contaron de la Corte Penal Internacional

Sede permanente de la Corte Penal Internacional, en La Haya. Foto Marina Riera / Human Rights Watch

@dhayanamatos

Hace unos días leí un trino en Twitter de alguien que estaba en contra de la participación en las elecciones regionales bajo el argumento de que, en poco tiempo, Nicolás Maduro iba a ser condenado por la Corte Penal Internacional (CPI).

Indiscutiblemente que una cosa es lo que se desea y otra cosa es la realidad. Ese señor puede tener muchas ganas de que a Maduro lo condenen, pero para que se tome esa decisión –que sería histórica porque hasta la fecha no ha sido condenado un presidente en funciones de un país latinoamericano, tampoco un expresidente–, faltaría un largo y engorroso proceso.

Además, en el caso hipotético de que se iniciara una investigación en contra de Nicolás Maduro por la comisión de crímenes de lesa humanidad conforme a lo establecido en el artículo 7 del Estatuto de Roma (ya sabemos que la Fiscalía está por concluir el examen preliminar) y se emitiera una orden de detención, eso no aseguraría que, de forma inmediata, se pudiera ejecutar.

Ejemplo de lo señalado es el caso de Omar Al Bashir, quien fue presidente de Sudán por más de tres décadas. En 2009 y 2010, la Sala Preliminar I de la CPI dictó dos órdenes en su contra por los crímenes de guerra, lesa humanidad y genocidio. En 2019, Al Bashir fue derrocado y fue en 2020 cuando el gobierno de transición de Sudán acordó con los grupos rebeldes la comparecencia del exdictador ante la Corte Penal Internacional. ¡Más de diez años después de la primera orden de detención!

Esto no quiere decir que sería intrascendente que la CPI abriera una investigación contra Maduro, por el contrario, tendría mucha relevancia. Además, hay que tener presente que los crímenes sobre los cuales esta corte es competente no prescriben.

Es importante destacar cómo fue el proceso histórico hasta la adopción del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional en 1998 y su entrada en vigor en 2002, ya que esta trayectoria muestra, por un lado, el peso de la política y de los intereses de las grandes potencias y, por el otro, algunos aspectos positivos que tiene el establecimiento de una corte penal internacional de carácter permanente.

Antecedentes: los juicios de Núremberg y Tokio

Concluida la II Guerra Mundial se instalaron los tribunales de guerra para juzgar los crímenes cometidos durante esta. Se trataba de tribunales ad hoc con competencias espaciales y temporales específicas.

De esta manera, para juzgar a los criminales alemanes, se establecieron los tribunales de Núremberg y para juzgar a los criminales japoneses, los de Tokio.

Estos tribunales fueron objeto de fuertes críticas, una de las más importantes se refería a la “justicia de los vencedores”, ya que solo fueron juzgados criminales de guerra de los países perdedores de la contienda bélica, Alemania y Japón. Esto excluía a los criminales de los países aliados.

Se invisibilizaron los crímenes cometidos por rusos, franceses, estadounidenses, chinos e ingleses. Se planteó una especie de binarismo entre los buenos-vencedores y los malos-vencidos.

Otra de las críticas fue que estos tribunales, de carácter militar, dejaban por fuera un conjunto de crímenes cometidos durante la guerra, entre ellos destacaban las violaciones sexuales que sufrieron miles de mujeres de distintas nacionalidades.

Es el caso de las mujeres sometidas a esclavitud sexual por Japón, llamadas “mujeres de solaz”, que eran de distintas nacionalidades: chinas, taiwanesas, coreanas, filipinas, malasias, timoresas y japonesas. También miles de alemanas que fueron violadas por soldados aliados después de la culminación del conflicto.

Estos hechos solo muestran cómo las mujeres no eran tratadas como personas, como seres humanos con derechos, sino como objetos sexuales para el disfrute de los soldados y como botín de guerra.

La creación de la ONU

En 1945 nace la Organización de las Naciones Unidas y en su carta de creación se establece como propósito fundamental “mantener la paz y la seguridad internacionales”.

La entidad encargada de cumplir con este propósito es el Consejo de Seguridad, considerado un órgano principal de la ONU, compuesto por quince miembros, cinco de carácter permanente: Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Rusia y China, los países aliados que resultaron ganadores de la II Guerra Mundial, con derecho a veto de las decisiones que se tomen. Los otros diez miembros no permanentes se eligen por un periodo de dos años entre los países que conforman la organización.

