En la votación que concluyó con la “sanción moral” contra el expresidente del gobierno español, la gran perdedora fue la Asamblea Nacional. Pese a las diferencias que se expresaron en el debate, desde Voluntad Popular y Primero Justicia salen en defensa de sus colegas atacados en las redes sociales
De la Lista Tascón a la Lista Zapatero. El acuerdo parlamentario que el martes 6 de noviembre planteó una especie de “sanción moral” contra el expresidente del gobierno español por su cuestionada intervención en el último proceso de negociación, desembocó en una degollina pública contra los 43 diputados que rechazaron censurar al líder europeo y terminó mancillando la imagen de toda la Cámara.
La Asamblea Nacional abordó temas muy importantes en esa sesión. Condenó “la amenaza de muerte de Nicolás Maduro al diputado Américo De Grazia y al dirigente político Andrés Velásquez”. Alzó su voz “en defensa de la soberanía del territorio nacional” frente al ataque de irregulares colombianos en el estado Amazonas, que asesinaron a tres efectivos de la Guardia Nacional el domingo 4 de noviembre. Y fustigaron la designación de Elvis Amoroso como contralor general de la República y la presentación del proyecto de Ley de Presupuesto de 2019 ante la Asamblea Nacional Constituyente.
Sin embargo, nadie se enteró de eso. Lo único que trascendió de aquella jornada fue la discordia que desató un punto del “acuerdo en respaldo de la resolución del Parlamento Europeo” que manifestó su “compromiso con el restablecimiento de la democracia” en Venezuela. La incorporación de un párrafo que declaraba “no admisible la mediación del señor José Luis Rodríguez Zapatero” dividió a la fracción de la Unidad -53 a favor y 43 en contra- y fue “la noticia” del día.
Uno de los 43 que no votó el acuerdo que incluía el repudio a Zapatero -y que pide no ser identificado- admite que fallaron al momento de explicar sus razones. Aclara que no defendieron la mediación o actuación del expresidente español. “No consideramos estratégico ese tema porque se trataba únicamente de avalar la actuación del Parlamento Europeo y de la Unión Europea, que ya ha manifestado que no tiene a Zapatero como su representante en este proceso”, acota.
El embajador de España en Venezuela, Jesús Silva, dijo el 30 de octubre con respecto al líder socialista: “Es legítimo que haya una parte de la oposición que no se sienta representada, que no lo quiera, pero (…) él es un señor que ha ayudado y que ha intentado ayudar, que lo habrá hecho mejor o peor, habrá errado o no habrá errado eso es cuestión ya de cada uno juzgarlo, pero yo creo que merece respeto, eso sí”.
Ni el gobierno del conservador Mariano Rajoy ni el de su sucesor, el socialista Pedro Sánchez, han identificado a Zapatero como su “hombre” en Caracas. Pero tampoco ninguno lo ha descalificado y siempre la embajada le brindó todo el apoyo en atención a su condición de antiguo jefe del Ejecutivo español.
Además de los temas diplomáticos, otro legislador de los 43 agrega: “En lugar de cuestionar a Zapatero, lo que debemos hacer es nombrar nosotros a nuestro mediador o facilitador. En caso de que volvamos a la mesa de negociación, tendremos que llevar a nuestro representante y el gobierno irá con quien estime pertinente”.
Golpeados, pero unidos
El jefe de la bancada, Juan Guaidó (VP-Vargas), votó a favor de censurar a Zapatero. No obstante, sale en defensa de todos sus compañeros. “Aquí es importante rescatar la integridad de la institución y destacar la labor de los parlamentarios que han resistido ataques armados y que están sin sueldo en el único reducto democrático del país”, subrayó el diputado a Runrunes.
Guaidó recuerda que “durante el año se han aprobado más de 70 acuerdos por unanimidad”, de ese total cinco en la sesión del martes 6 de noviembre. Apunta que con el caso de la mención a Zapatero “hubo una pequeña diferencia”, pero todos coincidieron en los asuntos más importantes como solicitar a la UE que se adhiera a la petición para que “la Corte Penal Internacional inicie formalmente una investigación por los crímenes de lesa humanidad ocurridos en Venezuela”.
