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#Protestas 2017 | Mamá de Hecder Lugo: “El fiscal que lleva el caso de mi hijo se fue del país”

Desde el 4 de mayo de 2017, en horas de la tarde, la vida de la familia Lugo Pérez nunca volvió a ser la misma. Todo se vino abajo cuando su hijo Hecder, de 20 años de edad, ingresó mortalmente herido –sin actividad cerebral– a la emergencia del Centro Médico Valle de San Diego, luego de que el joven cayera en el pavimento caliente durante una protesta en el sector Tulipán tras el impacto de un perdigón de plomo disparado por un Guardia Nacional.

“Yo estaba haciendo unos helados y recibí la llamada del amigo que lo fue a buscar temprano y me dijo: ‘Señora Daysi, a Hecder le dieron un tiro ’. Yo me quería morir, quedé en shock y ni siquiera pude salir de la casa a buscarlo. La que salió fue mi hija. Yo no quería decirle a mi esposo porque él es diabético y está delicado, pero no aguanté y en medio de la desesperación  tuve que hacerlo”, dijo la madre del joven.

Hecder es una de las 19 personas que murió en Carabobo durante las manifestaciones del año pasado. Este, por cierto, fue el quinto estado en donde sucedió la mayor cantidad de homicidios en medio del conflicto, después de Distrito Capital, Miranda, Lara y Táchira. El nombre del joven también está entre las 31 personas caídas por ataques de la Guardia Nacional contra quienes protestaban.

El muchacho pertenece a la franja que edad en la cual se registró la más alta cantidad de muertes: 83 personas (de un total de 158), entre los 18 y 30 años de edad, perdieron la vida en las protestas de 2017.

La muerte de Hecder Lugo, al igual que los casos de Fabián Urbina y David Vallenilla, causó una gran impresión en las redes sociales. Todo quedó registrado. Dirigentes políticos y estudiantiles y medios de comunicación hicieron eco de la noticia en minutos. Pero la justicia ha sido esquiva a su caso, así como al de más de 150 personas que cayeron durante las manifestaciones del año pasado.

“¡Que te puedo decir! La Fiscalía a nosotros no nos ha dicho nada. De hecho, el Fiscal 28º del estado Carabobo, que lleva el caso de mi hijo, se fue del país. Cuando estaba Luisa Ortega nos garantizaron que se haría justicia, pero con su salida todo quedó en el limbo”, declara desde su casa, ubicada en  San Diego, Carabobo, Daysi Pérez, la madre de Hecder Lugo.

Una investigación de Runrun.es –hecha con datos recabados a través abogados, ONG, monitoreo de prensa y allegados de las víctimas– accedió a la información de 87 de los 158 procesos judiciales abiertos por los homicidios ocurridos en las protestas. Hasta marzo pasado, del total de los casos, sólo tres habían llegado a juicio. Otros 23, en los cuales ya había acusados, esperaban por la realización de la audiencia preliminar que había sido diferida en reiteradas ocasiones.

Día 34 de protesta. Aquel 4 de mayo de 2017, los estudiantes lideraban una marcha para exigir justicia por los jóvenes caídos. Un día antes había muerto en Caracas Armando Cañizales, el joven violista del Sistema de Orquestas que murió en manos de uniformados. En buena parte del país, las calles se habían llenado de gente bajo un lema: “ni un muerto más”.

Daniel Ascanio, presidente de la Federación de Centros de Estudiantes de la Universidad Simón Bolívar, hizo la convocatoria con el respaldo de más de 12 casas de estudio en todo el país. “Nuestros muertos tienen que dolernos, tienen que dejar de ser cifras y para todos tiene que ser un recordatorio de por qué estamos en las calles. Venezuela está en la calle y seguirá en la calle hasta lograr su libertad”, aseguró el dirigente estudiantil.

Valencia. Los estudiantes de la Universidad de Carabobo habían tomado el distribuidor El Trigal para que se impartiera una clase magistral abierta en rechazo a la Asamblea Nacional Constituyente. Otros recintos universitarios del estado se habían unido a la protesta y exigían respuesta al ministro de Relaciones Interiores, Justicia y paz, Néstor Reverol, por los muertos, heridos y detenidos durante la represión que los cuerpos de seguridad habían ejercido en los últimos días.

Locales destrozados por saqueos en La Isabelica y Flor Amarillo hicieron que la urbe se sintiera en llamas. Los estudiantes repitían en el sector Tulipán el denominado “trancazo” y entre ellos se hbaía colado Hecder Lugo. Salió de su casa a protestar sin decirle palabra a su madre. Ella temía por su vida.

No era habitual verlo manifestar, pero ese día algo había impulsado a Hecder a ponerse en primera fila. Se escucharon detonaciones y un grito: “¡Malditos cobardes!… Hay un muerto. Vamos a recogerlo…”. Sus compañeros habían visto cuando un uniformado lo hirió en el abdomen y lo hizo caer. Luego, se acercó hasta donde estaba tendido y, poniendo su arma en la frente de Hecder, lo remató.

Los jóvenes trasladaron a Hecder a una clínica. Los médicos confirmaron heridas en el abdomen, además del tiro en la frente con orificio de entrada y salida. El muchacho luchó durante 15 horas por su vida.

El viernes 5 de mayo, los padres recibieron la noticia: Hecder murió y junto con él, ellos sintieron que también se les había ido la vida.

“Yo siempre le tenía las llaves escondidas para que no saliera. Cuando los amigos lo iban a buscar yo los corría y les decía: ‘No me vengan a buscar a Hecder que yo no quiero que esté en la calle con todos estos problemas ’, pero ese día salió y no pude hacer nada”, afirma hoy Daysi Pérez.

El 6 de mayo, los padres del joven amanecieron aferrados al ataúd de su hijo que ahora reposa en el cementerio Jardines del Recuerdo, en Valencia. El Ministerio Público designó al Fiscal 34º nacional y el 28º del estado Carabobo para llevar el caso. Fue este último quien les confirmó a los familiares que los cartuchos del arma con que mataron al joven habían sido manipulados con materiales metálicos. La autopsia reveló presencia de metal en el cerebro.

“Cuando sale Luisa Ortega y entra Tarek William Saab nos pusieron unos abogados del gobierno, pero yo no quiero saber nada de este gobierno no quiero nada de ellos porque no sé con qué propósito lo hacen y ellos son los culpables de que mi hijo no esté vivo”, asegura la madre de Hecder.

Hasta el momento, los padres de Lugo no tienen conocimiento alguno de órdenes de detención, imputaciones o algún avance con respecto al caso de su hijo. Lo único que tienen claro es el dolor que día tras día sienten por esta pérdida:

“Hoy le estaba comentando a la hija mía que mi hijo me hace mucha falta. Que extraño mucho a mi hijo. Ya ha pasado un año y un mes y eso para mí es como si fuera hoy. Lo que hago es pedirle fortaleza a Dios para que se me pase esto y haya justicia, pero no es fácil” dice, en medio del llanto, Daisy Pérez, la mamá de Hecder Lugo.

@ashfloresm

Maduro desempolva el Grupo de Boston para romper el cerco de Trump
Antes de declararle la guerra –verbal– al “imperio”, el líder de la revolución chavista visitó la casa de Edward Kennedy y dijo apostar por la hermandad. Ahora retoma los contactos de su época de parlamentario para enfrentar el aislamiento internacional

 

@pppenaloza

¿EN QUÉ LUGAR DEL MUNDO PODRÍAN COINCIDIR un Presidente de la República Bolivariana, una primera combatiente de la revolución, un secretario de Estado de Estados Unidos, un “león” de la dinastía Kennedy, un magistrado de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia y una rectora del Consejo Nacional Electoral? Respuesta: en el Grupo de Boston.

Nacido tras el golpe del 11 de abril de 2002 como una iniciativa para fortalecer los maltrechos lazos entre la Asamblea Nacional y el Congreso norteamericano, el Grupo de Boston pasó años desactivado y ahora de manera sorpresiva retoma protagonismo ante la opinión pública por su participación en la liberación del misionero mormón Joshua Holt, preso desde julio de 2016 en la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) ubicada en El Helicoide bajo la acusación de porte ilícito de armas de guerra.

El encargado de revivir esta iniciativa binacional fue el gobernador del estado Carabobo, Rafael Lacava, quien el 17 de diciembre pasado fungió de anfitrión en el hotel Hesperia de Valencia en un encuentro con miembros fundadores del Grupo de Boston.

La nota de prensa oficial recoge que en la reunión participaron “el coordinador del grupo”, Pedro Díaz Blum, los constituyentes Elvis Amoroso, Saúl Ortega y Victoria Mata, el comunicador chavista Francisco “Frasso” Solórzano, y los antiguos parlamentarios opositores Ángel Emiro Vera, Pedro Pablo Alcántara y Luis Beltrán Franco.

El Grupo de Boston se conformó de manera paritaria en 2002. Diez legisladores oficialistas y otros tantos de la oposición. El chavismo incluyó a Nicolás Maduro, José Khan, Luis Acuña, Calixto Ortega, Tania D’Amelio, Saúl Ortega, Victoria Mata, Francisco Solórzano, Amalia Sáez, Héctor Vargas y Rodolfo Gutiérrez. Más tarde se sumó Cilia Flores.

Por la oposición intervinieron Pedro Díaz Blum, Ramón José Medina, Leopoldo Puchi, Luis Beltrán Franco, Carlos Tablante, Ángel Emiro Vera, Julio Montoya, Pastor Heydra, Néstor López y Rafael Parra Barrios. Dirigente de Proyecto Venezuela para la época, Díaz Blum encabezaba el grupo de amistad Venezuela-EEUU en la AN y posteriormente asumió el liderazgo del Grupo de Boston.

La delegación del Congreso norteamericano estaba compuesta por los representantes Cass Ballenger, republicano que presidía el Subcomité de Asuntos Hemisféricos Occidentales, y los demócratas William D. Delahunt y Gregory Meeks. Completaban la instancia los senadores demócratas John Kerry y Edward Kennedy, y los asistentes Caleb McCarry, Ted Brennard y Paul Oustborg.

El amor y la guerra

La idea de acercar a legisladores venezolanos y estadounidenses contó con el apoyo de la Cámara Venezolano Americana de Comercio e Industria (Venamcham), la Organización de Estados Americanos (OEA), cuyo secretario general era el expresidente colombiano César Gaviria, y el embajador de EEUU ante la OEA, Roger Noriega.

En septiembre de 2002, la comisión paritaria de la AN realizó su primer viaje a Washington y Brewster, Massachusetts. Tres opositores que vivieron aquella experiencia coinciden en calificarla como “muy positiva”. “Fueron jornadas de estudio sobre la resolución de conflictos con el apoyo de expertos de la Universidad de Harvard, participamos en debates muy interesantes”, resume una de las fuentes consultadas.

Dos fundadores chavistas observan que el intercambio en tierras norteamericanas “permitió que pudiéramos compartir respetando nuestros puntos de vista y diferencias ideológicas, con el objetivo de trabajar en función del país”.

En paralelo a la agenda oficial, los norteamericanos se tomaron en serio eso de promover la convivencia entre sus pares venezolanos. Para sorpresa de los involucrados, acomodaron en una misma cabaña a Nicolás Maduro y Ramón José Medina. Sin embargo, una falla en el aire acondicionado obligó al ex subsecretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) a mudarse a otra habitación junto con su colega Luis Beltrán Franco.

Edward “Ted” Kennedy, fallecido en 2009, recibió a la comitiva criolla en su residencia levantada a la orilla de la playa en Cape Cod, Massachusetts. “Allí estuvieron Nicolás y Cilia, encantados con ese icono de la política norteamericana que era Kennedy, eso realmente generó mucha distensión”, relata un opositor. El futuro Presidente congenió inmediatamente con los demócratas Delahunt y Meeks, quienes asistieron a las exequias del comandante Hugo Chávez en marzo de 2013.

Un chavista agrega que “Ted” los trató con mucha deferencia, recordando que Venezuela fue uno de los primeros destinos en el exterior que visitó su hermano John como presidente de EEUU. “Nos permitió conocer el museo de John Kennedy, dijo que sentía una gran afinidad con Venezuela y que por eso nos abría su casa, algo que no hacía con todo el mundo”, comenta el oficialista.

