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Impacto

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Desde hace más de 14 años los venezolanos padecemos el desmantelamiento del país, su saqueo, su reparto entre los pillos que integran los Carteles de La Habana, Buenos Aíres, Minsk, Moscú, Teherán, Beijing, Río de Janeiro y con los rateros del CARICOM, ALBA y otras bandas menores…

Una inversión millonaria planificada por los Castro puso énfasis en construirle al golpista vivaracho una imagen de benefactor de los pobres, de paladín de la América, de Terminator del cruel Imperio, y con esa imagen pudo convertirnos Venezuela en un lupanar de mala muerte. Una tierra donde la gran cosecha es la de muertos sembrados por el hampa, brazo armado y ejecutor de lo que en la Cuba castrista se logró con los Paredones, las Brigadas de Acción Rápida y todos los detallitos que inventó y cuida el siniestro G2.

“¡Con hambre y sin empleo yo con Chávez me resteo!”, fue una consigna vernácula quizá inspirada en aquella añosa cancioncita donde una de sus estrofas vitoreaba a los paupérrimos, a los que son presa fácil para insertarles el odio y el resentimiento y al son de ¡Arriba parias de la tierra, en pie famélica nación! Les convirtieron en siervos de una nomenklatura perversa, ladronisima, hipócrita, que por más de 70 años les inyectó el miedo, los antivalores, y los convirtió en borregos incapaces de liberarse. De esos esbirros y de esos “Siervos nuevos” emergen los corrompidos rusos de hoy, los buchones ricachos chinos, mafias pavorosas que grafican la mentira y amoralidad de ese comunismo generador de 100 millones de muertos y sopotocientos millones de desesperados.

14 años que no podemos borrar –como pretenden algunos torpes o cómplices- porque el primer choro es Chávez, el primer traidor es Chávez, el primer mentiroso es Chávez. Maduro y el resto de la familia coloradita son simples engendros del maridaje de los tiranos Castro con el que impuso la coba que aseguraba que era el Bolívar redimido y por tanto Venezuela le pertenecía y podía repartírsela como se hace con todo botín en las entregas de cuenta de los pillos.

En esos 14 años a Venezuela le ha entrado el mayor caudal de dinero que reporta su historia republicana, y también, en el mismo tiempo, se ha organizado la más corrupta, ávida y traidora patota que desde el Poder se ha encargado de cartelizarse y con las manoseadas consignas comunistas y dólares al granel han destruido no sólo la economía venezolana, también el tejido social, los valores morales, la justicia, el Estado todo, convirtiéndonos en provincia de una paupérrima isla donde dos trúhanes y sus cómplices tienen más de 54 años moliendo cubanos en el trapiche de la Robolución.

Pero esto es largo de contar y demasiadas cuartillas son un fardo incómodo para ustedes mis lectores, por tanto de esos 14 años salto a los 4 meses del “Camarada” Maduro, “Monumentote” a la ignorancia, al entreguismo, a la indignidad y sobre todo a la amoralidad. Maduro condenando a morir de hambre y mengua a millones de venezolanos que tienen casi tres lustros esperando algo más que una tomada en cuenta a la hora de las manipulaciones y las burlas… Algo tangible, que dignifique y no que damnifique. Maduro, manumiso de los carcamales Castro, limpiándose con la Constitución, con la voluntad popular. Maduro nuevo testaferro de Fidel y Raúl en esta mina a la que llegaron sin disparar un tiro…

Y hace dos noches, Jaua, otro tercio que en Robolución es canciller, agitador, encapuchao, contrincante eterno de Henrique Capriles en el estado Miranda y por supuesto miembro activo de la banda, uno al que bien podemos calificar de  megachoro –porque tomar el dinero del pueblo venezolano para regalar y comprase adeptos es ROBO- anunció al reunirse con un palestino en funciones de canciller, que “estamos dando cumplimiento a las palabras del presidente Hugo Chávez al jefe del Estado Palestino”.

Elías Jaua, otro canalla más que cacarea una fulana “solidaridad con los pueblos que luchan por la independencia” mientras que ellos patearon la nuestra, patearon nuestra soberanía, nuestra dignidad… Elías Jaua y por supuesto Maduro diciendo que “como nos lo enseñó el Libertador Simón Bolívar y nuestro comandante Chávez” le van a construir un hospital a los habitantes de Ramallah (Palestina) para lo que ya “aprobó” los recursos…

Maduro, Jaua, Diosdado, tres de muchos que siguen lo que ya el “Gigante” comenzó: comprarse adeptos en el mundo, cerrar alianzas con lo peor del planeta, financiar terroristas, mantener chulos, y por supuesto en el reparto, quedarse jugosas tajadas…

Millones de venezolanos padecen el espanto de la medicina pública. Los médicos venezolanos y los centros de salud privada están acosados por la barbarie castrochavista, pero con el dinero de este pueblo manso Nicolás Maduro aprueba los recursos para la construcción de un centro oftalmológico en la ciudad de Ramallah. Y ¿por qué tan lejos…? ¿Será que no le interesa que este engañado pueblo sane su ceguera? ¿Será que está seguro que ojos que no ven, corazón y cuero que no sienten?

