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Historia de las Historias

Luisana Solano Jun 02, 2014 | Actualizado hace 10 años

liderazgo

En la oposición no ha dejado de moverse el asunto de los liderazgos, partiendo de mediciones de opinión. Se han hecho encuestas para determinar el ascenso, el descenso o la parálisis de la influencia de los dirigentes que más suenan, en espera de lo que responda el entrevistado sobre las figuras que se someten a su consideración. En estos últimos meses, cuyas vicisitudes han influido, de acuerdo con lo que se supone, en el ascenso, en la caída y en el estancamiento de muchas personalidades públicas, se ha esperado con especial interés la decisión de los encuestadores para ver cómo mueve el viento la posición de los habitantes de la cúpula. No solo porque el capricho de las turbulencias puede bendecir a un personaje determinado, o encerrarlo en un melancólico rincón, sino también por el crecimiento del ascendiente del movimiento estudiantil en cuya vanguardia destacan actores flamantes que se han ganado el favor de las multitudes. Pero ¿estamos ante a un oráculo cuyos resultados merecen crédito sin fiador?

No se trata ahora de arremeter contra las encuestas, algunas de las cuales se hacen con honradez y precisión, sino de mirar hacia circunstancias que por el ímpetu de su propio fuelle, por la peculiaridad que las ha producido, independientemente de factores ajenos o pensados de antemano por los elencos dirigentes, sugieren una opinión relativamente plausible sobre el destino improbable, o poco prometedor, de quienes han querido nadar en la cresta después de que la ola furiosa se ha formado por su propia decisión, o por su propia necesidad. La posibilidad de que se establezca un vínculo entre los motores de una corriente incontenible y los que quieren después conducirla carece de asidero firme. En otras palabras, solo la cercanía con los movimientos populares, establecida desde los orígenes de tales movimientos o cuando sube en ellos la temperatura, fomenta posiciones de conducción capaces de arraigo y crecimiento.
Tal vez las recientes ocurrencias de San Cristóbal y San Diego, municipios fustigados y martirizados por el régimen, permitan mejor explicación de lo expuesto. En las dos localidades se fomentó una reacción incontenible frente a los desmanes del autoritarismo, una unión de la ciudadanía como pocas veces se ha visto, una amalgama de cemento o acero promovida por las circunstancias lugareñas y sin que ninguna figura del “exterior” estuviera en la vanguardia. Se crearon causas comunes, realmente comunes, es decir, capaces de reunir a la mayoría de los concernidos en ambas ciudades porque de ellos y solo de ellos dependía el destino de la vida que experimentarían en breve, más allá de lo que pensaran o tramaran los partidos o los voceros que en la vísperas habían tomado decisiones que les atañían, pero que ahora eran de su particular y exclusiva incumbencia. Los liderazgos toparon con hechos cumplidos, con nombres propios de personas a quienes las circunstancias concedían prioridad, aunque no fuesen ortodoxas esas prioridades; esto es, con nexos, tratos y propuestas comarcales que debieron aceptar, o de las que se volvieron portavoces porque no les quedó más remedio.

A estas alturas parece que solo se puede apostar por el fortalecimiento de los liderazgos de la oposición si establecen vínculos efectivos y oportunos con causas comunes, como las que dieron lecciones de fuerza incontenible en dos municipios acosados que buscaron en sus entrañas la fórmula para salir del acoso. Los toques superficiales, las estrategias pensadas en gabinetes selectos o las recetas hechas con posterioridad, a ver cómo se convierte alguien en fogonero de un ferrocarril que ya arrancó, no llegarán a la estación de destino. Tal y como vienen actuando, en su inmensa mayoría, los aspirantes a ser figuras indiscutibles dependerán del vaivén de las encuestas, esto es, del favor de unas corrientes desobedientes que no pueden domesticar y que, de acuerdo con la dirección de las ventoleras, los tendrán a su merced. El desafío no toca ni de lejos ahora, en estos días, al movimiento estudiantil, porque fue hechura natural de una causa común de los jóvenes que llegó a convertirse en causa común de la sociedad. Los demás tienen que fajarse.