Los tres opositores entrevistados que compartieron con Maduro lo describen como “un tipo cordial”. “No hablaba mucho, pero claramente era el jefe de los chavistas, en contraste con nosotros que éramos un grupo de ‘libres pensadores’”, suelta uno. “Nicolás y Cilia actuaban en tándem, iban a las reuniones con interés, disciplina, había un ambiente de camaradería”, expone otro. “La menos dada con nosotros era Cilia”, subraya el tercero.

Así como observaron una interpelación hecha al general Colin Powell en el Comité de Política Exterior del Senado y presenciaron actos de campaña electoral, en un segundo viaje organizaron un juego de sofbol en la isla de Nantucket, a unos 50 metros al sur de Cape Cod, que terminó empatado “para evitar conflictos”.

Las partes acordaron “asumir el compromiso de defender la democracia de Venezuela a través del diálogo, el respeto mutuo y la tolerancia”, y coincidieron en la necesidad de fortalecer la AN. Con ese fin, el Congreso norteamericano donó equipos al Parlamento venezolano para que instalara su televisora (ANTV).

Inspirados por ese espíritu de concordia, desempolvaron parcialmente las labores de control parlamentario, y la mayoría prometió frenar su aplanadora en la discusión de la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión (Resorte). “Por eso invitaron a los dueños de medios al debate, aunque el resultado no fue el mejor”, reconoce un exdiputado.

Pronto el catálogo de buenas intenciones chocaría con la realidad. El paro petrolero y la pelea por el referendo revocatorio de 2004 subieron la temperatura al límite y en 2005 la oposición resolvió no competir en las elecciones parlamentarias, perdiendo su representación en la AN. El Grupo de Boston quedaba en el limbo.

Los golpes de Mr. Robinson

El Grupo de Boston vuelve a escena a bordo del carro de Drácula. Hace 18 años, Lacava era un diputado suplente “simpático” que se entendía con sus pares opositores y siempre estaba en la Cámara por las reiteradas ausencias del principal, Francisco Ameliach.

Ahora el dirigente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) gobierna Carabobo y es visto como un hombre de confianza de Maduro, con quien habría acordado relanzar este puente de comunicación con el Congreso de EEUU. A su favor tiene su experiencia diplomática como embajador en Italia y su conocimiento del inglés.

El mandatario regional contó con el apoyo de Díaz Blum, presidente del Grupo de Boston que fue vocero de Proyecto Venezuela, luego suplente en el Consejo Nacional Electoral (CNE) del rector Vicente Díaz y que compitió sin suerte como independiente por Carabobo en las parlamentarias de 2010. “Díaz Blum hizo una buena amistad con Nicolás y Cilia, siempre fue un opositor light”, asevera un antiguo parlamentario.

Díaz Blum se excusó de brindar su testimonio para esta nota, argumentando que los miembros del Grupo de Boston acordaron no ofrecer declaraciones. Se limitó a indicar que prefieren mantener el bajo perfil para no torpedear la agenda de trabajo que vienen desarrollando y adelantó que en las próximas semanas retomarán la columna que publicaban en el diario El Universal.

En el norte el promotor del reencuentro fue Caleb McCarry, asesor del republicano Robert Corker, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado que se reunió con Maduro el 25 de mayo en Miraflores para sellar la liberación de Holt.

Los opositores resaltan la influencia de McCarry, quien habla español y desde un principio se preocupó por forjar un vínculo cercano con Maduro, Flores y el resto de los venezolanos del Grupo de Boston. Nombrado en 2005 por el presidente George W. Bush como “coordinador para la transición a la democracia en Cuba”, jugó un papel clave en la solución del caso del misionero mormón.

Reactivada la iniciativa, sus miembros se reunieron en la embajada de EEUU con el encargado de negocios, Todd Robinson. Dos opositores utilizan la misma palabra para describir el inicio de aquella conversación: “áspera”. “Robinson dijo que jamás lo habían tratado tan mal, se quejó porque no le permitían ofrecer asistencia consular a Holt, y cuestionó severamente al chavismo por desconocer la AN”, cuentan los testigos sorprendidos por el tono “poco diplomático” de aquella bienvenida.

El segundo vicepresidente de la Constituyente, Elvis Amoroso, respondió que en el Parlamento no conseguían con quien dialogar, y Lacava buscó disminuir la tensión hablando con Robinson sobre su afición por los Mets de Nueva York y el FC Barcelona. Al final, Amoroso y el gobernador carabobeño se comprometieron a colaborar en el caso de Holt, privó el tono institucional y la charla culminó de forma “medianamente grata”.

Después hubo otro cónclave en la embajada norteamericana, con motivo de la visita del senador demócrata Dick Durbin, recibido por Maduro en Miraflores el 6 de abril. Amoroso abrió fuegos culpando a las sanciones del “imperio” por la grave crisis económica que padece Venezuela y Robinson lo desmintió con acritud. Para evitar que el intercambio pasara a mayores, todos confluyeron en la necesidad de recuperar los lazos bilaterales.

Nuevo comienzo

La historia terminó con Robinson expulsado del país el 22 de mayo, Holt fuera de El Helicoide cuatro días más tarde, y el Grupo de Boston gozando de un protagonismo inusitado, publicando en su cuenta Twitter una foto en la que aparecen sonrientes Lacava, Díaz Blum, McCarry y Corker celebrando este final feliz.

“Sería un despropósito atribuir al Grupo de Boston la liberación de Holt”, advierte uno de sus miembros fundadores. Si en sus albores esta instancia era una expresión de la pluralidad política del país, hoy se ha convertido en un instrumento de uso exclusivo para el oficialismo, que se ha negado a incorporar a los nuevos diputados de la Unidad.

Un opositor considera que en esta nueva etapa el Grupo de Boston puede utilizarse como una “fachada política” para facilitar las gestiones diplomáticas de Lacava, “quien está empoderado por Maduro”, y contrarrestar el aislamiento del régimen chavista, sometido a sanciones por parte de la administración del presidente Donald Trump.

Protestas 2017 | Un año sin justicia para el escudero Neomar Lander

Foto: Isaac Paniza

Neomar Lander fue uno de los 20 menores de edad asesinados en todo el país durante las protestas de 2017 y a un año de su muerte aún no hay ningún responsable detenido
Su caso es uno de los sometidos al examen preliminar ante la Fiscalía de la Corte Penal Internacional

 

@LuisiSolano

CAMISA BLANCA, UN SHORT CON ESTAMPADO MILITAR, zapatos deportivos y su equipo para las manifestaciones: casco blanco con la palabra “calle” impreso en letras negras, máscara antigas, un guante y un chaleco casero hecho con alfombra de carro donde se leía “Yo soy libertador”. Así vestía Neomar Alejandro Lander Armas el día que murió: miércoles 7 de junio de 2017. Era el mismo joven de 17 años recordado por la frase “la lucha de pocos vale por el futuro de todos”. Aquella tarde estaba en la avenida Francisco de Miranda, justo en el túnel que conecta al municipio Chacao de Miranda con Libertador del Distrito Capital,  participando en una de las cientos de protestas antigobierno del año pasado, cuando cayó en el asfalto por un impacto en el pecho.

Neomar fue el décimo de 20 menores de edad asesinados durante estas manifestaciones,  de acuerdo al especial de Runrun.esMemorias de calle, furia e impunidad”. Esta misma base de datos refleja que Lander también fue una de las cinco personas que murieron en Chacao.

El adolescente, residente de Guarenas, fue identificado por familiares, compañeros, periodistas y fotógrafos como uno de los jóvenes de la Resistencia, uno de los que siempre estaba entre los manifestantes y los cuerpos de seguridad del Estado. La marcha convocada hacia el Consejo Nacional Electoral (CNE), después de 68 días casi ininterrumpidos de protestas, no fue la excepción.

“La represión ese día empezó enseguida. No caminamos dos, tres cuadras porque cuando llegamos a Chacaito ya estaba la represión fuerte”, relata a Runrun.es la madre de Neomar, Zugeimar Armas. Por ello, agrega, los manifestantes regresaban a Altamira o agarraban vías alternas. Sin embargo, ella se dio cuenta cuando su hijo tomó hacia Las Mercedes y decidió seguirlo. “Ese fue el último momento en que lo vi”.

Zugeimar y el grupo con el que siempre subía a Caracas para participar en las protestas decidieron pasar el resto de la jornada en Las Mercedes. Cuando estaban por irse, se consiguió a uno de los compañeros de Neomar, quien le dijo que no lo había visto desde un altercado con una tanqueta en la Autopista Francisco Fajardo ya entrada la tarde. Ella insistió en esperarlo.

La madre marcó dos veces al celular de Neomar, pero no contestó. Pasadas las 4:30 p.m, diputados ya informaban de la muerte del joven y las redes sociales se llenaban de fotos y videos suyas.

– “No”

– “Pero no qué, ¿qué pasó?”

– “Neomar”

– “¿Neomar qué?”

– “No, Zugeimar”

Esa fue la respuesta que pudo darle su compadre a Zugeimar cuando ella lo vio llorando en uno de los bancos del Centro Venezolano Americano (CVA) y le preguntó qué le ocurría. Todavía sin entender, sonó el teléfono del compadre. Ella se lo arrebató de la mano y escuchó la voz de una joven que le explicó que por las redes sociales se informaba de la muerte de uno de los escuderos con las características de su hijo.

Foto: Juan Barreto / AFP

Armas agarró a su sobrino por un brazo, quien la acompañaba ese día, y emprendió camino hacia Chacaito. Caminó unas cuadras y, todavía conmocionada, un motorizado la detuvo y le preguntó hacia dónde iba. Ella le respondió que iba a Salud Chacao –donde solían llevar a los manifestantes heridos- porque a su hijo le había pasado algo. Él respondió que la trasladaría a Clínica Ávila porque el muchacho se encontraba allí. Días después se enteró que ese era el mismo motorizado que llevó a su hijo al centro de salud.

“Chacao era una bola de humo blanco. Se escuchaban gritos. Eran escombros, piedras, botellas”, comenta. Cuando la madre de Neomar logró llegar a la clínica, una médico le confirmó que su hijo había llegado sin signos vitales.

Zugeimar se tardó en identificar el cuerpo de su muchacho. No fue hasta que un abogado y una amiga de la familia hablaron con los médicos que pudo pasar a verlo. En la morgue de la clínica había funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) y del Ministerio Público, por lo que optó por solo dale un beso, un abrazo, la bendición y salir.

A ella y su sobrino les tocó testificar en el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc). A su esposo, Neomar, esperar la autopsia en Bello Monte. Él se había enterado de la muerte de su hijo por el Twitter de Dolartoday. Hacia el final de la tarde, ya el resto de su familia sabía lo que le había ocurrido al joven, incluyendo a la menor de los Lander Armas, Paola.

¿Qué lo mató?

Foto: Rayner Peña R. | El Pitazo

Desde un principio hubo controversia y contradicciones sobre qué le causó la muerte de Neomar Lander.

Al poco tiempo de darse a conocer lo sucedido, versiones oficiales indicaron que el adolescente había fallecido al tratar de activar un explosivo casero.

“Lander Armas Neomar Alejandro (17) acaba de fallecer producto de una explosión de arma de fabricación artesanal (MORTERO) que manipulaba”, tuiteó la cuenta oficial del Ministerio de Interior, Justicia y Paz a las 4:58 p.m. de este día.

Respaldando esta versión, Tarek William Saab, en ese momento Defensor del Pueblo, aseguró ese misma noche en su cuenta en Twitter que las “experticias médicas forenses revelan que la terrible muerte de Neomar Lander no fue por un disparo de bomba lacrimógena”.

El joven “presentó fractura de las costillas 4ta y 5ta, explosión de pulmón izquierdo con derrame hemorrágico interno y quemadura de antebrazo por un explosivo de fabricación artesanal”, indicó Saab.

Sin embargo, políticos opositores rechazaron esta versión y criticaron que se hablara de la causa de muerte sin haber realizado las pruebas pertinentes.