Y tanto que no ven, que no les enervan esos 200.982.682 BsF que le regalamos a Cuba por medicamentos vencidos, ni dicen nada por qué tanto Chávez y ahora Maduro financien hospitales en otros países, mientras que aquí hay casi 600 obras inconclusas en los hospitales.

Rafael Ramírez, el capo de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), compra gasolina en el exterior para suplir la necesidad interna y por supuesto los regalos de combustible pautados con otros países que nos chulean parejo. Frente a esto Maduro -según Jaua-  trabaja para lograr un contrato de “abastecimiento de diesel al pueblo palestino”, además de “brindar al personal de ese país la asesoría técnica y capacitación necesaria para el manejo de combustible”, que posiblemente servirá para explosiones terroristas…

¡Uh Ah! Harta tanta asquerosidad

Fuente: Gentiuno

Sendai Zea Ago 26, 2013 | Actualizado hace 11 años

Síria-bandeira

El ejército sirio exterminó a centenares de sus ciudadanos como si fueran cucarachas. Muchos de ellos eran niños. Prácticamente todos eran civiles indefensos. La crueldad de ese gobierno no tiene límites. Los muertos ya exceden de cien mil.

Una de las hipótesis es que los generales de Assad utilizaron gas sarín para aterrorizar a sus adversarios. Ese compuesto comenzó como un devastador insecticida. Cuando los alemanes, en 1939, al año de haberlo descubierto, se percataron de que era 500 veces más poderoso que el cianuro, se apresuraron a convertirlo en un arma de guerra. En esa época el señor Hitler estaba más interesado en matar personas que insectos.

Eventualmente, todas las potencias lo fabricaron, pero en la década de los setenta decidieron prohibirlo. Sus efectos eran demasiado horripilantes. Mataba por asfixia en medio de crecientes dolores y el descontrol total de las funciones vitales. Las gentes morían convulsionadas, dando gritos y encharcadas en su orina y excremento.

Por eso, hace exactamente un año, el presidente Obama declaró que el uso de armas químicas, como el sarín, era la frontera de las atrocidades permitidas. A partir de ese punto, amenazó, Estados Unidos tomaría represalias directas contra el régimen de Assad.

Pero tal vez no haya sido gas sarín. Algunos expertos opinan que la muerte de estas víctimas se debió a una alta concentración de otros gases letales utilizados contra personas que estaban encerradas. Pudiera ser. No es un consuelo, pero acaso es un amable detalle que te asesinen con un gas permitido en vez de que recurran a otro que ha sido proscrito.

El horror es tanto que el canciller francés Laurent Fabius quiere entrar en combate para desalojar del poder a Assad y a su gobierno de criminales. Es la misma reacción deSarkozy cuando se produjo el conflicto en LibiaFueron los franceses, aliados de los ingleses, quienes alentaron la operación de la OTAN que terminó con el régimen (y con la vida) de Kadafi.

Francia es un país curioso. Hace un siglo dejó de ser potencia, pero conserva sus reflejos imperiales y actúa decididamente en lo que fue su zona de influencia. Los paracaidistas franceses han puesto orden (o algo parecido) en Gabón, Chad, Zaire, Costa de Marfil, República Centroafricana y en Mali. Es el gendarme africano.

París no manda los paracaidistas a Siria porque no es África. Es un hueso demasiado duro de roer. Sin embargo, es difícil que el presidente François Hollandese cruce de brazos. Siria y el Líbano, al fin y al cabo, fueron inventos franceses construidos con los escombros del Imperio Otomano tras el fin de la Primera Guerra.

¿Qué puede hacerse frente a los truhanes del gobierno sirio? Ya se sabe que Assad y sus secuaces son terribles, pero una parte de la oposición no le va a la zaga. No hay garantía de que quienes hereden el poder en Siria no basculen hacia alguna forma de fundamentalismo, incluido el manicomio de Al Qaeda.