“El que intenta dividir es el régimen, al que le conviene un Parlamento dividido es al régimen. No existe una fracción que apoye a una u otra persona, existe una fracción que ha estado respaldando al pueblo de Venezuela”, enfatizó el portavoz de Voluntad Popular y candidato a presidir la Cámara en 2019.
El presidente de la Comisión de Finanzas, Rafael Guzmán (PJ-Miranda), también votó contra Zapatero y luego, por medio de un comunicado, expresó: “Rechazo de forma categórica los señalamientos que, especialmente desde las redes sociales, se le han proferido a mis compañeros diputados, pues lejos de ser beneficioso, esto solo abona el terreno para las divisiones y los errores”.
Guzmán advirtió que “es cierto que los electores tenemos derecho a demandar respuestas de lo que hacen los elegidos, pero estamos rayando al punto de confundir contraloría ciudadana con linchamiento”.
En contraste, la fracción 16 de Julio – de María Corina Machado- sí se ha encargado de remarcar las diferencias. Primero, cuando desecharon su propuesta de abrir un debate para declarar persona no grata a Zapatero, Machado reaccionó en Twitter: “El país, el mundo y la historia juzgarán”. Tras la aprobación del acuerdo, Machado recalcó en Instagram: “orgullosa de cada uno de los 53 diputados que se pusieron del lado de los venezolanos. La historia será implacable y esta es una lucha existencial mientras el país se desmorona”.
Una semana antes, medios digitales recogieron opiniones de Biagio Pilieri (Yaracuy-Convergencia) donde urgía a votar la declaración de persona no grata “para que sepamos de una vez por todas qué diputados de la Asamblea Nacional son amigos de Zapatero o no. Quiénes son parte de la fracción Venezuela y quiénes representan la fracción Zapatero”. Pilieri está alineado con la fundadora de Vente Venezuela.
Degradación moral
Las discrepancias en el seno de la bancada y la publicación de la lista con los nombres de los 43 diputados, provocó un agrio debate en las redes sociales. La crítica al expresidente español pasó a un segundo plano y todos los dardos –o misiles- se lanzaron contra la supuesta “fracción Zapatero”, sobre la cual cayó una lluvia de denuestos de todo calibre.
En medio de la discusión, surgieron otros temas como la disciplina partidista de los legisladores y si fue “correcto” que algunos medios difundieran la lista. Desde una perspectiva formal, las respuestas a esas preguntas están en la Constitución.
Los parlamentarios están “obligados” a mantener a sus electores “informados e informadas acerca de su gestión y la de la Asamblea”. “Solo responderán ante los electores o electoras y el cuerpo legislativo”. Y “son representantes del pueblo y de los estados en su conjunto, no sujetos o sujetas a mandatos ni instrucciones, sino solo a su conciencia. Su voto en la Asamblea Nacional es personal”.
El Reglamento Interior y de Debates añade que “todas las votaciones serán públicas. Excepcionalmente podrán ser secretas cuando así lo acuerde la mayoría absoluta de los diputados o diputadas presentes”. Igualmente, establece que “cualquiera de los parlamentarios presentes podrá solicitar la votación nominal”. Lo que no regula ninguna ley es el uso que se le dé a esas votaciones ante la opinión pública.
“Todo ciudadano tiene plena legitimidad y está enteramente facultado para demandar o exigir la rendición de cuentas de los funcionarios públicos. A lo que no tiene derecho, sobre todo si desea reivindicar un talante liberal, es a discriminar, segregar o degradar moralmente”, escribió en Twitter el politólogo John Magdaleno, cuyo reflexión parece dirigida a Machado y su partido Vente, que levantan las banderas del liberalismo.
Magdaleno indicó que “una cosa es escrutar, fiscalizar y hasta criticar el desempeño de los funcionarios públicos y otra muy distinta es obrar con prácticas de deshumanización, que pasan por la degradación moral. Y me refiero a prácticas que observo entre opositores, para que no haya lugar a dudas”.
En otro mensaje, el académico sentenció: “cualquier intento de discriminación, segregación social o degradación moral es profundamente anti-liberal y anti-democrático. Así intente hacerse en nombre de un presunto ‘liberalismo’. Lo repetiré hasta el cansancio”.