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Opinión

José Luis Farias Jul 28, 2021 | Actualizado hace 4 semanas
Daniel Ortega en el Jardín de las Rosas

El expresidente Jimmy Carter (izq.) le tiende la mano a Daniel Ortega en el Jardín de las Rosas, Casa Blanca. Foto Charles Tasnadi / AP, en Infobae

En materia de «democracia efectiva», Daniel Ortega ni se ha dado por enterado. En su afán por perpetuarse en el poder ha recurrido a la vieja práctica estalinista de acabar con sus opositores

 

@fariasjoseluis

Cuenta el escritor nicaragüense Sergio Ramírez en su libro Adiós muchachos que de camino a la sede de la OEA, el 24 de septiembre de 1979, Daniel Ortega, Alfonso Robelo y él convinieron parar primero en la Casa Blanca para atender una invitación del presidente Jimmy Carter.

El recibimiento fue en el «Jardín de las Rosas» de la sede del gobierno norteamericano ante un nutrido grupo de periodistas para ir luego a la «sala del gabinete, donde se sumaron a la reunión el vicepresidente Walter Mondale, el subsecretario de Estado Warren Christopher, Brzezinski, Henry Owen, Varon Vaky, Bob Pastor y el embajador en Managua, Pezzullo».

Evoca Ramírez que no puede decir «que hubiera un ambiente tenso, pero sí de escepticismo mutuo». Era natural, dado el clima existente con el triunfo reciente de la Revolución sandinista.

Carter dio inicio a la reunión tocando los temas que consideraba vitales en sus relaciones con Nicaragua: la no intervención en El Salvador, los derechos humanos, la democracia efectiva. Y más adelante se comprometió con una ayuda de 60 millones de dólares para la reconstrucción del país.

Sergio Ramírez recuerda que «no había para nosotros puntos de conflicto verbal con este discurso».

Pero Daniel Ortega «los pasó de largo al responder de primero y se centró, más bien, en un extenso alegato sobre la política de intervenciones e injerencias de Estados Unidos en Nicaragua.

Tras varios minutos Carter alzó la mano para interrumpirlo, y la mantuvo alzada mientras Daniel no se calló:

–Si usted no me hace responsable por lo que han hecho mis antecesores, yo no lo haré responsable por lo que han hecho los suyos -dijo y causó risas y cordialidades en los dos lados de la mesa.»

Era muy larga la lista de agravios norteamericanos contra Nicaragua, tal vez la más extensa cadena de abusos cometidas contra país latinoamericano alguno; y, por supuesto, Jimmy Carter no quería que se los endosaran por el hecho de ser en ese momento presidente de los Estados Unidos.

El primero, en 1855, había sido la invasión de William Walker, un aventurero de Tennessee, quien una vez en territorio nicaragüense decretó la esclavitud y el inglés como idioma oficial «amparado en una falange de filibusteros».

Y el más largo, una ocupación militar con el desembarco de marines en 1912 que se extendió hasta 1933 cuando decidieron marcharse, tras dejar a Anastasio Somoza como jefe de la Guardia Nacional creada por los Estados Unidos para perpetuar su control sobre el país.

Pero también era muy larga la lista de crímenes cometida por la tiranía de los Somoza, entronizada en el país por 42 años hasta el triunfo del sandinismo. Comenzando por el asesinato del propio Sandino, que tampoco Ortega estaba dispuesto a que le cargaran a su cuenta por el solo hecho de haber nacido en Nicaragua y ser en ese momento (1979) el jefe del gobierno de ese país.

De aquella reunión en la Casa Blanca han transcurrido 41 años. Y luego de los 12 años de los sandinistas en el gobierno y los paréntesis de Violeta Chamorro (1990-1997), Arnoldo Alemán (1997-2002) y Enrique Bolaños (2002-2007), Daniel Ortega ya lleva 15 años consecutivos en el poder, tiempo suficiente para redoblar los crímenes y concentrar más poder que cualquiera de sus antecesores.

En cuanto a la agenda planteada aquel día por Carter: solo queda el recuerdo de palabras empeñadas y no cumplidas de parte y parte.

El gobierno revolucionario de Nicaragua se metió hasta los tuétanos en fomentar la guerra civil de El Salvador, que estalló casi inmediatamente dejando más de 80.000 muertos. Mientras el gobierno norteamericano de Ronald Reagan, sucesor de Carter, se dedicó a financiar el ejército de los Contras en Nicaragua para intentar derrocar al gobierno sandinista, produciendo unas 50.000 víctimas.

La violación de derechos humanos no ha parado en Nicaragua. Durante el régimen de Ortega los homicidios políticos se cuentan por miles, la OACNUDH informó que solo en las protestas de 2018 la impunidad de los cuerpos represivos del régimen de Ortega acabó con más de 300 vidas y el Informe de la CIDH al cierre de 2020 da cuenta de 328 homicidios producto de la represión.

En materia de «democracia efectiva», Daniel Ortega ni se ha dado por enterado. En su afán por perpetuarse en el poder ha recurrido a la vieja práctica estalinista de acabar con sus opositores. Siete de sus competidores en las próximas elecciones presidenciales (Cristiana Chamorro, Arturo Cruz, Félix Maradiaga, Juan Sebastián Chamorro, Miguel Mora, Medardo Mairena y Noel José Vidaurre) han sido apresados por «traición a la patria» y otros dos (Daysi George West y Luis Fley) decidieron exilarse ante los peligros que corrían en Nicaragua.

¡Ah! y de los 60 millones de dólares, Sergio Ramírez dice que fue «un dinero que nunca llegó a ser desembolsado».