Elías Pino Iturrieta

El Nacional

 

Los aliados de la II Guerra Mundial celebrarán el 6 de junio en Francia, con la participación de Alemania, los 70 años del mayor desembarco de la historia.

A la ceremonia, que probablemente será la última para muchos veteranos, asistirán diecinueve jefes de Estado y de gobierno, entre ellos el estadounidense Barack Obama y el ruso Vladimir Putin, pero las autoridades estadounidenses indicaron que no habrá un encuentro entre los dos.

El presidente francés, François Hollande, mantendrá la víspera en París reuniones con Putin y el recién elegido presidente ucraniano,Petro Poroshenko, invitado tras su elección el pasado domingo. Poroshenko ha manifestado su disposición a reunirse con Putin para tratar la crisis ucraniana.

La reina Isabel II de Inglaterra, el rey Felipe de Bélgica, la jefa del gobierno alemán Angela Merkel y el de Canadá, Stephen Harper, participarán también en las ceremonias.

Todos los dirigentes fueron invitados por Hollande a almorzar con un grupo de veteranos antes de la tradicional ceremonia internacional en Ouistreham, una de las playas en las que tuvo lugar el desembarco el 6 de junio de 1944.

“Cuando amaneció, había tantos barcos a nuestro alrededor que prácticamente no se veía el mar y el firmamento estaba cubierto de aviones”, recuerda Romeo Boulanger, un veterano canadiense que al igual que 156.000 estadounidense, británicos y canadienses -muchos de ellos de menos de 20 años- llegaron ese día a Normandía por mar o aire para liberar a Europa del nazismo.

Además de las 5.000 embarcaciones que transportaban 2.000 pontones de asalto y 20.000 vehículos, más de 10.000 aviones participaron en la operación. Cerca de 11.000 soldados aliados murieron, fueron heridos o dados por desaparecidos el 6 de junio, pero las bajas fueron menos de las previstas (25.000), según Olivier Wieviorka, autor de un libro sobre el desembarco.

Efecto Sorpresa

La apertura de un nuevo frente en las costas del noroeste de Europa fue una decisión de los aliados en una conferencia en Casablanca (Marruecos) en enero de 1943. Hitler dominaba entonces gran parte de Europa. Stalin y Roosevelt eran partidarios de abrir ese frente pero había que convencer a Churchill.

Unos meses después de la conferencia se fijó la fecha para mayo de 1944.

En agosto del 1943 los aliados apuestan por el efecto sorpresa y deciden que el desembarco se haga en las costas normandas, más alejadas de Inglaterra que las de Calais (más al norte) y que por ello estaban menos protegidas por los alemanes.

En diciembre, el general estadounidense Dwight Eisenhower recibió el mando de la operación, denominada Overlord. Paralelamente, se hizo todo lo posible para que el enemigo siguiera convencido de que el desembarco tendría lugar más al norte y se pusieron tanques hinchables de goma en el sudeste de Inglaterra.

La noche del 5 de junio, 200 mensajes cifrados, como “Hace calor en Suez” o “Los dados están sobre el tapete”, dieron la señal a través de las ondas radiofónicas. La resistencia francesa saboteó redes ferroviarias, carreteras y líneas telefónicas para dificultar la llegada de refuerzos alemanes.

En plena noche, 23.000 norteamericanos y británicos fueron largados en paracaídas, aunque esos lanzamientos fueron en muchos casos “catastróficos”, recuerda el historiador Jean Quellien. Muchos hombres quedaron aislados y algunos murieron antes de poder combatir.

El 6 de junio, a las 05:40, la flota abrió fuego contra las defensas alemanas. A las 06:30, empezaron los asaltos a varias playas.

La batalla de Normandía fue más larga de lo previsto (tres meses en vez de tres semanas) y dejó un saldo de 37.000 aliados y unos 50.000 alemanes muertos. Además, 20.000 civiles murieron entre el 6 de junio y finales de agosto. París fue liberado el 25 de agosto.

