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Impacto

Luisana Solano Ago 17, 2014 | Actualizado hace 10 años

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Un individuo se baja de una moto y, sin mediar palabras, le dispara y asesina a una persona que desayunaba con unos amigos en un restaurante en El Hatillo. Luego, ante la mirada atónita de los presentes, huye velozmente con el cómplice que conduce el vehículo. Este tipo de casos, cada vez más frecuentes en el país, evidencian el crecimiento que ha tenido en los últimos años el sicariato en Venezuela.

La palabra sicario está formada a partir del latín «sica», que era el nombre de un puñal de punta aguda y filo curvo usado en la antigua Roma. Por lo tanto, se le denominaba «sicarius» al asesino a sueldo que utilizaba este tipo de arma para dar muerte a sus víctimas. El sicariato, como modalidad delictiva, tuvo su mayor auge en Colombia, durante la guerra que en las calles de ese país libraron los carteles del narcotráfico en los años 90.

Hasta el 2005 el sicariato no estaba previsto como un delito autónomo en nuestra legislación (los casos que se presentaban eran procesados con base en los artículos del Código Penal relativos al homicidio), pero debido al aumento notable de este tipo de crimen, la Ley Contra la Delincuencia Organizada, aprobada ese año y reformada en 2012, estableció el sicariato de la siguiente forma «quien cometa un homicidio por encargo o cumpliendo órdenes de un grupo de delincuencia organizada, será penado o penada con prisión de veinticinco a treinta años. Con igual pena será castigado quien encargue el homicidio».

El sicariato tiene una serie de características particulares. Siempre existe un autor intelectual (técnicamente denominado «determinador»), quien es la persona que realiza o promete el pago al autor material del homicidio. En muchas oportunidades también participa un intermediario que conecta al sicario con el autor intelectual. Generalmente los sicarios utilizan una moto como medio de transporte y casi siempre actúan en pareja. El victimario emplea regularmente armas de fuego automáticas y de alto poder. Las razones que motivan el sicariato son variadas y van desde el ajuste de cuentas entre grupos de delincuencia organizada, hasta conflictos pasionales.

Los casos de sicariato pueden afectar a cualquier grupo de la sociedad, pero hay sectores que se ven más perjudicados. Por ejemplo, el último informe del Observatorio Venezolano de Conflictividad Social, señaló que en el primer semestre  de 2014 fueron asesinados 28 sindicalistas en Venezuela, «siendo el sicariato la práctica más recurrente en los homicidios de trabajadores o dirigentes sindicales». Uno de los casos de mayor impacto de sicariato sindical, fue el cometido en contra de Yorman Márquez, mejor conocido como «Gordo Bayón», el cual fue asesinado por un homicida a sueldo el 02/06/14, minutos después de salir de una reunión en Miraflores.

La impunidad que reina hoy en Venezuela (98%) sin duda representa un aliciente para los sicarios. Son pocos los casos de este tipo que hoy son castigados por las instituciones de justicia. Asimismo, la investigación de esta modalidad de homicidios se dificulta, entre otros aspectos, porque regularmente no existe un nexo que una al sicario con la persona asesinada.

La cantidad de individuos que están hoy dispuestos a pagar o a recibir un pago para asesinar a una persona en Venezuela, es un reflejo de la descomposición social que sufre actualmente el país. Una realidad verdaderamente preocupante.

 

@luisizquiel

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Gloria nunca imaginó que iba a conseguir su gran historia de amor en el tremedal de las protestas que surcaron al país durante el primer semestre del año 2014. Recuerda nítidamente el día que se acercó  al campamento que se organizaba en Santa Fe. A fin de cuentas, esa era su urbanización, el sitio donde creció. Veía cómo algunos jóvenes llevaban colchonetas, carpas, comida. Bajó de su edificio con sus manos pintadas de blanco y su pancarta. Esa vez apenas advirtió a Eitan, un joven bachiller que bajaba por el otro lado de la calle. Pero él sí se detuvo en ella. Tanto que días después coincidieron en el campamento y luego de abordarla le describió la ropa que llevaba la primera vez que la vio. Gloria negó ser ella. Solo quería constatar cuánto había reparado en su estampa. Coqueteaba de la forma elusiva que emplean las mujeres. Era el 4 de mayo. Justo esa noche ella cumplía 20 años. Ambos estaban en ese lugar movidos por la misma pulsión: solidaridad con los estudiantes detenidos por protestar contra el gobierno de Nicolás Maduro. El primer día que Eitan se quiso sumar, la mamá lo frenó en seco: “¿Para dónde vas tú?”. El replicó: “Mamá, ya yo tengo 18 años, estoy en mi derecho”. Gloria, por su parte, recibió una frase visionaria de su madre: “Gloria Stella, estás buscando lo que no se te ha perdido”.