Un trabajo especial realizado por la Unidad de Investigación de Runrun.es reconstruyó el momento de la muerte de Lander a través de los videos captados desde un edificio cercano y relatos de algunos testigos. Se pudo conocer que momentos antes de que cayera, Neomar lanzó un fuego artificial que explotó en el aire cerca del piquete de la Policía Nacional Bolivariana (PNB). Un funcionario de ese cuerpo salió de su formación apuntando su escopeta modelo M79 hacia el túnel donde él se encontraba. Inmediatamente se escuchó otra detonación y se observó un destello y humo hacia donde estaba Neomar. Luego apareció el cuerpo del joven tendido en el asfalto boca abajo. Compañeros de “La Resistencia” lo recogieron para buscar atención médica.

Lea también: INFOGRAFÍA Y VIDEO | A Neomar Lander lo habría matado una bomba disparada por la PNB

Patólogos, bomberos, funcionarios del Cicpc, expertos de la extinta Policía Técnica Judicial (PTJ) y abogados que analizaron el video y pruebas consultados para la realización de ese trabajo, no dudaron en descartar la versión oficial. Concluyeron que la muerte de Lander había sido ocasionada por un objeto contundente o proyectil disparado a corta distancia, más probablemente la bomba lacrimógena del arma del PNB.

Neomar fue uno de los tres manifestantes, todos menores de 25 años, que presuntamente fueron asesinado por el impacto de una bomba lacrimógena en el pecho durante las manifestaciones de abril a julio de 2017. De estas víctimas, el Ministerio Público, todavía bajo la dirección de Luisa Ortega Díaz, solo reconoció esta causa de muerte en uno: Juan Pablo Pernalete.

El único “acusado”

Además de su versión de lo ocurrido, el gobierno también señaló en principio a un presunto responsable: el diputado Miguel Pizarro.

Un día después de los hechos, el vicepresidente Tarek El Aissami aseguró en una rueda de prensa: el parlamentario “es el asesino que invocó la muerte de este joven venezolano (…) Todavía corría la sangre de Neomar Lander, cuando ya Miguel Pizarro estaba pretendiendo manipular”, añadió.

El Aissami se refería a las declaraciones ofrecidas por Pizarro momentos después de que vio cómo intentaban reanimar a Lander. En la avenida Libertador, frente a un grupo de periodistas y entre lágrimas, el militante de Primero Justicia aseguró que había que continuar.

“Este país lo tenemos que cambiar. Para que no siga pasando esto, este país lo tenemos que cambiar. Para que no nos sigan matando, este país lo tenemos que cambiar. Para que no sigan creyendo que la impunidad les va durar toda la vida, este país lo tenemos que cambiar”, expresó Pizarro aquel 7 de junio.

El diputado concuerda con la mamá de Neomar al señalar que aquella “fue una jornada de demasiada violencia por parte de la policía. Fue un día de saña”. Relata que estaba a unos 100 metros de donde se escuchó la detonación. Cuando se dió cuenta, vió a Neomar, ya herido, a punto de caerse de la moto, por lo que salió a ayudarlo y abrirle camino para que lo pudieran auxiliar. De ese momento, también recuerda la reacción y los gritos de los compañeros de Neomar al verle la herida.

De los señalamientos por parte del gobierno, asegura que lo que intentaban era desviar de lo que realmente ocurrió, no solo por la denuncia que hizo, sino por su llamado a la sensatez. “Uno jamás usaría la vida de nadie como herramienta de acción política”.

Afirma que no conocía personalmente a Neomar, pero que había hablado con él y otros compañeros en un par de ocasiones “por el ímpetu que tenían en las movilizaciones”.

Confiesa que era la primera vez que le tocaba pasar por una situación así y que no estaba preparado para afrontar la muerte y la violencia política.

“Yo soy otro después de ese día. Y no solo de ese día, después de todo ese proceso”, añade.

Pizarro comenta que si bien estos días son duros para él, considera que la experiencia le dejó un sentido mucho más profundo de la responsabilidad y una nueva familia, haciendo referencia a los Lander Armas, con quienes conversa y suele acompañar. “Estoy seguro que nada ha sido en vano”.

Sin avances

 Foto: Isaac Paniza

A un año de su muerte, el caso de Neomar se encuentra en la primera etapa del proceso penal: la fase preparatoria, donde se investiga y recaba evidencia. Están encargados desde un principios los fiscales 78º y 98º del Ministerio Público, Amis Mendoza y Renny Amundarain.

El representante legal de los Lander Armas, el abogado Juan Carlos Gutiérrez, explicó que hasta la fecha se han practicado varias experticias, entre ellas las pruebas químicas, cuyos resultados están en el expediente, y otras aún están pendiente por practicarse.

Actualmente, agrega, están pidiendo otras diligencias de investigación que permitan certificar la verdad de lo ocurrido y adelantó que existen más de 10 testigos del crimen cometido en contra del joven.

Sobre la actuación y afirmaciones de altos funcionarios sobre el caso en esta fase del proceso, asegura que el hecho per se “configura un grave vicio procesal”. Espera que todo esto «no afecte en la búsqueda de la verdad”. Además, denuncia que han constatado irregularidades en el manejo de las evidencias criminalística, lo cual pudiese afectar la validez de varios peritajes.

“No puede haber impunidad en este caso”, sentencia Gutiérrez y agrega que los principales organismos internacionales de DDHH están alertas de la decisión que emita el Ministerio Público. Al respecto, revela que el caso de Lander fue uno de los presentados ante la Fiscalía de la Corte Penal Internacional y está expresamente incluido en el examen preliminar acordado por la fiscal Fatou Bensouda en febrero de este año.

Al ser tratado como una ejecución extrajudicial, el delito es imprescriptible, por lo que el abogado señala que lo fundamental es la realización de una investigación “imparcial, técnica, seria e inobjetable.”

De los 158 casos de víctimas registrados por Runrun.es durante las protestas, al menos 60 están en su etapa inicial de investigación y otros 23, que ya tienen presuntos victimarios acusados, esperan por la decisión de una audiencia preliminar.

Continuar la lucha

Foto: Abrahan Moncada / Runrun.es

Al recordar a su hijo, Zugeimar sonríe y asegura que no era perfecto, pero que era un joven con futuro. Hiperactivo pero de buen humor y muy cercano a su hermana menor. “Era la alegría de la casa”.

Neomar se graduó de bachiller a los 16 años. Al ser tan joven, comenta su mamá, estaba buscando opciones. Uno de los vecinos más cercanos al adolescente se mudó a España y le propuso que hiciera un curso de bartender para luego recibirlo cuando cumpliese la mayoría de edad. Tenía un mes de haber terminado ese entrenamiento cuando lo asesinaron y faltaban cuatro meses para que cumpliera 18 años.

A pesar de haber tomado la decisión de emigrar, el joven afirmaba que no se quería ir del país. Después de haber acompañado una vez su familia a una convocatoria de la oposición, decidió seguir participando y estar en primera fila. El lente de un periodista llegó a captar a este escudero, en ese momento desconocido, explicando por qué hacía lo que hacía.

“Yo solo tengo 17 años, yo no estoy estudiando ahorita porque yo sinceramente me voy del país por cuestión de mi futuro, pero yo realmente no me quiero ir de Venezuela, este es mi país, yo nací aquí y estoy luchando por él”, expresó el joven en su momento.

Zugeimar asegura que este tiempo ha sido “fatal” para su familia, sobre todo para Paola. A pesar de su corta edad y lo apegada que era con su hermano “ha sido bastante madura”, señala la madre.

“Como estamos metidos en esto, no ha habido tiempo para el duelo”, agrega y asegura ha sentido el verdadero cariño de la gente cuando llega a algún sitio y le quieren abrazar sin  conocerla.

Con respecto a su activismo, explica que todo se ha ido dando y que mientras pueda seguirá pidiendo que la muerte de su hijo se aclare. “Cómo yo voy a dejar de estar en las calles, si precisamente yo estaba en las calles cuando Neomar murió”.

“La mejor manera de honrar a los caídos es continuar con la lucha. Para que sus muertes no sean en vano, no depende ni de la oposición ni del gobierno. Para que sus muertes no sean en vano, depende de cada uno de los venezolanos y las decisiones que tomemos”, dice Zugeimar.

 

Orlando Figuera: la víctima “chavista” de las protestas de 2017 que aún no tiene justicia

Del caso del quemado de Altamira mucho se rumoró en medios de comunicación y redes sociales. En ese momento muchos afirmaron que estaba robando, otros que gritó en medio de una manifestación de oposición que era chavista, versiones que más tarde fueron desmentidas por el Ministerio Público. Lo único cierto para la familia de Orlando Figuera es que a un año de la muerte no se ha hecho justicia y los responsables siguen en libertad

 

@yeannalyfermin

“CUANDO ME AVISARON QUE LO HABÍAN GOLPEADO, apuñalado y quemado vivo, no recuerdo qué me puse, pero agarré mi cartera, unas sábanas y salí corriendo para poder agarrar el último ferrocarril que sale en la noche. Cuando llegué a El Llanito, a eso de la una de la madrugada, nadie sabía decirme si Orlando estaba ahí”.

No fue sino hasta las seis de la mañana de aquel 21 de mayo de 2017 cuando Inés Esparragoza –madre del joven de 21 años que fue linchado durante las protestas de 2017 en Altamira, municipio Chacao del estado Miranda– encontró a su hijo en la sala de traumatología del hospital Dr. Domingo Luciani con tres heridas por arma blanca y quemaduras de primer y segundo grado en más de 80 % de su cuerpo. De esa situación, nunca se recuperó.

El muchacho fue una de las dos víctimas que cayó en las manifestaciones del año pasado tras haber sido quemado por quienes protestaban. El otro caso se registró en Lechería, estado Anzoátegui, cuando jóvenes que habían hecho una barricada derribaron de su moto con la explosión de un mortero a un hombre que presuntamente era miembro de un colectivo que los amedrentaba: Héctor Alejandro Anuel Moreno, de 35 años. Cuando ya estaba en el suelo le prendieron fuego.

El 20 de mayo de 2017, Orlando había salido temprano a trabajar y vestía jeans y una franela vinotinto. Le había dicho a su madre, antes de irse de su casa en Cúa, que se iba a quedar a dormir donde un tío en Petare para no tener que devolverse a los Valles del Tuy y lidiar con los cierres de calle que a diario se hacían en Caracas.

“Mi hijo laboraba en un supermercado en Las Mercedes (Baruta, Miranda). Cuando salió del trabajo por los problemas de transporte que había por las guarimbas, él tomó un atajo que lo condujo al CCCT y de allí se fue caminando hasta Altamira, en donde vivió la peor tragedia que le puede pasar a un ser humano”.

Era sábado en la tarde. La oposición, bajo el lema “somos millones” y a propósito de cumplirse 50 días de las protestas, convocó una concentración en Caracas que tendría como destino final la Autopista Francisco Fajardo. A la convocatoria asistió Henrique Capriles, gobernador del estado Miranda en ese momento, quien invitó a los manifestantes a seguir marchando hasta llegar al Ministerio de Relaciones Interiores, Justicia y Paz para exigirle a su titular, Néstor Reverol, el cese de la represión. El llamado fue acatado por unos e ignorado por otros.

Hubo un grupo que se quedó en las adyacencias de la plaza Altamira, sitio recurrente de los jóvenes de la Resistencia quienes solían encarar en ese lugar, durante horas, a las fuerzas de seguridad. Los ánimos de cientos de muchachos estaban caldeados debido a que la manifestación había sido atacada con lacrimógenas y perdigonazos. En medio de la multitud se desató la ola de violencia. Varios acusaban a un hombre de haber robado a una señora. Al atraparlo, lo desnudaron, golpearon, hirieron e incendiaron.

Ese hombre era Orlando. En los videos que circularon sobre los hechos, se ve cómo una multitud lo rodea mientras está en el suelo y lo golpea con puños y patadas. Instantes después, una persona enciende un yesquero sobre su cuerpo y una llamarada lo cubre entero. Sus captores se alejan. Él corre varios metros sin lograr extinguirse.

Otros videos muestran a la víctima ensangrentada, caminando para pedir auxilio. Varios jóvenes de la Resistencia lo protegen de cualquier otra agresión. A una cuadra de los hechos, una camioneta pick up se lo lleva de la escena.

Color político

Orlando, según su madre, era un muchacho tranquilo, cariñoso y preocupado por su familia. Entre risas dijo que era muy miedoso como para meterse en problemas. Su caso rápidamente tomó un tinte político y los líderes del gobierno de Nicolás Maduro reaccionaron. Indicaron que todo había sucedido porque alguien había gritado que él, la víctima, era chavista.

