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Impacto

Sendai Zea Ago 14, 2013 | Actualizado hace 11 años

RAE

 

Real Academia Española

Calle Felipe IV, 4, Madrid

Reino de España

 

Señores y Señoras Inmortales e Imortalas:

Ante todo, reciban ustedes y ustedas un gran saludo de parte del pueblo revolucionario y de la puebla revolucionaria, que expresan el afecto profundo que desde el más allá envía el Gigante, expresando con expresiones el amor a todos y todas.

La presente misiva tiene como por objeto, hacerle de mi parte a ustedes una solicitud, solicitando que en vista de los avances alcanzados por las mujeres revolucionarias, única y exclusivamente gracias y sólo gracias al Gigante Padre de todas ellas, sin quien no serían nada (tal y como se ha demostrado en los años de revolución) sea considerada la inclusión de la palabra millona, cuando se hable de una y millonas, cuando se hable de varias veces un millón de mujeres. El millón, que me encanta ojo, que no es que yo tenga nada en contra de ellos, no obstante pero sin embargo, también me encanta la millona, que no es igual que una milloná, que también tengo, cosa que puede parecer que no es normal. Ni normala tampoco. Por supuesto, la solicitud es para que se incluyan distinciones de género en general o generala (no del ejército sino el otro significado), para todo y todas las situaciones posibles en cuanto a numeración se refiere, por ejemplo: Miles y Milas; Cientos y Cientas (que no es que sean cenicientas, sino cien mujeres, aunque la cenicienta no es que sea mala, mujer obrera, que habla con pajaritos, que un día se puso las botas, y así sin más, se agarró el castillo para ella sola. Que coronó, literalmente); Millares y Millaras; docenas y docenos; y siendo una docena el número de puntitos de la pieza más altá del dominó, pues que se le pueda decir cochina o cochino, ya que estamos, arreglemos todo esto de los generos, que es lo que el comandante supremo siempre quiso para la mujer, a la que él respetaba y exaltaba a diario, cuando le quería dar lo suyo, y lo suya. “Sale el que tenga el cochino”.

Hago la solicitud porque por esta sangre mía corre la sangre de Bolívar, y la de Andrés Bello, que siempre hubiesen querido que se incluyera la distinción de generos y generas como es natural en cualquier idioma que quiera respetar a la mujer nueva de este siglo o sigla, y en su nombre y en la de la América Latina toda y todo que habla español, le pido que cambien las reglas del idioma que haga falta y que hoy son y contienen en su contenido la actitud del imperio de los conquistadores machistas que saquearon a nuestros indígenas e indígenos.

Para su deleite, toda nuestra legislación ya incluye las distinciones por género, o al menos la redactada en la Quinta y Quinto República, y puede ser de gran utilidad para lo que consideramos la correcta utilización o correcto uso del idioma.

De antemano y antemana agradecido por su cordial atención sobre este asunto de importancia relevante para todos nosotros y nosotras, en nombre del pueblo y puebla de la República Bolivariana de Venezuela.

 

Atentamente,

NM

Miguel E. Weil Di Miele

Twitter: @weilmiguel

miguelwd@yahoo.com

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Durante las últimas semanas he tenido que responder a periodistas e investigadores extranjeros sobre el modelo político está viviendo Venezuela. Normalmente la gente espera que uno encasille su respuesta y se quede en los modelos tradicionales de dictadura o democracia. Algunos han asomado la posibilidad de una dicta-blanda.

Describir el sistema político venezolano pasa, necesariamente, por repetir que somos un país petrolero. Eso significa que las clases políticas venezolanos han contado con un recurso que lejos de servir para impulsar nuestro desarrollo e independencia de modelos rentistas, nos ha hundido en el pantano del estatismo, de vivir parasitariamente del negocio del oro negro y de alejarnos de toda posibilidad de progreso que dependa de otras fuentes alternativas de financiamiento.

Quienes nos gobiernan se atribuyen el calificativo de revolucionarios. En realidad, no han hecho más que repetir los errores del pasado. Meterse en todas las actividades de la sociedad y contaminarlas con la arrogancia y prepotencia del nuevo rico. Las clases políticas venezolanas siempre han sentido un cierto desprecio por el conocimiento, por la técnica, por la forma correcta de manejar los asuntos públicos. La que actualmente nos gobierno no es diferente en ese sentido.

Eso explica por qué la delincuencia se ha enseñoreado en nuestro país. Todas las políticas para combatir la criminalidad se han centrado en crear policías. Poco se ha hecho en fomentar la educación para promover el ascenso social y disminuir el pasivo social que se va incrementando cada vez que un joven abandona la escuela. La educación no ha sido prioridad para ningún gobierno y mucho menos para el actual. La mejor prueba de ello es que cada vez menos personas quieren dedicarse a la muy mal pagada profesión de educador. Al punto de que hay universidades en las que las escuelas de educación quedan con cupos disponibles.