***

No pertenecen a ningún partido político. Ella estudia diseño de modas. El ambiciona estudiar Ingeniera Mecánica en la UCV el año que viene. Ella tiene la cabellera negra y un carácter tajante. El tiene la mirada verde, una sospecha de bigote y una leve aura de inocencia. Ella participa en competencias de canto cada vez que puede. El trabaja en una tienda y es miembro activo de la Iglesia de Cumbres de Curumo. Ahora es que tiene edad para votar. Ella ya lo ha hecho dos veces.

Eitan cuenta el día que la Guardia le arrancó un amigo de los brazos. La tarde que –huyendo- traspasó un techo de asbesto y cayó de espaldas sobre un lavandero. O cuando el dueño de un solar los amenazó con una granada fragmentaria y terminó señalándoles una ruta de fuga. Habla con orgullo de cómo fue él quien le puso electricidad al campamento. Gloria recuerda a la señora que la ocultó en su casa una noche entera, sin siquiera conocerla. El enfrentamiento a piedras con los grupos paramilitares armados. Cada uno tiene sus anécdotas por separado. Hasta que vino la historia en plural.

***

La noche del cumpleaños de Gloria él le ofreció su carpa para quedarse en el campamento. Ella se negó, suponiendo que era una invitación demasiado directa. Pero no es ese su estilo. De hecho, hoy en día lo tilda de lento: “El es quedadísimo. Hasta tuve que decirle: ¿y tú no me piensas pedir el pin?”. Finalmente pasaron una noche juntos en la carpa. Un día después, una lluvia feroz los puso a prueba. El luchaba contra el vendaval, amarraba plásticos, se les empapó la ropa y la comida, a ella la picó un extraño insecto. Un pequeño desastre.  Ella intentaba estudiar porque tenía examen al otro día. El parloteaba a cántaros. Se quedaron dormidos sin sospechar que ese 8 de mayo el ministro del Interior, Rodríguez Torres, había ordenado el desmantelamiento de todos los campamentos del país a una hora con sabor a emboscada: 3 am.

A Gloria la despertó un tumulto de manos zarandeando la carpa. Había llegado la Guardia del Pueblo. “Nunca en mi vida había sentido tanto miedo. Eran como 400 guardias contra 6 personas”, recuerda mientras hunde la mirada. La  Guardia se concentró en los muchachos. Ella quiso escabullirse pero alguien la vio: “¡La femenina, agarren a la femenina!”. Ese era el término que usaban. Ambos cayeron detenidos.
En la acusación se habla de porte ilícito de armas e instigación al orden público. Ellos – juran con énfasis – nunca vieron una pistola 9 mm en esa carpa. “Libertad Santa Fe” fue el último campamento de la resistencia. De los  detenidos esa noche sólo les dictaron privativa de libertad a Gloria y Eitan. Destino: 45 días de reclusión en el Sebin.

***

El 10 de mayo aun pernoctaban en el Comando de la Guardia del Pueblo, esposados uno al otro, lidiando con sus lágrimas y la larga noche que apenas empezaba. Eitan obedeció a un impulso y le preguntó a Gloria: “¿Quieres pasar el resto de tu vida conmigo?”. Ella se aturdió con tamaña frase. “¿En serio me estás preguntando eso?”. Aun ni siquiera eran novios. Luego del silencio que cabe en una hora él insistió, y Gloria –mujer siempre- demoró su respuesta hasta que le dijo que claro, que por supuesto. El teniente de guardia se burló de ellos.

Finalmente desembocaron en los calabozos del Sebin. El estaba en una celda donde había 9 jóvenes y luego se atestó con 17 detenidos. Ella en otra con cinco muchachas, incluida la líder estudiantil Sairam Rivas. Los dividía una pared. Estar separados les generó algo bastante parecido a la desesperación. A los dos días, un funcionario le entregó a Gloria una  carta cuyo remitente estaba a cinco metros de distancia. Ella gritó de felicidad.

***

Mientras me relatan su historia sacan al unísono dos manojos. Son las cartas que se escribieron durante sus 33 días de cárcel. Es un momento inesperado. Gloria me extiende una carta de él, profusa, escrita en una letra menuda y atropellada. Allí Eitan derrama sin recato su amor. Habla de los hijos que tendrán. De la casa que hará con sus propias manos. De todo lo que habrá en cada habitación, del jardín posible, de la sala de juegos. Gloria sólo conserva cuatro de las muchas cartas que él le escribió. Por un equívoco lamentable su mamá quemó el resto. Eitan, por su parte, me acerca las veinte cartas exactas que Gloria le escribió, conservadas con un afán conmovedor. Son hojas atestadas de corazones y calcomanías, con una letra redonda y apasionada.

