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ESPECIAL | Pemones: La palabra de los sabios
Este especial reúne a siete abuelas y abuelos del pueblo indígena pemón, quienes cuentan en primera persona su cotidianidad y sus historias de vida como una manera de visibilizar desde el relato la resistencia cultural y los derechos humanos de las comunidades originarias frente al extractivismo, violencia y militarización del territorio ancestral al sur del estado Bolívar en Venezuela

 

Dentro de la tradición del Pueblo Indígena Pemón, habitantes ancestrales de la Gran Sabana, los ancianos son sabios, reservas vivas del conocimiento. Así, el Consejo de Ancianos apenas se encuentra un peldaño por debajo de la Capitanía que es la máxima autoridad comunitaria en la estructura jerárquica tradicional.

Los ancianos tienen la autoridad para orientar el rumbo de los asuntos de interés colectivo, al ser asesores de la capitana o capitán. Son la voz de la conciencia, aportan fortaleza al líder o lideresa y sentido a las decisiones en las que se encauza la comunidad que pronuncia la palabra final reunida en Asamblea.

Sin embargo, en el tiempo presente, en un contexto de crisis y de avance del extractivismo, tras la activación en 2016 de la Zona de Desarrollo Estratégico Nacional Arco Minero del Orinoco, las consideraciones de los abuelos y abuelas parecieran ignoradas e incluso inexistentes. El Arco Minero se decretó y se activó sin la consulta previa, libre e informada que prevé la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en su artículo 120, como un mecanismo de aprobación de los pueblos indígenas con respecto a los proyectos extractivistas que se realicen en su territorio. Se impuso el plan, acción y son evidentes y devastadoras sus secuelas.

Lo que se impone es la minería del oro, como actividad estratégica del gobierno de Nicolás Maduro y de sobrevivencia de las poblaciones indígenas y no indígenas que, arrastradas por la crisis, procuran la satisfacción inmediata de sus urgencias. Sacan oro para comer o para pagar en gramas (gramos de oro) las deudas contraídas por comida. Con la minería llegaron la destrucción ambiental; en muchos de los sectores mineros, el control de las bandas criminales; la descomposición sociocultural, el paludismo y la leishmaniasis, que en el sur minero venezolano es llamada “llaga brava”.

Donde prolifera la extracción de oro difícilmente existe algo más. La dinámica minera sitúa al oro en el centro de todo, siendo tanto el resultado de los desproporcionados esfuerzos de hombres y mujeres que hurgan en la tierra como el referente de valor en las comunidades en donde se practica la minería y se sustituye al dinero por el mineral. Y así, al final de tanto esfuerzo, de tanto desgaste y destrucción, en las manos de los mineros no quedan más que callos. El oro se va después de ser pesado en grameras que calculan cuántos puntos se paga por un kilo de carne, un paquete de harina de maíz, cuarto kilo de café, la remesa para la familia que se quedó en el lugar de origen.

El lodazal minero se apodera de todo. Todo es confusión y está fuera de sitio. Impactados por el Arco Minero, que, en teoría, vendría a poner orden en el desorden atribuido a la minería ilegal, en los territorios se escenifica el caos.

Los sabios indican que la misión es volver a la tierra, que genera alimento y tranquilidad de conciencia, a las aguas limpias, al ambiente sano, que nada de eso lo ofrece la mina. Piensan que minando se daña la tierra, se saca lo que no se ha sembrado y se come mal o no se come cuando no se consigue oro.

El oro, excremento de rata

Los ancestros llamaban al oro Rató wek -el excremento de Rató, el ente guardián, el dueño de las fuentes de agua-, que no debía tocarse, pues se decía que causaba fiebres y diarreas. Tal vez, es la forma en que los antiguos se referían al paludismo, la malaria humana y otros males. Se sabía dónde estaba el oro, pero se sacaba sólo cuando la situación lo ameritaba, para atender a un familiar enfermo, para comprar los uniformes escolares de los niños.

La Oficina de Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios (OCHA) informó que en las primeras dos semanas de 2022 se diagnosticaron 2796 casos de malaria en Venezuela, la mayoría en el estado Bolívar al cual pertenece Gran Sabana. La OCHA recuerda que la actividad minera es el factor principal causante de esa enfermedad en la entidad. Allí donde se deforesta, hay más paludismo.

Con la finalidad de documentar algunas de sus memorias y escucharlos hablar del tiempo presente, conversamos con siete abuelas y abuelos indígenas pemón, algunos de ellos parte de los consejos de ancianos de sus comunidades, otros no. Los grabamos contando sus historias de vida, los episodios que marcaron su existencia, en general historias de orfandad bien porque quedaron huérfanos o porque se separaron de sus padres, para ir a estudiar internos e incluso fuera de su tierra. Pero también documentamos la impresión que les causa lo que les ha tocado vivir y transformamos esos sonidos en textos en primera persona.

Con certeza, lo que más extrañan los mayores es la cercanía, la calidez, la solidaridad de la vida en comunidad, aun cuando en teoría todos ellos viven dentro de comunidades. Extrañan el mayú, es decir el trabajo colectivo muy vinculado al conuco y después, el llamado a compartir el tumá –tumá, tumá, tumá serö- el consomé típico alrededor del cual los pemón se concentran para alimentarse tanto del caldo picante, servido en una olla de barro, en el cual se remoja el casabe como como de la conversa y la convivencia. Compartir la comida como alimento para cuerpo y alma.

Los que viven en comunidades urbanizadas atribuyen el distanciamiento, la frialdad, a los urbanismos, a la sustitución de las casas tradicionales, hechas de barro y palma y distanciadas las unas de las otras por viviendas rurales, en las que cada familia vive de puertas cerradas. Tanto a los urbanismos como a la mina, que extravía al pemón -a la persona- de su amor por la naturaleza y de su propósito siempre colectivo. Pero, quienes aún viven en comunidades más distantes y menos urbanizadas y concentradas atribuyen a la mina los cambios en el modo de vida, al oro y sus efectos devastadores sobre y bajo la tierra y su gente. 