Este ejemplo nos lleva a retomar el reto de tratar de describir que tipo de gobierno tenemos actualmente. Debemos destacar que ha creado su propio discurso. Un discurso muy pobre plagado de simples etiquetas sin significado. De ahí que el léxico oficial este lleno de descalificaciones que en sí mismas son violaciones a la constitución. Básicamente porque en un mundo civilizado no se espera que un servidor público, el presidente por ejemplo, se desparrame en insultos contra aquella parte de la población que no comparte su forma de pensar. Por aquello de servidor público, digo. De una persona que llegó a ese cargo por un proceso electoral. Es decir, una persona cuyo ejercicio del cargo le obliga a respetar a quienes lo designó y tienen el poder de revocarlo. Si eso se le exige al presidente, es de obligatorio cumplimiento para sus ministros, que al final no son más que empleados públicos.

Otra característica de esta administración es el inmenso esfuerzo mediático de disfrazar la realidad. Y es así que ahora, este gobierno, que es continuación del que ha dilapidado una fortuna incalculable, se declara en lucha contra la corrupción. Pero no contra los magnates chavistas. Contra funcionario de bajo nivel, contra miembros de la oposición que no administran recursos públicos. ¿Para qué? Para intentar vanamente esconder los problemas que acogotan a los venezolanos por culpa de un modelo que, más rentista que nunca antes, ha vuelto papilla la calidad de vida de los venezolanos.

Y es porque piensan que tener grandes reservas petroleras da para todo. Y han hipotecado el futuro de varias generaciones. Lo peor, no han hecho nada que valga la pena ser mencionado y que aunque sea de lejos justifique los dineros que se han birlado.

Lo peor de todo, en mi opinión, es un gobierno sin futuro. Sus referencias son permanentemente al pasado. A supuestas glorias que no se traducen en planes para sacar al país del hueco donde lo metieron gracias a sus malas políticas. Son una clase política que puede ser clasificada solamente como primitiva. Visión de pasado, voraces depredadores de los recursos con los que cuenta el país. Ningún compromiso con el pueblo ni con los venezolanos que deberán asumir en unos años las riendas de un país hecho añicos desde el punto de vista económico y maleado desde el punto de vista ético.

Esto no es más que un festín de unos seres del pasado que tomaron el poder por asalto. No se sienten con el compromiso de rendirle cuentas a nadie. Piensan que pueden manejar el país a su conveniencia que ni siquiera es política sino pecuniaria. Esta parranda está por acabarse. Será el pueblo desengañado el que pase factura.

La mentira, herramienta oficial del gobierno, no podrá seguir escondiendo la triste realidad de lo que estamos viviendo. Unas personas sin escrúpulos de ningún tipo tienen la intención de seguir viviendo del erario público y sometiendo a los venezolanos a todo tipo de dificultades y atrasos.

No hay que llamarse a engaños. Venezuela está hoy mucho peor de lo estaba en 1998. Esta gente que finge gobernar no tiene ni la más mínima idea de lo que debe hacer. La ruta que les queda es la de enfrentar una conflictividad sin precedentes que ya se observa en nuestras calles.

Esto es una comiquita. En remedo de gobierno. Unos malandrines que juegan a ser señores y a desempeñar cargos cuyos objetivos y funciones desconocen. Hay poco que esperar de esta ópera bufa dirigida desde las Antillas por unos ancianos cuyas mentes no han logrado traspasar la para ellos insalvable barrera del siglo XXI.

 

 

 

Público & Confidencial | Briqueteras: vieja estatización, corrupción y deterioro por Damián Prat C.

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Curioso anuncio del ministro de Industrias: “nacionalizadas dos plantas briqueteras”.  Habla de Orinoco Iron y de Venprecar que ya habían sido estatizadas desde mediados de 2009.   Y el gobierno las maneja desde entonces.  Lo único que nunca hizo el gobierno fue pagar la indemnización a sus legítimos propietarios o hacer alguna negociación de compra venta semejante a la que hicieron con Sidor y Techint.   Por ello la propiedad legal seguía en manos de sus accionistas originales, de modo que no podían hacer algún tipo de cambios o negocios, pero en los hechos  (mas no de derecho) ya el gobierno las manejaba (o “mal manejaba” según como se mire) a su antojo.

¿Por qué anunciarlo como si fuese una “nacionalización nueva”?  Probablemente para  hacer un “aguaje” con sus militantes más radicales dado el muy claro giro a la derecha en economía del gobierno de Maduro.  Para compensar con la mitología supuestamente revolucionaria de que estatizar es hacer socialismo.  Todo indica que lo único nuevo  -pero no lo explican y más bien evaden definirlo-   es que llegaron a algún tipo de acuerdo de compra venta.  Quizás por eso no incluyen a las otras dos briqueteras estatizadas en aquella misma fecha de 2009 pero con las que tienen litigios con sus accionistas de otros países.