“Quemar viva a una persona porque es chavista es un delito grave, atacar a una persona en la calle y agredir por sus ideas políticas es una de las cosas más horribles que ha hecho la MUD, Julio Borges”, sentenció Maduro el 21 de mayo de 2017.

Ernesto Villegas, entonces ministro de Información y Comunicación, calificó el hecho como un “sicariato contra chavistas” e informó que había recibido la orden directa de Maduro de atender los casos de violencia política, pero en particular el de Orlando.

 

Para Inés, las agresiones en contra de Orlando sí se debieron a motivos políticos. “Mi hijo dijo que sí era chavista y que no le importaba y solo por eso y por ser negro le hicieron todo eso”, asegura.

 

Según la versión del Ministerio Público, para ese momento a cargo de Luisa Ortega Díaz, Orlando se encontró en Altamira  con un hombre con quien había tenido un altercado y que le había herido con arma blanca por una plaza de trabajo en Parque Miranda. Al verlo, el victimario inmediatamente se le abalanzó, lo agredió con un arma blanca y comenzó a gritar a los manifestantes que estaban cerca “este estaba robando”, para que la multitud lo agrediera. En ese momento recibió varias lesiones con armas blancas y una persona le roció gasolina y lo prendió en fuego.

La ola de críticas del gobierno en contra del Ministerio Público por el caso de Orlando, llevó a que el fiscal 48 Dixon Zerpa, enviara un oficio al director del Hospital Domingo Luciani, Alexis Parra, para exigir que ayudaran el joven.

La madre de Orlando afirmó que aunque recibió mucha ayuda por parte del gobierno, los médicos del Domingo Luciani no atendieron bien al joven. “A mi hijo nunca le hicieron una cura. De los 15 días que estuvo hospitalizado, solo uno le limpiaron las quemaduras y fue el día anterior a su muerte, él ya olía mal”.

Son varias las versiones que existen sobre la causa de la muerte de Orlando. Un médico del hospital le informó a Inés que a su hijo, antes de fallecer, lo habían entubado porque había sufrido un ACV, luego otro le dijo que al muchacho le dio un paro respiratorio.

“Cuando me pasaron a ver el cadáver de mi hijo, él no estaba entubado. Estaba como dormido, parecía un monstruo y estaba lleno de sangre por todos lados”, dijo Esparragoza.

Según el patólogo de la Medicatura Forense Bello Monte, Orlando falleció  por una infección en la piel.

¿El caso, los responsables?

“Con el asesinato de Orlando tengo una lucha tremenda. El fiscal 48 Dixon Zerpa, quien ha llevado el caso desde el principio, no ha hecho nada. Desde hace un año que no he tenido noticias de los agresores de mi hijo”, aseguró Esparragoza.

La madre del joven afirma que lo que quiere el fiscal Zerpa es “que pasen dos años para engavetar el caso y dejar que se olvide”.

En aquellos días, Luisa Ortega Díaz aseguró que los agresores de Orlando estaban plenamente identificados. El 20 de junio de 2017, el Sebin realizó un allanamiento en en una vivienda llamada Virgen del Valle en Los Palos Grandes, municipio Chacao, en busca de Enzo Franchini Oliveros, presunto responsable de haberle prendido fuego con un yesquero a Orlando. El cuerpo policial constató que Franchini había huido.

 

El llamado a las autoridades

Inés asegura que ha hablado con el Fiscal general de la república, designado por la asamblea nacional constituyente (anc),Tarek William Saab; con la Ministra de la Mujer y la Igualdad de Género, Blanca Eekhout y con Delcy Rodríguez, presidenta de la anc) y de la Comisión de la Verdad, para pedir que le cambien el fiscal que lleva el caso. Pero aún no ha obtenido respuesta.

Mientras tanto, la madre enfrenta a una depresión con la ayuda de psicólogos y psiquiatras. Recordó que el sueño de su hijo era comprarle una “casa digna” y hoy la tiene a raíz del asesinato de Orlando. El gobierno le regaló una vivienda en Los Valles del Tuy y un taxi.

Deseos no preñan, el refrán que se apega a las encuestas en Venezuela
La elevada abstención en la pasada elección presidencial echó por tierra los pronósticos de empresas de sondeo
Datanálisis reconoce que erró en el margen entre Henri Falcón y el ganador Nicolás Maduro
Directivos de encuestadoras alegan que era cuesta arriba predecir un resultado debido a que la elección no fue competitiva

 

@franzambranor

SI BIEN LA ABSTENCIÓN era un fenómeno esperado por las empresas encuestadoras, la desolación que se vio en la mayoría de los centros de votación durante la jornada electoral del pasado 20 de mayo hizo que los pronósticos se estrellaran contra la cruda realidad.

Félix Seijas, director de la encuestadora Delphos dijo el pasado 12 de abril, en un foro organizado por Ecoanalítica que si los venezolanos votaban ese día en unas elecciones presidenciales, 25% lo haría por Henri Falcón, 22% por Nicolás Maduro, 8% por Javier Bertucci, 22% se abstendría y 23% no sabía.

Para el 26 de marzo, la empresa Consultores 21 reveló un sondeo en el que Falcón (28%) superaba por más de ocho puntos a Maduro (19,6%) en la intención de voto, los indecisos se ubicaban en 22,9% y los abstencionistas en 14,1%.

Otras firmas como Consulting Services (ICS) daban a Maduro como rotundo ganador con 55,9%, seguido por Falcón con 24,4% y Bertucci con 16,2%. Mientras Consultores 30.11 colocaba a Maduro arriba en las preferencias con 48,4%, a Falcón le concedía 36,3%  y a Bertucci 11,7% en un estudio llevado a cabo llevado a cabo entre el 26 de abril y 6 de mayo.

Dos semanas después y según cifras emitidas por el Consejo Nacional Electoral, Maduro fue reelecto presidente de la República con 6.190.612 votos, es decir con 67% de la participación de 9.132.655. Falcón obtuvo 1.917.036 votos (20.93%) y Bertucci 988.761 (10,82%).

Algunas empresas como Datanálisis, que anunció una concurrencia cercana a 40%, estuvo cerca a los niveles de participación emitidos por el CNE de 46,02%. Sin embargo el ausentismo en los centros de votación superó cualquier pronóstico, pese a que se esperaba una abstención por buena parte de la población.

Las encuestadoras justifican que los resultados del 20M discrepen de los números previos porque no había forma de vaticinar la cifra de participación que podía producirse. Ademas había que tomar en cuenta la escasa credibilidad en el CNE y las múltiples irregularidades que se denunciaron el día de la elección.

A juicio de Félix Seijas, el resultado del evento llevado a cabo el pasado 20 de mayo no significa que las encuestas hayan fracasado, por el contrario es la prueba de que Maduro posee un techo inferior a 30% y que quienes se abstuvieron de acudir a las urnas incidieron en el destino del candidato opositor Falcón.

Para el director de Delphos, la volatilidad es un elemento que incidió directamente en el más reciente episodio electoral en Venezuela. “La encuesta es un mecanismo de investigación muy sensible. En los sondeos hay un aspecto cuantitativo y otro cualitativo, uno no va sin el otro, sin la emotividad se está viendo la película a medias. Una persona pudo decir que tenía intenciones de votar, pero el día de la elección se levantó de la cama, no vio a nadie en los centros y eso le desestimuló”.

Seijas sostuvo que el voto en Venezuela es como una especie de virus que se propaga y en esta ocasión esa epidemia fue detenida por la convocatoria a no votar emitida por la Mesa de la Unidad Democrática y el Frente Amplio Venezuela Libre.

El presidente de Datanálisis, Luis Vicente León, manifestó que hubo una mala interpretación de las encuestas porque la gente optó por la alternativa simple de hacer una sumatoria entre quienes estaban seguros de ir a votar, estimados en 31%, con el 30% de los que manifestaron la intención de concurrir a sufragar.

“Nunca dijimos que para estimar participación se sumaban los muy dispuestos con los dispuestos a votar, eso es como mezclar peras con manzanas”, enfatizó León.

El responsable de Datanálisis aseguró que no había forma de predecir con seguridad la participación en las pasadas elecciones y de eso iba a depender el resultado.

“Una encuesta arroja resultados muy distintos si consideramos la población general, sólo potenciales votantes o seguros a votar. En el pasado la correlación de resultados era con los muy dispuestos, pero esta elección fue atípica”, agregó.

Seijas indicó que en las tres últimas elecciones presidenciales (2006, 2012 y 2013) había votado 79% de los ciudadanos, un descenso drástico en comparación con las  de 2018.

“Mi impresión es que fue menos gente a votar de lo que incluso se dijo. Mientras menos fuera la participación más fácil era que Maduro ganara”, indicó Saúl Cabrera, directivo de Consultores 21, quien sentenció que basados en una encuesta hecha en marzo estimaban una participación cercana a 30% del registro electoral, pero luego de que se anunciase  una candidatura opositora esa cifra subiría dependiendo de la empatía del elector con esa figura y de la confianza en el proceso.

“La gente espera que haya al menos condiciones normales para votar, pero el gobierno irrespetó incluso todos los acuerdos que suscribió con los candidatos opositores y sus aliados internacionales. Hubo puntos rojos, publicidad excesiva, cadenas presidenciales, presión a empleados públicos, promesas de pago con el escaneo del carnet de la patria y pare usted de contar”.

Para Seijas, el fenómeno de la abstención es diverso y en el hemisferio se da en algunas ocasiones porque los ciudadanos consideran que la institucionalidad es elevada en sus países y se sienten confiados. “En Venezuela es totalmente contrario, el árbitro no transmite imparcialidad”.

Seijas también recalcó que la desconexión con la oposición pasó factura en estos comicios. Según Delphos, de 35% de apoyo duro que poseía el bando opositor en el primer semestre de 2017, hoy en día se ubica en 10%.

“La desconfianza en el liderazgo opositor, especialmente después de la elección de la asamblea nacional constituyente hizo que la disposición a votar se hiciera aún más volátil. El 20 de mayo pudo haberse presentado cualquier escenario, incluso un ambiente pro voto de última hora, pero sucedió el más previsible y perjudicial para la oposición”, confesó.

“Con una abstención elevada el mayor perjudicado iba a ser la oposición porque la misma MUD estaba llamando a no votar. La probabilidad de triunfo opositor, al menos en número de votos ejercidos, es directamente proporcional a la participación”, completó Luis Vicente León.

Cómo predecir lo impredecible

Luis Vicente León de Datanálisis alertó que una encuesta puede evaluar la intención de voto de un elector, pero no  medir las denuncias de fraude y ventajismo.

“Si la misma gente dice  que la del 20M no fue una elección competitiva ni democrática, entonces cómo una encuesta puede dar un resultado aproximado a la realidad. Entre las encuestas y el hecho de votar ese día habían tres elementos distorsionadores: la presión oficial, la dependencia económica y el miedo por saber por quién votó la gente”.

“Una cosa es lo que dicen los sondeos de opinión y otra es lo que arroja el CNE, lo cual es una dificultad muy grande para los encuestadores”, añadió Cabrera.

El director de Consultores 21 asegura que en condiciones normales, una encuesta debería ser capaz de arrojar un resultado cercano a la realidad. “Pero aquí tenemos que enfrentarnos a que el día de las elecciones hay denuncias de voto asistido o  que existe una maquinaria buscando gente para votar a última hora, nada de esas cosas se pueden tomar en cuenta con antelación”.

A juicio de Seijas, una estadística si quedó clara en la pasada elección presidencial y es que Maduro tiene un techo difícil de rebasar.

“Posee un tope de 27% y de ahí no va a subir y eso resulta de  75% que lo detesta y que jamás votaría por él. Por eso se empeña en no perder ese porcentaje y de ahí viene la iniciativa de ‘dando y dando’, cuyo mensaje es que si no votas por mi vas a sufrir más de lo que ya estás sufriendo para poder alimentarte”.

Por otro lado, León dijo que el apoyo a Falcón estuvo por debajo de lo que estimaba Datanálisis.

“La votación estimada de Falcón era mayor. Obviamente no se esperaba de ninguna manera su triunfo con alta abstención, eso es un absurdo. Pero la diferencia era mucho menor, lo que puede deberse al desgano por parte de sus seguidores o al manejo de mesas sin testigos el día de la elección”.

