La zafra de bauxita de este 2013 va camino a otro año de ruina. La transportación del mineral vía fluvial desde el puerto de El Jobal, cerca de Los Pijiguaos, hasta la planta de Puerto Ordaz apenas alcanza, a la fecha de ayer, a 780 mil toneladas en tres meses y medio de navegabilidad del Orinoco. Lo normal, antes del estatismo salvaje rojo rojíto, era estar alrededor de los 3 millones de toneladas para esta fecha, ya que el río deja de ser navegable a inicios de diciembre, dependiendo de las lluvias. La bauxita acumulada en los patios de Pijiguaos apenas llega a 260 mil toneladas.
Por sexto año consecutivo la “revolución” se encamina a aprobar la importación de bauxita, materia prima en la que fuimos autosuficientes por 30 años. ¿Tenemos patria? Es evidente que estos son los tiempos en los que tenemos menos patria en muchas décadas. Los jerarcas rojos hacen justo lo contrario de lo que pregonan. O quizás pregonan patria justo para enmascarar el entreguismo de la soberanía nacional.
¿Por qué Maduro y su gobierno no han tocado “ni con el pétalo de una rosa” a Bauxilum a pesar de tanta ruina y graves irregularidades? ¿Quién influye? El informe de auditoría interna de la propia Bauxilum, entregado ayer en Fiscalía (¿lo engavetarán?) por los diputados Andrés Velásquez, Américo DeGrazia y Luis Edgardo Mata abunda en denuncias muy graves. Parte de eso lo referimos en esta misma columna el 12 de Julio. Los dos “negocios” con Glencore son bochornosos. Ambos firmados y/o aprobados por la más alta jerarquía de la falsa revolución. Uno para importar bauxita. Otro para pagar deuda con alúmina. Ambas son para llorar. Ningún gobierno anterior hizo algo semejante. Y el pago a la transportista con bauxita a precio que es menos de la mitad de lo que cuesta importarla, es inexplicable. Bochornoso.
El caso Diana
Por estos días hemos visto la protesta de los trabajadores de Industrias Diana (aceites, margarina, etc), empresa estatizada desde 2007 y que funcionaría mediante “control obrero”. Los trabajadores –al menos los más activos- aseguran que la empresa es productiva y arroja beneficios. Esos voceros afirman ser partidarios del gobierno. Un informe del ministro de Alimentación, denuncia irregularidades, pero los dirigentes del grupo aseguran que son inventos para justificar una especie de intervención.
Lo que protestan, parte justamente de la pretensión del ministro de destituir a las autoridades de la empresa, designadas por el “control obrero” y designar una gerencia nueva y externa. Impuesta desde el ministerio. Hay incluso un video donde el ministro afirma en VTV que “el patrimonio del Estado no puede ser manejado por trabajadores”.
En diversas declaraciones, textos en portales web, actos de calle y por el twitter uno se entera de algunas de sus denuncias. Por ejemplo: 1.- Los censuran en VTV y los medios del gobierno (igualito que a los trabajadores de Guayana cuando luchan e igualito que a todos los luchadores sociales cuando reclaman, protestan y denuncian). Incluso aseguran que un periodista de VTV habría sido despedido por “cubrir” su protesta. Si los de Diana vienen a Guayana sabrían cuántas historias de censura en los medios del gobierno, tienen los ferromineros, sidoristas, del aluminio, de Minerven, etc.
Otras denuncias que se leen: 2.- Los citaron a declarar a Sebin para tratar de amedrentarlos. Ellos acusan con toda razón que eso es “criminalizarlos”. Lo que no saben es que eso es historia común entre los luchadores sindicales de Guayana. “Barajita repetida”. Aquí han llevado a tribunales a trabajadores. Han militarizado Ferrominera, Minerven, Carbonorca, Venalum y otras empresas varias veces. Han amenazado con prisión a los que hagan asambleas en los portones. Incluso: encarcelaron por 17 meses al secretario general de Sintraferrominera Rubén González (que aún tiene juicio abierto) y por cuatro años al líder social de los mineros Carlos Chancellor por apoyar una protesta contra una transnacional del oro.
También denuncian: 3.- Les bloquearon las cuentas bancarias de la empresa y los salarios para tratar de doblegarlos. Típico de un gobierno tan antiobrero que ellos apenas comienzan a descubrir. 4.- Acusan de unirse a la campaña contra ellos a sindicalistas del grupo madurista FBT. Sin embargo, llena a loas a Maduro y dicen que “lo tienen engañado”. Igualito que antes con Chávez. Se sorprenden que quieran liquidar el “control obrero”. Si vinieran de visita aquí, llorarían. Todo fue en engaño. Ahora fue sustituido por el “control militarista”. Veo que allá, luego de tantas protestas, cambiaron al gerente que quería imponer el ministro Osorio pero designaron a… ¡un militar! Otra historia conocida en Guayana. Supongo que como aquí, ellos deberán vivir su propia experiencia. El mismo proceso que hizo que en Guayana de ser mayoría 70-30 pasaran a ser minoría clara incluso antes del 14-A.
Colofón: Por el twitter, alguien que sin ser trabajador de allá está muy vinculado con el tema, me contesta y dice que “es diferente con los casos de Guayana”. Y culpa a los trabajadores y sus protestas, incluyendo paros, de la quiebra e improductividad de las empresas básicas. ¡Vaya socialismo! Culpar a los trabajadores, cuyos derechos son sistemáticamente violados por años, para justificar al gobierno. Salarios congelados por 4, 5 y hasta 6 años. Prestaciones sociales confiscadas. Beneficios sociales perdidos. Contratos colectivos vencidos como un nunca antes. En paralelo, la corrupción rojita, los forasteros gerenciando, el abandono de las inversiones y del mantenimiento, responsables de la ruina productiva, no sería culpa del gobierno “robo-lucionario”, sino de los trabajadores, según esa curiosa interpretación que desde luego rechazamos indignados.
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