En fin, como sea,  la realidad es que el gobierno ejercía como si fuese el propietario en Orinoco Iron y en Venprecar.  En la primera una junta interventora designada directamente por Chávez, era presidida por aquel funcionario gerente de Sidor que fue apodado “rey de la cabilla”. Cuando fue detenido, le sustituyó un sindicalista que era su segundo “a bordo”.   Hasta hoy.  A Venprecar la presidió por casi tres años –también designado por Chávez- el mismo que era presidente de Ferrominera, hoy detenido por el caso Cartel del Hierro.

El ministro deja colar sin señalamientos directos, sino elípticos, que crear una “comisión soberana (je je) para centralizar la comercialización del hierro, briquetas y otros productos” es para “poner fin a la corrupción”. Y habla de ventas de mineral a precios por debajo del mercado. ¿Quién vendía así sino los jefes rojos rojitos?  Y ventas a través de intermediarios o “traders” que se ganan comisiones.  Nombran un nuevo grupo para dirigir un organismo llamado “Consorcio Briquetero Nacional”.  Sacan a todos los “rojos rojitos” anteriores, incluyendo ex sindicalistas del supuesto “control obrero”.  Ojalá logren mejorar algo, aunque el modelo es el problema de fondo e insisten en él.

La capacidad instalada de esas plantas briqueteras, creadas todas por inversión privada en un plan CVG (cuando era aquella CVG que construía y labraba progreso) es de 10 millones de tons/año.  La producción real llegó a ser de 9 millones tons/año.  Al segundo año de la estatización, la caída ya era de 60%, siendo los peores casos Orinoco Iron y Matesi (Briqven). En 2012 la caída se acentuó rozando el 70%. Tal fue la “obra” del estatismo salvaje.  En paralelo, la pérdida de conquistas y derechos laborales ha seguido el mismo camino ruinoso que en todas las estatales de Guayana.  Retroceso anti obrero.  Sin contratos colectivos.  Salarios congelados en el infierno de la inflación.  Beneficios desaparecidos.  El “modelo socialista” de estos falsos socialistas, cuyos jerarcas se han enriquecido groseramente.

TIP  1:   En nuestra página web, publicoyconfidencial.com está el video-audio de la entrevista que sobre este tema nos hicieron ayer (vía teléfono) en Aló Ciudadano por Globovisión.  También está en el portal de Globovisión.  En el epílogo de nuestro libro Guayana: El milagro al revés están los datos y cifras del caso briqueteras hasta la fecha de entrega del texto, Agosto de 2012.

TIP  2:   La firme lucha de las Universidades le torció otra vez el brazo retrógrado al gobierno.  Maduro tuvo que anunciar ayer un aumento en las miserables becas estudiantiles que la “revolución” mantenía para tratar de poner rodillas a los estudiantes de menos recursos.  De los míseros Bs 400 de estos años habían pasado a la también miserable cifra de Bs 600 negociada hace un mes por el ministro con sus sindicatos fantasmas y a espaldas de las autoridades universitarias electas, de las federaciones estudiantiles y de los gremios profesorales verdaderos como Fapuv.  Ahora anuncian Bs. 1000 que sigue siendo baja pero  que se logra a punta de lucha resistiendo amenazas y atropellos del gobierno.

TIP  3: ¡Basta de tortura!  Medida humanitaria y libertad para Iván Simonovis.   Injustamente preso.  Brutalmente maltratado hasta  llevarlo a un deterioro físico extremo.  Los militares gorilas de las dictaduras de Argentina y Chile también se regodeaban en que su poder e impunidad era eterno.  ¡Basta!

TIP  4: La primera ley que no es necesario cambiar SINO CUMPLIRLA, Sr. Maduro, es la que prohíbe usar dineros públicos, bienes e instituciones del estado para favorecer a individualidades y parcialidades políticas.  No más abuso de poder, no más ventajismo y no más corrupción roja rojita.  Para eso no necesita el disfraz de “poderes especiales”.  Solo renuncie y ordene a los suyos renunciar a la continuada corrupción que han usado todos estos años con los bienes públicos.

depece54@gmail.com

@damianprat

www.publicoyconfidencial.com

1-Militares

 

Las políticas de militarización de la seguridad ciudadana se han venido implementando en otros países de la región. Y en cada uno de ellos han demostrado que son insuficientes para revertir los graves índices de violencia.

En una edición de la revista Urvio, realizada por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) Ecuador, Jenny Pontón le realizó sobre este tema una entrevista al doctor en derecho Marcos Pablo Moloeznik Gruer, que por su interés reproducimos un extracto a continuación:

– ¿Cuáles son los factores que han llevado a una generalización de la actuación de las Fuerzas Armadas en la seguridad ciudadana de los países de América Latina?