Le falta aceite a esa maquinaria

Cabrera de Consultores 21 expone que si bien Maduro se frotó las manos la noche del 20 de mayo celebrando «su victoria», al motor electoral de los partidos Somos Venezuela, Psuv y demás aliados le faltó potencia para remolcar a sus simpatizantes.

“Los dispositivos para amarrar el voto fallaron. , Hablamos del  propio gobierno que dice que entre 14 y 15 millones de personas poseen carnet de la patria y 7 millones tienen el del Psuv. ?Dónde está ese apoyo?”, se pregunta el encuestador.

Seijas sostiene que si bien cada vez más personas dependen de las dádivas del gobierno como las cajas y bolsas de los Comité Locales de Abastecimiento y Producción (Clap), esos mecanismos han perdido fuerza a la hora de movilizar en función de favorecer una tendencia electoral.

“La gente siente que cada vez son menos atractivos y esto tiene que ver con la frecuencia, la calidad y con que utilizan todos esos beneficios como un chantaje electoral”.

Para Seijas la expectativa es determinante en campañas electorales. “Nadie vota por lo que le diste, sino por lo que le vas a dar. Hay gente que piensa que mientras Maduro se mantenga en el poder hay una esperanza de cristalizar el sueño de Hugo Chávez. Si Chávez compitiera hoy en una elección, volvería a ganar”.

La oposición y la ruta que no consiguen

Según León, no hay que ser un erudito para saber que la mayoría desea que haya un golpe de timón y el país se enrumbe hacia una eventual prosperidad.

“75% de la población quiere cambio, el problema es que no estaba convencida de votar el pasado 20 de mayo”, alertó.

“Cuatro de cada 10 personas piensa que las elecciones regionales se perdieron por la parcialidad del CNE”, expresó Cabrera de Consultores 21.

Paradójicamente, Cabrera indicó que el voto sigue siendo considerado como la principal arma de cambio para el venezolano.

“La gente quiere alterar la realidad que está viviendo actualmente de la manera más fácil, lo más incruento posible, algo que genere el mínino de angustia y eso solo se puede a través de una elección”.

Para Seijas, el clima de volatilidad empezó a incidir en la participación desde los comicios regionales de octubre de 2017.

“En el caso del estado Miranda, Carlos Ocaríz bajó una ventaja de 20% sobre Héctor Rodríguez a 11% en las últimas dos semanas y allí imperaron tres cosas: el oficialismo hizo una buena campaña -eso no hay que negarlo-, la expectativa positiva de que a Rodríguez si le iban a dar los recursos y por supuesto los mecanismos de presión, chantaje y ventajismo”.

Cabrera indicó que los candidatos de oposición que obtuvieron la victoria en las pasadas elecciones regionales, era porque estaban ganando las encuestas con una ventaja de al menos 20 puntos. “Ya está claro que en Venezuela para que la oposición pueda ganar una elección, la diferencia tiene que ser al menos de 10 puntos caso de Andrés Velásquez es la muestra de que ni teniendo actas en la mano, no hay garantías de que  el CNE vaya a adjudicar el triunfo”.

“La íltima encuesta sobre  Falcón en Lara lo daba ganador por 6 puntos, pero allí no pudieron recoger todas las actas, hubo amedrentamiento de miembros de mesa y entonces salió airosa Carmén Meléndez”

Afuera también se equivocan

No solo en Venezuela el resultado de las encuestas no coincide con la realidad posterior a una elección. También existen casos como el de Violeta Chamorro, quien sorpresivamente ganó la presidencia de Nicaragua en 1990 con 54,7% de los votos; la salida del Reino Unido de la Unión Europa a través del Brexit en 2016; el plebiscito sobre los acuerdos de paz en Colombia y la elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos, ambas también en 2016.

“Las encuestas son muy sensibles a los hechos de opinión y lo vimos recientemente en la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Colombia. Uno veía al candidato de la Coalición Colombia, Sergio Fajardo acercándose a Gustavo Petro (Colombia Humana) poco a poco, tal vez si la campaña hubiese durado una semana más Fajardo hubiese llegado en segundo lugar en las votaciones y concurrido a segunda vuelta con Iván Duque (Centro Democrático) en vez de Petro”, dijo Cabrera de Consultores 21.

“Esto no es un fenómeno nuevo, las encuestas son una fotografía de un momento y a veces no coinciden con el momento de las elecciones. Han ocurrido triunfos inesperados como el de José Luis Rodríguez Zapatero en España en 2004, a quien nadie lo daba ganador. Incluso acá en Venezuela cuando Luis Herrera Campins se impuso a Luis Piñerua Ordaz en los comicios presidenciales de 1978”, sentenció León.

“En Estados Unidos es incluso más complejo porque hay colegios electorales, los estudios estuvieron bastante bien hechos, pero nadie se encargó de hacer esa medición cualitativa a la que me refiero”, indicó Seijas.

“Efectivamente Hillary Clinton sacó más votos totales que Trump, pero Trump ganó en más colegios electorales y en tres estados donde había empate técnico. No es que las encuestas se equivoquen, es que todos estos eventos han pasado uno detrás de otro”.

Encuestas de maletín

Félix Seijas, director de Delphos, no se atreve a decir si en Venezuela existen encuestadoras que tienden a favorecer una opción por conveniencia económica o incluso ideológica, lo que si aseguró es que hay empresas que aparecen solo en periodos electorales y posteriormente se esfuman.

El principal capital de este tipo de negocios es la confianza y eso se gana con el tiempo, un cliente que se percate que hay inconsistencias o que existe una tendencia que favorece cierto tipo de parcialidad, no te va a contratar más”, expuso.

“Un excelente indicador para saber si una encuestadora es fiable es el tiempo que tenga en el mercado y la cantidad de clientes”.

Protestas 2017 | Manuel Sosa, Dany Subero y el victimario que Maduro ascendió a capitán
“La madre de quien le quitó la vida a Manuel sufre más que yo, sabe que tiene un hijo asesino”, dice Maritza, la mamá del hombre de 43 años que mataron el 25 de mayo del año pasado en medio de una manifestación en Cabudare

 

@KaryPerazaR

EL CUARTO DE MANUEL ALEJANDRO SOSA APONTE, de 33 años, está casi como lo dejó aquel 25 de mayo de 2017. La habitación, que está entre la de su hermana mayor y la de sus padres, tiene colgada en la puerta una corbata de plástico de una hora loca y una medalla. Sobre su cama matrimonial está la imagen de un Divino Niño y también la de un ángel que puso su madre para coronar el lecho bien tendido. En su closet hay trofeos y preseas que ganó jugando fútbol y también las 60 camisetas de sus equipos favoritos de balompié. Además, están perfectamente acomodadas sus camisas manga larga, sus pantalones y algunos balones en el suelo del armario. Su desodorante y hasta los jabones que usaba para lavar la ropa están sobre un estante, el mismo lugar que tenían hace un año antes de que al joven lo mataran durante una protesta antigobierno ocurrida en el distribuidor Valle Hondo de Cabudare, municipio Palavecino de Lara.

En el contexto de las manifestaciones de 2017, Manu, como le decían cariñosamente, fue la sexta víctima fatal en el estado. El proyectil que causó su muerte, proveniente del arma de un funcionario de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), impactó por debajo de su clavícula derecha y le salió por la espalda.

Maritza Aponte, su madre, comenta que no toca el cuarto de su hijo salvo para limpiarlo. Está como lo dejó, salvo por los escritos que se ven en una pizarra colgada de lado izquierdo de la habitación: “hermano, te amo” e “hijo mío, siempre te voy a amar”. De resto, todo sigue igual. Hasta la sábana sigue como él la acomodó, y ella no la cambia “ni de broma” porque no quiere que se vaya “ese olor que dejó cuando se levantó”.

A Maritza se le quiebra la voz cuando habla de Manu, porque para ella el tiempo no ha pasado: “Es muy difícil todo esto”. A diario se le repiten en la mente, como una película, las palabras que pronunció Manuel aquel 25 de mayo y todo lo que pasó después. Se pregunta si habría podido evitar lo que sucedió. “Si yo lo hubiese buscado seguro se venía conmigo”, dice.

Manu era un joven que salía a la calle por convicción porque quería cambiar el país, lo quería libre; aseguraba, según sus allegados, que luchaba por su hijo, su familia y por todos los venezolanos. En 2014 había participado en las protestas junto a Gruseny Antonio Canelón Scirpatempo, conocido como Tony, quien fue la tercera víctima en caer en Lara en 2017. Cuando Manu supo de su asesinato, se indignó, estuvo presente en su funeral y hasta sostuvo la bandera de Venezuela. Expresaba que ahora era cuando se tenía que estar en la calle. Casi un mes después lo mataron.

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Manu, al igual que Tony, fue asesinado por un Guardia Nacional. Aunque su familia lo denunció en el momento y su madre pensó que nunca se sabría quién había sido porque hubo muchos uniformados durante el suceso, 22 días después de su muerte salió a relucir el nombre del militar. Se trataba del Primer Teniente de la GNB, Johnnuar José Pastor Arenas Castillo, de 30 años, adscrito al Destacamento 123 de Cabudare, a quien le libraron orden de captura luego de que la Fiscalía 21 con competencia en Derechos Fundamentales, de la mano de la Unidad Criminalística Contra la Vulneración de Derechos del Ministerio Público, logró identificar a través de testimonios y evidencias físicas que él fue el responsable de disparar el arma que le quitó la vida al joven.

Todavía hoy no se ha hecho justicia. Sigue libre y hasta fue “premiado” por su actuación. En un documento del Ministerio de la Defensa, del 29 de junio del 2017, y según resolución 019647, se indica que el presidente de la República lo ascendió al grado de Capitán.

Arena Castillo cursó sus estudios en el Colegio La Salle de Barquisimeto, el mismo lugar donde Manuel estuvo desde preescolar hasta bachillerato y recinto en el que Maritza, su madre, fue educadora por 19 años.

Maritza, con los ojos tristes, habla de lo difícil que fue para ella el último Día de las Madres. “Quizás fue por haber perdido un hijo que lo daba todo por los venezolanos. Ahora, el que le quitó la vida a Manuel… Su mamá debe sufrir al saber que su hijo es un asesino”, señala.

“Estoy seguro, espero que más temprano que tarde, que habrá un giro en la dirección del país y en ese momento todos aquellos que hayan cometido  desmanes, burlado la ley, violentado el estado de derecho, tendrán que pagar; inclusive esa persona que le arrebató la vida no solamente a Manuel, que le cambió la vida a mi tía Maritza, a mi prima Melissa, a su hijo Mauricio y a todos los que estábamos a su lado”, comenta su primo Arturo Bello Aponte, quien emigró recientemente por la situación del país.

Alejandro Sosa, padre de Manuel, no entiende cómo es que los cuerpos de seguridad investigan unos casos y otros no. Asegura que es responsabilidad del Estado dar una respuesta.

Este hombre delgado y moreno era quien todas las noches, cuando su hijo llegaba del trabajo, cumplía un ritual. Esperaba que el muchacho llegara a su cuarto y lo invitara para irse, juntos, hacia la parte de atrás de la casa. “Uno de los dos se acostaba en esa hamaca, donde hablábamos todas las noches de cómo había sido el día y de la situación del país”, recuerda.

A Alejandro le arrebataron esas charlas nocturnas de padre e hijo. Ahora, cuando siente la necesidad de hacerlo, lo hace frente a una tumba. Acude entre dos y tres veces por semana, va solo porque su esposa no lo ha superado, ella nunca ha podido visitar el lugar donde enterraron a Manuel.  

La relación de Manuel con su hijo de 5 años estaba siendo cultivada al igual como era con su padre: hablaban mucho. Hoy el niño dice que su padre le sigue diciendo qué hacer y se siente muy orgulloso de él.

Los padres de Manuel indican que, después de su muerte, conocieron la nobleza de su hijo, porque supieron que ayudaba a muchas personas y que tenía una gran cantidad de amigos. En la pared de la sala están tres cuadros con el rostro de Manu. Dos fueron hechos por amigos y vecinos y otro, que ha dado la vuelta al mundo, es uno de los retratos del ilustrador Oscar Olivares, quien lo envió a la familia con un certificado de originalidad.