La mayoría de ellos no saben de derechos humanos, pero en sus relatos dejan ver las muchas faltas que contra el derecho a la alimentación, al territorio, al bosque y a un ambiente sano, a la salud y a la identidad cultural han sufrido cada uno de ellos, su familia cercana y extendida, antes y con mucha crueldad, ahora. 

Quedan acá los testimonios de vida de algunos de los abuelos, sus voces pausadas y sabias, sus consejos curtidos y como se trata de una cultura de transmisión oral, que a través del cuento y de la conversación de las abuelas y abuelos transmite ese conocimiento a los más jóvenes, este trabajo es evidencia escrita de otro y de este tiempo. Mientras los mayores hablan pausado y largo, los demás escuchan. 

Puede leer los testimonios de los pemones AQUÍ

Especial José Gregorio Hernández: Santo antes que Beato
Luego de 71 años de haber comenzado su causa, José Gregorio Hernández fue beatificado y está más cerca de llegar oficialmente a los altares aunque para los venezolanos hace mucho tiempo que ya está allí

José Gregorio Hernández ya es beato y Runrun.es  lo celebra con un especial que reúne textos inéditos que hablan de su vida, su influencia en la sociedad venezolana, el camino de su causa en El Vaticano y las contribuciones de medio centenar de favores recibidos  por nuestros lectores de parte del médico de los pobres.

Para este especial nuestra audiencia nos hizo llegar más de medio centenar de experiencias de sanación que atribuyen a José Gregorio. Madres embarazadas, niños y adultos que aseguran deberle su cura están recogidos a través de conmovedores testimonios que aseguran haberlo visto vestido de bata blanca, sentado al lado de su cama para decirle que todo iba a estar bien.

¡Gracias, José Gregorio!

Testimonios como el de Fransisco Muñoz, y cómo se curó de la gastroenteritis; el de Jesús Hernández y cómo logro salvar los dedos de su mano; o la cura de la enfermedad pulmonar de José Pardo, son parte de los relatos recogidos de nuestros lectores. Estos y otros se unen a los textos del escritor  Diego Arroyo Gil y del actor Sócrates Serrano quien cuenta cómo se hizo consciente de que José Gregorio lo acompañaba en su proceso de sanación del cáncer. 

«Simplemente mientras me cepillaba algo en mi cuerpo cambió e hice consciente que todo lo que me había ocurrido debía contarlo, fue como encontrar una pieza del rompecabezas que faltaba. Me senté, me temblaban las piernas, lloré… Entendí…», dice el conmovedor relato de Serrano, al contar su experiencia con el médico trujillano.

Pero José Gregorio ha trascendido a los altares. Su imagen puede ser reconocida en muchos lugares donde no siempre se ve a un santo. Para la cultura venezolana es un icono inconfundible en tiendas de diseño, talleres de fotógrafos, artistas y mecánicos, peluquerías, bodegas, tiendas souvenirs y artesanías. Así lo cuenta Laura Helena Castillo en el texto «una lovemark llega a los altares».

Finalmente, Elías Pino Iturrieta se centra en la importancia del médico de los pobres para la sociedad venezolana. Señala que «la beatificación de José Gregorio Hernández establece, en un vínculo antiguo e incuestionable, la conexión con el resorte emotivo que pueda sacar de la penumbra a la mayoría de la población necesitada. Una razón para levantarse de la camilla de los convalecientes».

Y su beatificación es también una razón para celebrar. El especial completo está disponible a partir de este enlace

INVESTIGACIÓN | COVID-19: La crisis de hospitales no es un caso importado

Hospitales sin agua, rayos X ni respiradores atienden a pacientes de COVID-19 en Venezuela cuando la curva de contagios creció 93% al pasar de 944 a 1.818 casos confirmados en la última semana de mayo. Un inventario del Ministerio para La Salud al que tuvo acceso la Alianza Rebelde Investiga  (ARI) registra las insuficiencias de los 47 hospitales centinela designado por el gobierno de Nicolás Maduro para enfrentar la pandemia en el país.

El reportaje basado en el análisis de datos y cobertura regional muestra las inconsistencias de las cifras oficiales y pone en evidencia que la debilidad del sistema de salud previa a la pandemia no ha sido corregida. Con un pico de contagios en ascenso, la crisis del COVID-19 rebasará la ya reducida capacidad de un gobiernos que no construyó más centros asistenciales en los últimos 12 años.

Lea el reportaje completo haciendo click aquí. 

Inclusión, igualdad, hogares dignos. Fueron las promesas que acompañaron el lanzamiento de la Gran Misión Vivienda Venezuela en 2011, un programa social destinado a cubrir las carencias habitacionales de los más necesitados. Pero a 7 años de su creación, el proyecto que fue bandera de los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro ha logrado lo contrario a sus objetivos iniciales. Aislamiento urbano, filtraciones, hacinamiento, inseguridad, insuficiencia de centros de salud y educación,  falta de transporte, vialidad y servicios de recolección de desechos son los padecimientos de buena parte de los habitantes de sus característicos edificios en Caracas. Así lo pudo comprobar Runrunes tras un recorrido por 21 urbanismos en la capital, equivalentes a 39% del total de apartamentos construidos en el Área Metropolitana de Caracas. Mediante un instrumento de evaluación, se verificó que la Misión Vivienda no reúnen las condiciones de un hábitat adecuado. Tramo a tramo, las casas de interés social del chavismo cimentan la segregación urbana

Para leer el especial haga click aquí