Los aliados debieron hacer frente después a la ofensiva de Hitler en la Árdenas belgas y en Luxemburgo en diciembre de 1944. Pero en marzo de 1945 atravesaron el Rin y el régimen nazi capituló el 8 de mayo de 1945.

 

ABC PY

Luisana Solano May 26, 2014 | Actualizado hace 10 años

smolansky-declaraciones-a-periodistas

El intercambio de palabras entre el presidente de la república y el alcalde de El Hatillo, sucedido hace poco, ofrece luces sobre la magnitud del problema que significa el desacuerdo en las materias del diálogo requerido por la sociedad. La escaramuza apenas se detuvo en un asunto –la libertad de dos alcaldes presos: Daniel Ceballos y Enzo Scarano, sin meterse en otras honduras–, pero permite una referencia genérica que puede tener utilidad.

Smolansky pidió el fin del cautiverio de sus colegas, pero Maduro la negó de inmediato. El peticionario manejó el tema porque le pareció oportuno; no en balde se le hace difícil el contacto con la cabeza del Ejecutivo, pero especialmente porque consideró que no hacía una solicitud extravagante. El destinatario reaccionó como lo hizo porque tampoco le es expedita la ocasión de decir algo en la cara de un adversario, pero especialmente porque consideró que era una locura lo que se le planteaba. De los dos motivos de la escaramuza, el último parece relevante de veras.

Hay una discrepancia evidente en torno a la razón de la prisión de los alcaldes, que no existe, según Smolansky, pero que es motivo de sobra para mantenerlos entre rejas, de acuerdo con Maduro. Tal es punto esencial sobre el cual se hace preciso insistir. Remite a una subjetividad que no debe predominar en el ámbito de un asunto tan acuciante que provoca reacciones cargadas de emotividad y aun de violencia en el seno de la sociedad, especialmente entre los líderes y los seguidores de la oposición. Así como parte de la perplejidad que provocan unos encarcelamientos de dudosa causalidad, plantea la alternativa de motivos tendenciosos o inflados para que unos actores políticos den con sus huesos en una jaula.

¿Existen motivos que justifiquen la prisión de los alcaldes Scarano y Ceballos? Se habla ahora de ellos porque fueron referidos por Smolansky en su escarceo con Maduro, pero con la mención de su causa se pueden extender los comentarios a un conjunto numeroso de detenidos cuya captura carece de justificación, de acuerdo con los que nos oponemos al régimen, especialmente la cantidad cada vez más significativa de estudiantes que están o han estado presos por manifestar en la vía pública. La oposición considera no solo que merecen la libertad, sino también que jamás debieron ser objeto de cautiverio. El gobierno piensa lo contrario y se aferra a ese pensamiento. Las posturas nos colocan frente a un arduo rompecabezas, cuya soldadura parece muy complicada.

No se debe olvidar el hecho de que, en la inmensa mayoría de los casos, el régimen no ha dudado en el ejercicio de la represión y en la realización de procedimientos sumarios contra los apresados. La autoridad ha reaccionado con un énfasis chocante con los miramientos propios del sistema republicano frente a conmociones populares, no solo por el acarreo masivo de manifestantes sino igualmente por la alevosa manera que ha distinguido el acarreo. Cuando la sociedad observa, porque los represores han actuado sin embozo ni vergüenza, cómo se atropella y humilla a los protestantes, en especial a los jóvenes de universidades, liceos y colegios de bachillerato; y cómo se dictan sentencias de prisión sin procesos dignos de tal nombre, manifiesta indignación frente a la brutalidad y clama por la libertad de quienes, si fueron sometidos a vejaciones y dolores en el momento de su detención, probablemente la pasarán peor en la soledad de los cuarteles, sin testigos capaces de denunciar sus padecimientos.