Como no hay ninguna opción buena, habrá que elegir la que parece menos mala: salir del régimen de Bashar al-Assad y arriesgarse a explorar la posibilidad de contribuir a instalar en Siria un gobierno del que se esperarían al menos los cinco objetivos primarios que me enumeró un experto en la región que prefiere el anonimato para que no lo expulsen de su cargo en la ONU:

1. Que no asesine y torture a sus ciudadanos, renunciando a las incomprensibles matanzas entre chiíes y suníes.

2. Que rompa su alianza con Irán.

3. Que abandone sus lazos con Hezbolláh, una organización justamente calificada como terrorista.

4. Que respete la soberanía del Líbano.

5. Que haga las paces con Israel y admita el derecho a existir que tiene ese país.

¿Cómo ganar esa guerra? Esto es lo que me dijo el diplomático: “Ayudando abundantemente a la oposición siria con armas y pertrechos canalizados por medio de los franceses y pagados por los saudíes. Nadie es tan ingenuo de esperar que se establezca en el país una democracia respetuosa de los derechos civiles. A estas alturas, el mundo se conformaría con que se detuviera la carnicería”. Tal vez tenga razón.

@CarlosAMontaner

No es sólo Amuay. Formato  del Futuro… por Edecio Brito Escobar

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Supuestamente, el 25 de agosto del 2012, a la 01:12 minutos de la medianoche, hubo una explosión en la refinería de Amuay, en el estado Falcón, considerada por expertos como el peor accidente en 100 años de historia petrolera en el país.

Supuestamente, a las 12:00 de la medianoche de ese mismo día, es decir, 01:12 minutos antes, se había registrado una fuga incontrolada de gas en el bloque 23, y las alarmas no se activaron. Tampoco hubo acciones preventivas conocidas dirigidas a desalojar las zonas adyacentes.

Supuestamente, la razón por la que no se pudieron implementar acciones preventivas de desalojo, no funcionaron las alarmas, ni se aceptó que el escape de gas pudiera llegar a convertirse en el epicentro de una explosión, es porque no hubo mantenimiento preventivo.

Supuestamente, la explosión se tradujo en la muerte de 42 venezolanos -aunque habitantes de Punto Fijo hablan de un mayor número de muertos y de la aparición de osamentas- generó la emisión de 500.000 toneladas de dióxido de carbono, equivalente a 3 semanas de contaminación automotor en Caracas, y el costo del accidente alcanzó a 1,8 millardos de dólares. Asimismo, que el 65,4% de esa cantidad, es decir, 1,2 millardos de dólares corresponde a la pérdida económica de Petróleos de Venezuela por la merma en la capacidad de procesamiento de la refinería.

Supuestamente, el daño por activos e inventarios que debió registrar PDVSA suma 344,7 millones de dólares, por los destrozos en viviendas y comercios 234,7 millones, por indemnización a las víctimas 35,2 millones de dólares, por el costo de la extinción del incendio 10,3 millones de dólares, y por los perjuicios por la emisión de gases 10 millones de dólares.

Supuestamente, a comienzos del 2013 la Fiscalía General de la República le iba a decir a los venezolanos en qué concluyeron sus investigaciones sobre lo que sucedió realmente en Amuay. Pero a un año del accidente, nadie sabe exactamente qué sucedió allí, más allá de lo que describen los supuestos, incluyendo el descubrimiento basado en no se sabe qué razones, de que todo se debió a un sabotaje. La Fiscalía ha dicho esta semana que todavía se está en el proceso de investigación, por lo que habrá que seguir esperando. De igual manera, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia sigue sin pronunciarse sobre la solicitud de amparo a favor de los habitantes que fueron afectados por la explosión.

Lo que no es un supuesto, sin embargo, sería que, definitivamente, allí no hubo mantenimiento preventivo y que después del accidente, no se han tomado medidas para evitar un nuevo accidente y que ahora el riesgo es mayor. De hecho, Amuay es hoy, además, una empresa a merced de ciertos fenómenos naturales, luego de que una de las chimeneas del Conjunto de Refinación registrara un incendio recientemente, después que cayó sobre ella un rayo en medio de una tormenta eléctrica.

Hace poco más de un año, desde Formato del Futuro… las reflexiones giraron alrededor de lo que se percibía que pudiera suceder con el caso Amuay, después de lo que pasó con el deslave de Vargas y las posteriores justificaciones sobre lo que se dejó de hacer en el sitio:

Y desde Vargas a Amuay, ¿cuántos han sido los casos, eventos, hechos que han terminado siendo portaestandartes de la misma conducta gubernamental, para convertirse después en olvido interesado, si acaso en huella imperecedera exclusiva para dolientes y/o afectados?