Tal vez era iluso pensar que en plena Guerra Fría aquel paseo por el «Jardín de las Rosas» de la Casa Blanca pudiera haber dejado algún resultado provechoso para la paz, la democracia y la libertad en la patria del poeta Rubén Darío, que es también, lamentablemente, la misma del sátrapa Daniel Ortega.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Froilán Barrios Nieves Jul 28, 2021 | Actualizado hace 4 semanas
“Let cuban dictatorship live”

Edición que muestra la carta abierta titulada Let Cuba live, al fondo el edificio del NYT. Foto en elagora.digital

Las luminarias firmantes de la carta Let Cuba Live consideran que hay dictaduras buenas y malas. Las malas son las de los gorilas derechistas; mientras que las buenas son las “revolucionarias”

 

@froilanbarriosf

Con este título debieron encabezar la carta dirigida al presidente Joe Biden publicada el pasado sábado 23/7/2021 en el diario The New York Times, en lugar de “Let Cuba Live”, manifiesto pagado por un autocalificado “grupo progresista” en nombre de expresidentes, políticos y artistas que instan al presidente norteamericano a “¡dejar vivir a Cuba!” levantando el embargo.

El remitido de una página firmado por los expresidentes Rafael Correa, de Ecuador, y Luis Inácio Lula da Silva de Brasil; y así también por connotados académicos de universidades de EE. UU., Latinoamérica, Europa, y actrices como la estadounidense Susan Sarandon, y el actor Mark Ruffalo causa estupor e indignación, ya que en ningunos de sus párrafos menciona el derecho a la democracia y a la libertad para el pueblo cubano.

Los firmantes interpretan a capricho lo que sucedió con el estallido social del 11/7 en la isla. Curiosamente este se produjo por el embargo y no como producto de un levantamiento espontáneo de los cubanos en las últimas semanas, como resultado de seis décadas de opresión sofocante, abusos de los derechos humanos y de violación permanente de la libertad de expresión.

En resumidas cuentas, las luminarias firmantes consideran que hay dictaduras buenas y malas. Las malas son las de los gorilas derechistas; mientras que las buenas son las autoungidas “revolucionarias”, que gozan de la impunidad infinita de asesinar, perseguir y expropiar en nombre de la revolución. Una revolución fallida que, en el caso de Cuba, sometió a la población al chantaje de la aureola castrista y guevarista, desde la década de los 60 del siglo pasado hasta el presente. 

Una pregunta a los firmantes: ¿en qué se diferencian las torturas de las avispas negras castristas, de los tonton macoutes de Duvalier, de los batallones de la dignidad de Noriega, de los colectivos chavistas, o los esbirros de Videla y de la DINA de Pinochet? ¡En nada! Su signo es similar, es solo la muerte y el terror para mantener a una cúpula criminal en el poder, que ha reducido a la miseria a una población harapienta que le dijo basta a la farsa castrista.

En cuanto al embargo cubano, este cumplirá 60 años el próximo año. Durante este tiempo la satrapía castrista disfrutó, desde 1962 a 1991, del subsidio soviético de 6500 millones dólares anuales; este terminó solo cuando la caída del Muro de Berlín, en 1989, le puso fin a la estafa histórica de la URSS. Tras el oscuro período especial cubano, ya en el año 2000 retomaron el subsidio chavista de 8000 millones de dólares anuales, en detrimento de Venezuela.

Para el pueblo cubano el desastre de su economía cubana es derivado de un régimen corrupto, que dilapidó por décadas todos estos recursos en función de mantener una nomenklatura parásita, una política exterior artificial de defensores del tercer mundo y expandir el terrorismo, como el caso de las FARC y el ELN en Colombia.

Por tanto, lo más parecido a una política de la Guerra Fría es precisamente el contenido de esta carta de marras, a la que solo le falta agregar aquellos lemas trillados de “los vientos del este soplan sobre el oeste”, o que “el imperialismo norteamericano es un tigre de papel” y todas esas sandeces difundidas en América Latina y Europa, que llevaron a calificar al castrismo cubano como un estado obrero-campesino.

Sus promotores se han ubicado a contrapelo de la historia, esa que están ahora reconstruyendo los millares de cubanos que osaron desafiar a una dictadura atroz, desenmascarándola ante el mundo entero. Siendo un pueblo noble que marchaba por millones al malecón a escuchar las arengas de Fidel, hoy descubrió la farsa y está dispuesto a enterrarla.

Ojalá las luminarias señaladas tengan el coraje de publicar una segunda carta donde pidan el cese a la persecución a los disidentes, la libertad inmediata de los cientos de detenidos, el cese de los juicios sumarios, libertad de expresión sin cortapisas, internet libre, enjuiciamiento a los violadores de DD. HH., en fin, elecciones libres que permita a los cubanos labrar en paz su propio destino.

Son las peticiones que también se extienden a Venezuela, país agobiado por una dictadura que, igualmente a lo vivido por el pueblo cubano, somete a los venezolanos a similares procedimientos de terror y de precariedad promovidos desde el Estado. Nuestra realidad no ha sido abordada en una carta. La hemos vivido junto con los millones de ciudadanos que recorren el planeta.

* Prof. asociado UCAB / Secretario ejecutivo CTV.

La Primavera cubana

La Primavera cubana

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#CrónicasDeMilitares | La recluta desmedida de 1826 y la municipalidad de Caracas
La recluta militar dispuesta por Páez en Caracas (1826), condujo a los sucesos de La Cosiata que iniciaron el desmoronamiento de la república. Las cabriolas de los entonces ediles de Caracas son dignas de análisis…

 

@eliaspino

El alistamiento militar dispuesto por el general José Antonio Páez en Caracas, entre el 6 y 9 de enero de 1826, cambió el rumbo de Colombia. Después de un vertiginoso desarrollo de los acontecimientos, condujo a los sucesos de La Cosiata que iniciaron el desmoronamiento de la república en su parte venezolana. Ahora veremos la reacción de los munícipes capitalinos ante el hecho, porque lo describen con elocuencia ante el Congreso de Bogotá para meter al Jefe Militar del Departamento en aprietos. Pero esos aprietos se vuelven solidaridad comarcal, como analizo en libro reciente (La Cosiata. Páez, Bolívar y los venezolanos contra Colombia, Editorial Alfa, 2019). En la variación tienen gran cuota de responsabilidad los que al principio se alarman a través del documento que vamos a comentar.