Dos manojos de cartas fabulosamente cursis. Con la edad perfecta para serlo. Como lo dijo Fernando Pessoa: “Pero al fin y al cabo/ sólo las criaturas que nunca escribieron cartas de amor/ sí que son ridículas”.

***

En la segunda carta Eitan le propuso a Gloria otra forma de comunicación: la percusión. Cinco golpes a la pared significaban: “¿Estás ahí, estás bien?”. Cuatro golpes: “Te amo”. Tres golpes eran “te mandé algo”. Dos golpes: “recibido”.  Los compañeros de celda no soportaban la frecuencia de sus diálogos de cemento: “¡Chamo, pareces un enfermo!”. A veces, fingían los golpes sólo para verlo corriendo hacia la pared, jurando que era Gloria llamándolo. Ya a esas alturas, tanto los funcionaros del Sebin como sus compañeros de celda habían asumido el arquetipo shakesperiano. “Te lo manda Romeo”, le decía un comisario a Gloria mientras le entregaba un chocolate. “Carta de Julieta”, anunciaba con complicidad algún empleado de limpieza mientras le daba a Eitan un minúsculo sobre que ella había armado con la página de alguna revista. Gloria confiesa: “Yo nunca en la vida había escrito nada”.

Un día un funcionario llamó a Eitan y le dijo que había interceptado una carta de Gloria para él. Se la leyó en voz alta: “Amor, te confieso que he tenido relaciones con funcionarios del Sebin. De hecho, he estado con dos al mismo tiempo”. A Eitan se le paralizó el rostro y el funcionario descolgó una carcajada. El humor, lo sabemos, también puede ser cruel.

***

El día que a Eitan le llegó la noticia de su excarcelación -gracias a los infatigables oficios del Foro Penal Venezolano- solo pensó en Gloria. Pidió despedirse de ella. Cuando le dijo que salía en libertad, Gloria sintió un desamparo monumental. Le sobrevino la magnitud de su soledad. No más golpes de amor en las paredes. No más el sonido de su voz al fondo de la otra celda. Sentía que la estaba abandonando. Eitan le aseguró que ella también saldría en las próximas horas. Y tuvo razón: al día siguiente llegó su libreta de excarcelación. Libertad bajo fianza. Hoy están sometidos a un régimen de presentación cada treinta días. El cargo por porte ilícito de armas continúa.

Mientras me cuentan su historia, Eitan no deja de voltear ante cada persona que pasa o se sienta en la mesa vecina al café donde conversamos. Se siente vigilado permanente. Gloria confiesa que sufre de rabia reprimida, que una pesadilla puntual la despierta a las tres de la madrugada, que más nunca ha vuelto a dormir con la luz apagada. Ambos están bajo terapia. Les hablan de shock postraumático: “Ya más nunca  seremos los mismos”.

***

Hoy parecen una pareja de larga data. “Ella se obstina por todo”, apunta él. “El no me deja hablar”, justifica ella. Eitan: “Yo soy el Gandhi de la relación”. Gloria: “Tengo un carácter muy fuerte”. Son apenas noventa días de noviazgo. “Y los que faltan. Paciencia!”, acota ella, con un sentido de pertenencia mutua que implica aprender a convivir con los defectos del otro. Pero durante toda la conversación no se soltaron las manos. Gloria cuenta que le critican que se haya enamorado de un niño de 18 años. Como si fuera toda una señora de 20 años. Les reprochan la vehemencia: “Tienen tres meses y ya quieren vivir toda la vida juntos”. Ella argumenta que nadie sabe por lo que pasaron. Nadie. Fue mucho el miedo que experimentaron juntos. Y el apoyo mutuo. Inmenso.

Lo mejor de esta crónica es que el título es un exceso. No hay desenlace trágico. No hay veneno, ni equívoco, ni mortandad. En definitiva, no hay Shakespeare. En mitad de la furia de las protestas, los perdigones y las bombas lacrimógenas, nació una historia de amor. No hubo mejor antídoto para la pesadilla que vivieron por reclamar un mejor país.

Su madre le dijo aquella noche: “Gloria Stella, estás buscando lo que no se te ha perdido”. Encontró la cárcel y a Eitan Alberto del Campo García. Ambos mejor conocidos en los calabozos del Sebin como Romeo y Julieta.

Después hablan de los escritores de telenovelas. La vida imita a la televisión, dijo alguna vez Woody Allen.

@Leonardo_Padron

El Nacional 

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No es para nadie un secreto, que la dictadura chavista, ha sido la primera de todas las dictaduras vernáculas en poseer un proyecto internacional. Un plan arrendado a precio de oro a la satrapía cubana, y que a Caracas poco le ha importado que no sea propio, lo importante es que es una novedad y el mismo está en marcha desde el año 1999.