El día de hoy, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas es, con razón, objeto de innumerables críticas, entre ellas destaca el hecho de que más de 75 años después de la culminación de la II Guerra Mundial, haya cinco países con la capacidad de veto de las decisiones.

Y relacionado con lo anterior, que dichos países han estado lejos de asegurar la paz y la seguridad mundial. Por el contrario, algunos de ellos forman parte de un selecto club de los que tienen el mayor potencial bélico del mundo.

Si de verdad se hubiese establecido, como era el sentido primigenio,  una jurisdicción penal universal para conocer de los crímenes más aberrantes contra la Humanidad, que se constituiría en el bien tutelado, varios de los jefes de Estado de algunos de los países con capacidad de veto, entre ellos George W. Bush y Vladimir Putin, hubiesen sido, por lo menos, juzgados. Pero esta jurisdicción universal no se logró, faltó voluntad política y consenso entre los Estados.

Es importante destacar que hablo del Consejo de Seguridad de la ONU ya que, aunque la Corte Penal Internacional no es un órgano principal de las Naciones Unidas, en el Estatuto de Roma se le atribuyen ciertas prerrogativas a este consejo como se verá posteriormente.

Además, en la década de los noventa, el Consejo de Seguridad, para algunos extralimitándose en las competencias establecidas en la Carta de Naciones Unidas, creó unos tribunales penales internacionales para conocer de los crímenes ocurridos en Ruanda y en la ex Yugoslavia.

Tribunales Penales Internacionales para ex Yugoslavia y Ruanda

Ante el conflicto armado que existía en la zona de los Balcanes y el masivo asesinato de ruandeses (tutsis por parte de los hutus y viceversa), el Consejo de Seguridad decidió crear tribunales penales ad hoc para juzgar los crímenes cometidos.

De esta manera se determinó como competencia de estos juzgados conocer de: 1. las infracciones graves contra los Convenios de Ginebra de 1949 (ex Yugoslavia) y violaciones del artículo 3 común en los Convenios referido a conflictos internos (Ruanda); 2. las violaciones de las leyes o costumbres de la guerra; 3. el genocidio y 4. los crímenes de lesa humanidad.

Cabe destacar, además, que contrariamente al caso de Núremberg y Tokio, estos tribunales no se refirieron solo a aspectos militares; también se juzgaron las violaciones sexuales masivas que sufrieron las mujeres, entre otros crímenes.

El caso No. ICTR-96-4-T del Tribunal Penal Internacional para Ruanda, The Prosecutor vs. Jean-Paul Akayesu, tiene gran relevancia ya que, por primera vez, la violencia sexual contra las mujeres fue reconocida como crimen de guerra por un tribunal penal internacional. Además, quedó establecido que la violencia sexual se puede dar incluso cuando no hay contacto físico alguno, siempre que se trate de actos de naturaleza sexual y que haya coacción.

La importancia de esta sentencia y, en general, de la jurisprudencia de los tribunales penales de Ruanda y la ex Yugoslavia, es que sirvieron de criterios orientadores para la definición de los crímenes establecidos en el Estatuto de Roma, texto que no se limita a crímenes en contextos de guerra sino también en tiempos de paz.

Cabe destacar que el Estatuto de Roma fue el primer tratado internacional que incorpora dentro de la categoría de crímenes internacionales la violencia sexual y basada en género, la esclavitud sexual, el embarazo forzado y las persecuciones basadas en el género. Además, incorpora la perspectiva de género en su estructura, organización y funciones, y garantiza la presencia de mujeres dentro de la corte. Esto para señalar algunos aspectos positivos de este instrumento.

La creación de la Corte Penal Internacional y el Estatuto de Roma

Desde los inicios de la ONU existió cierto consenso sobre la necesidad de crear un tribunal penal permanente. La Asamblea General, en 1947, le encomendó la tarea de elaborar un proyecto de “Código de Crímenes contra la Humanidad” a la Comisión de Derecho Internacional.