Muchos han sido los casos. Sin duda alguna. Pero cada uno, indistintamente de su fuerza o gravedad, de igual manera, ocupan el lugar debido y correspondiente en la agenda de una sociedad que, mayoritariamente, ha comenzado a derrotar sus miedos, convencida como está de que hay que evitar la reedición del olvido de Vargas o la hoy pretendida minimización de lo que realmente ha sucedido en Amuay. Sobre todo, por la manera como se le ha estado usando desde un enfoque netamente propagandístico, a partir de la difusión de la especie de que allí no hubo nunca negligencia, indolencia o incompetencia. No. Todo se debió a la acción del viento paragüanero, que se empeñó en imposibilitar la eficiente actuación de la gerencia petrolera en contra de las causas de lo que, una hora más tarde del momento cuando se les identificó, sin embargo, luego se convirtió en la generadora de la peor tragedia mundial que se ha registrado en un centro refinador de petróleo durante los últimos 25 años”.

Ante el caso de Vargas, en vista de que Corpovargas no pasó de ser otro de esos canales de trasvase de recursos que se generan en los momentos de tragedia, sin que luego se perciba en qué se usaron y a quiénes realmente beneficiaron, hasta se llegó a insinuar la posibilidad de que ese estado, sencillamente, debía cerrar sus puertas y convertirse en un apéndice referencial caraqueño, de una zona destruida por un fenómeno natural. Pero los varguenses reaccionaron en contra de semejante posibilidad, y el resto de los venezolanos hizo causa común con ellos.

Desde luego, más allá de lo que hacen los medios, del dolor de quienes todo lo perdieron en el sitio y del recuerdo imperecedero entre los sobrevivientes que hoy prefieren trabajar en Colombia, antes que exponer su vida a la eventual repetición de la tragedia, hay una interrogante que mueve el espíritu de muchos que se niegan a olvidar lo sucedido: ¿qué hacer ante el caso Amuay?

La subsiguiente abundancia de eventos que se han suscitado en la industria petrolera desde hace ya un año, a decir de sus propios trabajadores, es verdad, ha tenido la suficiente fuerza e importancia como para reducir a un simple recuerdo el caso Amuay. Pero a la propia industria y al país, mucho menos a los habitantes de la zona de Alí Primera en el estado Falcón, les interesa y conviene que semejante tragedia sólo sea, como Vargas, un caso referencial en los textos relacionados con similares casos petroleros del mundo.

Se podrán desentender del cumplimiento de sus responsabilidades, en cuanto a decir qué sucedió, cómo sucedió y quiénes son los responsables de que haya sucedido, aquellos funcionarios interesados en validar lo que supuestamente no aconteció, atendiendo a su desempeño de obediencia a la importancia de silenciar lo que ha sido un ruido mundial.

Sin embargo, alrededor del evento, sin duda alguna, no hay supuestos con tal fuerza autonómica, como para anular ese ruido citado. Mucho menos, para borrar de la mente de los miles de venezolanos que siguen viviendo en espacios aledaños a las múltiples instalaciones petroleras del país, que lo que se produjo el 25 de agosto del 2012 a la 01:12 minutos de la medianoche en el estado Falcón, es verdad, fue un accidente; no necesariamente el único en su tipo. Sobre todo, si los llamados a evitarlo insisten en convertir cada observación, reclamo o alerta, en un simple motivo para cuestionarlo por provenir de personas interesadas en escandalizar.

En Amuay, no fue que supuestamente hubo un accidente hace un año. En Amuay hubo un accidente. Se produjo una tragedia, la peor en un siglo de actividades petroleras en Venezuela; la mayor en los últimos 25 años en la industria petrolera del mundo. Y eso es definitivamente grave. Inocultable. Comprometedoramente exigente en sus efectos y en la importancia de evitar que se repita.

Edecio Brito Escobar

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Vuelvo a escribir sobre el tema de la costumbre. Y es que cada vez me preocupa más que aceptemos como normales las cosas que no lo son. Entiendo que por cuestión de mera supervivencia no podemos sufrir por todo lo que pasa aquí todos los días. Pero tampoco irnos al otro extremo y dejarnos de horrorizar.

Me tiene consternada la muerte de la enfermera de la Maternidad Concepción Palacios, asesinada a golpes por dos mujeres a quienes les reclamó porque estaban dañando el ascensor. También por el asesinato de un joven en la puerta de una farmacia, porque le pidió a un hombre que estaba orinando en el jardín del local que no lo hiciera. El hombre se montó en su carro, le dio la vuelta a la manzana y le metió dos tiros al muchacho.