– Los principales factores son, por un lado, el fracaso tanto de las políticas criminales como del sistema de justicia penal -incluyendo las policías- de aquellos Estados donde el poder político ha tomado la decisión de comprometer directamente a las Fuerzas Armadas en el ámbito de la seguridad ciudadana; por otro lado,el dominio del denominado populismo punitivo, es decir, el discurso de mano dura y tolerancia cero, y del innegable atractivo que ejercen los militares en tanto institución, por su profesionalismo, disciplina, espíritu de cuerpo, movilidad, polivalencia y sistema de armas.

– ¿Cuáles serían los principales riesgos de que las Fuerzas Armadas de los diferentes países de la región asumieran competencias de seguridad interna?

– En primer lugar, las Fuerzas Armadas no se encuentran preparadas para desempeñar misiones y funciones que no son de su propia naturaleza como las policiales y parapoliciales; en segundo lugar, al personal castrense se lo prepara para hacer la guerra y, para ello, se lo dota de armamento pesado por ser el instrumento militar el recurso estatal de máxima intensidad del uso de la fuerza, es decir, última ratio o argumento final del Estado; en tercer lugar, otro de los riesgos es que precisamente a la luz de sus características, formación y adiestramiento, así como a los contextos urbanos (incluso de alta densidad de población) donde intervienen generalmente, el uso de las Fuerzas Armadas en la dimensión de la seguridad ciudadana suele estar acompañada por violaciones graves y sistemáticas de los derechos humanos.

A diferencia de los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, al militar se lo prepara para quitar la vida (como instrumento coercitivo del Estado, en tanto monopolizador de la guerra y de la violencia institucionalizada) y no para preservarla; además, mientras el militar suele actuar en grupo, el Policía suele hacerlo en forma individual, se trata, por ende, de dos profesiones diferentes, con fines distintos.

Por último, las constituciones de los países de la región, solo de manera excepcional y ante situaciones de carácter extraordinario, contemplan la intervención de las Fuerzas Armadas mediante la declaratoria del estado de excepción, de emergencia o de sitio, y por un período de tiempo muy limitado, con el fin de restablecer la tranquilidad y orden público y la paz social.

Esto implica que, en algunos casos, el poder militar actúe en la dimensión interna al margen de la legalidad, al no ser declarado el estado de excepción o de sitio, en cual se suelen suspender ciertos derechos fundamentales, aunque nunca el denominado “núcleo duro” de los derechos humanos, como el derecho a la vida, a la integridad física, al debido proceso, la prohibición de la tortura, tratos crueles, inhumanos y degradantes, entre otros.

– ¿Cuándo sería positiva y cuándo sería negativa la militarización de la seguridad ciudadana?

– Solo ante situaciones de naturaleza excepcional se debería recurrir a las Fuerzas Armadas, con la aprobación de los poderes legislativos y con un horizonte temporal muy acotado.

Bajo este supuesto, para obtener resultados positivos sería necesario: i) ante todo, someter a los militares comprometidos a un proceso de  reconversión profesional que los habilite como policías (por ejemplo, conocimiento, ejercicios sobre el terreno y simulaciones sobre el marco normativo y modalidades de aplicación de la ley, así como de reglas de uso de la fuerza), similar al que reciben para desempeñar misiones y funciones en operaciones de mantenimiento de la paz bajo el mandato del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas;ii) de manera paralela, se deberían ajustar las reglas de empeñamiento o enfrentamiento para situaciones diferentes al conflicto armado o a la conducción de hostilidades, que implican tratar con la población civil y no con un enemigo.

En cualquier caso, la militarización de la seguridad pública debe considerarse negativa porque constituye el reconocimiento del fracaso de la autoridad que, al verse rebasada, decide apelar a la máxima intensidad del uso de la fuerza del Estado que son las Fuerzas Armadas.

El antídoto de esta tendencia en Latinoamérica es el desarrollo de un sistema de justicia penal con operadores profesionales y comprometidos con la función  de la seguridad ciudadana.

Rafael Uzcategui

Coordinador del Programa de Investigación de Provea

Fuente: www.derechos.org.ve

investigación@derechos.org.ve

Foto: AP

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Caminar por el paseo marítimo entre Marbella y Puerto Banús en una mañana clara y transparente como la de hoy es una experiencia fascinante; se oyen todos los idiomas del mundo y, al otro lado del mar, se divisa la costa africana: unas manchas verde grisáceas que a ratos se eclipsan y poco después reaparecen en formas que deben ser colinas o montañas. Un poco más al sur debe estar Ceuta, bella y activa ciudad donde hace un mes pasé tres días intensos, impresionado por sus parques, el museo que da cuenta de su milenaria historia en la que todas las civilizaciones mediterráneas dejaron una huella y que los ceutíes preservan con orgullo, la soberbia vista del encuentro, a sus pies, del Mediterráneo y el Atlántico.