Sin embargo, en plena Guerra Fría, con el equilibrio bipolar y el permanente recelo que había entre ambos bandos, fue imposible que este proyecto se concretara. Ni Estados Unidos ni la extinta Unión Soviética estaban dispuestos a que un tribunal internacional juzgara a sus nacionales por la comisión de crímenes de guerra o de lesa humanidad.

Conocer estas circunstancias es importante para comprender las negociaciones, avances y retrocesos que se fueron dando en el proceso de construcción de una corte con estas características. Hay muchos elementos vinculados con los intereses geoestratégicos, el orden mundial y la voluntad política de los Estados que permitieron, en algunos casos, que se avanzara y, en otros, que se retrocediera.

En el año 1998, luego de un largo tiempo de discusión, de la reticencia de algunos países y de la clara oposición de otros, se firmó el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional.

Señala el profesor Kai Ambos que el texto tuvo 120 votos a favor, 7 en contra (aparte de EE. UU., China e India) y 21 abstenciones.

¿Quiénes no firmaron el Estatuto de Roma?

En el caso de Estados Unidos es importante destacar que participó activamente en el proyecto de elaboración de una corte penal internacional permanente. De hecho, el gobierno de Bill Clinton, en una de sus últimas decisiones, firmó el Estatuto de Roma.

En el año 2000, durante el gobierno de George W. Bush, se estableció que Estados Unidos no tenía la intención de ser parte de ese tratado. Pero la cosa no quedó allí.

A partir de ese momento, este país comenzó una campaña en contra de la CPI y a proponer o, mejor dicho, a presionar a otros países para que, a cambio de ayuda económica y militar, firmaran un “Acuerdo bilateral de inmunidad” en el que se comprometían a enviar directamente a Estados Unidos a todo ciudadano de esta nacionalidad que hubiese sido solicitado por la Corte Penal Internacional.

Tampoco reconocen la competencia de la CPI China, India, Pakistán, Turquía, Israel o Rusia, “países halcones”, que concentran un enorme potencial armamentístico y nuclear, además de ser, algunos de ellos, junto con Estados Unidos, parte directa o indirecta de los conflictos armados internacionales (y de algunos internos) más importantes ocurridos después de la II Guerra Mundial.

Esto quiere decir que, aquellos que más crímenes cometen, no aceptan la competencia de un tribunal como el que se estableció en La Haya.

Pero me interesa destacar el caso de Estados Unidos, China y Rusia, tres de los cinco países que son miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU que, como indiqué, tienen capacidad de veto de las decisiones que se tomen en esta institución.

Resulta que, aunque no reconocen la competencia de la CPI, estos países pueden solicitar que este tribunal suspenda una investigación o un enjuiciamiento por doce meses, tiempo que puede ser renovado, de acuerdo a lo establecido en el artículo 16 del Estatuto de Roma. ¿Ven por qué hay tantos cuestionamientos a este sistema?

Esa posibilidad de solicitar la suspensión se justificó en la necesidad de permitir al Consejo actuar y cumplir con lo establecido en el capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas, referido a las acciones en caso de amenazas a la paz, quebrantamientos de la paz o actos de agresión.

Esto quiere decir que, aunque Estados Unidos, China o Rusia se nieguen a aceptar la competencia de la CPI, sí tienen la capacidad de solicitar la suspensión de una investigación que lleve a cabo este tribunal. ¿No hay razones para que esto genere, por lo menos, cierta suspicacia?

Y no estamos hablando de tres mansas palomas, repito, hablo de Estados Unidos, Rusia y China…

A la Corte Penal Internacional también se le cuestiona que se haya concentrado en conocer casos relativos a países africanos tales como República Centroafricana, Costa de Marfil, Darfur, Sudán, Congo, Kenia, Libia y Uganda en un primer momento, y ahora se incluyen algunos latinoamericanos, Bolivia, Colombia y Venezuela que se encuentran en examen preliminar. ¿Por qué no se inician averiguaciones contra personas provenientes de países europeos que han aceptado la competencia de la corte? ¿No han cometido crímenes o se impone una visión neocolonial en este tribunal?

Razones jurídicas y razones políticas

Todas esas explicaciones las traigo a colación ya que, más allá de la regulación normativa y del establecimiento de un proceso penal, con garantías para el imputado y reconocimiento de las víctimas como se evidencia en la CPI, hay razones políticas que no se pueden soslayar y que, en no pocas ocasiones, pesan más que las jurídicas.