Manu se despidió

Manu, que también era conocido por muchos como Sosa, se convirtió en un objetivo a raíz de un video difundido en abril de 2017, en el que se le veía hablando con un coronel de la GNB. “Allí lo marcaron”, dicen los jóvenes de la Resistencia. Sabían que era uno de los líderes.

Relatan que Manuel era un “guerrero” desde 2014. Conocía las estrategias y, aunque sabía que en 2017 la lucha no era igual a la que vivieron años atrás, que tenía nuevos compañeros y que muchos se acercaban solo por la comida –algo que a él le molestaba– quería guiarlos. Trabajaba en un puesto de comida rápida, por lo que asistía menos a las manifestaciones, pero los miércoles y jueves estaba libre.

El 24 de mayo de 2017, se reunió con todos. “Mañana será un día muy bonito, mañana será el día”, fueron algunas de sus palabras. Hacía hincapié en que la Guardia iba a venir con todo. “Lo que no sabía era que ese era el día que le tocaba irse, se estaba despidiendo”, dijo uno de sus amigos.

Al día siguiente, el jueves 25 de mayo, Manu y su padre se fueron a llevar a su hermana mayor al trabajo. Al regresar a casa, ambos desayunaron junto con la mamá. Manuel les advirtió que estuvieran alertas en Barquisimeto, pues sabía que ellos tenían que salir a cobrar su pensión.

“Como madre, uno siente algo. Y yo le decía a Alejandro que nos fuéramos, que yo tenía que hacer la comida”. Poco después, los padres de Manu llegaron a su residencia en la Etapa I de Valle Hondo. Maritza mandó a su esposo a buscar a Manu, quien ya tenía rato en el distribuidor de la zona y donde había un pelotón de la GNB. Eran como las 3:30 de la tarde cuando Alejandro, el padre, le mandó un recado a su hijo. Él le contestó que pronto iría a su casa. Todo estaba tranquilo.

“Ya viene Maritza. Él está en la esquina y yo voy a salir a buscar a Melissa que me está esperando”, dijo Alejandro.

En las adyacencias del distribuidor estaba Yicsney Rodríguez, prima de Tony, que abrazó a Manu cuando lo vio. Le pidió que se cuidara y que recordará lo que le había pasado a su primo. Él le respondió que se quedara tranquila.

Cuando Alejandro salió, se topó con su hijo nuevamente. “Cuídate”, le dijo Manuel. Y mientras el padre comenzó a caminar hacia Cabudare, Manu se fue hacia el distribuidor.

Alejandro había caminado unos 50 metros cuando escuchó una detonación seca. Calcula que estaba a unos 100 metros de su hijo. Se refugió de las balas pegándose a la pared. Volteó, pero no podía ver qué pasaba en el elevado. Oyó otra detonación y siguió caminando. En casa, Maritza tapó la comida porque Manuel no llegaba. En su lugar, vecinos arribaron corriendo para decirle que su hijo se estaba desangrando. Ella corrió hacia el lugar, pero en la esquina, a 50 metros de su hijo, se paralizó. No caminó.

Paralelamente, Alejandro recibió una llamada en la que le informaron que habían herido a Manu. Lo primero que hizo fue correr hasta llegar a una zona del distribuidor en donde pedían auxilio para un muchacho. Pero ese no era Manu, sino un joven de 18 años. A su hijo ya se lo habían llevado.

Ninguno de sus padres pudo ver el sitio en el que lo hirieron, pero sí supieron que Manuel ya iba camino a su casa cuando escuchó la primera detonación y, al ver caer a un muchacho, se devolvió al distribuidor para sacarlo de allí. En ese momento, el guardia disparó por segunda vez y lo impactó. Baleado, Manuel saltó el elevado y, al llegar a la urbanización, preguntó por su padre. La sangre le brotaba por la herida abierta bajo su cuello. Pedía que no lo dejaran morir porque tenía un hijo. Los vecinos lo sacaron hacia una clínica al este de la ciudad, pero cuando arrancó el vehículo los guardias dispararon de nuevo. En Santa Rosa estaba todo trancado, pero cuando el propio Manuel dijo que iba herido le abrieron paso.

De inmediato fue ingresado a quirófano. Había perdido mucha sangre. A la anestesióloga, que era madre de un amigo de él, le pidió que le dijera a su padre que cuidara de Mauricio, el pequeño  de 5 años de edad que era todo para él. Alejandro asegura que en el momento en el que dispararon no había enfrentamiento, ni molotov, ni piedras, ni cohetes. Solo salieron las balas de parte de los guardias.

Fueron horas de angustia en la clínica. Maritza no quiso aparecer, pero Alejandro estuvo acompañado por mucha gente que conocía a Manuel. Hoy no los recuerda porque estaba en shock. Alrededor de las 10 de la noche le informaron que murió. Maritza fue el sábado 27 de mayo a la funeraria y pidió verlo a pesar de que las puertas de la sala no se habían abierto. Frente al cadáver, la madre le reprochó a su hijo el tener que verlo en ese cajón. Fue allí también que, rememora, lo vio con una sonrisa hermosa, como la que él tenía.

Una canción para Manuel

Arturo, el primo, escribió una canción para Manuel que Maritza y sus hermanas no dejan de escuchar. En esta melodía resume cómo la muerte del joven les cambió la vida, cómo quisiera arrancar la página del calendario con el día en el que lo mataron para poder volverlo a ver.

“No creo que todo está igual, yo creo que todo está peor, pero siento que los muchachos fueron utilizados por actores políticos que luego traicionaron la buena voluntad de la Resistencia. Se luchó a más no poder, con las uñas, sin herramientas, contra un poder armado. Fue una lucha totalmente desigual”, asegura Arturo.

Mientras Maritza dice no creer en políticos ni de un lado, ni de otro, recuerda cómo a Manuel lo invitaban a irse de Venezuela. “Él decía que el país no se le podía dejar a esta gente, había que luchar. Muchas veces le decía: ‘hijo, solamente sales tú, los demás muchachos de la cuadra no salen. Y él contestaba: “mamá, esto no es un partido político, esto sale del corazón, el país se quiere con el corazón”.

La muerte de un “infiltrado”

Pasado mediodía del sábado 27 de mayo, el cuerpo de Manuel Sosa fue sacado de la funeraria. Su féretro fue detenido en el Distribuidor de Valle Hondo porque sus amigos, vecinos y familiares querían rendirle un homenaje, despedirlo.

En medio del improvisado acto, un grupo de personas observó a un sujeto, a quien no conocían, que grababa el funeral y a los presentes. Para ellos se trataba de un infiltrado y lo atraparon, comenzaron a interrogarlo. Le pidieron la cédula y le sacaron un carnet que indicaba que era teniente de la Guardia Nacional. Su nombre: Danny José Subero, de 34 años.

Los ánimos se caldearon. Lo rodearon cuando el cortejo fúnebre ya había arrancado. El hombre explicó que tenía dos años de haberse dado de baja, pero no decía por qué estaba en el lugar. Muchos lo golpearon, aunque hubo quienes lo defendieron. Trató de irse en la moto que tenía, pero se la quitaron y la quemaron debajo del distribuidor. Luego un grupo de al menos ocho personas se lo llevó hasta la estación de servicio cercana. En ese momento muchos pensaron que todo iba a empeorar y decidieron retirarse.

Subero fue golpeado por encapuchados que lo mantuvieron cautivo durante una hora. Lo desnudaron y fue a eso de las 2:30 de la tarde que una comisión de la Policía del estado Lara intervino. A ellos se lo entregaron, estaba desmayado y sangrando. Fue trasladado al ambulatorio cercano donde lo remitieron de inmediato a la emergencia del Hospital Central Antonio María Pineda, donde murió. Los médicos le vieron tres impactos de bala, en el brazo derecho, la espalda y el cuello. De inmediato se corrió la noticia de que habían linchado a un funcionario.

Hasta el presidente Nicolás Maduro se pronunció y lamentó la muerte de Subero, pero nunca dijo nada de los manifestantes caídos en el estado Lara.

Comenzó la cacería

Las fotos del homenaje a Manu salieron a través de distintas redes sociales. Una  imagen en la que se ve a Subero rodeado por quienes lo querían agredir y por quienes lo defendían también circuló. Todos fueron ubicados por funcionarios del Eje de Homicidios del Cicpc Lara, a quienes les ordenaron dedicarse completamente a ese caso. Douglas Rico, director nacional del Cicpc, estuvo al mando de la investigación.

Residentes de Valle Hondo no quieren identificarse, pero aún recuerdan cómo en los días posteriores a los hechos, los funcionarios del cuerpo detectivesco llegaban a la urbanización entre las 4 y 5 de la mañana y se quedaban hasta la tarde para allanar las residencias de todos. “Buscaban que alguien hablara. Se llevaron prácticamente a todos los que salían en esa foto que no era prueba de nada”, comentó un vecino.

Cinco días después de haberse ejecutado el linchamiento de Subero, el caso ya estaba resuelto. El 1 de junio de 2017, el ministro de Interior, Justicia y Paz, Néstor Reverol, lo oficializó a través de una cadena nacional.

Destacó que al menos 20 personas estarían presuntamente involucradas en el hecho y apuntó que cuatro habrían participaron de forma directa. Para ese momento había siete detenidos, pero solo dos eran responsables materiales de lo sucedido: Jonathan Javier Sandoval Navas, de 23 años, y Jesús Alberto Alejos, de 18, fueron imputados por el delito de homicidio calificado en grado de cooperadores inmediatos. Posteriormente fueron arrestados Antony Jesús Pérez Torres, de 25 años, conocido como “El Cuina”, a quien apresaron días después en Valencia, estado Carabobo. También encarcelaron a un adolescente de 14 años apodado “El Cachorro”. Según las investigaciones del Cicpc, ellos dos serían los responsables de disparar a Subero.

Por este crimen también fueron detenidos Ronny Raúl Granado, de 37 años; Uvaldo Martínez González, de 43; Milarys Josefina Saavedra Rea, de 42; así como Rómulo Antonio Marín, Jonathan Eduardo Riera Oropeza y un adolescente de 17 años. Todos fueron imputados por homicidio calificado en grado de  facilitadores. Los abogados del Foro Penal Capítulo Lara que llevaron este caso alegaron que todos eran inocentes y que los investigadores se guiaban por fotos sin tener certeza de que los señalados sí estaban allí.

Ante los insuficientes elementos de convicción presentados en contra de Granados, Martínez González, Marín y Riera Oropez, la fiscal pidió una medida de presentación semanal, pero fue negada. Este año, ocho de los detenidos salieron en libertad. Tan solo están arrestados “El Cuina” y el adolescente apodado “El Cachorro”.

La abogada del caso, Mariuska Padilla, aseguró que no podría emitir declaraciones del caso. Todos los familiares se lo habían prohibido, pues temen por la vida de los suyos y de los que aún están tras las rejas, pues afirman que son inocentes.

Los mejores momentos de la no juramentación de Maduro ante la anc
¿Por qué aplauden tanto a Tibisay? Y otros momentos cumbre de la no-juramentación

 

NICOLÁS MADURO NO SE JURAMENTÓ HOY hoy como presidente de la República para el período 2019-2015. O sí. En un acto que transitó por el hombrillo de la constitucionalidad, la presidenta de la asamblea nacional constituyente, Delcy Rodríguez, le tomó juramento para ser acreditado como Jefe del Estado. Pero anunció que sería juramentado en enero de 2019.

La tarde del jueves, cuatro días después de las elecciones y uno de haber recibido las credenciales del Consejo Nacional Electoral (CNE), Maduro asistió al Palacio Federal Legislativo después de haber anunciado a través de su cuenta de Twitter, en horas de la mañana, que se juramentaría ese mismo día.

En el hemiciclo se encontraban los constituyentistas, el alto mando militar, gobernadores del chavismo, ministros, diplomáticos y representantes de los Poderes Públicos del país.

Al inicio del acto, que duró al menos dos horas, Rodríguez hizo jurar a Maduro. “¿Jura usted proteger el carácter anti-imperialista y anti-oligárquico de la revolución bolivariana y hacer cumplir el legado de Bolívar y Chávez?”.

De acuerdo con el artículo 231 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela el candidato electo tomará posesión del cargo el 10 de enero del primer año de su período. Pero en 2013, cuando Hugo Chávez debió juramentarse por haber sido reelecto en octubre de 2012, la Sala Constitucional del TSJ consideró que la juramentación no era necesaria en caso de que se tratara de una reelección pues había “continuidad”. El fallecido expresidente se encontraba en Cuba después de una operación.