Pero lo que más me conmovió en Ceuta fue la civilizada convivencia entre sus religiones; cristianos, musulmanes, judíos, hindúes, viven en armonía y amistad, algo ejemplar en estos tiempos enconados de guerras religiosas. Era una impresión superficial y apresurada, por lo demás, como lo demuestran estos días las noticias. En la sombra de aquel pacífico lugar, una pequeña quinta columna de fanáticos islamistas se aprestaba a romper aquella paz con atentados terroristas. Descubiertos a tiempo, ahora una veintena de ellos están presos. Pero la amenaza sigue allí.

Cada mañana que recorro este paseo marítimo no puedo dejar de pensar en esa África que percibo allá a lo lejos, en el entusiasmo con que, como tantos millones de personas en el mundo, seguí ese movimiento de rebeldía y libertad, la “primavera árabe”, que sacudió de raíz las satrapías de Túnez, Libia, Egipto y que ahora sigue luchando en Siria. Era exaltante ver cómo, por fin, aquellos pueblos decían ¡basta! al anacronismo en que vivían, al despotismo, la corrupción, la miseria, el pisoteo de los derechos humanos, y reclamaban justicia, democracia, modernidad. ¿Iban a entronizarse por fin en el África y en el Medio Oriente sistemas democráticos y liberales a la manera occidental?

Estoy convencido de que muchos de los millones de jóvenes que se volcaron a las calles a reclamar libertad en aquellos países, la querían de veras, aunque no todos tuvieran una idea muy precisa de como materializarla en el ámbito social y político. Pero carecían de líderes, organizaciones, de la experiencia indispensable, y, apenas llegaron al poder, comenzaron los problemas. Y la quinta columna, minoritaria pero animada por la fe ciega de estar en la verdad y convencida de que todos los medios son válidos para imponerla, aun los crímenes más horrendos, comenzó a hacer de las suyas, a ganar terreno, a reinar en la confusión y a imponerse mediante la prepotencia y la violencia. No se puede decir que los islamistas extremistas hayan ganado la partida todavía, felizmente. Pero lo que sí es ya seguro es que la idea de que la gran movilización popular contra las dictaduras de Gadafi, Mubarak, Ben Alí y El Asad iba a desembocar en la instalación de democracias más o menos funcionales, era una ilusión. La quinta columna islamista no ha triunfado en ninguna parte pero sí ha puesto en claro que mientras ella exista ningún régimen de legalidad y libertad será estable y duradero en los países árabes.

El caso de Egipto es particularmente trágico. Las masas que se volcaron a condenar la dictadura castrense de Mubarak triunfaron, después de que centenares de jóvenes ofrendaran su vida en las protestas y otros miles fueran a la cárcel. El país celebró, por primera vez en su historia milenaria, unas elecciones libres. Y la voluntad popular llevó al poder a un movimiento religioso que había sufrido duras persecuciones a lo largo de varias décadas: los Hermanos Musulmanes, bajo la presidencia de Mohamed Morsi. En lugar de construir la democracia, el nuevo mandatario y sus colaboradores se dedicaron a impedirla, siguiendo, de hecho, las consignas de la quinta columna, es decir, del islamismo más intolerante y radical. Los cristianos coptos, el 10 por ciento de la población, fueron acosados, perseguidos y algunos asesinados, se dieron leyes y reglamentos que, en lugar de respetar los derechos humanos, los violentaban abiertamente, encaminando el país, inequívocamente, al reinado de la sharía, la imposición del velo, la discriminación de la mujer, la desaparición de la enseñanza laica y mixta, la deformación de la justicia y de la información para acomodarlas a la voluntad de los clérigos. En su año de gobierno, Morsi no sólo acabó de arruinar la economía y sembrar el caos en la administración y el orden público; sobre todo, pese a las protestas en contra del Presidente, sirvió de Caballo de Troya a los islamistas fanáticos.

¿Habrá valido la pena el gigantesco sacrificio en Egipto para que se instale una dictadura religiosa?

Millones de egipcios salieron de nuevo a protestar y a enfrentarse a los matones y policías y de nuevo corrió la sangre por la plaza Tahrir, las ciudades y los campos. ¿A quién recurrían en pos de ayuda esta vez los rebeldes frustrados y coléricos? ¡Al Ejército! Es decir, a la misma institución que, sin haber ganado una sola de las guerras egipcias, las ha ganado todas contra su pueblo, pues ha sido el sostén más firme de las dictaduras que ha soportado el país desde su independencia. Ahora, Egipto corre de prisa a convertirse de nuevo en una satrapía castrense. El régimen ha prometido llamar a elecciones pero todos los golpistas de Estado prometen siempre lo mismo y nunca cumplen. ¿Hay alguna esperanza de que no sea así? Espero que la haya, pero yo confieso, tristemente, que no la veo por ninguna parte. ¿Y si, en la dudosa posibilidad de unas nuevas elecciones libres, ganaran de nuevo los Hermanos Musulmanes? ¿Habría valido la pena ese gigantesco sacrificio para que el país se convierta en una dictadura religiosa?