Creo que las organizaciones de la sociedad civil y ciertas personalidades en Venezuela han realizado una extraordinaria labor en la sistematización de las violaciones de derechos humanos y en el establecimiento de la responsabilidad penal, que siempre es individual, de quienes cometieron los hechos. Se trata sin ninguna duda de una labor titánica y mucho más en un contexto adverso como el existente actualmente.

Para mí, que la Fiscalía de la CPI haya “concluido que la información disponible en esta etapa brinda un fundamento razonable para creer que, al menos desde abril de 2017, autoridades civiles, miembros de las fuerzas armadas e individuos a favor del Gobierno han cometido los crímenes de lesa humanidad de encarcelación u otra privación grave de la libertad física en violación de normas fundamentales de derecho internacional… tortura… violación y/u otras formas de violencia sexual de gravedad comparable … y persecución de un grupo o colectividad con identidad propia fundada en motivos políticos” (Informe sobre las actividades de examen preliminar, 14 de diciembre de 2020), es un gran logro.

Pero de allí a creer que la decisión de la Corte Penal Internacional significará un gran cambio en Venezuela desde el punto de vista del sistema político, lo dudo. No creo que sea la vía.

La vía es reconstruir la institucionalidad, lograr acuerdos, ir a elecciones, superar la visión suma cero y comprender, nos guste o no, que debemos comenzar a convivir, respetándonos, reconociéndonos no como enemigos, en todo caso, con ideas contrarias, plurales, divergentes.

Todo ello sin olvidar, como ya señalé, que los crímenes sobre los que tiene competencia la Corte Penal Internacional son imprescriptibles.

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Humano Derecho #197 con Karina Estraño, fundadora del movimiento Todos por el Futuro

@_humanoderecho

¿En qué se enfoca el trabajo de la organización?, ¿cuáles son las acciones desde lo individual que pueden generar pequeños cambios? ¿Tienen algún proyecto de trabajo para el futuro? Conversamos de estos y otros temas con Karina Estraño, fundadora y coordinadora general del movimiento por el clima Todos por el Futuro, quien nos hablará acerca de los temas relacionados con sus proyectos.

Todos por el Futuro es un movimiento ambiental que fomenta la formación y el activismo climático en Venezuela. Además promueve el cumplimiento del marco legal y tratados nacionales e internacionales para la adaptación y mitigación al cambio climático y la participación ciudadana para avanzar hacia el desarrollo sostenible y para la defensa de nuestro ambiente y derechos humanos.

«En el sur del Orinoco tenemos el 80 % de nuestras reservas hídricas y ahí somos privilegiados en cuanto a nuestras fuentes de agua dulce. Sin embargo, la minería ilegal lo que genera son acciones de contaminación en esas fuentes de agua».

Presentado por Génesis Zambrano (@medicenmouzo) y Luis Serrano (@akaLuisSerrano). Somos el radio web show semanal que mezcla la buena música con gente que ayuda a gente. Transmitido por diferentes plataformas del país, es producido por RedesAyuda y Provea.

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Empanadas al rolete y sanduchitos en la madrugada

@SoyJuanette

Simplemente no lo podía creer, ahí estaba yo otra vez frente al televisor escuchando al presidente anunciando nuevas medidas restrictivas para tratar de bajar la curva de contagios por el coronavirus. Que HDP este virus de mierrr que nos dio un plazo para retomar poco a poco la calle, reencontrarnos con los amigos y familiares y ahora otra vez aparecía para que nos mandaran a guardar.

Debo confesar que esta vez no me afectó tanto como la primera vez, pues el año pasado la incertidumbre se apoderó de mí, y es que creo que inconscientemente lo normalicé o, peor aun, lo acepté. ¿Será que la cuarentena se volverá una tradición más como la Navidad, la Semana Santa o el verano? Porque si es así, deberían decir: “Chicos se vienen las vacaciones de cuarentena” y así todos nos apertrechamos con helado y chucherías en los meses de aislamiento para maratonear series, leer los libros pendientes y obviamente hacer masa madre.