Páez ha ordenado la recluta por mandato del poder central, pero los caraqueños no acuden al llamado. La indiferencia conduce a una búsqueda forzosa de los renuentes, que provoca alarma y malestar entre los grupos dirigentes de la ciudad. El Concejo Municipal de Caracas describe así la situación ante la Cámara de Representantes:

S. E. el Comandante general, director de la Guerra en este Departamento y el de Apure, convocó al pueblo para el alistamiento general de una milicia reglada; juzga la Municipalidad que en cumplimiento sin duda de órdenes recientes del Supremo Poder Ejecutivo dirigidas al efecto. El día seis, y el convento de San Francisco, fueron asignados por plazo y lugar de la reunión a las nueve de la mañana. El pueblo concurrió, pero S. E. el Comandante general se persuadió que no había asistido en el número que esperaba, y esta circunstancia debió causarle suma displicencia. En el momento destacó gruesas partidas de tropa por todas las calles al mando de oficiales con órdenes positivas de conducir a San Francisco, que en la actualidad sirve de cuartel a los batallones de Apure y Anzoátegui, a cuantos hombres encontrasen, sin distinción de edad ni empleo.

La tropa, como era regular, cumplió ciegamente las órdenes de su jefe: el administrador de la renta del tabaco, oficinistas, médicos, todo el mundo fue a parar a San Francisco, sin valerle excepción. El bello sexo fue desatendido y asustado en las calles: hermanos y parientes que conducían tiernas jóvenes a visitas y otros desahogos del trato civil, quedaron abandonadas porque era un hombre el que las conducía, y éste fue empujado a San Francisco. La Municipalidad se abstiene de proseguir la descripción temerosa de incurrir en la nota de exagerativa, la cerrará, sin embargo, manifestando a la Honorable Cámara que la ciudad presentaba la imagen de una revolución al notar los vecinos las calles inundadas de tropa, que unos echados por delante de las escoltas y otros corrían a meterse en sus casas, ignorando todos el origen de tan extraña novedad.

La situación se moderó relativamente debido a la intervención del Intendente del Departamento, general Juan Escalona. Sin embargo, para multiplicar la desazón, sucedió la vejación de quienes se asustaron por los escándalos de la víspera y se presentaron tarde ante el Jefe Militar. La protesta de la municipalidad asegura que:

(…) fueron despedidos a las cuatro de la tarde los concurrentes voluntarios y los conducidos por la tropa, después de haber sufrido un encierro que ni aun les fue lícito bajar a los patios a satisfacer una necesidad. Todos representaron la fábula de Tántalo: estaban viendo el agua desde los altos del convento, y no podían bajar a beberla muertos de sed; las centinelas dobles apostadas en las escaleras lo impedían.

La descripción de los hechos se ajusta a la verdad, según se desprende del cotejo de otras fuentes de la época. Solo exagera cuando afirma que el pueblo acudió al primer llamado de alistamiento. El convento-cuartel no recibió a los huéspedes que esperaba porque la abrumadora mayoría de los habitantes de la capital desatendió el llamado. Así lo corroboran los testimonios más confiables y la prensa de la época. Pero las tropelías que el Concejo Municipal incluyó en su narración se ajustan a la verdad. Una correspondencia del intendente Escalona al vicepresidente Santander, y las anotaciones del diario del cónsul inglés en la ciudad, refieren desmanes como los aludidos por los ediles.

Esos ediles han sido guardianes de la civilidad desde la aprobación de la Constitución de Cúcuta, que aceptaron a regañadientes porque no se les consultó, como tampoco al resto de los ciudadanos, sobre la conveniencia de la unión colombiana. Desde 1822, no faltaron en su agenda las quejas por la prepotencia militar y por los abusos de muchos comandantes a quienes señalaban los periódicos por excesos en los vecindarios y por su interés en limitar la libertad de expresión.

Si hay entonces un cuerpo celoso de las libertades públicas, estamos ante su presencia. Los municipales que elevaron su protesta ante el congreso de Bogotá –Domingo Navas Spínola, Jerónimo Pompa, Miguel Ignacio Tovar, Lorenzo Emezábel, Lope María Buroz, Antonio Abad Cedillo, Juan José Giménez, Fernando Acosta, Narciso Ramírez, Manuel López, José Francisco Céspedes, Lorenzo Gedler, José Joaquín Liendo, José Dionisio Flores y el secretario Raimundo Rondón Sarmiento– siguen una tradición de respeto a las leyes y de moderación en el tratamiento de los asuntos públicos, que los ha caracterizado desde el triunfo de Carabobo. Como no estaban dispuestos a callarse frente a las demasías del Centauro de los Llanos, trasmitieron su queja ante la superior instancia parlamentaria.

Quizá no esperasen una respuesta enfática y veloz, pero la obtuvieron. Los congresistas animados por el vicepresidente Santander, quien destituyó inmediatamente a Páez de sus funciones de Jefe Militar del Departamento de Venezuela, tomaron una decisión capaz de encender las pasiones que no habían dejado de manifestarse en torno a la sobrevivencia de Colombia: que el denunciado venga personalmente a Bogotá, a la tribuna del senado, para defenderse de las acusaciones del Concejo Municipal de Caracas en un debate con los representantes del pueblo.