Si concedemos que guió su intervención, la subjetividad de Smolansky tiene fundamento. No solo porque expresa solidaridad con dos colegas sobre cuya conducta no alberga dudas, sino también porque resume la sensibilidad de repulsa frente a las coacciones del régimen, que ha expresado una parte significativa de la sociedad después de presenciar un espectáculo continuado de barbarie. Con tantas evidencias a su favor, lo que parece subjetivo se acerca confiado a la objetividad. Aparte de machacar una versión contra la que chocan incontestables vicisitudes, Maduro apenas cuenta con palabras sin asidero en la realidad. La realidad expresa su brutalidad sin recato y se levanta contra una respuesta que no tiene intenciones de ser distinta. No se ha comentado ahora un pasajero intercambio de palabras, sino una escena capaz de dejar en claro muchas cosas.

Elías Pino Iturrieta

El Nacional

Luisana Solano May 19, 2014 | Actualizado hace 10 años

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No es hora de magnificaciones. Abundan las hipérboles en los hechos y en los análisis, en las frustraciones y en las impaciencias, para que nos pongamos ahora a calcular con exceso el significado de la decisión tomada por la MUD de alejarse del diálogo con el régimen. No es hora de aumentar la estatura de los hechos, pues tienen suficiente envergadura para que salten solos a la vista, pero la reciente conducta de la MUD es de indiscutible trascendencia.

Pese a las críticas generadas por la decisión de compartir una mesa de trabajo con gente del gobierno, los voceros de la oposición se convirtieron en los primeros interlocutores capaces de presentar las quejas colectivas ante quienes las habían provocado, y los iniciadores de un conjunto de propuestas de las cuales podía surgir, si no un desenlace definitivo de los problemas que conmueven a la sociedad, la alternativa de lenitivos que aliviaran la suerte de quienes más han sufrido debido a la persistencia de una manera inclemente de gobernar. Pese a los reproches relacionados con la representatividad de quienes se aventuraron a hablar en los salones de Miraflores, hicieron posible el portento de que no se escuchara solamente un sonido monocorde en los espacios del poder supremo, sino también los reproches de la base de la sociedad sobre los cuales poco o nada se había hablado sin subterfugios y que habían desatendido de manera olímpica los poderes públicos, hasta el extremo de provocar las convulsiones recientes. Pese a que luchaban contra una sordera de quince años, hicieron que, aunque fuese por un rato, el autoritarismo se quitara las orejeras. Pese a que los señores sentados en la otra orilla de la mesa han sobreestimado la altura de su liderazgo, lograron que nadie los viera como unos pigmeos sino, al contrario, como pares en el oficio de la política. Pese a que se habló de trapisondas ocultas en el rincón de las conferencias, nadie ha sabido de acuerdos oscuros entre quienes se han visto las caras tan de cerca.

¿Esperaba la MUD que el ciego viera, que la arrogancia se cambiara por humildad, que la intolerancia se volviera comprensión, que el autoritarismo dejara de ser autoritario? Los dirigentes de la oposición echaron los dientes en los asuntos de la república. No albergaban dudas sobre las resistencias comprobadas y las renuencias ancestrales del adversario. Sabían que no era asunto de cortar y coser. Era la primera vez que un rey bolivariano y su corte bajaban del sagrado solio, escena capaz de provocar justificadas cautelas y desesperanzas que no podían escapar de la consideración de quienes los obligaban a un incómodo descendimiento. Pero se decidieron a hacer el trabajo. También sentían de cerca las voces exigentes de quienes prefieren un desenlace brusco e inmediato, y las puyas de otros dirigentes de la oposición    a quienes gusta el juego con cartas más relancinas, pero se decidieron a hacer el trabajo.