La situación de Siria no es menos trágica ni paradójica. El levantamiento contra el tiranuelo El Asad, que ha demostrado ser todavía más sanguinario que su padre, fue celebrado por todo el mundo democrático. En Occidente hubo una presión creciente de la opinión pública para que los Gobiernos ayudaran a los desarmados rebeldes por lo menos de la misma manera que lo habían hecho con los libios enfrentados a Gadafi. Pero la imagen de ese comandante rebelde abriendo en tajo al soldado que acababa de matar y comiéndose su corazón ante las cámaras, así como la participación activa, junto a la oposición democrática siria, de organizaciones terroristas como los comandos de Al Qaeda, han enfriado considerablemente esa simpatía por la causa. ¿Y si la caída de El Asad significa para los sirios saltar de la sartén al fuego? ¿Y si a la satrapía corrupta y tiránica de ahora la reemplaza un régimen islamista fanático que desaparezca hasta el más mínimo asomo de tolerancia y retroceda a las mujeres sirias a una condición tan bárbara como la que vivieron las afganas cuando la dictadura talibán?

Tengo algunos amigos musulmanes y todos ellos, personas cultas, modernas, tolerantes, genuinamente democráticas, me aseguran que no hay nada en su religión que no sea compatible con un sistema político de corte democrático y liberal, de coexistencia en la diversidad, respetuoso de la igualdad de sexos y de los derechos humanos. Y, por supuesto, yo quiero creerles. Pero, ¿por qué no hay todavía un solo ejemplo que lo demuestre?, me pregunto, ya de regreso hacia Marbella y la clínica donde estoy ayunando, como todos los años en esta época. Turquía parecía serlo, pero, después de los últimos acontecimientos, resulta aventurado creerlo. Con mucha discreción y sabiduría y, lo que es peor, con apoyo de un amplio sector de la población, el Gobierno de Erdogan ha ido socavando poquito a poquito la institucionalidad y reemplazándola con medidas inspiradas en la religión, lo que ha movilizado a un vasto sector de la sociedad que de ninguna manera quiere que Turquía regrese a los tiempos anteriores a Kemal Atatürk, que éste con mano muy dura creyó finiquitar para siempre. No ha sido así. La radicalización islamista del Gobierno de Erdogan, cuyo partido se jacta de ser de un islamismo moderado y moderno, tiene algo que ver sin duda con la reticencia o el abierto rechazo en Europa que ha encontrado Turquía a su empeño en incorporarse a la Unión Europea. Yo siempre pensé que esas reticencias eran injustas y que hubiera sido bueno para Europa y para todo el Medio Oriente que una democracia musulmana formara parte de la Unión. Pero ahora dudo mucho de que se pueda llamar democracia a aquello en lo que Erdogan y su partido han convertido a Turquía.

Nadie desea tanto como yo que los países musulmanes rompan el círculo vicioso entre dictadura militar o dictadura clerical del que, hace tantos siglos, no consiguen salir. Pero cada vez me convenzo más que ese salto no pasa por la política sino por la religión, por la retracción del islam a un mundo privado, familiar e individual, de manera que la vida social y política puedan ser primordialmente laicas. Mientras ello no ocurra, será sin duda la sinuosa y eficiente quinta columna la que seguirá dirigiendo la función en los desdichados países musulmanes.