¿El León de Apure en una encerrona fraguada por los senadores reinosos? ¿El héroe de Carabobo sin sus lanceros, sin los íntimos de su casa, sin los asesores de confianza, batallando en una parcela desconocida que había cultivado de antemano don Francisco de Paula, un antiguo rival? ¿Un juicio peliagudo sin la influencia cercana de Bolívar, quien todavía se encontraba en el sur del continente?

Pese a que anunció su comparecencia, comenzó a trabajar en las sombras para librarse del trance. Tales trabajos desembocaron en los sucesos valencianos de 29 de abril, cuando el Concejo Municipal de la ciudad concedió a Páez el título ilegal de Jefe Civil y Militar de Venezuela mientras elementos de tropa y una manifestación popular lo animaban frente a la Casa Consistorial. No solo se desconocieron entonces las rectificaciones dispuestas desde Bogotá por autoridad legítima, sino que también se creó un cargo no contemplado en la Constitución de Cúcuta, ni adecuado a las rutinas del contorno.

Pero ahora interesa la reacción del Concejo Municipal de Caracas, que había destacado por la civilidad de sus expresiones y por cuya denuncia ante el parlamento habían llegado las vicisitudes a la desobediencia valenciana. En lugar de atenerse a las conductas que lo distinguían y a su papel de institución interesada en el mantenimiento de la regularidad institucional, al enterarse de la trifulca de Valencia publicó un documento, con el voto unánime de sus miembros, en el cual reconoció a Páez como potestad indiscutible, con autoridad para “levantar ejércitos que defiendan el territorio de cualquiera invasión enemiga u otros actos hostiles, y hacer continuar la marcha de la administración, cuyas funciones ejercerá con la denominación de Jefe Civil y Militar de Venezuela”.

La cabriola se vuelve más escandalosa cuando leemos lo que escribieron después los ediles en el acta de su reunión de 2 de octubre de 1826. Veamos lo fundamental:

Este ilustre cuerpo lejos de contraerse en manera alguna a la persona y justificado proceder de aquel digno jefe (Páez), fundó solo su queja en los males que podrían seguirse de la ejecución del supremo Poder Ejecutivo, sobre el establecimiento de la milicia reglada, y en la necesidad de que se llevase a efecto la ley acordada por el Congreso el 28 de abril del año próximo pasado, la cual habría asegurado la libertad y seguridad de los ciudadanos (…)

(…) El general Páez es el baluarte de las libertades públicas, como el terror del enemigo común y como uno de sus más beneméritos y apreciables jefes, por su valor y por su actividad, y por sus sentimientos siempre libres y siempre generosos.

Solo faltó a los concejales afirmar que no hubo alistamiento en enero, ni desmanes para rasgarse las vestiduras. La tropelía militar como posibilidad, o la alternativa de evitarla ante la sospecha de que el general Santander interpretaría a su manera las intenciones de los diputados en materia de conscripción, produjo la solicitud del municipio de Caracas ante el Senado de Bogotá. Es lo que asegura un documento que no menciona al vicepresidente, pero tampoco la anterior solicitud de que se juzgara al oficial venezolano más cercano y célebre.

Con esta insólita amnesia concluyó la participación del principal cuerpo deliberante de Venezuela en sucesos que, en cuestión de cuatro años, condujeron a la desmembración de Colombia. Si los lectores buscan la coherencia del asunto, deben considerar que la historia no funciona según la lógica que pretenden imponerle los hombres del futuro.

Roberto Patiño Jul 27, 2021 | Actualizado hace 4 semanas
Por Caracas
La transformación se inicia con un paso a la vez y ahora hay la oportunidad de comenzar este camino en Caracas 

 

@RobertoPatino

El pasado jueves 22 de julio, y como antesala del aniversario de la ciudad de Caracas, tuvimos la oportunidad de participar en un encuentro popular con muchos de nuestros líderes y amigos, en la parroquia de La Candelaria, en Caracas.

Este evento forma parte de los recorridos que hemos venido realizando en los sectores populares de nuestra ciudad como parte de un esfuerzo de movilización por la lucha de la democracia y que ha contado con el apoyo de Primero Justicia, líderes y amigos, todos ellos actores fundamentales de un proceso de unión cívica que incluye a la gente en los procesos de tomas de decisiones; un cambio que está avanzando, desde hace muchos años, en Caracas.

El encuentro fue una oportunidad para poder movilizarnos, de manera pacífica, en el centro de Caracas, frente a la CTV; una evidencia de que se pueden rescatar espacios para la democracia con movilizaciones pacíficas.

 

No hay razones para temer a la activación de los ciudadanos cuando se ha trabajado con honestidad y dedicación, guiado por los valores de la solidaridad, el emprendimiento y la democracia. Sabemos la importancia de estar con la gente en la calle como una forma de activismo que fortalece el tejido social, que visibiliza los problemas de la gente y que contribuye a fortalecer los liderazgos.

Hoy más que nunca es necesario esta sinergia entre los líderes y las comunidades, el trabajo de construcción de soluciones a los ingentes problemas de una sociedad que supervive ante un régimen indolente que no desea ciudadanos activos y conscientes capaces de hacerse con su futuro.

Estamos pasando uno de los peores momentos como nación; reconocemos el desencanto y la tristeza que acompaña a algunos venezolanos, pero también estamos conscientes de la poderosa fuerza que anida en nuestros sectores populares y urbanizaciones, espacios donde hombres y mujeres salen todos los días para organizarse, emprender y luchar por el cambio que todos queremos.

No somos seguidores de caudillos, somos ciudadanos conscientes que sabemos que el cambio de Venezuela requiere el apoyo y la participación de todos los ciudadanos, líderes, partidos políticos y organizaciones de la sociedad civil.