Dentro de las estrictas líneas dictadas por La Habana, por primera vez Caracas ha establecido alianzas con países cuya historia, situación geográfica y cuyos regímenes oprobiosos, nada tienen que ver con los intereses de Venezuela. El único objetivo es provocar constantemente a Washington.

En ese sentido, la reciente designación de la hija del fallecido, Teniente Coronel Hugo Chávez, María Gabriela Chávez, como embajadora alterna ante la Organización de las Naciones Unidas, se inscribe sin duda dentro de los planes de afianzamiento del proyecto político continental de los hermanos Castro.

Se trata de un nombramiento, el de María Gabriela Chávez, que no tiene nada de inapropiado, en la continuación y consolidación del llamado eje La Habana-Caracas.

A partir de enero 2014, se puede sin ser exagerado, decir que el proyecto castrista de control político continental luce hegemónico. En la actualidad, La Habana, negocia con la Unión Europea, comercia con los EEUU, impone a las FARC como agrupación política en Colombia. De igual forma, La Habana, influye en la política exterior brasileña. Domina por completo la política de Managua, La Paz y Caracas. Los hermanos Castro ven con muy buenos ojos una eventual candidatura presidencial de la Primera Dama del Perú, Nadine Heredia. Al tiempo que, proyectan políticamente a Camila, la joven pasionaria chilena.

Así las cosas, Venezuela, en unos meses, podría ser elegida miembro no permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Es allí donde precisamente debería debutar la carrera diplomática de María G. Chávez, quien sin duda, ha recibido el entrenamiento necesario del aparato cubano a tales fines.

Lamentablemente, cuando desde La Habana, impusieron a Maduro como canciller, la opinión pública caraqueña, lo tomó a broma. Algo similar ocurre hoy con la ascensión de la hija de Chávez. No logro comprender qué razones tiene la MUD para decir que al gobierno de Maduro le “urgía” darle inmunidad a María Gabriela Chávez.

Si todo sale como previsto, por la experimentada maquinaria diplomática cubana, María Gabriela Chávez, desde la inmensa tribuna del Consejo de Seguridad, será la nueva voz del proyecto continental castrista.

 


@LDeLION

luisdelion@gmail.com

Luisana Solano Ago 16, 2014 | Actualizado hace 10 años

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Apenas tenía 19 años y había aparecido en la portada de la revista Harper`s Bazaar, porque tenía el pelo rubio, los ojos verdes y una mirada enigmática que prometía demasiado. Corría el año 1943 y un director mitológico de Hollywood buscaba una cara nueva para convertirla en la estrella de una película que se basaba en un libro que había escrito un amigo suyo. Y de repente todo hizo click.

Ella se llamaba Betty Joan Perske, pero la convencerían que optara por un nombre con mayor pegada y sofisticación, Lauren Bacall. Había nacido en Brooklyn y buscaba trabajo en el séptimo arte.

El director era Howard Hawks y estuvo de acuerdo con su esposa en que esa mujer tenía un raro magnetismo con enorme potencial. Y el escritor amigo, Ernest Hemingwey, ya había aceptado que Hawks convirtiera Tener y no tener (To Have and Have not) en una trama de la Segunda Guerra Mundial, que sucede en la Martinica de Vichy.

Todo era perfecto para aprovechar el éxito inesperado de Casablanca (1942). Hacía falta una historia de amor que se construyera en medio de las tribulaciones de los personajes; un lugar exótico donde la maldad de los nazis hiciera llegar su clima de persecución; un gobierno provisional que se rendía ante el invasor; un pianista que era tierno con las mujeres; y un amigo del héroe que siempre ayuda… Y así ocurrió.

Howard Hawks se cubrió las espaldas con dos guionistas soberbios: William Faulkner y Jules Furhmann. Este último ya había impreso su nombre en el conjunto de escritores que hicieron posible Casablanca. La película fue, según el historiador del cine Otto Friedrich, un hito de 1945, año de su estreno.

Friedrich cuenta en su libro La ciudad de los redes que Hawks no tenía confianza en Bacall. No le gustaba su voz aflautada, aguda y nasal. “Le tuve que decir que hacíamos películas sobre chicas muy refinadas, que las chicas que yo quería en el set no tenían una vocecita nasal. Y concluí: lo más probable es que usted no sepa declamar los diálogos que escribimos’’.

Lo que no se esperaba Hawks era oír la siguiente frase: “Y que hago para cambiarme la voz’’. Le aconsejó que fuera a un lugar apartado y que practicara un registro bajo y ronco. Bacall tenía un Plymouth que le había costado 1900 dólares. Con él se dirigió a las afueras de la ciudad con un Best Seller de la época, La túnica sagrada, de Lloyd Douglas, que habla de Jesucristo.