Fuente: El País

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Lo que se está haciendo hoy con los chavistas de “base” debe ser nuevo para ellos. Y todavía no se recobran. Y no creo que el “difunto” hubiera llegado a tanta torpeza. Todo es una farsa, un engaño, una mentira histórica, una aberración. Candidatos que pisotean derechos políticos de líderes comunales, ex abruptos de un cartel corrupto de traiciones y descabezadas provocaciones nunca vistas. Una situación inconcebible, un pueblo dividido por la locura, por la obsesión demencial de lo peor del país, del militarismo fuera de tiempo, de la traición más grande, más vil, a los compromisos con la libertad y la Patria, hoy convertida en un chiquero de cerdos uniformados convertidos en dioses omnipotentes por obra y gracia del a ignorancia y el poder corrupto y compartido. Aquí eso es lo que sustenta lo ilegítimo.
Lo que mantiene la mafia que enredada en las instituciones, tatuada en la voluntad adormecida entre el asombro y el temor, gobierna y decide nuestros destinos. Pero ya, a pesar de testaferros y familias entronadas en instituciones y organismos, se filtran, se escapan acusaciones, señalamientos, y lo que es peor, los males que no saben cómo remediar cobran deudos peleando por leche, por harina, por arroz, por comida. Maduro confiesa que a veces “duerme en el museo de la montaña” que no es otro que el lugar donde el difunto corrió a esconderse después de no lograr asesinar al Presidente Constitucional y su familia el 4 de febrero, una realidad que no puede olvidársele a la Venezuela de la Democracia que todavía está viva y tiene el deber de reclamarla, de enseñarla, de cobrarla. Entre estos pocos manoseados o en su ignorancia hechizados por promesas y regalos, dádivas que les empobrecen y humillan, hay cada vez más que ven más allá de ellas y las burlas constantes a lo enseñado en sus hogares. Tenemos que haber aprendido algo más con las mentiras y las violaciones a derechos y sentimientos.
Volvemos a tener otra oportunidad.
El objetivo tiene que estar claro. Nos exige estar unidos y fortalecernos y fortalecer esa unidad. Capriles dijo hoy que hay que ganar “para lo que venga”. Y es verdad. Porque debe estar consciente que la gente quiere mas…que hay que lograr el voto por la unidad. Pero el liderazgo no puede desconocer que la ciudadanía, nosotros, vamos a poner de lado muchas cosas para lograrlo. Pero es apenas otro paso. En algunos casos, sacrificando sentimientos y hasta ilusiones. Pero hoy no estamos vendiendo el alma. Ese voto compromete al candidato con una población electoral que comienza a hacerse respetar. No es un cheque en blanco. A mi particularmente no me convence uno de los candidatos, es más…. me disgusta. Votaré contradiciendo mi criterio. Forzada por el objetivo, lo que nunca he hecho. Pero hoy es lo que necesitamos para lograr el triunfo necesario no sólo para ganar el camino a la libertad y la justicia, sino para dejar en claro el triunfo que no quieren aceptar.
Pero ese voto exige un compromiso también conmigo. Como sucederá con muchos otros. Y lo vamos a reclamar.

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¡Otra muerte violenta por balas de funcionarios! Esta vez, un estudiante de la Universidad de Carabobo: Anderson Jesús Oliveros Rojas, de 20 años, estudiante de Derecho.

La “Patria Segura”  no  garantiza vida a inocentes, la Misión “A Toda Vida  Venezuela” está dejando muertes en las calles.

No se trata de estar en contra de planes a favor de la seguridad de los ciudadanos, se trata de  pensar mejor estos planes, se trata de aceptar que los soldados no están preparados para estas labores.

El caso mencionado no es el único. PROVEA ha registrado 21 casos de uso indiscriminado de la fuerza por parte de funcionarios militares desde el 2012.

Reiteradamente la organización se ha pronunciado en contra del  uso de armas de fuego en operativos de seguridad  y recuerdan lo que dice la Constitución  Bolivariana de Venezuela  en su artículo 332:”los órganos de seguridad ciudadana son de carácter civil”.

Se trata pues, de respetar la Carta  Magna, y no por mero  formalismo, es que es lo sensato. Proteger a los ciudadanos que transitan libremente por las calles no es lo mismo que repeler  un ataque de un ejército invasor en plena guerra,  por ejemplo.

Los soldados, apertrechados con armas largas, no están formados para dialogar, o disuadir, como se  supone que están formados los patrulleros de un municipio.

Alguna vez –aunque no  lo crean –he visto policías municipales dando consejo  a  ciudadanos que cometen faltas menores, alguna vez los vi tranquilizando niños “huelepega” alterados. No se me ocurre que esas sean labores de soldados vestidos y preparados para la guerra.

No acusamos de “malos” a los soldados, simplemente  no están para eso. Miren el rostro de algunos, son tan jóvenes que lo que me provoca es darles una invitación a seguir estudiando o invitarles a practicar algún deporte.

Cuando les veo casi adolescentes con un arma larga en sus  manos, en vez de un bate de beisbol, me los imagino en una situación de emergencia, ¿pensarán antes de actuar o  dispararán asustados y después se  darán cuenta de lo que han hecho?.

Un arma de fuego no es cosa de juego.

Recuerdo que en tiempos de la guerra salvadoreña, que Monseñor Romero se dirigía a los soldados que mataban campesinos desarmados, y les decía que eran del mismo pueblo.

Aquí, en Venezuela, no se trata a veces  ni siquiera de  represión, sino de adelantarse a “posibles problemas”, como el caso de este estudiante en Valencia, ¿qué pensaron los funcionarios que dispararon? ¿presumían que el joven era un delincuente, presumían  que estaba armado? ¿No pararse ante una señal confusa es un delito que merece la pena de  muerte? ¿Era una situación extrema de peligro para los  funcionarios? ¿Y la madre y su hija que murieron en Falcón, representaban una amenaza?

Se me viene a la mente  aquel poema de Nicolás Guillén, dicado precisamente a los  soldados: “No  sé porque piensas tú /soldado que te odio yo/ si somos la misma cosa yo que tú”.

Consideramos que las autoridades deben evaluar serenamente el asunto.

Los militares deben volver a los cuarteles. La Constitución no es un mero formalismo, es el instrumento que nos ampara a todos los venezolanos, fue elaborada pensando en todos nosotros – creo que hasta en los funcionarios también -.