¿Para qué? ¿Para perder el tiempo? ¿Para buscar el aplauso de los tendidos? Han dejado desnudo al monarca y a su séquito, hasta el extremo de obligarlos a buscar una tapadera urgente para sus vergüenzas. Han hecho las suertes esenciales para esperar la respuesta encastada que no llega. Se han retirado con dignidad de la plaza, sin trofeos en la mano pero con la demostración de un compromiso serio con el público y con lo que ellos mismos significan como hechuras de las organizaciones políticas del período democrático y de tiempos más cercanos. Si ya los estudiantes habían corrido y siguen corriendo con valentía los encierros de la bestia, ellos la han dejado cerca del volapié si no busca el abrigo de los chiqueros. Han arriesgado el pellejo sabiendo de la existencia de enemigos íntimos que no quieren al gobierno, pero que tampoco se jugarían la vida por ellos saliendo del burladero, pero hicieron la parte básica del trasteo ante los ojos de las galerías repletas. En tiempo de mojigangas y becerradas, no ha sido trivial la faena que han realizado. Ojalá retorne la MUD al coso, después de que el interlocutor rectifique y se anime a ofrecer un espectáculo digno de una afición enterada y exigente. Ya aparté mi abono en palco de sol.

Elías Pino Iturrieta

 El Nacional

Luisana Solano May 16, 2014 | Actualizado hace 10 años

UslarPietri

Al escritor, ensayista, político e historiador venezolano se le considera una de las personalidades más influyentes del siglo XX 

Arturo Úslar Pietri nació en Caracas el 16 de mayo de 1.906. Sus padres fueron Arturo Uslar Santa María y Elena Pietri.

Cursó estudios primarios en el Colegio Francés de Caracas (.913-1916) y en la «Escuela Federal de Varones» de Maracay (1916-1919). El bachillerato lo hizo en la Escuela Federal «Felipe Guevara Rojas» de Los Teques (1.923-24.) Contando apenas con 14 años comenzó su carrera literaria escribiendo en periódicos aragüeños.

Posteriormente, colaboró en revistas caraqueñas con figuras tales como Miguel Otero Silva, Fernando Paz Castillo y Pedro Sotillo; con quienes además fundó en 1928 la Revista Válvula, órgano del movimiento vanguardista. En ese mismo año, publicó su primer libro «Barrabás y otros relatos».

A los 23 años alcanza el título de Doctor en Ciencias Políticas en la Universidad Central de Venezuela. Para esta época (1929) comienza a viajar por todo el mundo: Francia, Bélgica, Inglaterra, Suiza, España, Italia, Marruecos, Egipto, Palestina, Siria y El Líbano.

En París entra en contacto con «las corrientes surrealistas» y «madura nuevas técnicas narrativas».

En Madrid publica «Las Lanzas Coloradas» en 1931, novela que había escrito «en una Primavera en París». El escritor tiene 25 años y ya se consagra como novelista y «hace caminar a la novela venezolana por un rumbo diferente al regionalismo imperante».

Regresa a su Patria en 1934. Uno de sus cuentos más notables «Lluvia» gana el Primer Premio de un Concurso patrocinado por la Revista «Elite». Se hace Profesor en la Universidad, en la Cátedra de Economía Política.

Después de la muerte de Juan Vicente Gómez (17 de diciembre de 1935), se inició un intenso debate ideológico acerca del camino que debía tomar la sociedad venezolana. Uslar Pietri se incorporó de inmediato a este interesante clima político, escribiendo una serie de editoriales en el diario caraqueño «Ahora», entre los cuales destaca uno de sus más famosos y aún vigentes ensayos: «Sembrar el Petróleo» (14 de julio de 1936).

El 19 de julio de 1939, fue nombrado Ministro de Educación; cargo desde el cual desarrolló una vasta labor en la transformación de la educación venezolana e incluso refrendó la primera Ley Orgánica de Educación del país; durante el régimen del general Eleazar López Contreras.

Durante el gobierno del general Isaías Median Angarita, que se inicia en 1941, Arturo Uslar Pietri es uno de los principales colaboradores Y va a desempeñar cargos importantes como Ministro de Hacienda y el de Relaciones Interiores.

Fue miembro fundador del Partido Democrático Venezolano (PDV), cuyos estatutos y programas redactó. Fue elegido Diputado a la Asamblea Legislativa por el Distrito Federal en 1.944.