Entonces comenzó a caminar por las laderas, leyendo aquel libro en voz alta. Ella misma se percató de que si la hubieran visto, le habrían recomendado el manicomio. Así construyó su voz aguda y sensual.

También aprendió de Hawks que las mujeres interesantes eran aquellas que tomaban la iniciativa. No era casual que el director entendiera que ella escondía una dosis notable de insolencia. Solo tenía que practicar.

Y lo practicó con Humphrey Bogart, en uno de los diálogos inolvidables de Tener y no tener, cuando ella lo deja en su cuarto y le dice que si la necesita, que silbe. «No tienes que decir ni hacer nada. Nada absolutamente. O quizá sólo silbar. Sabes cómo silbar, ¿no, Steve? Basta con juntar los labios y… soplar». De tanto ensayar, nació una de las historias de amor clásicas de Hollywood.

Ella acaba de morir, a los 89 años, víctima de un derrame cerebral. Sobrevivió a la muerte de Bogart, y a una vida que a medida que avanzaba se volvía una carga pesada. Hizo más de cincuenta películas y tal vez un clásico de la novela policial, El sueño eterno, sobre novela de Raymond Chandler. Otra vez la acompañó el equipo que la vio nacer como estrella: Bogart, Hawks, Faulkner, Furthman. Lo demás lo puso ella, como siempre, dejando a todos con la boca abierta.

 


@sdahbar

www.sergiodahbar.com

Yeannaly Fermín Ago 15, 2014 | Actualizado hace 10 años

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(A  César Miguel Rondón y la gente de radio como él)

¿A qué hora se despierta una ciudad? ¿Cuándo empieza a calentar los motores esa incomprensible amalgama de acertijos, de sorpresas, de hechos ya ocurridos que insisten en regresar, de gasolina, aceite y pavimento, de tráfico automotor, de gente somnolienta que apenas discierne si es ayer o es hoy?

Al mismo tiempo que entran los primeros bollos de harina al horno de las panaderías, alguien ordena el universo de una mesa de trabajo: bolígrafos baratos, marcadores repletos de tinta seca, cuadernos de notas, una tijera extraviada, los periódicos del día apilados según un orden incomprensible para ojos extraños. Como cíclopes suspicaces las pantallas de las portátiles encendidas casi no espabilan y un aroma a café recién quemado burla los tabiques de aislamiento acústico y se mezcla con el aire refrigerado de la pequeña estación espacial anclada en tierra. En el medio de la cabina, sobre la mesa de mando, prendido a un mecanismo de varas y resortes, espera flotando en el aire un micrófono para relatar los hechos que animan el pulso extraordinario de lo cotidiano.

Un paseo somero -y siempre útil- por Google nos indicará que fue un tal Wheatstone quien por primera vez utilizó la palabra «micrófono» uniendo los vocablos griegos «micro» (pequeño) y «phon» (sonido) para describir un dispositivo acústico diseñado para amplificar sonidos débiles. Luego una cascada de apellidos anglosajones, germánicos, japoneses y escandinavos se encargarían de introducir mejoras a uno de los instrumentos más potentes que han tenido los autoritarismos y las democracias en su batalla -siempre inconclusa- para someter o liberar a las sociedades contemporáneas.

Mientras en Berlín, un mediocre  aficionado  a la pintura provisto de un micrófono, Hitler, subyugaba con su verbo soez y delirante a una de las naciones más cultas y refinadas de Europa; en la bruma de Londres un derrotado general francés, de Gaulle, se dirigía a sus compatriotas ante un micrófono de estación de radio para alentarlos a resistir la invasión de otra de las naciones más cultas y refinadas de Europa: la suya. Sin ir tan lejos en la historia y la geografía, en Venezuela, por quince largos años, los representantes del socialismo del siglo XXI han utilizado el micrófono como un sustituto ideológico a la responsabilidad de gobernar para crear prosperidad y armonía para todos por igual; otros han utilizado el mismo instrumento, un micrófono, para mantener los espacios de libertad, para resguardar el derecho a pensar y actuar diferente a pesar de las presiones. Para respirar y vivir un poco así sea en medio de tanta calamidad inducida.

Por 25 años César Miguel Rondón ha conducido diariamente su programa matutino en el Circuito Éxitos. Se ha levantado todo ese tiempo con ánimo de monje medieval en las penumbras de la hora Laudes, para comenzar a ejercer su oficio en la hora Prima cuando apenas despunta el Sol y la ciudad recién despierta empieza a desplazarse. Por su voz y su micrófono han transitado los sucesos, las noticias internacionales, los titulares de las primeras páginas de la prensa escrita, las entrevistas y la música que anima su torrente sanguíneo y comparte para alegría de sus oyentes.