Es decir, ni la no-juramentación de hoy, ni la de enero anunciada por Rodríguez son necesarias.  

El detalle que faltaba

Los momentos más destacados comenzaron incluso antes del acto. Cuando Delcy Rodríguez caminaba junto a Maduro y Cilia Flores para entrar al Hemiciclo, fotógrafos del canal oficial VTV captaron esta imagen.

 ¿Qué está faltando en esta foto? ¿El Poder Legislativo? ¿La pierna de Delcy?

Gracias, rectora

Ya avanzado el acto, Rodríguez fue la encargada de presentar a los representantes de los Poderes Públicos. Al nombrar a la presidenta del CNE, Tibisay Lucena, todo el hemiciclo le dedicó una ovación de pie de unos 35 segundos, a lo que ella reaccionó visiblemente emocionada.  

 ¿Por qué aplauden tanto a Tibisay?

El álbum de los sancionados

La juramentación también ofreció una estampa sobre la situación actual de los funcionarios venezolanos: los representantes de tres Poderes Públicos están sancionados por la comunidad internacional. Nicolás Maduro, Maikel Moreno, Tibisay Lucena y Tarek William Saab están en la lista de Estados Unidos. Y, Delcy Rodríguez, en la de Canadá.

Flores, mazo u hojilla… un, dos, tres

En la primera fila estaban sentados Cilia Flores, Diosdado Cabello y Mario Silva. Al parecer, el polémico audio que dio a conocer la oposición en 2013, pocos tiempo después de la muerte de Hugo Chávez, quedó olvidado.

Hombro con hombro quedaron Silva y Cabello, quienes aparentaron que Silva jamás dijo que Cabello debía salir del gobierno. “Eso que está pasando hoy lo está permitiendo Diosdado Cabello, porque a él no le importa un coño’elamadre”, aseguró Silva en ese momento. Incluso, llegó afirmar que “Maduro está obligado a poner contra la pared a Diosdado Cabello”.

En aquel audio Silva también mostró desconfianza hacia Cilia Flores, a quien consideró cercana al “grupo de los vampiros”.

Pero, ayer, todo fueron aplausos.

Cilia Flores, Diosdado Cabello y Mario Silva; del audio al aplauso hay un paso

Después de “juramentado” y con banda presidencial impuesta, Maduro ofreció un discurso en el que hizo un ejercicio de mea culpa, prometió una renovación del país y no estuvo exenta de perlas:.

– “Aquí estamos sudando como si estuviéramos en un gimnasio (…) Seguro el titular de la BBC será ‘Maduro suda la gota gorda'»

– “No estamos haciendo las cosas bien y tenemos que cambiar a este país, pero tenemos que empezar por nosotros”

“Me lo ha dicho un pueblo: ‘No eres tu Maduro, somos Nosotros’. ¡Qué bello pueblo tenemos! Aquí el Pueblo es la vanguardia”

– “Hoy tenemos que escuchar profundamente al pueblo y sus silencios  (…) por eso creo que se debe hacer una renovación desde cero de la revolución, porque no es un problema sólo de Nicolás Maduro, es un reduccionismo estúpido”

– “Hoy a todos los empresarios les tiendo la mano, nacionales e internacionales”. Una hora después: “Veamos la línea del empresario privado, cuando producen un producto a 100 bolívares y los quieren vender en 1.000.000, ¿eso se llama ética?”

– “Hemos inventado y no vamos a dejar de inventar en la protección al pueblo, en el carnet de la patria”

– “En sexto lugar yo pongo como abrazo el socialismo (…) Este joven obrero, este ser humano que se forjó en los barrios, en las fábricas (…) Luego de pasar las tormentas de estos 5 años de este primer mandato estoy aquí de pie (…)”

Katherine contra el Desastre, primer round

FOTO: Oswer Díaz Mireles

La abogada Katherine Martínez no es médico, pero merece un doctorado honoris causa en nefrología; quizás, en una rama donde coincidan los riñones y ese órgano del cuerpo humano, o del alma, donde residan la piedad, la empatía y la esperanza. A cualquiera hora del día de hoy, mientras los lectores leen estas líneas, volverá a recordar a los diez inocentes que sucumbieron el año pasado uno tras otro, “como palomitas”, como ella misma dice, en manos de un Estado indiferente. No se conformará con el recuerdo. Ella ve la solidaridad de mucha gente alrededor y eso le da fuerzas para buscar alianzas, movilizar voluntades. “Hay cosas chéveres, no todo es tragedia”, afirma

 

@sdelanuez

EL MOMENTO MÁS DRAMÁTICO que ha sufrido Katherine en el Hospital José Manuel de los Ríos (San Bernardino, Caracas) fue la muerte de diez niños el año pasado debido a un brote infeccioso. Niños a quienes conoció durante años, para los cuales llamó a la gente de Guataca —Aquiles Báez, siempre generoso— y les celebró sus cumpleaños; niños a quienes vio reír o disgustarse y cuyas madres recibieron algún taller de los que ella gestionó. Niños cuyos familiares nunca sabrán cuánto tiempo han podido prolongar sus vidas de haber nacido en un país normal donde los equipos y los tanques de agua funcionan bajo condiciones mínimas de salubridad. Niños que necesitaban la hemodiálisis permanentemente y el sistema de salud venezolano les dio, en vez de cura desinfectante, mierda.

Eso lo ha visto Katherine muy vívidamente; sin embargo, no hay desgracia que pueda con su esperanza. Dice que a Venezuela le esperan tiempos mejores.

Supo de la muerte de Samuel el 11 de mayo de 2017, nunca se le olvidará esa fecha. Acto seguido vio el ejemplo más cercano a la resiliencia que alguien haya podido observar jamás: la madre de Samuel, Judith Bront, desde el mismo velorio le dijo “trae a los periodistas que vamos a denunciar esto”. Fue incansable, lo sigue siendo: se convirtió, como Katherine dice, en el bastón de las demás mujeres que también perdieron a sus hijos en esa tragedia. Fue a instancias internacionales a denunciar la injusticia de una atención sanitaria criminal; ha debido escuchar varias veces a un individuo llamado  Larry Devoe, representante del Gobierno chavista que va a las reuniones de la CIDH y siempre desenvaina el sonsonete del bloqueo imperialista, a manera de excusa.

Judith Bront se ha convertido en una activista por los derechos de los niños.

Pero esta historia es de Katherine. Fue Katherine quien, luego de esas muertes, tuvo que escuchar a los demás pacientes renales llorando cuando sabían que los iban a llevar a la unidad de Hemodiálisis, preguntando si, al entrar, también morirían. Eso lo presenció varias veces, por eso se pregunta y se responde a sí misma:

—¿Te imaginas un chamo que va tres veces a la semana a esa unidad, cada vez durante cuatro horas? Hay casos allí de niños que tienen diez, once, doce años recibiendo ese tratamiento. Ahorita que acaba de morir Carina Vergara, otra vez a todos se les movió el piso. Por ellos estamos luchando. Para que aquí no se repita lo que pasó el año pasado. ¿Hasta cuándo va uno a denunciar eso? Seguiremos. Hay que seguir.

—¿Cuál crees que es el problema con la gente del Gobierno? ¿Es que no tienen alma, no tienen interés, qué es lo que les falta?

—No sé ni me interesa analizar cuál es su carencia, sinceramente. Creo que si lo han hecho tan mal como se evidencia en el sistema de salud venezolano, no pueden continuar donde están. Tenemos que luchar por un cambio. No me toca a mí porque estoy haciendo otro tipo de trabajo, pero ojalá que quienes se dedican a eso puedan lograrlo.

Los médicos no son el problema. El problema son las carencias, los niños desnutridos que llegan al Hospital y allí no encuentran suplementos nutricionales. Todo eso, si llega, es por donación. Difteria, malaria, brotes de sarampión, tuberculosis, virus H1N1: todas las enfermedades o pandemias que habían sido desterradas o minimizadas han resucitado. Para sacar las cifras de sarampión tuvo que ir a averiguar a la OPS (Organización Panamericana de la Salud); hace poco falleció un niño por H1N1, y en estos días se enteró de que dos médicos pudieran portar el virus. Once mil 466 niños fallecidos en 2016 en todo el país por diferentes problemas relacionados con salud y desnutrición. Hay unas cifras alarmantes de madres adolescentes que sucumben al embarazo.

—Esto es una lucha grande, amigo, pero ya que Dios me puso ahí, hay que echar palante. Estamos bendecidas porque podemos trabajar gracias a la ayuda de mucha gente.

Cuando habla en plural se refiere a doce voluntarias que la apoyan en todo y se turnan para ir al Hospital. Hay unos venezolanos en Bélgica que ponen una mesita con arepas en una feria y lo que sacan se lo mandan, o compran pañales y los envían. Prepara Familia es el nombre que se inventó Katherine bajo fórmula de asociación civil. Ya tiene dos centros de acopio, porque no solo los emigrantes en Bélgica sino los de otros países se han dado cuenta de lo que ella hace y proceden en consecuencia con una solidaridad que salva distancias vía courier. Desde muchos sitios los emigrados envían recursos o medicinas que ella guarda en lugar reservado, con todo y refrigeración, porque la masa no está para bollos en este país donde una inyección vale oro.

Habla de Dios metido en todo esto. Su formación es cristiana, estudió Derecho en la UCV pero hizo labor social como voluntaria en Clínica Jurídica en el Parque Social de la UCAB, al estudiar el posgrado allí. Sabe rendir tributo a los jesuitas que moldearon su vocación. Pero en realidad uno no ve a Dios en este escenario sino a una mujer con guáramo que desafía el Desastre, así, con mayúscula. Todas las mañanas al levantarse le ve la cara, procaz y luctuosa, a la Emergencia Humanitaria, también con mayúsculas pues ya es como una entidad viva, corpórea, ocupada en devorarse a todo un país.

Uno no ve a Dios pero, si ella lo ve, por algo será. Habrá que creerle.

La evolución de una lucha

De modo que esta abogada nacida en La Pastora cuyo padre, de 83 años, se llama Adolfo y fue marino mercante (su madre, Mireya, murió hace varios años), es el dinamo de Prepara Familia, pero no podría a estas alturas hacer lo que hace sin Acción Solidaria, Sinergia, Feliciano Reyna, Francisco Valencia, Codevida, los emigrantes que envían medicinas y pañales, los cinco colegios privados que desde hace seis años apoyan anualmente con recursos, los estudiantes voluntarios de esos y otros colegios que ahora no pueden presentarse al Hospital por los virus que andan sueltos (pero ayudan en los centros de acopio). En fin. Solidaridad hay.

Un día normal en Katherine es ir a su bufete por la mañana y por la tarde al centro de acopio principal, donde trabaja un grupo de voluntarias (es mejor no dar mayores detalles), y donde además se reúnen cada lunes para planificar la semana: entregas, acompañamiento, reuniones previstas, división de responsabilidades. No solo asisten y acompañan a los pacientes hospitalizados en el J.M. de los Ríos; desde el día 5 de abril de este año fue suspendida la alimentación a las madres de los niños hospitalizados en Patología Crónica, de modo que ahora Prepara Familia les suministra bolsas de comida periódicamente, y preparan combos a los niños, incluyendo medicamentos en caso necesario. O pañales. O ropa. Esos combos se entregan una vez a la semana. Eso sale, como ella misma dice, gracias a la bendición de un gentío.

Pero en general las medicinas, las que tienen en un lugar aparte y no revelado, llevan una documentación y las entregan directamente a los jefes de Servicio del Hospital o al área de Farmacia, dependiendo de la necesidad. Katherine y sus compañeras prefieren hacerlo de ese modo, a través de los médicos, y les informan a las madres.