Las grandes transformaciones que Venezuela necesita pueden comenzar con pequeños cambios a nivel local y regional, donde se den soluciones a los problemas cotidianos de la gente; donde temas como el agua, la luz, el gas y la seguridad, así como la educación y las oportunidades de trabajo, sean el centro del esfuerzo. Asuntos que en Caracas y en todas partes del país son cada vez más críticos y que limitan las posibilidades de vivir digna y decentemente.

Los cabildos ciudadanos son los espacios políticos más cercanos a la gente, el proceso de independencia en Venezuela comenzó en un cabildo abierto a la población, una mañana de 1810. Estas instancias, tan cercanas a las necesidades de la población y tan próximas a los procesos de tomas de decisiones son espacios estratégicos para la recuperación de la democracia en Venezuela.

La transformación se inicia con un paso a la vez y ahora hay la oportunidad de comenzar este camino en Caracas. Nuestra ciudad capital puede volver a dar el ejemplo a toda Venezuela.

*Director de Alimenta La Solidaridad y Caracas Mi Convive

robertopatino.com

Aliados para el cambio

Aliados para el cambio

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Orlando Viera-Blanco Jul 27, 2021 | Actualizado hace 4 semanas
El buen debate de las ideas
El escritor inglés Roger Scruton dijo: «La civilización es conservación». Elevemos esa visión como respuesta a la hegemonía de la disputa, la guerra y el cataclismo global. Conservemos las cosas buenas del mundo

 

@ovierablanco

La era de las redes sociales (RRSS) nos ha sumergido en aguas muy turbulentas. Se ha desviado el curso del debate calificado, habitable, respetuoso. Eugénie Bastié en su libro La guerra de las ideas, una investigación al corazón de la inteligencia francesa, ilustra sobre la historia de los intelectuales galos, animando una reflexión sobre el peligroso destierro del buen análisis vía las RRSS. Sin duda la globalización de la opinión está creando sensibles distorsiones que permutan tendencia por certeza. Es la “ética” de la repetición por la verdad”.

¿Era mejor antes?

Al decir de Regís Debray, la historia del debate intelectual francés se resume en cuatro etapas. La primera –post revolución francesa– hacia finales del siglo XIX e inicio del XX, concentrada en el foro universitario desde La Sorbona. Las aulas, los auditorios, los teatros, las plazas, espacios abiertos, donde el debate presencial era asumido por celebridades académicas; les caschiers de la quinzaine (los taquilleros de la quincena). Péguy celebra el «análisis del presente sin aferrarse a un pasado que niega el espíritu del hombre y rinde tributo a la ideología sistémica».

Una visión metafísica, cósmica, moralista detenía el afán materialista y utilitario sembrado por el ideal revolucionario y la izquierda marxista postrevolución y postguerra.

Una primera ola de intelectuales franceses rescató la belleza, la razón y la espiritualidad del hombre libre por pensante. Era la respuesta de los moralistas a los pragmáticos. Diría en su momento el diputado español Juan Donoso Cortés en su discurso en defensa de la dictadura ante el parlamento español (1847):

La república (Revolución francesa) el día de su victoria se declaró también en quiebra. La república había dicho que venía a sentar en el mundo la dominación de la libertad, la igualdad, la fraternidad, esos tres dogmas que no vienen de la república, sino que vienen del Calvario (…). Y bien, señores, ¿qué ha hecho después? En nombre de la libertad ha hecho necesaria, ha proclamado la dictadura; en nombre de la igualdad, con el título de republicanos de la víspera, de republicanos del día siguiente, de republicanos de nacimiento, ha inventado no sé qué especie de democracia aristocrática, y no sé qué género de ridículos blasones; en nombre de la fraternidad ha restaurado la fraternidad pagana, la fraternidad de Eteocles y Polinices. Y los hermanos se han devorado unos a otros en las calles de París, en la batalla más gigantesca que dentro de los muros de una ciudad han presenciado los siglos. A esa república que se llamó de las tres verdades, yo le desmiento; es la república de las tres blasfemias, es la república de las tres mentiras…”

Fue entre “la moral republicana-revolucionaria y la justicia del hombre libre” como nace un debate a viva voz en el siglo XXI, de la derecha positivista y nacionalista vs. la izquierda proletaria y victimista. Ambas corrientes acuñaron la ideología y la teoría del poder absoluto del Estado. Ya Raymond Aaron respondía a los ideales confusos y abstractos de Sartre, “quien soslayaba el bien con la verdad”. El “bien” del valor colectivo sobre la verdad del hombre capaz, que defiende su derecho a no agonizar o inmolarse por las prédicas hegemónicas, sistémicas e irreconciliables, defensoras del estado militante, supremo y planificador. Nace un antes y un después. El antiguo régimen del leviatán vs. el nuevo régimen del ciudadano de la polis.

Un nuevo orden. El justo medio 

La segunda etapa, según Debray, vino con la revolución de la imprenta y los grandes escritores en tabloides. Fueron las décadas de los 30 a los 60, cuando entra una tercera ola, the mass mediation, concentrada en la radio, la TV y el mundo demoscópico, el de la borrachera democrática al decir de Alain Minc. Pero la historia aún no había sido redimida. El debate dejó de ser célebre y reservado a  ensayistas para trasladarse a destacados moderadores de radio y tv. Esto hizo de las ideas una oferta intelectual súbita, espontánea, repentina, si acaso desechable e infecunda. Surge el carisma y la telegenia como virtud.

La hegemonía de la dialéctica y el populismo encontró respuesta en un nuevo orden social mercantilista, liberal, impulsado por la desmitificación –al decir de Francois Dosse– del igualitarismo profético y lírico. Surge una visión estructuralista donde la lucha de clases es anciennes (vetusta) y el fundamentalismo capitalista toca un consumismo egoísta. Hora de ir al justo medio.