Le ha tocado desmenuzar el país día a día cuando los demás apenas comenzamos a despabilar, encajar temprano los sapos desvelados e insistentes de una realidad que no cesa en degradarse, zambullirse en el cauce inhóspito de un país que con la brújula chueca marcha a la deriva. Y todo lo ha hecho con sobriedad y contundencia.

Gracias César Miguel por estos 25 años de amable y valiente entrega al periodismo y la libertad. Y vaya por tu intermedio, «…un abrazo emocionado, ¡Qué más da! Emocionado» al decir de Vallejo, a toda la gente que, como tú, intenta hacer una radio independiente en Venezuela, a pesar de los pesares.

@JeanManinat

El Universal 

Desiree Sousa Ago 15, 2014 | Actualizado hace 10 años

 

Nadie afuera es culpable de que el gobierno haya despilfarrado el premio

Hasta dónde devalúo, hasta qué punto controlo cambio y precios de productos -incluyendo la gasolina- sin que se rompa la liga de la precaria gobernabilidad que tengo? Esta pregunta debe estársela haciendo todo el alto gobierno nacional. 

Ya no se trata de filosofía politiquera barata; es la dura realidad de la vida diaria que presiona con una fuerza inconmensurable y les pone frente a decisiones impostergables, a riesgo de terminar llevándolos en los cachos, tanto si actúan, como si no lo hacen. 

La medida justa entre lo posible y lo deseable de las decisiones y acciones por tomar tiene paralizado a un gobierno que anuncia sacudones y termina dando sólo palmaditas. Que asoma el alza inminente de los combustibles, para luego decirnos que aún no es la cosa. Que promete el inicio de la discusión del contrato colectivo marco de la administración pública y ordena reprimir a los trabajadores de Guayana que reclaman la mora decenal en la discusión de su contrato. Que decreta aumentos de salario mínimo el 1° de mayo y a esta fecha no ha bajado ni un solo centavo a la administración descentralizada. Que en su Plan de la Patria establece entre sus principales líneas estratégicas de acción el luchar por un medio ambiente sano para todo «el planeta», pero que no autoriza la importación ni de partes (repuestos) para reparar camiones compactadores, ni para la adquisición de nuevas unidades. Que lanza un ambicioso e «inteligente» plan de patrullaje para la lucha contra la inseguridad, pero que luego no hay ni cómo hacerle un simple cambio de aceite al motor de las patrullas. Y paro aquí la enumeración porque no me alcanzaría todo el periódico -recortado en sus otrora 4 voluminosos cuerpos por falta de papel- para seguir esta lamentable lista de contradicciones.

¿Qué ve un gobernante cuando está ante la necesidad de tomar medidas que recorten el gasto público que producirán inicialmente un shock económico que, aunque muy necesarias para sanear, en el corto plazo generarán descontento popular? Sencillo: ve cómo está evaluado ante quienes gobierna. Si tiene suficiente apoyo se atreve, toma las medidas, sufre una pérdida considerable de popularidad y calcula que a mediano plazo puede recuperarse cuando las cosas comiencen a marchar mejor. Sabe que no hay garantías, que la caída puede ser monumental o puede ser razonable, pero digamos que ad initiocuenta con un piso de apoyos que lo deberían sostener.

Números

Veamos los números que han sido recientemente publicados. Keller midió al país en mayo. Su estudio señaló que sólo el 38% de los venezolanos apoya a Maduro, que el 61% cree que vendrá un colapso y que el 68% piensa que estamos mal y que económicamente empeoraremos en los próximos meses. Datanálisis midió a finales de julio. Su estudio un mes después arrojó cifras aún peores. El 80,2% de los venezolanos piensa que la situación general del país está mal. El 83,1% que la economía está mal (en mayo la cifra de esta misma encuestadora era de 75,5%). El 50,8% de los que se consideran chavistas también piensa que la situación económica está mal. La percepción de Maduro es positiva sólo para un 35,7% de los venezolanos, mientras que un 62,3% la tiene negativa. Y los principales problemas del país son: inseguridad 32%, problemas económicos más de 50% (desabastecimiento 32%, + alto costo 7,4%, + crisis económica 6,2%, + desempleo 4,5%). Además todos los estudios arrojan que dos de cada tres venezolanos -incluyendo a un buen sector del chavismo- piensan que el gobierno es incapaz de resolver esta crisis. También aparece -por fin- la corrupción como causante de esta ruina.