Sé que mucha gente ahora mismo está puteando no solo al presidente, gobernadores, intendentes y hasta a la covid-19, pero yo, que soy un tipo pacífico y agradecido, le quiero agradecer, pero no a los políticos, sino al virus que se tomó unos meses de vacaciones y pudimos salir al menos un poco.

Me di cuenta de lo que había vuelto a perder mientras escuchaba a Alberto decir que tendríamos restricciones, pero solo por 9 días. El detalle es que no explicó si son 9 días por mes o 9 días cada 9 días.

Mientras el presidente iba diciendo las medidas una a una, yo dibujaba en mis recuerdos algunos hitos importantes de la corta época de la pospandemia, como cuando el amigo Mariano Di María me invitó al reencuentro en la terraza de Taburete Club de comedia, donde nos prometió (y cumplió) que habría “empanadas al rolete”, de jamón y requesón, carne picada, humita, roquefort, etc. Aquello fue maravilloso, porque después de casi un año prácticamente todos los comediantes del under porteño nos reunimos para reír y hasta cantar en el karaoke. Esa noche terminó de una forma maravillosa: alrededor de 10 comediantes terminamos a las 3 de la madrugada comiendo sanduchitos, sentados en la vereda de la avenida Santa Fe.

Después recordé mi primera vuelta a Paseo La Plaza, otro lugar hermoso de mi amada Buenos Aires, y donde tuve mi show todos los domingos antes de la pandemia. De hecho, si llegan a pasar ahora por la puerta de The Cavern, verán el cartel con mi cara y la de mis compañeros de “Muy Domingo”. Ese primer show de la pospandemia fue maravilloso. Me temblaban las patitas como la primera vez que me presenté, pero descubrí que mi capacidad de hacer reír seguía intacta.

Ya cuando el presidente iba terminando con la cadena nacional para anunciar las medidas, recordé a mi tribu, los wakandianos, esa hermosa productora con la que trabajo desde hace años y con la que he logrado sueños maravillosos. Y tal vez el más importante de todos fue poder abrir en tiempos de pandemia la Sala Wakanda, un nuevo espacio para que los comediantes puedan presentarse.

Pero ahora todo esto volvió a la estacionalidad, es decir, pasamos del stand up al stand by… creo que ahora cuando me pregunten ¿Qué pasó con el stand up? Contestaré “nada, lo dejé, ahora hago stand by”.

Solo espero que realmente sea por poco tiempo y nos terminen de vacunar a todos, pues la gente quiere trabajar, reír, hacer reír y por supuesto comer muchas empanadas al rolete o sanduchitos de miga sentados en la vereda.

Pero por ahora cuídense, que el virus no es juego.

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Friends y otros reencuentros famosos de la TV
La reunión del elenco de la serie Friends en la plataforma HBO Max forma parte de una larga tradición televisiva para aprovechar la nostalgia de los espectadores

 

@gonzalomjimenez

Han transcurrido 17 años desde que la serie Friends (1994-2004) salió del aire. La sitcom, emitida originalmente en Estados Unidos por la cadena NBC, se convirtió en uno de los clásicos modernos de la televisión, dando origen a modas (el peinado de Rachel), un fallido spin-off (Joey, que solo duró dos temporadas) y toda una línea de merchandise, entre el que se cuenta incluso un set de Lego.

De allí que hubiera grandes expectativas con su programa especial de reencuentro titulado Friends: the reunion, estrenado el 27 de mayo de 2021 en la plataforma de streaming HBO Max. Fue un programa documental, con entrevistas a las seis estrellas principales: Jennifer Aniston, Courteney Cox, Lisa Kudrow, Matt LeBlanc, David Schwimmer y Matthew Perry.

Friends y otros reencuentros famosos de la TV, por Gonzalo Jiménez
La icónica imagen de Friends, y el póster de Friends The Reunion, de HBO Max.

Se trata de una reunión concebida por HBO Max para incrementar su cifra de suscriptores, atraídos por la nostalgia de ver nuevamente reunidos a los actores de la popular serie. Es una estrategia empleada con frecuencia por la TV estadounidense, que cada cierto tiempo anuncia con bombos y platillos el reencuentro de una serie famosa.