Solo estos dos acontecimientos en la Venezuela en la que yo crecí hubieran sacudido a la sociedad durante meses. Ahora, pasan varios a la semana y la mayoría sigue impertérrita. ¡Estamos enfermos! Hace unos diez años la periodista Nelly Aguilera me contó la historia de un muchacho sobre quien había hecho un reportaje. Él murió asesinado frente a un quiosco de revistas. La dueña, quien conocía a los malandros de la zona, le dijo a Nelly que “al principio, cuando mataban a alguien, se ponía muy nerviosa, cerraba y se iba para su casa. Pero como los asesinatos se hicieron habituales, ahora lo que les pedía era que no los mataran tan cerca, porque le salpicaban las revistas de sangre y ésas la gente no las compraba.

Al cantante Onechot casi lo matan por haber denunciado esta patética realidad en la canción “Rotten town” (ciudad podrida).

¡Nos hemos acostumbrado vivir entre asesinatos y sicariatos! Los delincuentes sueltos y nosotros entre rejas. Vemos impávidos cómo Iván Simonovis, María Lourdes Afiuni y tantos otros cuyos nombres desconocemos, están condenados a morir de mengua, simplemente porque nos hemos acostumbrado a que no haya justicia.

Nos hemos acostumbrado a convivir con corruptos y corruptores. A la matraca, a la cayapa, a los abusos de autoridad. Nos hemos acostumbrado a la violación de la privacidad, a la pérdida de libertades, a estar en constante zozobra. A los atropellos, al insulto, a la descalificación. Lo anormal es lo normal… nos hemos convertido en una sociedad que acepta como “normales” los instrumentos de su propia destrucción.

 

 

A Milagros no la mataron sólo las dos jóvenes mujeres que (presumiblemente bajo los efectos de sustancias alucinógenas) la molieron a golpes y le clavaron una aguja en el pecho. Ellas fueron (“presuntamente”) solo las autoras materiales del crimen. A Milagros la mataron también todos los que la obligaron a trabajar en esas condiciones indignas e inseguras. 

 

 

La Maternidad Concepción Palacios (MCP) fue durante décadas un centro de referencia nacional e internacional. Allí estaban los mejores equipos y los más calificados especialistas

En Mayo de 2010 una enfermera de la Maternidad Concepción Palacios fue insultada, acosada y físicamente agredida por varios sujetos. Todo eso ocurrió en pleno pasillo de la planta baja de ese centro asistencial, en presencia de decenas de testigos, trabajadores y trabajadoras, que también fueron agredidos o amenazados. Los autores de la salvajada (hombres altos, fornidos, implacables) no se conformaron con lanzar al suelo a la mujer, sino que la halaron por los cabellos y la arrastraron por el piso sin misericordia alguna, y a rastras la sacaron del centro de salud hasta que en la calle la metieron en un vehículo, que luego emprendió veloz carrera.

Esa enfermera se llama Laura Vaamonde, para la fecha secretaria ejecutiva del Sindicato de Hospitales y Clínicas, y los perpetradores de la agresión eran efectivos de un cuerpo policial. Laura, en su condición de representante de los trabajadores, lideraba una protesta que exigía la cancelación de obligaciones contractuales, denunciaba el deterioro de las instalaciones y reclamaba más seguridad para sus compañeros de trabajo, expuestos a constantes agresiones del hampa. Laura fue hecha presa, le prohibieron el acceso a la Maternidad Concepción Palacios y la jubilaron de manera irregular. El gobierno continuó ignorando los reclamos de enfermeras, médicos y pacientes. El maltrato laboral, el deterioro de la infraestructura y la inseguridad continuaron.

Los que mataron a Milagros

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Es en ese marco de violencia institucional, violencia policial y violencia hamponil en que se produce una nueva y brutal agresión el pasado 12 de agosto de 2013, agresión que esta vez ocasionó la muerte de Milagros Franco, enfermera, madre de tres hijos, dos de ellos discapacitados. Estemos claros: Milagros no fue asesinada “por casualidad”, “por accidente”, “porque tuvo mala suerte” o, como suele decir la gente ante la fatalidad de la muerte, “porque le tocaba”. Milagros fue asesinada porque trabajaba sin protección en un sitio de alto riesgo, un lugar en el que cuando lo trabajadores reclaman seguridad y trato digno reciben agresiones como aquella de que fue objeto Laura Vaamonde.

A Milagros no la mataron sólo las dos jóvenes mujeres que (presumiblemente bajo los efectos de sustancias alucinógenas) la molieron a golpes y le clavaron una aguja en el pecho. Ellas fueron (“presuntamente”) solo las autoras materiales del crimen. A Milagros la mataron también todos los que la obligaron a trabajar en esas condiciones indignas e inseguras. Las presuntas asesinas de Milagros tenían más de mes y medio a la espera de ser ligadas, es decir, tenían 45 días merodeando por el centro asistencial y molestando a las enfermeras y demás trabajadores, porque la sencilla operación que debían realizarse era retrasada constantemente por motivos diversos. Una vez agredida, Milagros pasó días agonizando en un servicio de terapia intensiva que, según sus compañeras de trabajo, no reunía las condiciones ni los equipos necesarios para salvarle la vida.