¿Dónde está el piso de popularidad para tomar las medidas? ¡Upss!, como que el existente no es suficiente para hacerlo; consecuencia: me paralizo, sigo el discurso que trata de aglutinar a los míos, me amarro a alguna figura que me ayude a mantenerme (en el caso de Maduro a Chávez), hago anuncios para medir el impacto, pero no ejecuto nada de lo que debo hacer. Culpo al contrabando, a los empresarios y a su ya no creíble guerra económica, anuncio más medidas de control punitivo del Estado sobre lo privado tratando de rememorar el Dakaso. Para decirlo en criollo, sigo corriendo la arruga a la espera de algún milagro, como quien se endeuda más allá de su capacidad de pago, contando con que el domingo se ganará la lotería.

Pero la lotería ya nos las ganamos cuando el precio de nuestro barril petrolero pasó la barrera de los 90 dólares y se ha mantenido así por más de una década. Nadie afuera es culpable de que el gobierno haya despilfarrado el premio y nos haya colocado a todo el pueblo venezolano al borde del abismo. Ahora, o les sale el chingo o les sale el sin nariz.

El Universal

@GerardoBlyde

gblyde@gmail.com

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I

Manifestaciones de dignidad

En el tramo de estas dos primeras semanas del mes de agosto, en Venezuela se han producido dos hechos que son relevantes de comentar. Por un lado, el aniversario por los 71 años de recorrido desde que El Nacional salió a la palestra pública.Historias de libertad y progreso fue el título de la edición especial. Como se nos dice en la presentación: “…páginas producidas en tiempos en los que este diario ha sufrido uno de los más feroces e impenitentes ataques por parte del poder… A su manera, esta edición es una respuesta a la adversidad impuesta por un régimen que es enemigo de la libertad”.

Desde otro espacio se levanta la voz de compromiso y solidaridad conTal Cual y su editor, frente a la acusación del presidente de la Asamblea Nacional por difamación e injuria y por la acción judicial que se le sigue a este diario y su directiva. La solidaridad se expresó en el conversatorio “La agonía de la libertad de expresión en Venezuela”.

Lo más significativo de estos dos hechos es su naturaleza. Se trata de levantar la voz de la dignidad porque sentimos cada vez más cerca cómo la libertad de comunicación del país se va perdiendo. Si bien es cierto que el horizonte se ha ido oscureciendo, también es cierto que cada vez más venezolanos se dan cuenta de que esta situación no puede continuar y que debe haber reacciones inteligentes y pragmáticas que tengan como principio ético y político la unidad para alcanzar la libertad.

II

La irrestricta libertad de expresión

La democracia es connatural a la existencia de medios de comunicación libres e independientes del poder gubernamental. El llamado “pluralismo” y la diversidad de opiniones y de creencias ideológicas son fundamentales para la existencia de un sistema democrático y para su buen funcionamiento.

La idea de la libertad de expresión e información forma parte de los llamados derechos liberales. El conjunto de los derechos liberales, es decir, el conjunto de los derechos civiles y políticos, fue impulsado por la Revolución Francesa, y en diciembre de 1948 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprueba la Declaración Universal de los Derechos del Hombre. En ese documento, particularmente en el artículo 19, se expresa claramente el derecho a la libertad de expresión como derecho a la libertad de información.

A comienzos del año 1999, apenas a un mes de la toma de posesión, Hugo Chávez convoca a una Asamblea Nacional Constituyente y a la elaboración de una nueva Constitución en donde sus artículos 57 y 58 consagran lo relativo a la libertad de expresión y a la libertad de pensamiento. En esos artículos se prohíbe la censura; se indica que la comunicación es libre y plural; que toda persona tiene derecho a expresar libremente sus pensamientos; que toda persona tiene derecho a la información oportuna, veraz e imparcial.

Desde los mismos inicios del gobierno del presidente Hugo Chávez se resaltó la significación estratégica de los medios de comunicación. Pero desde el comienzo de ese gobierno la retórica descalificatoria y de expresiones agresivas hacia los medios y periodistas, los ubica en el centro del debate político.

Sobre la base de lo anterior, las dificultades para ejercer a plenitud la libertad de expresión durante este período que han llamado socialismo del siglo XXI, se han dado por dos vías bien definidas. Por un lado, la promulgación de un conjunto de leyes dirigidas a generar mecanismos de censura, autocensura e intimidación y, por el otro lado, acciones violentas contra los mismos medios y periodistas.

III

Prácticas lúgubres

En Venezuela existen tres instituciones que son organizaciones no gubernamentales – Espacio Público, Instituto de Prensa y Sociedad y el Programa Venezolano de Educación en Derechos Humanos– que se han dedicado de manera muy minuciosa a diagnosticar el estado de la libertad de expresión en nuestro país desde el inicio de la “era Chávez”. Estos diagnósticos apuntan: 1.794 casos con 2.288 denuncias de violaciones a la libertad de expresión; violencia (ataques y agresiones), intimidación y censura son los patrones más recurrentes; y procesos judiciales y administrativos con más alcance restrictivo.