Entre las series que han contado con reencuentros muchos años después de haber finalizado están La familia Addams, La pequeña casa de la pradera, Kojak, Maverick, Perry Mason, Bonanza, El bote del amor, MacGyver, Ocho son suficientes, La familia Munster, Mi bella genio, La familia Walton, ALF, Dallas, Salvado por la campana y Baywatch, entre otros. Repasemos entonces otros programas similares.

The X Files

Friends y otros reencuentros famosos de la TV, por Gonzalo Jiménez
El reencuentro de los agentes Dana Scully y Fox Mulder, de The X Files (2016) tuvo buena receptividad del público.

Si bien la serie concluyó en 2002 con su novena temporada, la cadena Fox trajo de vuelta a los agentes del FBI Dana Scully (Gillian Anderson) y Fox Mulder (David Duchovny) para una temporada 10 en 2016, catorce años después del que había sido su episodio final.

Fue un regreso diferente, pues esta temporada 10 solo tuvo seis episodios. Le fue tan bien con la audiencia que Fox contempló diez nuevos capítulos en 2018. Se ignora si la serie continuará.

El príncipe del rap

En el reecuentro del elenco de The Fresh Prince of Bel Air, se contaron anécdotas de la grabación.

El reencuentro de la comedia El príncipe del rap (The Fresh Prince of Bel-Air, 1990–1996) se produjo el 19 de noviembre de 2020 y su formato fue muy parecido al usado ahora por Friends: fue un programa especial que reunió al elenco de la serie protagonizada por Will Smith. El reparto –salvo James Avery, fallecido en 2013– contó anécdotas de la grabación.

The West Wing

La exitosísima serie The West Wing (que cosechó 26 premios Emmy) tuvo su reencuentro en 2020.

La serie creada por Aaron Sorkin, The West Wing, obtuvo 26 premios Emmy cuando se emitió originalmente en TV entre 1999 y 2006. Sus diálogos inteligentes y personajes realistas mostraron un aspecto poco conocido de la política estadounidense y, en especial, de la Casa Blanca. HBO Max reunió al elenco principal de la serie el 15 de octubre de 2020 en un programa especial cuyo objetivo era incentivar el voto en las elecciones presidenciales estadounidense de ese año. El reparto leyó el guion de un episodio de la tercera temporada.

Gilmore Girls

Friends y otros reencuentros famosos de la TV, por Gonzalo Jiménez
La serie Gilmore Girls Year in Life, fue resucitada en 2016, en un especial de 4 episodios.

La serie Gilmore Girls (2000–2007), protagonizada por Lauren Graham y Alexis Bledel, fue resucitada por Netflix en 2016 en un especial de cuatro episodios titulado Gilmore Girls: a Year in the Life, que mostró cómo era la vida, transcurrida una década, de Lorelai, Rory y Emily Gilmore. Cada episodio contaba su historia ambientada en una estación diferente del año: invierno, primavera, verano y otoño.

La isla de Gilligan

Friends y otros reencuentros famosos de la TV, por Gonzalo Jiménez
La serie Gilligan Island, muy popular en los años 60,  fue reeditada en la década siguiente.

De las comedias más populares de la década de 1960, Gilligan’s Island (1964-1967) trataba sobre un grupo (cuatro hombres y tres mujeres) que quedaba náufrago en una isla desértica, fuera de las rutas comerciales de los barcos.

En 1978, once años después de que emitiera su último capítulo, la cadena NBC estrenó un programa especial titulado Rescue from Gilligan’s Island, que mostraba cómo el grupo fue rescatado finalmente y las posteriores dificultades que enfrentaron los sobrevivientes para adaptarse de nuevo a vivir en la civilización. Esta reunión resultó ser un éxito de audiencia, por lo que en 1979 NBC lanzó una continuación, The Castaways on Gilligan’s Island, en la que los personajes regresan a la isla desértica del show original.

Baywatch

Friends y otros reencuentros famosos de la TV, por Gonzalo Jiménez
Baywatch reunió a su elenco principal en una película de 2003. 

Conocida en Latinoamérica como Guardianes de la bahía, Baywatch (1989–2001) llegó a ser la serie con más audiencia en el mundo, convirtiendo en estrellas globales a dos de sus protagonistas, Pamela Anderson y David Hasselhoff. En 2003 se estrenó una película para TV llamada Baywatch: Hawaiian Wedding, que reunió al elenco original (incluyendo a Carmen Electra).