A partir de 1945 Uslar Pietri se retira de la Política debido a un golpe militar que derroca al gobierno de Medina. Es víctima de la persecución política del momento y se refugia en los Estados Unidos. Se residenció en Nueva York, donde ejerció el cargo de profesor de la Cátedra de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Columbia. Publica su segunda novela histórica «El Camino del Dorado» el año de 1947.

A partir de 1948 comenzó a publicar en el diario caraqueño «El Nacional» la columna «Pizarrón».

En 1949 publica en Buenos Aires «Treinta Hombres y sus Sombras»; que es su tercer libro de cuentos.

Uslar Pietri retornó al país en 1950, y fue designado al año siguiente director del Papel Literario de «El Nacional».

En 1953, a los pocos meses de haberse establecido la televisión en Venezuela, Uslar Pietri inició a través de Radio Caracas Televisión una serie de programas, los cuales tituló «Valores Humanos», en los que divulgó la vida de numerosos personajes que dejaron una profunda huella en la historia y cultura universal. Con estos programas Uslar se convirtió en el primer intelectual venezolano que utilizó la TV como medio difusor de la cultura.

Uslar Pietri continúa su obra ensayística con tres nuevos libros: «Las Nubes» (1952), «Apuntes para retratos» (1952) y «Tierra Venezolana» (1.953). El primero de estos libros le hace obtener el Premio Nacional de Literatura.

En 1955 publica «Breve Historia de la Novela Hispanoamericana» y «Pizarrón», un libro donde reúne una serie de artículos de prensa. Este mismo año es designado Individuo de Número de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales.

Para 1962 reúne sus obras dramáticas en un volumen con el título de «Teatro» en donde incluye cuatro obras: «El día de Antero Alban», «La Tebaida», «La Fuga de Miranda» y «El dios invisible».

En 1963 es lanzado como candidato a la Presidencia de la República con el lema «Arturo es el Hombre» pero salió derrotado por el Dr. Raúl Leoni. Luego entorno a él se formó el Frente Nacional Democrático (FND), partido que terminó por desaparecer; en 1.968 auspició la candidatura presidencial de Miguel Angel Burelli Rivas.

En 1969 publica un conjunto de ensayos bajo el título de «En busca del Nuevo Mundo» donde plantea de nuevo los grandes problemas americanos.

En 1971 recibió el Premio Nacional de Periodismo y, el año siguiente, el Ministerio de Información y Turismo de España le otorgó el Premio Hispanoamericano de Prensa «Miguel de Cervantes».

En 1973 publica su único libro de poesías conocido: «Manos» dedicado a su esposa Isabel Bravo.

Los últimos años los ha pasado en Venezuela, dedicado a sus labores intelectuales y especialmente como director del diario «El Nacional», cargo que desempeñó con acierto hasta 1974.

En 1975 edita «El Globo de Colores», obra que capta las características de los pueblos y sus gentes, como eterno viajero y agudo observador que es dicho escritor.

Luego de retirarse de la actividad política, viajó a París como Embajador Delegado Permanente ante la Unesco (1975). En ese cargo permaneció hasta 1979, cuando renunció y regresó al país para dedicarse con ahínco a la divulgación de la Historia de Venezuela a través de sus programas de televisión «Valores Humanos» y «Cuéntame a Venezuela».

En 1982 recibió por segunda vez el Premio Nacional de Literatura, en esta oportunidad por su novela «La Isla de Robinson».

En 1990 le fue otorgado el Premio «Príncipe de Asturias», Mención Letras, por su condición de «creador de la Novela Histórica Moderna Latinoamericana», y al año siguiente, el Premio Internacional de Novela «Rómulo Gallegos», por su obra «La Visita en el Tiempo», convirtiéndose de esta manera en el primer venezolano que obtiene este galardón.

Arturo Uslar Pietri murió en Caracas, el 26 de febrero de 2001, a los 95 años de edad.