Colapso centralizado

 La Maternidad Concepción Palacios (MCP) fue durante décadas un centro de referencia nacional e internacional. Allí estaban los mejores equipos y los más calificados especialistas. Cuando en la Caracas de hace 30 años se presentaba una emergencia en un parto complicado en el quirófano de cualquiera de las clínicas más prestigiosas y costosas de la capital, la paciente era colocada en una ambulancia y llevada a la MCP, en la certeza de que allí recibiría las atenciones y cuidados necesarios para salvar la vida de la madre y de la criatura. Para entonces, la Maternidad que lleva el nombre de la madre del Libertador era un hospital MUNICIPAL, dependiente del Concejo Municipal del entonces Distrito Federal.

A pesar de la que la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela establece y manda que el sistema de salud de nuestro país debe ser DESCENTRALIZADO, durante los últimos 14 años se ha producido una RECENTRALIZACIÓN del sistema público asistencial. Esta dinámica no solo es inconstitucional, sino que además ha atentado contra la calidad del servicio. Cuando dependían de gobernaciones y municipios los hospitales enfrentaban problemas laborales y de dotación, claro está, pero funcionaban, y muchos incluso funcionaban muy bien, como era el caso de la Maternidad Concepción Palacios. Esos mismos hospitales, ahora dependientes del Gobierno Nacional, no solo están colapsados por deficiencias en infraestructura, por falta de insumos o escasez de personal, sino que son escenarios frecuentes de atracos como el que recientemente ocurrió en el Hospital Vargas, o de homicidios como el que acaba de ser perpetrado en la Maternidad.

El país que debemos cambiar

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 De sus 51 años de edad, Milagros Franco pasó 25 ejerciendo la enfermería. Dicho de otra manera, de cada dos segundos de su vida, uno fue dedicado a servir a los demás. A pesar de ello, en vez de tener la existencia segura, tranquila y agradable que un servidor público de tanto mérito merece, Milagros se veía obligada por la realidad económica a luchar duramente para mantener a sus tres hijos, dos de ellos con requerimientos especiales, viajando diariamente desde los Valles del Tuy hasta su sitio de trabajo. Y allí, en su sitio de trabajo, en vez de respeto, seguridad y gratificación, encontró una muerte atroz, injusta, violenta.

Que nadie se engañe. Las dos mujeres que agredieron a esta dama no son las únicas culpables. Quizá alguien versado en leyes podría afirmar que “autores intelectuales” o “cooperadores necesarios del crimen” podría denominarse a quienes contribuyeron a que existieran las terribles condiciones que hicieron posible el abominable crimen. Los mismos que según el Dr. Jesús Méndez Quijada, médico venezolano que durante décadas trabajo en la Maternidad, son los responsables de que ese centro asistencial tenga 56 meses sin terapia intensiva neonatal, los mismos culpables de que (según cifras dadas por este mismo galeno) en nuestro país cada 90 minutos fallece un bebé por causas vinculadas a una atención deficiente.

Ese es el país que hay que cambiar. Lo demás es politiquería y cuento. ¡Palante!

Cuba's President Castro stands next to Venezuela's President Maduro, Maduro's wife Cilia Flores and Bolivia's President Morales during an event marking the 1953 assault on the Moncada military barracks in Santiago de Cuba

Los últimos diez años han sido sin duda los mejores desde el punto de vista político para la dictadura en Cuba. Desde la aparición de su benefactor y socio capitalista Hugo Chávez, el castrismo ha podido ejecutar su sueño de expandir el socialismo en América Latina recreando el foquismo armando de los sesentas convertido en foquismo electoral disfrazado de democracia. Controlando directamente varios países y promoviendo el proyecto Alba, bolivariano o del socialismo del siglo XXI con Chávez como punta de lanza y Fidel como líder, Cuba logró más gravitación que nunca en el ámbito internacional, llegando a ser miembro del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, a rechazar su reingreso a la Organización de Estados Americanos, y presidir la Comunidad de Estados latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

De esta manera, La Habana se convirtió en centro de peregrinación de los gobernantes sometidos, admiradores, amenazados o simplemente “razonables”. Una especie de oráculo cuya veneración dejó de lado principios y valores como la libertad, la democracia y el respeto a los derechos humanos.