Back to the future (regresar al futuro)

Llegamos a una cuarta etapa. El internet de las cosas… Las RRSS convertidas en una mega plataforma de opinión e información donde ambas son terriblemente inexactas. A pesar de proliferar “la información» y los contenidos, las tendencias imponen la agenda. La globalización determina la frontera entre el bien y el mal. Chantal Moufe habla de librar la batalla contra la nueva hegemonía del pensamiento.

Volvemos a un contrato digital que anula al hombre con libre albedrío. El bien digital masivo vs. la verdad individual. La confrontación, la hostilidad, el conflicto o la guerra de las ideas vs. la pluralidad, la libertad, el respeto, la tolerancia y buen debate de las ideas… que es expresión inteligente y civilizada.

El escritor inglés Roger Scruton dijo: “La civilización es conservación”. Elevemos esa visión como respuesta a la hegemonía de la disputa, la guerra y el cataclismo global. Conservemos las cosas buenas del mundo. El hombre nuevo no existe; salvemos aquél que nos trajo al mundo civilizado, justo y moderno. Los accidentes históricos los seguiremos superando con el buen debate de las ideas, sin ofensas, sin descalificación, sin posturas extremas.

* Embajador de Venezuela en Canadá.

La importancia de una pausa

La importancia de una pausa

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Si París bien vale una misa, Venezuela bien vale una foto
Si París valió una misa para Henrique IV, Venezuela bien vale una foto de todos unidos que sirva de espejo a las mayorías de nuestro sufrido país. No cuesta nada intentarlo

 

@juliocasagar

Henrique IV era hugonote. Francia estaba deshilachada por las guerras religiosas que llegaron al colmo del espanto en masacres como la de San Bartolomé, cuando el Sena cambió de color y se tornó rojo con la sangre de los protestantes asesinados esa noche.

Hastiado de la guerra, Henrique IV llegó a la decisión política y personal de que la mejor manera de detener aquella insania era abjurando de su fe protestante y haciéndose católico. Henrique fue un buen gobernante. Fue quizás el primer monarca en ocuparse seriamente de su pueblo. Su programa social para la época quedo patentado en su deseo de “poner un pollo en el olla de cada campesino francés, cada domingo”.

Después de tanta atrocidad, definitivamente París bien valía una misa y Henrique no se lo dudó. Ahorró miles de vidas y sacrificios y se permitió un tiempo de paz que usó para hacer progresar a Francia.

Lo que nos deja como enseñanza este gesto es que, en la vida y en la política, hay momentos en los que las decisiones hay que tomarlas con la cabeza y no con el corazón.

Hoy la oposición venezolana se está enfrentado a una complicada decisión que puede resumirse así: en acuerdo con la comunidad internacional democrática e, incluso, con el visto bueno de aliados de Maduro, se ha echado a andar una nueva versión de la negociación que debería conducir a una salida política de nuestra crisis que ya lleva más de dos décadas.

Hay un consenso en los aliados de la democracia venezolana en que esa salida política adopte la forma de unas elecciones libres, justas y verificables para todos los mandatos públicos.

No obstante, todos sabemos que la Constitución y las leyes establecen que los cargos de gobernadores y alcaldes se vencen este año. Es más que evidente que el proceso de negociación, cuyos primeros encuentros se prevén para el próximo mes en México, definitivamente se prolongará en el tiempo, más allá de esta fecha prevista de elecciones.

La oposición sigue reivindicando que las elecciones deben hacerse conjuntas y que la salida debe ser integral. Sin embargo no ha tenido, hasta ahora, la fuerza para evitar que las elecciones programadas se lleven a cabo. De manera que no hay más salida que tomar una decisión con la realidad que hay.

Ciertamente, los avances de lo que pudieran ser las condiciones para unas elecciones libres e integrales son demasiado modestos; casi que podríamos decir que, hasta ahora, no se pueden catalogar de grandes concesiones del régimen o de grandes victoria nuestras. El panorama no es más que levemente mejor.

Ese “levemente mejor”, incluso no está determinado por esos avances, sino, a nuestro juicio, por dos hechos fundamentales: el primero es que los estudios de opinión comienzan a mostrar un incremento pequeño pero sostenido de la intención del voto entre los opositores; y, segundo, que la obtención de la tarjeta de la unidad con la que obtuvimos la resonante victoria en 2015 ha comenzado a estimular al activo de los militantes de las organizaciones y partidos opositores para participar en el proceso. No cabe duda que los más de 8000 cargos que estarán en juego son un aliciente para esos activistas y dirigentes de base que son los que han marchado, que han protestado y que siguen en el país en sus comunidades, vean una oportunidad de postular sus liderazgos en una competencia que, aunque dura y compleja, es un desafío para la mayoría de estos cuadros.

Quienes conocemos algo de la política local sabemos que ese activismo está en tensión; que tiene semanas trabajando en lo que mejor saben hacer, que es organizando la voluntad de la gente. Casi todos están persuadidos de que una ventana se está abriendo. Y que el tamaño de la misma tendrá que ver con la disposición que tengamos para tomar una determinación unitaria.

Es obvio que, hoy, una eventual campaña en Venezuela no sería una campaña normal. Lucharemos contra un régimen dispuesto a todo y que no concede ventajas. Una campaña que tampoco puede ser una fiesta insulsa, frívola y superficial. Si de algo serviría una campaña en las actuales circunstancias es para usarla de megáfono para movilizar y organizar la lucha por la recuperación de la democracia.

En esta tarea están haciendo su papel los dirigentes y militantes de las bases de las organizaciones. Los líderes nacionales de ellas deben estar a la altura, si al final resuelven participar. Deben saber que en sus manos está el bien más preciado a proteger hoy, que es la unidad de quienes queremos salir de esta pesadilla.

No basta decir que estamos unidos. Como la mujer del César, también debemos parecerlo. Activar en conjunto, presentarnos actuando en unión y hacerlo de cara al país es más necesario que nunca.