El Mundo Economía y Negocios

santa

 

En lo que puede caratularse como uno de los más importantes hallazgos arqueológicos de los últimos años, un equipo que trabaja en las profundidades del mar Caribe asegura haber encontrado a la Santa María, una de las tres embarcaciones que partieron del Puerto de Palos el 3 de agosto de 1492.

La información, dada a conocer por el diario londinense The Independent, afirma que la nave fue encontrada en las profundidades del norte del mar de Haití, donde según los diarios de Cristóbal Colón se hundió hace ya cinco siglos. El equipo arqueológico fue encabezado por el estadounidense Barry Clifford y cuenta con la ayuda del gobierno haitiano.

«Toda la geografía, la topografía marina y la evidencia arqueológica sugiere fuertemente que el naufragio identificado corresponde a la famosa carabela de Colón, la Santa María», explica Clifford al diario británico. El científico norteamericano ha tomado fotografías de los restos del navío y logró agrupar diversas evidencias que lo acercan a confirmar que se trata de la famosa nave que surcó el océano Atlántico por primera vez.
La flota de Colón, compuesta por tres carabelas, partió del Puerto de Palos en agosto de 1492. Los tres barcos eranLa Niña, La Pinta y La Santa María, la más grande de todas y que según algunos autores no se trata de una carabela -como se cree usualmente-, sino de otro tipo de embarcación: una carraca de tres palos, para los manuales de la época.
Así, la nave encontrada contaba con unos 23 metros de eslora y podía transportar unas 50 toneladas, según cálculos actuales. Su origen no está claro: si bien algunos autores aseguran que fue construida en Galicia, en Cantabria o en el Puerto de Santa María, era propiedad de Juan de la Cosa.

Infobae

Luisana Solano May 12, 2014 | Actualizado hace 10 años

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Las declaraciones del ministro Rodríguez Torres sobre el desarrollo de una conspiración masiva se inscriben dentro de una monstruosa operación de inteligencia como pocas veces se ha experimentado en los anales del espionaje entendido en sentido republicano. Un conjunto de observaciones deshilvanadas, pero especialmente el manejo de conjeturas que se proponen como evidencias contundentes de la comisión de delitos políticos, componen un repertorio de dislates que no se pueden comentar de manera coherente por su insensatez intrínseca, aunque sí por las intenciones del vigilante de la estabilidad convertido en ventilador de sospechas, en recopilador de detalles irrelevantes y en inquisidor de pensamientos que solo pueden explicar con propiedad las personas que los tienen en la cabeza.

Son muchos los desatinos desembuchados por el agente antisublevaciones, pero quizá se resuman, tratando de encontrar respuesta convincente a una puesta en escena caracterizada por la indigencia de argumentos, en su insistencia en una reunión de jóvenes activistas que denominó “fiesta mexicana”. En el jolgorio celebrado en comarca de chilangos no se sirvió tequila ni se ofrecieron botanas vernáculas, según el elocuente comunicador de conjuras. Se cambiaron por las tenebrosas recetas de un autor de moda, Gene Sharp, quien se ha puesto a decir lo que dijeron hace siglos san Agustín, el padre Suárez y sus discípulos jesuitas sobre las monarquías que merecen las patadas de los súbditos debido a sus tiránicos procedimientos. Sharp no sigue los consejos contundentes de los patriarcas, sino salidas más parsimoniosas, pero el punto radica en que la tal “fiesta mexicana” fue un evento público y notorio al que acudieron unos líderes juveniles a tratar el tema que les concierne de cómo actuar contra los desmanes del madurismo.