Sin embargo, la realidad muestra que la situación de Cuba y su Gobierno dictatorial es muy frágil y el encargado de explicarlo es precisamente Marx, quien enseñó que “la infraestructura económica determina la superestructura política y social”. Lo que no se puede ocultar es que la economía cubana está muy mal y estará peor incluso que en el denominado periodo especial, porque muerto Chávez y con Venezuela en crisis, poco puede esperar el socialismo castrista -persistiendo en su dogmática- para siquiera sobrevivir en los tiempos de la revolución tecnológica y comunicacional. Se podría utilizar hoy el anuncio que hizo Mijail Gorbachov en 1985 en la URSS, cuando declaró estancada la economía soviética y que la reorganización era imperativa, para poner luego en marcha sus reformas.

Recordemos que las principales reformas de Gorbachov fueron la “Perestroika” (reestructuración) destinada a la reforma de la economía soviética y el “glásnost” (apertura, transparencia) concentrada en liberalizar el sistema político, incluyendo libertades a la prensa para permitir críticas al Gobierno. Este proceso llevó a la terminación del socialismo soviético, permitió la libertad de varias naciones y avances importantes en términos de libertad, participación y economía en la Federación Rusa. Gorbachov quedó reflejado en la historia como un visionario, un liberador, premiado internacionalmente, respetado como un personaje intocable a nivel nacional y en alta consideración internacional. Todo lo contrario de lo que se hubiera podido esperar respecto al último dictador de la Unión Soviética. Frente a lo que hubiera sido el futuro de los soviéticos de persistir en el proyecto socialista, hay sin duda -no sin problemas- extraordinarios beneficios para la población y la Federación Rusa.

Como el proceso cubano va rumbo a lo inevitable como aconteció en la Unión Soviética… ¿habrá un Gorbachov en Cuba? El asunto es que para ser Gorbachov en estos escenarios hay que tener el poder, ser el dictador, de manera que hoy sólo lo puede hacer Raúl Castro y luego el elegido o sucesor -si llega- Miguel Díaz-Canel. Quien asuma este reto de la historia debe actuar a tiempo y estar dispuesto a perder el poder por el proyecto, porque ser Gorbachov en Cuba supone poner en marcha un proceso de cambio que termine primero con el absoluto poder político del impulsor, pero que de inmediato deje grandes réditos al pueblo y al líder que promovió el cambio.

Ser el Gorbachov de Cuba es la manera más rápida de pasar de dictador a líder de la democracia, de potencial perseguido e investigado, a intocable, de cuestionado personaje a honrado ejemplo, de verdugo a liberador, con gran respeto nacional y prestigio internacional. Es tal vez la única manera de salvar al pueblo salvándose a sí mismo. ¿Quién será el Gorbachov de Cuba?

Fuente: Diario Las Amerícas

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Uno de los males que NO fue impulsado por el Presidente Chávez sino por los burócratas de praxis en nuestra administración pública es la táctica del bozal, sobre todo para el sector juvenil. La lucha reivindicativa universitaria ha logrado consolidar en 15 años de Revolución lo que en 40 años de represión se reclamó, hecho que remarca la deuda acumulada por el Estado Venezolano para con este sector.

 

El motivo de mi articulo es ¿Por qué carajos yo, estudiante universitario que en base a las luchas históricas pasadas, del presente y para un futuro debo obedecer a las ordenes de una institución que me otorga un beneficio (beca), si esta la recibí como orden académico y no laboral? … Pero como no es de mi costumbre dejar las cosas tan básicas, voy más allá ¿Por qué me deben utilizar en base a esa beca otorgada con carácter académico, para cumplir funciones de  backing humano para eventos o proporcionar parte de mi tiempo como laboratorio comunicacional hacia una gestión?

Son estas practicas precisamente lo que han desecho al Frente Francisco de Miranda a nivel nacional, ha debilitado al movimiento estudiantil revolucionario dentro de las Universidades, han alejado a los jóvenes cultores o deportistas de la participación espontánea y por ultimo pone a la Revolución como una figura para usar a la juventud con propósitos electoreros, populista y propagandísticos asalariándolas con un DERECHO ganado, ya que quienes dirigen ciertas instituciones no cumplen sus roles y responsabilidades inmediatas para/con sus directivos y prefieren bozalear a una persona foránea (sobre todo con necesidades puntuales) para quedar bien (y digas tu, que lo está haciendo bien)  pintando una historia ficticia de buena gestión.

 

En resumen, ¿Hasta cuando vamos a seguir aceptando que instituciones nos utilicen? O más bien ¿Hasta cuando las instituciones del Estado seguirán utilizando los beneficios individuales sobre todo del sector juvenil estableciendo condicionantes para el otorgamiento del mismo? … Directivos de las instituciones, revisen bien a ese personal burócrata que empaña cada día más su gestión  y esté encargado de entregar beneficios, sobre todo los que dirigen desde las oficinas de atención y desarrollo social, porque vulgarmente están vendiendo beneficios de ley y eso es PENADO en esta nación por ser peculado por utilización.