Este trabajo de Katherine comenzó hace diez años, cuando ella y un grupo de amigas abogadas iban los viernes a orar junto a las madres; les llevaban cosas a los niños, cantaban, les celebraban los cumpleaños. Llegó un momento, claro, en que fue evidente que no bastaba con eso. Desde 2008 observó la situación crítica aunque no una carencia de medicinas como la hay ahora. Ya entonces le llamó la atención que las madres no tuvieran dónde dormir al quedarse junto a sus hijos, y lo hacían sobre papel periódico debajo de las cunas (ahora hay camas). Inmediatamente se movieron para conseguir sofá-camas, y lo lograron. Estando en contacto con las madres, se dieron cuenta de su inmensa necesidad de acompañamiento, de formación. Buscaron organizaciones que les dieran talleres, y algunos los impartieron ellas mismas. Abrieron un programa de prevención de violencia contra las mujeres, un área en la que Katherine ha venido trabajando desde hace años igualmente a través de una organización. Por ello fue incluida en el libro del Centro Gumilla que recoge experiencias de esfuerzo colectivo exitosas, Constructores de paz.

Llegó un momento, en el Hospital J.M. de los Ríos, en que vio la necesidad de hacer bulla para conseguir las cosas. En 2013 comenzaron a faltar las válvulas de presión media y alta, para los niños de Neurocirugía y Nefrología.

—Pero en 2014 vino un quiebre —dice—. Yo diría que esta es una emergencia humanitaria de instalación lenta. Ocurrió por no haber una política pública para adquirir medicamentos.

La denuncia

El Desastre llegaba para instalarse, lento pero seguro.

Recuerda una mañana de sábado cuando supo que se acabaron los antibióticos. El programa “Al pie de la cama”, para instruir a las madres en temas como el empoderamiento financiero, de modo que se desarrollasen en un oficio que les permitiese superar la depauperación, se dictaba, al igual que los otros talleres, en la propia sala de hospitalización pues en Patología Crónica las madres no se pueden separar del niño, deben estar todo el tiempo pendientes.

—Eso hay que vivirlo para entenderlo, ¡qué fuerte tener a un niño con una patología así! —dice ella.

Dos mil catorce fue el año en que sintió que el Hospital la succionaba completamente:

—La situación me jaló. No eran solo las madres pidiéndonos ropa, toallas, porque llegaban y no tenían nada, sino que todo se fue complicando: falta de medicinas importantes, equipos dañados…

En 2016 se produjo una ola terrible, cuando los exámenes que normalmente se hacían en el Hospital (Rayos X, de sangre, tomografías, etc.) cayeron en picada. Ya no había reactivos. Las mujeres de Prepara Familia observaban el vía crucis de las madres de clínica en clínica, buscando una manera de que les hicieran esos exámenes sin tener el dinero suficiente para pagarlos. Hacia julio de ese año, la situación empeoró.

—En principio teníamos alianzas con algunas fundaciones que, sabíamos, pagaban esos exámenes o estaban dispuestas a hacerlo. Mandamos a las mamás para allá; pero llegó un momento en que la necesidad se desbordó. Las fundaciones no se daban abasto. Y creamos un fondo para exámenes.

En octubre abrieron por primera vez una cuenta en un banco, con su protocolo correspondiente. Necesitaban un contador y lo consiguieron. No fue suficiente. Abrieron entonces una plataforma de crowdfunding donde la gente, desde cualquier lugar, pudo depositarles dinero. Con eso cubrieron la demanda de exámenes que ya no se podían hacer en el Hospital.

—Hicimos un trabajo fuerte y de denuncia: escritos, Fiscalía, TSJ, Defensoría, amparos en materia de salud.

—¿Y de qué sirvió eso?

—Bueno, en Venezuela no hubo respuesta. Pero seguimos en 2017 con el fondo para exámenes, hemos tenido que hacer también fondos funerarios. Hay cifras e informes. Terrible.

Katherine es abogado en el área laboral, eso no lo ha abandonado y mantiene su oficina en la avenida Urdaneta. Divide su tiempo. La ayuda su marido Juan Carlos, a quien adora. Han tenido tres hijos: una chica que estudia en Barcelona (España) y dos chicos que están con ellos, de 21 y 17 años.

Desde 2014 al 2017 en el Hospital lucha y más lucha contando con la solidaridad de la gente, dentro y fuera del país. Eso lo destaca ella a cada momento. Trabajando con los servicios de Patología Crónica, que son los de neurocirugía, nefrología, oncología, hemodiálisis. Todos en los que el niño suele pasar entre ocho meses y un año. Las madres se mudan para allá y viven allá, no les queda alternativa. Por eso necesitan especial asistencia, por eso antes contaban con la alimentación del propio Hospital; ahora no.

Y resulta que en 2017, además de todas las carencias y tragedias, aparece el brote infeccioso en Nefrología.

—Hubo tres bacterias que contaminaron a los niños en la unidad de Hemodiálisis. Se encontró que los tanques de agua del Hospital tenían coliformes fecales, y la planta de ósmosis estaba completamente contaminada.

—¿Cómo pudo pasar eso?

—Porque no hay mantenimiento de ningún tipo, ni preventivo ni correctivo.

—O sea, ¿había mierda en el sistema en el que se le limpia la sangre a los niños?

—Bueno, no exactamente… O sea, el equipo de hemodiálisis tiene un filtro que es la planta de ósmosis. En cualquier hospital del mundo puede que los niños se infectan, porque por ejemplo en nefrología usan un catéter… Pero aquí fue demasiado. No había antibióticos. Les estaban dando antibióticos vencidos.

En marzo comenzó la denuncia en todas partes.

—Los chamos empezaron a morirse el 3 de mayo. Habíamos ido ya a la Defensoría, habíamos hecho de todo. Manifestaciones. Y nadie nos paraba; no nos daban ni los antibióticos ni hacían nada. El 11 se mayo se murió el segundo niño, Samuel. Y así murieron diez niños. ¡Fue tan horrible! Nos unimos con Cecodap y nos fuimos con la mamá de uno de los niños [Judith Bront] a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

A partir de allí, la modesta asociación civil de Katherine y sus doce voluntarias es escuchada internacionalmente. Eso implica hacer informes, asistir a reuniones, seguir unos pasos conforme a normas estrictas.

—Teníamos que buscar la respuesta a lo que había pasado, para que no se repitiera más nunca.  Porque estos niños se iban a seguir muriendo, teníamos que movernos.

En septiembre de 2017 pasaron a formar parte de REDHNNA (la red que se ocupa de los derechos de niños, niñas y adolescentes) y Sinergia. Ahora hay medidas cautelares a favor de Nefrología del Hospital, otorgadas el 21 de febrero de 2018. Gracias a la documentación, a la forma legal que le dieron a su denuncia, al empeño de Katherine y de quienes la apoyan. Han estado en reuniones recientes en Bogotá, en Santo Domingo, frente a representantes del Estado. Después del otorgamiento de las medidas, ha fallecido Carina Vergara, de 16 años, en Nefrología, debido a un síndrome nefrótico pero a ella no le cabe la menor duda de que, si la joven hubiese contado con las condiciones idóneas, se le hubiera podido prolongar la vida.

El Estado indolente

El Desastre llegaba para instalarse, lento pero seguro.

Recuerda una mañana de sábado cuando supo que se acabaron los antibióticos. El programa “Al pie de la cama”, para instruir a las madres en temas como el empoderamiento financiero, de modo que se desarrollasen en un oficio que les permitiese superar la depauperación, se dictaba, al igual que los otros talleres, en la propia sala de hospitalización pues en Patología Crónica las madres no se pueden separar del niño, deben estar todo el tiempo pendientes.

—Eso hay que vivirlo para entenderlo, ¡qué fuerte tener a un niño con una patología así! —dice ella.

Dos mil catorce fue el año en que sintió que el Hospital la succionaba completamente:

—La situación me jaló. No eran solo las madres pidiéndonos ropa, toallas, porque llegaban y no tenían nada, sino que todo se fue complicando: falta de medicinas importantes, equipos dañados…

En 2016 se produjo una ola terrible, cuando los exámenes que normalmente se hacían en el Hospital (Rayos X, de sangre, tomografías, etc.) cayeron en picada. Ya no había reactivos. Las mujeres de Prepara Familia observaban el vía crucis de las madres de clínica en clínica, buscando una manera de que les hicieran esos exámenes sin tener el dinero suficiente para pagarlos. Hacia julio de ese año, la situación empeoró.

—En principio teníamos alianzas con algunas fundaciones que, sabíamos, pagaban esos exámenes o estaban dispuestas a hacerlo. Mandamos a las mamás para allá; pero llegó un momento en que la necesidad se desbordó. Las fundaciones no se daban abasto. Y creamos un fondo para exámenes.

En octubre abrieron por primera vez una cuenta en un banco, con su protocolo correspondiente. Necesitaban un contador y lo consiguieron. No fue suficiente. Abrieron entonces una plataforma de crowdfunding donde la gente, desde cualquier lugar, pudo depositarles dinero. Con eso cubrieron la demanda de exámenes que ya no se podían hacer en el Hospital.

—Hicimos un trabajo fuerte y de denuncia: escritos, Fiscalía, TSJ, Defensoría, amparos en materia de salud.

—¿Y de qué sirvió eso?

—Bueno, en Venezuela no hubo respuesta. Pero seguimos en 2017 con el fondo para exámenes, hemos tenido que hacer también fondos funerarios. Hay cifras e informes. Terrible.

Katherine es abogado en el área laboral, eso no lo ha abandonado y mantiene su oficina en la avenida Urdaneta. Divide su tiempo. La ayuda su marido Juan Carlos, a quien adora. Han tenido tres hijos: una chica que estudia en Barcelona (España) y dos chicos que están con ellos, de 21 y 17 años.

Desde 2014 al 2017 en el Hospital lucha y más lucha contando con la solidaridad de la gente, dentro y fuera del país. Eso lo destaca ella a cada momento. Trabajando con los servicios de Patología Crónica, que son los de neurocirugía, nefrología, oncología, hemodiálisis. Todos en los que el niño suele pasar entre ocho meses y un año. Las madres se mudan para allá y viven allá, no les queda alternativa. Por eso necesitan especial asistencia, por eso antes contaban con la alimentación del propio Hospital; ahora no.

Y resulta que en 2017, además de todas las carencias y tragedias, aparece el brote infeccioso en Nefrología.

—Hubo tres bacterias que contaminaron a los niños en la unidad de Hemodiálisis. Se encontró que los tanques de agua del Hospital tenían coliformes fecales, y la planta de ósmosis estaba completamente contaminada.

—¿Cómo pudo pasar eso?

—Porque no hay mantenimiento de ningún tipo, ni preventivo ni correctivo.

—O sea, ¿había mierda en el sistema en el que se le limpia la sangre a los niños?

—Bueno, no exactamente… O sea, el equipo de hemodiálisis tiene un filtro que es la planta de ósmosis. En cualquier hospital del mundo puede que los niños se infectan, porque por ejemplo en nefrología usan un catéter… Pero aquí fue demasiado. No había antibióticos. Les estaban dando antibióticos vencidos.

En marzo comenzó la denuncia en todas partes.

—Los chamos empezaron a morirse el 3 de mayo. Habíamos ido ya a la Defensoría, habíamos hecho de todo. Manifestaciones. Y nadie nos paraba; no nos daban ni los antibióticos ni hacían nada. El 11 se mayo se murió el segundo niño, Samuel. Y así murieron diez niños. ¡Fue tan horrible! Nos unimos con Cecodap y nos fuimos con la mamá de uno de los niños [Judith Bront] a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

A partir de allí, la modesta asociación civil de Katherine y sus doce voluntarias es escuchada internacionalmente. Eso implica hacer informes, asistir a reuniones, seguir unos pasos conforme a normas estrictas.

—Teníamos que buscar la respuesta a lo que había pasado, para que no se repitiera más nunca.  Porque estos niños se iban a seguir muriendo, teníamos que movernos.

En septiembre de 2017 pasaron a formar parte de REDHNNA (la red que se ocupa de los derechos de niños, niñas y adolescentes) y Sinergia. Ahora hay medidas cautelares a favor de Nefrología del Hospital, otorgadas el 21 de febrero de 2018. Gracias a la documentación, a la forma legal que le dieron a su denuncia, al empeño de Katherine y de quienes la apoyan. Han estado en reuniones recientes en Bogotá, en Santo Domingo, frente a representantes del Estado. Después del otorgamiento de las medidas, ha fallecido Carina Vergara, de 16 años, en Nefrología, debido a un síndrome nefrótico pero a ella no le cabe la menor duda de que, si la joven hubiese contado con las condiciones idóneas, se le hubiera podido prolongar la vida.