Esos soldados que han causado muertes sin necesidad, están ahora metidos en un problema, los pusieron a cumplir labores para los cuales –repetimos –no han sido preparados. La seguridad ciudadana es asunto de civiles.

Fuente: http://www.derechos.org.ve/

DIablosYare1

 

El Papa se las trae. Es humilde. Dicen que cuando fue electo acudió personalmente al hotel donde se hospedaba para recoger sus maletas. En sus primeras apariciones calzó siempre los mismos zapatos gastados. Ha abandonado ciertamente mucho del protocolo ampuloso del Vaticano.

Les propinó una buena zurra a los banqueros que siempre han merodeado en los alrededores del pontífice. En mis meditaciones intrascendentes e infecundas sobre el papel del Papa y la religión me he topado con el inventario de los pecados capitales y sus respectivos demonios/gerentes. (La palabra ball-puller es una traducción libre de la categoría filosófica “jalabolas” que se ha puesto de moda entre los psuvistas). Bueno, comencemos. La Lujuria. Su Dios es Rafael Asmodeo. Tiene tres cabezas. Pdvsa, ministro de Minas y presidente de Pdval. No por sufrir de inaguantables deseos carnales sino por gustarle en demasía otros. Diosdado Belcebú. Padre de la Gula. Príncipe de los demonios. Se presenta en distintas formas. Civil. Militar. Vulgar. Corrupto. Conspirador. Golpista. Saboteador. Abusadorcito. Es la encarnación del mal. Jorge Mammon. Príncipe de las votaciones y la Avaricia. Representa la riqueza súbita, desproporcionada y de etiología desconocida. A veces se presenta flaco y desgarbado como si sufriera de enfermedades vergonzosas.

Pero todo es una tramoya para pescar incautos. Elías Belfegor. Maestro de la Pereza y las relaciones internacionales fatuas. Suele quedarse dormido en las reuniones a las que asiste. Bota baba cuando duerme. No le gusta el trabajo. Su poder se acrecienta en el mes de abril de cada año. Izarra Amon. Sultán de la Ira. Se enfurece cada cierto tiempo en programas de televisión. Anda rabiando todo el día y maldiciendo a diestra y siniestra. Su color y olor son despreciables. Ernesto Leviatán. Tahúr de la Envidia. Les guarda rencor a sus hermanos. Todo lo que toca lo envenena. Marchita hojas y flores solo con su mirada. Las noticias que solía dar se convertían en maldiciones y en taras insufribles. Y el último. Maestro cósmico. Lucifer. Amo de la Soberbia. Se creyó el más. Que podía derrotar a la muerte y conversar directamente con el Dios del bien. Con el mismísimo creador. Se comparaba palmo a palmo. Al final quiso invocarlo para su provecho. El Señor no lo oyó. Esos son pues los pecados capitales y los demonios que los encabezan. Tienen un guarimba cuya Biblia se llama Socialismo del siglo XXI.

Finalizado este breve inventario arranco con otro. Con los merecedores del Oscar del Jalabolismo Inútil. Lo encabeza William alcalde Ojeda. Se colgó firmemente del pedazo de piel más arrugada del líder rojo con la esperanza de gobernar Petare. Los rojos rojitos de por esos lares lo desprecian más que olímpicamente. Está proscrito de esa zona. Va depauperándose en la rodada. Solo recibe los escupitajos de los jefes rojos cuyo sabor parece deleitarlo en demasía. El Potro le metió un par de patadas en aquel lugar donde finaliza la columna vertebral.

Ernesto ministrico Villegas. Se convirtió de la noche a la mañana en un tarrito de aquella pasta que si uno la pisa maldice. Pensó que estaría como ministro largo tiempo y lo mandaron largo a la porra. De sus allegados y súbditos en el ministerio no quedó pero ni sombra. Todos fueron echados como leprosos. Se consuela tristemente diciendo que su sacrificio por la patria lo lleva a aceptar cualquier posición donde lo coloque el pueblo, sabiendo como sabe que no fue el pueblo quien lo botó sino el señor Maduro. Ricardo garganta profunda Sánchez. Tuvo la vana ilusión de ser candidato en Baruta. En el Hatillo. En algún lado. Su obsecuencia penosa con Belcebú fue remunerada con una bofetada. Se conforma con su apartamento en El Rosal y su Fortunner 2012. Hombre fallido de moral podrida. Ejemplo para el desprecio y la inmoralidad. Y por último, no el menor, Giancarlo voltereta di Martino. Se quedó con la peluca puesta. Nadie lo sacó a bailar. Pérez Pirela se burló en su cara. Ni siquiera lo invitó al homenaje que le hizo la rosca roja rojita del Zulia. Eso sí, le mandó a decir con el emisario de la muerte que ni se le ocurriese acercarse al comando de campaña. Sorpresas te da la vida. Así que no griten que es “pior”.