 

Tu joven pensante y revolucionario! Defender la gestión pública debe basarse que en la practica sea un hecho transparente y objetivo; aceptando esta mala practica de ser backing estanca a la revolución, corrompe al funcionario y genera descontento en la población general, fracturando incluso la convicción por el proceso Socialista de nuestra Venezuela e inmoralizando tu creencia de un país mejor.

 

DENUNCIA AL INEPTO! Denuncia al INCAPAZ! Denuncia al ADULADOR.

 

Comisionado para los Asuntos Internacionales del JPSUV Caroní.

Dirigente estudiantil de la UNEFA (MERU Guayana)
Twitter: @DanielRamirezG
Email: danielramirez@psuv.org.ve

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La contumacia en la conducta casi delincuencial del oficialismo, llámese como se llame, es abismal. No salen de un capítulo violatorio para entrar en otra carrera aún peor. Basta con señalar que a raíz de la derrota que sufrieran cuando la reforma constitucional sus malabarismos ilegales y trapisondas de prestidigitadores enfermizos y tramposos no han hecho sino repetirse. No hay artículo dentro de nuestra Carta Magna que no haya sufrido por lo menos un rasguño infeccioso de uno cualquiera de los gerentes actuales de nuestra administración pública. Cada uno de los elementos que le fueron negados los han ido colando por vías alternas como lava ardiente sobre el cuerpo de nuestras instituciones, produciendo obviamente salvajes heridas que tardarán años en sanarse. Si bien la Fiscalía General de la República es usada como un misil contra cualquier refugio opositor al propio tiempo se coloca frente a sus ojos la gruesa lona de la complicidad y la indiferencia frente a los casos más sonados, públicos e indecentes de corrupción. Lo del maletín argentino alcanza proporciones hollywoodenses. Pudiera muy bien llamarse “El Enmascarado de Plata” Por otro lado la defensora del pueblo alcanza nuevos niveles de obediencia ciega al Poder Ejecutivo que aunque no se crea supera con creces la obsecuencia servil y vergonzosa del anterior defensor. En materia militar cambiaron todo el sistema de calificación para los ascensos mientras que se crearon nuevos cargos y grados en pro de satisfacer los deseos de control político sobre la Fuerza Armada. Los tribunales del país: civiles, administrativos, penales, de tránsito, agrarios, mercantiles en todos los niveles parecen estar dirigidos por hordas sectarias de rojos rojitos tratando cada uno de ellos de producir sentencias que dejarían pálido los documentos producidos por los tribunales en la época de Hitler y Mussolini.  La última sentencia del Tribunal Supremo de Justicia en materia electoral, su Sala Constitucional, no solo se negó a entrar en materia, a evaluar, a estudiar, a contestar, la demanda introducida por Henrique Capriles y la oposición, sino que tuvo el tupé de ordenar una averiguación penal, ya que sus miembros sintieron que la redacción no era de su agrado y que había “palabrotas” que merecían un castigo ejemplar y el enjuiciamiento de Capriles y en tal sentido así lo declararon, decidieron entonces pasar el expediente a la Fiscalía General.

 

El caso del allanamiento de la diputación de Richard Mardo es igualmente un acto despreciable donde como es habitual en la presente coyuntura se alinean todos los cañones jurídicos e institucionales del gobierno rojo rojito para que en nombre de una supuesta lucha contra la corrupción no se haga otra cosa sino torcerle el brazo a la ley para complacer los deseos más torcidos y despreciables de un grupo de truhanes hoy convertidos en grandes dirigentes políticos. Otra clase de semihumanos se va agrupando poco a poco, recogiendo de rodillas las migajas que le echen de la mesa del poder y no hacen otra cosa que degradarse y degradar el fino arte de la política, convirtiéndola lastimosamente en una letrina histórica cuando no en un pozo séptico de bagazos pseudo revolucionarios, verbigracia; Pérez Pirela y Wiston Vallenilla. Ahora nuevamente tratan de escachapar las pocas huellas morales que aún se encuentran en la Asamblea Nacional al solicitar Poderes Especiales con el pretexto necio y pueril que con tal recurso el Presidente podrá dictar leyes que combatirán la corrupción. Bastaría Presidente Maduro que pusiera una alarma contra pillos a la entrada del Salón de Reuniones del Consejo de Ministro para que vean como se encenderán al ingreso de algunos de los más connotados pillos del actual régimen. Y por allí se van las cosas y la vida venezolana. Por los túneles del vicio. Y por eso canto: “El Cielo encapotado anuncia tempestad. Ladrones temblad. Viva la libertad…”