Si París valió una misa para Henrique IV, Venezuela bien vale una foto de todos unidos que sirva de espejo a las grandes mayorías del país sufrido que tenemos. No cuesta nada intentarlo.

No cuesta nada imitar a Ángela Merkel quien, saltando por encima de todas las diferencias, ha recorrido las zonas afectadas por unas trágicas inundaciones, tomada de la mano nada menos que con su rival Malu Dreyer; comunicando al mundo que hay momentos en que darse la mano, por encima las diferencias, es necesario. Y sobre todo, que es necesario que se vea y que se sepa.

La foto que hace falta

La foto que hace falta

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Actores en Olimpíadas, Fedecámaras y Pdvsa
En todas partes se cuecen habas. En las instituciones hay actores buenos y algunos no tan buenos. Hoy traemos a colación tres casos de actualidad

 

En las Olimpíadas

La humanidad evidenció que la mayoría de sus integrantes están de acuerdo en competir deportivamente. Algunas delegaciones acudieron con muy pocos miembros y convencidos de que era muy difícil ganar una medalla, pero cumplieron con la máxima de que lo importante es competir en buena lid, aunque no haya aplausos.

La nota discordante la puso el argelino Nourine, quien decidió abandonar el evento ante la probabilidad de tener que enfrentarse a un judoca israelí.  Probablemente la culpa no sea de este joven, que no es un caso aislado, sino de la prédica de odio de algunos dirigentes y de sistemas educativos que consideran enemigo a quien piensa diferente.

En Fedecámaras

Tradicionalmente el Estado ha puesto trabas a la libre empresa. Y en los últimos veinte años hay que añadir las expropiaciones, mejor dicho robos, como dice la valiente María Corina. Este régimen se apropió de innumerables empresas privadas sin compensar a sus propietarios y las quebró a todas.

¿Cuál debe ser la actitud de Fedecámaras ante este régimen totalitario? ¿Asumir una posición frontal como lo hicieron sus valientes expresidentes Pedro Carmona, Carlos Fernández y José Luis Betancourt? Algunos critican que Fedecámaras asumió una actitud beligerante en el año 2002, olvidando que esa reacción fue motivada a las violaciones a la Constitución y que el ambiente sociopolítico era propicio para intentar detener los atropellos. En las circunstancias actuales la percepción generalizada es que gran parte de la dirigencia política no hace lo posible para constituir un frente único que pueda facilitar la salida constitucional de los usurpadores.

¿Podemos pedirles a los empresarios que se inmolen en una lucha desigual con el régimen o debemos aceptar que intenten convivir con el mismo?

Lo procedente debería ser que, sin necesidad de asumir una actitud beligerante, los empresarios mantengan una posición firme, sin complicidades, entendiendo que el régimen quiere terminar de secuestrar al sector privado.

Al respecto, fue lamentable la intervención del presidente saliente Roberto Cussano. Lo criticable no es que haya invitado a Delcy Rodríguez, sino lo que dejó de decir, como mencionó Ismael Pérez Vigil en excelente artículo. Le deseamos éxito a la nueva directiva y no descalifiquemos a esta importante institución, ni a la mayoría de sus miembros.

En  la Pdvsa del Psuv  y en la ad hoc

La Pdvsa roja no presenta su informe anual de gestión desde el 2016. Lo que sucede en la misma se conoce por fuentes indirectas y por los casos de corrupción denunciados y por quienes se declararon culpables en tribunales del exterior. La Pdvsa ad hoc, cuya directiva fue nombrada por la Asamblea Nacional legítima y por el presidente Guaidó en el 2019, acaba de presentar su Informe del 2020 y del primer trimestre del 2021. En el mismo constan las gestiones realizadas para impedir, al menos temporalmente, que perdamos los activos en el exterior por demandas de expropiaciones de empresas; así como por emitir bonos de la deuda ilegalmente y obtener préstamos, con garantía de Citgo. 

El régimen expropió sin razón a varias empresas, pensando que eso no traería consecuencias. Expropió la concesión otorgada a Crystallex, empresa canadiense propietaria de la mina de oro Las Cristinas. Esta empresa demandó por tres mil millones de dólares. Expropió la participación de la petrolera Conoco Phillips en una de las asociaciones estratégicas con Pdvsa  y  esta empresa reclama una compensación por dos mil millones de dólares. Así mismo hay otros reclamos. Pdvsa emitió ilegalmente bonos de la deuda sin autorización de la Asamblea Nacional, violando la Constitución, que fueron garantizados con el 50,1 por ciento de Citgo y solicitó préstamos a la empresa rusa Rosnetf con garantía del 49,9 por ciento de Citgo. En total hay reclamos entre 17.000 y 21.000 millones de dólares, entre ellos los de 23 ciudadanos afectados por acciones terroristas de la Farc, las cuales fueron apoyadas por Chávez- Maduro.

Las directivas de Pdvsa ad hoc, presidida inicialmente por Luis Pacheco y actualmente por Horacio Medina, han dedicado parte de su tiempo a enfrentar y detener estas demandas para proteger nuestros activos, lo cual hasta ahora se ha logrado gracias a las apelaciones y a decisiones del departamento de Justicia de USA. Debemos tomar en cuenta que cuando Pdvsa ad hoc se encargó del negocio, esos activos estaban perdidos.

El informe detalla los resultados operacionales y financieros de Citgo. Nuestras refinerías han tenido que enfrentar no solo los efectos del descenso de la demanda por la pandemia, sino también los huracanes Laura y Delta, y la tormenta invernal Uri. La empresa ha desembolsado 331 millones de dólares para reparaciones mayores y 179 en inversiones. También el Informe presenta resultados de la Fundación Simón Bolívar. Usted puede comprobar la diferencia entre las gestiones en Citgo de Rafael Ramírez, Nelson Martínez, Eulogio Del Pino y Asdrúbal Chávez versus las de Pacheco y Medina. También hay que reconocer la excelente y pulcra gestión de Carlos Jordá al frente de Citgo.