¿Desde cuándo es motivo de preocupación que un grupo de políticos se congregue para hablar de política? ¿Portaban armas de fuego, consultaban manuales de las guerrillas o se adherían a los procedimientos sigilosos de los carbonarios? ¿Se les puede acusar de propósitos inconfesables, cuando todos han admitido públicamente, desde hace tiempo, que son de la oposición y que luchan por la democracia? Si van a conspirar no pasan por la aduana, ni vuelan en aviones comerciales como cualquier hijo de vecino, ni se hospedan en los lugares habituales que ofrece una ciudad de trajines turísticos donde resulta sencillo el seguimiento de sus pasos. Sin embargo, para el ministro cometían un delito digno de divulgarse por televisión, con el aditamento de láminas y fotografías multicolores a través de las cuales se pretendía la exhibición de una pandilla de delincuentes. Estamos frente a lo más preocupante de la declaración ministerial: la consideración de una asamblea política como un acto criminal, la condena de una conducta legítima como si se tratara de una rebelión contra las instituciones. Si recordamos que el funcionario hizo lo mismo con los activistas de organizaciones no gubernamentales, con personalidades que levantan la voz contra la dictadura y hasta con unos muchachos que cometían el pecado de ponerse unas franelas en las cuales se leía la palabra “Oxford”, de acuerdo con lo que se atrevió a sugerir (seguramente un rótulo de procedencia imperial y, por consiguiente, digno de reprobación), se anuncia una persecución capaz de cebarse contra cualquiera que piense según su albedrío o que cometa la falta de tomarse una foto con la persona equivocada.

Tendremos que escoger mejor las amistades, por lo tanto. Los itinerarios deben elaborarse con cuidado, no vaya a ser que uno termine en las jaulas del Sebin. Se deberá prestar mayor atención a las lecturas, si posible con la ayuda de los sabuesos, para evitar peligrosos extravíos. Antes de ponerse las franelas conviene mirar lo que han escrito en ellas los modistos, no en balde esos vocablos aparentemente inocentes pueden conducir a la perdición de las conciencias. Todo un escándalo. Todo un paradigma en materia de persecuciones alevosas. Un tufo fascista o falangista del que uno debe distanciarse expresamente, como si se tratara de mortal pestilencia. Llama la atención que la MUD no haya dicho mayor cosa sobre esta pavorosa y oscura manera de calificar a la oposición.

Elías Pino Iturrieta

 El Nacional

Luisana Solano May 07, 2014 | Actualizado hace 10 años

Eli Shukron

JERUSALEN (AP) — Un arqueólogo israelí dijo haber encontrado la legendaria ciudadela capturada por el rey David durante la conquista de Jerusalén, reanudando un largo debate sobre el uso de la Biblia como guía para identificar ruinas antiguas.

La afirmación de Eli Shukron, al igual que muchas otras en el campo de la arqueología bíblica, ha sido criticada. Forma parte de una serie de anuncios de los arqueólogos israelíes según los cuales han desenterrado palacios del legendario monarca bíblico, reverenciado en la tradición religiosa judía por haber establecido Jerusalén como la principal ciudad sacra aunque hay escasas pruebas contundentes de su existencia y reino.

El actual conflicto palestino afectó igualmente el proyecto. La excavación de 10 millones de dólares, accesible desde el mes pasado a los turistas, fue realizada en un barrio árabe de Jerusalén y fue financiada por una organización que establece judíos en casas vigiladas en áreas árabes de la zona oriental de Jerusalén, para evitar su división. Los palestinos reclaman el este de Jerusalén, capturado por Israel en 1967, como capital de su futuro restado independiente.

Shukron, que ha excavado en los restos de la Ciudad de David durante casi dos décadas, cree que sólidas pruebas respaldan su teoría.

«Esta es la ciudadela del rey David, esta es la Ciudadela de Sión y esto es lo que el rey David despojó a los jebusitas», dijo Shukron, quien indicó que abandonó recientemente la Autoridad de Antigüedades de Israel para dar conferencias y trabajar como guía. «La totalidad del lugar se ajusta perfectamente con la Biblia».

Las excavaciones de Shukron, que comenzaron en 1995, descubrieron una gran fortificación hecha con bloques de cinco toneladas colocados en muros de 6 metros (21 pies) de grosor. Restos de vasijas ayudaron a establecer que la muralla tienen unos 3.800 años de antigüedad.

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