El des-orden se quiere convertir en práctica social gubernamental, cercando el espacio de la libertad, que en definitiva es el mayor bien del hombre. De allí el miedo y el pánico que genera en el gobierno la libertad de comunicación.

Marcelino Bisbal 

El Nacional 

 

Libro

 

Tal vez nos parezca simple la definición de la distancia que hay entre dos esquinas de una mesa, a lo largo de uno de los bordes. Pensamos que se puede medir y ya. Digamos, 2 metros. Para ello utilizamos una cinta métrica con escala, que abarca esos 2 metros.

De la misma manera, podemos pretender medir la longitud de la costa de Venezuela : 4800km, siendo el país no. 29 del mundo en ese renglón (http://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Pa%C3%ADses_por_longitud_de_costa). Mientras que el de mayor longitud de costa es Canadá con 243.791km y el segundo Noruega con 83.281km.

Bien. No sabemos con cual instrumento realizaron esas medidas, digamos que sobre un mapa a escala y con unas reglas con una precisión equivalente a 1km.

Pero esa certeza que podemos tener, sobre la aparentemente simple y segura noción de longitud de la costa de un país, comienza a ponerse en duda. Si utilizamos una regla que en lugar de tener una precisión de 1km, tiene una de 100m, podremos describir mejor algunas curvas que habían sido simplificadas como rectas con la que tenía precisión de 1km. Y así la distancia entre dos puntos de la costa puede ser un poco mayor.  Si luego buscamos una regla con precisión 10m, podremos describir mejor aún pequeñas curvaturas e irregularidades de la línea del mapa o de la costa misma, y la distancia continuará creciendo. Si pasamos a una regla de precisión 1m, se incrementa aún más, y ese proceso sigue.

Si logramos tener una forma de medir, que tome en cuenta todas las pequeñas irregularidades de la materia, llegaremos a ver la estructura del átomo, y en ese recorrido la distancia se nos va convirtiendo en algo infinito, inatrapable, inagotable. Tanto así que pareciera que deja de tener sentido.

Uno de los conceptos más simples como la longitud de la costa de un país, puede desvanecerse, si afinamos el instrumento de medición y si abrimos, con esfuerzo, las referencias conceptuales y mentales con las que nos aproximamos al hecho.

Razón tenía Pascal cuando decía que estábamos entre dos infinitos, lo infinitamente grande y lo infinitamente pequeño.

Esta situación puede ser tan delicada, que hasta la distancia entre los dos puntos de las esquinas de una mesa, que habíamos medido como de 2 metros, deja también de tener sentido, y ya no sabemos cuánto mide esa distancia, a menos que aceptemos un método de simplificación del problema, un concepto dudoso y un instrumento sólo medianamente preciso, que en fin de cuentas reproduce ese concepto. Nunca conocemos el fondo de los conceptos, todos son producto de una necesidad y del ingenio siempre superable, del mismo hombre. La distancia es una invención conceptual del hombre y para expresarla requiere de un instrumento, de precisión variable.

De esas incertezas nace la teoría del caos, la cual busca pensar y organizar esas incertidumbres, para abarcarlas con otra teoría.

Una problemática similar se presenta con el uso de las palabras, el lenguaje, los conceptos. Las certezas nacen de lecturas y reflexiones que siempre podrán ser superadas, nacen de la presencia de las dudas. Y en la duda nos va el ser, el cógito cartesiano “Cógito ergo sum”.

Para estudiar y avanzar en la comprensión de la realidad, hay que desarrollar los instrumentos (el cerebro, o el sujeto mismo) y el aparato conceptual e instrumental. Para poder desarrollar el conocimiento, es necesario trabajar duro, con un gran esfuerzo, y dar muchas vueltas alrededor de las ideas, de los conceptos, de las palabras y de las letras. Ese esfuerzo y sus frutos hace avanzar la ciencia, hace que se descubran nuevas teorías y planetas, hacen que avance el arte y las nociones del mundo y de la realidad, que tenemos. Hicieron que Van Gogh se saliera de lo figurativo, que Rimbaud se saltara el corsé de la rima…

Así se puede entender que para conocer, uno debe transformarse con cada paso, con cada palabra,  dentro de ese esfuerzo, y así, admirarse de la inmensidad de cada átomo de la vida, de cada idea profunda de la historia, de la filosofía, de las ciencias, de la matemática,… Para ello es necesario entender la pequeñez pascaliana, y compartirla.

Y eso sí, nunca creer que porque se tenga un revólver o una granada en la mano, o el poder, se tienen las ideas y se tiene el conocimiento. Es muy probable que sea todo lo contrario.

 

“Cuando escucho la palabra cultura, saco mi pistola”

Goebbels, o Goering o quién sabe cuál otro de esos genios

 

@carlosgenatios