Como (había) en botica

Las probabilidades de que el régimen salga por la fuerza son bajas. Las opciones son el referendo revocatorio, la Asamblea Constituyente y una elección presidencial adelantada. En estas circunstancias, ¿cómo podríamos estar en mejores condiciones de ganar? ¿Contando con algunas gobernaciones y alcaldías o que el régimen las tenga todas? ¿Contando con dirigentes regionales curtidos  en la campaña electoral de noviembre en  contacto con la gente o con dirigentes que por falta de acción estén alejados de los votantes? Desde luego que ni gobernadores, ni alcaldes podrán solucionar los problemas, pero es un paso importante para salir posteriormente del régimen.

Lamentamos los fallecimientos de Edgar Lugo y de Atilio Diaz, compañeros de Gente del Petróleo y de Unapetrol.

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com

20/7/21

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Carolina Jaimes Branger Jul 26, 2021 | Actualizado hace 4 semanas
El país que se niega a morir
La delegación venezolana en Tokio 2020 es parte de ese país que se niega a morir. Que su ejemplo sea la luz que ilumine nuestro futuro

 

@cjaimesb

Escribo este artículo después de haber visto el desfile inaugural de los Juegos Olímpicos de Tokio. Estoy literalmente llorando a moco tendido después de haber visto la selección de Venezuela pasar por la pantalla de mi televisor.

43 venezolanos (el número 44, Gabriel Maestre, tuvo que renunciar a la selección de boxeo porque el 7 de agosto tendrá una pelea profesional) tendrán a su cargo representar a nuestro país. Sus historias nos hablan de trabajo, esfuerzo, responsabilidad, entrega, sacrificios, orden, dedicación, mística… todo lo que nos hace falta para sacar el país adelante. Quienes desfilaron hoy se ganaron a pulso el cupo para la cita entre los mejores del mundo. Atrás quedaron los años de multitudinarias “selecciones” (que no eran tales, porque en el cuadro final quedaban detrás del perrocalentero que estaba afuera de los estadios… ni siquiera detrás de la ambulancia, porque la ambulancia estaba adentro).

Aquel país rico que podía darse el lujo de tener los mejores entrenadores, simplemente no tenía en sus prioridades formar a sus atletas. Lo que sí tenía era dinero para botar. Ahora que somos un país requetepobre, tenemos quizás una de las mejores selecciones que jamás haya ido a los juegos olímpicos.

El Diario entrevistó a los atletas y sus historias son aleccionadoras, bellas, edificantes. Yulimar Rojas es, definitivamente, quien tiene la probabilidad mayor de traernos una medalla. “Mis logros son de Venezuela”, declaró. “Ha sido muy difícil, pero no imposible. Si yo me hubiera enfocado en las dificultades, no sería campeona del mundo. Yo estoy aquí haciendo todo lo posible porque quiero dejar huella y que la gente sepa que todo lo que nos proponemos lo podemos conseguir”.

¡Qué generosidad la suya de decir que sus logros son del país, cuando la historia ha sido que sus logros han sido “a pesar” del país, como los de casi todos los que están allá en Japón!

El velerista Andrés Lage, quien vive en Europa, duerme en su camioneta. “Lo más difícil de la carrera ha sido mantenerme en Europa sin apoyo de nadie”, le contó al periodista Manuel R. de El Diario. Trabaja limpiando un Mcdonald’s hasta las 11:00 p. m., para ganarse una hora extra. En las tardes trabaja en una tienda deportiva y los fines de semana en un club de vela enseñando a niños.

No así el caso de Daniel Dhers, quien a pesar de que lleva años viviendo fuera de Venezuela, se propuso no olvidarse de dónde viene. “Me he dado cuenta de que con el deporte le puedo dar unas pequeñas alegrías a Venezuela”.

La barloventeña Ahymara Espinoza es otra de las que llega a Tokio con una historia de esfuerzo sobrehumano: “Con mi sueldo de docente a veces no me doy abasto para surtir en la cena, para comprar proteínas o para los zapatos, sin mencionar los gastos por las medicinas de mi mamá. Si bien agradezco que tengo una beca, simplemente no alcanza y eso también hace que no pueda cubrir muchas necesidades básicas”.

Yulimar Rojas, Robeilys Peinado, Orluis Aular, Daniel Dhers, Andrés Lage, José «Chema» Carrasco, Armando Velásquez, Emerson Rodríguez, Luis Arias, Edson Valencia, José Verdi, Robert Oramas, Willner Rivas, Ronald Fayola, Fernando González, Eliecer Canelo, Héctor Mata, Rubén Limardo, Antonio Díaz, Anriquelis Barrios, Elvismar Rodríguez, Karen León, César Amaris, José Güipe, José Félix Quintero, Oscar Ariza, Rosa Rodríguez, Irismar Cardozo, Nalek Korbaj, Yoel Finol, Julio Mayora, Yusleidy Figueroa, Naryury Pérez, Keydomar Vallenilla, Julio Ienmma, Claudymar Garcés, Andrés Madera, Paola Pérez, Jhonattan Vegas, Alfonso y Alberto Mestre (sí, hijos de Alberto), Ahymara Espinoza, Jeserik Pinto y Eldric Sella, quien es venezolano, pero participa en la selección de refugiados, hecho que añadió un fragmento más a mi roto corazón: decirles “gracias” se queda corto. Decirles el orgullo que me producen, también. Ustedes son parte de ese país que se niega a morir y que no morirá mientras cuente con gente como ustedes. Que su ejemplo sea la luz que ilumine nuestro futuro.

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