Tulio Hernández, autor en Runrun

Oct 07, 2018 | Actualizado hace 6 años
Fiesta del buen periodismo, por Tulio Hernández

 

 

Medellín está convertida por estos días en la capital del buen periodismo. O del periodismo libre, que debería ser sinónimo. Por convocatoria de la Fundación García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, en la ciudad capital del departamento colombiano de Antioquia se han reunido centenares de escritores, periodistas, diseñadores gráficos, productores y realizadores de cine y televisión, investigadores académicos, emprendedores de portales digitales, ejecutivos de medios tradicionales, con un único propósito: intercambiar experiencias y reflexiones sobre las nuevas tendencias del periodismo de América y España

Pero en el Festival Gabo, así se llama, se habla de periodismo no en su sentido restringido de disciplina profesional de la información sino en todas las implicaciones que la palabra adquiere en tanto que dinámica ciudadana, cultural y tecnológica. Por eso entre los 75 eventos que conforman el festival podemos encontrar desde talleres de edición de artículos de opinión, conferencias sobre las técnicas para dirigir un documental, paneles sobre el papel de las mujeres en renovación del periodismo o el periodismo y la diversidad sexual  hasta temas tan específicos como las repercusiones periodísticas del #MeToo.

Para hacernos una idea de las dimensiones del evento vale la pena reseñar que en el Orquideario, un espacio monumental abierto, sin paredes, rodeado de árboles centenarios, que opera como sala de exposición y centro de convenciones en pleno corazón del Jardín Botánico de Medellín, pueden llegar a reunirse 800 espectadores cómodamente sentados para escuchar un panel de conversación.

El salón, con altísimas columnas de madera terminadas en moles hexagonales con forma de panales de abejas que se reúnen en lo alto para crear el techo que da cobijo al público como un follaje onírico, fue escenario el primer día del festival, el miércoles 4, de momentos conmovedores.

Es el caso de la conversación entre los escritores nicaragüenses Gioconda Belli y Sergio Ramírez revisando la manera como una revolución esperanzadora del siglo XX, la sandinista, degeneró en una tiranía corrupta del XXI que reproduce, cuarenta años después, los esquemas autoritarios y delictivos  de la saga dictatorial de los Somoza, que por largas décadas sometió al pequeño país centroamericano.

Venezuela ha sido la gran presencia del festival y una de las más nutridas representaciones nacionales. Los asistentes quieren saber lo que sucede en el país de la mentira institucionalizada. En el primer día Maye Primera y Erik Lezama abrieron fuegos en la gran sala en el llamado Maratón de las mejores historias, donde los finalistas para optar al Gran Premio García Márquez cuentan los entretelones de sus trabajos.

Josep Poliszuk, del portal armando.info, hoy exiliado en Bogotá escapado de la persecución judicial de Diosdado Cabello, contó luego los pormenores de su investigación periodística sobre la multimillonaria corrupción oficial a través de las bolsas CLAP. Boris Muñoz entusiasmó a los participantes en un taller compartiendo sus saberes adquiridos como editor de opinión en The New York Times en español. Y la antropóloga Ocarina Castillo, especialista en temas de cocina, gastronomía y patrimonio cultural, cerró su intervención con una conmovedora reflexión sobre lo que llamó la “violencia alimentaria en Venezuela” que dejó a muchos de los presentes con lágrimas en los ojos.

Pero el plato fuerte de la representación venezolana se sirvió el viernes cuando Albor Rodríguez, de La Vida de Nos; Ronna Rísquez, de Monitor de Víctimas; y César Batiz, de El Pitazopusieron al desnudo el totalitarismo informativo del chavismo devenido en madurismo explicando la manera como encontraron en las nuevas plataformas nativas de Internet una alternativa a la mordaza impuesta por el régimen rojo y una manera de salvaguardar el periodismo de calidad perseguido, acosado y condenado por la estrategia comunicacional nazifascista del militarismo venezolano.

Un festival también puede ser un juicio. Y en el Premio y Festival Gabriel García Márquez de Periodismo la saga de tiranos Chávez-Maduro terminó condenada ante lo mejor del periodismo de América y la península ibérica.

 

@tulioehernandez

El Nacional

Manual de instrucciones para hacerse criminal, por Tulio Hernández

oposicion

I. Una vez que cruzas la raya amarilla de la convivencia democrática y comienzas a violar derechos humanos fundamentales, ya nada te detiene. Ocurre como con los asesinos en serie. La primera muerte duele. La segunda un poco menos. Y las que siguen se convierten en cifras. En actos de rutina.

Shakespeare lo sabía muy bien. También los griegos. La ambición del poder extremo hace que cualquiera termine matando a su padre. Asesinando a la esposa. Poniéndole veneno en el vaso de vino al hermano. O encarcelando al mejor de los amigos.

Cuando la ambición de poder se convierte en el oscuro objeto del deseo, los sentimientos nobles se van perdiendo. Aun creyendo que sabe lo que hace, la persona, corte, logia o cúpula política poseída por la ambición se extravía en la noche oscura y delirante de la maldad sin límites. Los tiranos se acostumbran. Poco a poco se transforman en robots ensangrentados. La mayoría no percibe su propia decadencia. Se creen buenos, justos, redentores. Se miran al espejo y ven a Santa Teresita de Jesús. No saben que los demás observan a Lady Macbeth.

II. Macbeth y Banquo, generales del rey, cabalgan juntos. Encuentran a tres brujas. Las brujas les anuncian que el primero será rey y el segundo engendrará reyes. Macbeth se lo cree. Instigado por su esposa da muerte al rey Duncan y termina siendo proclamado rey de Escocia. Pero se sabe intranquilo por la segunda profecía. Entonces decide matar a su amigo Banquo y a su hijo. Lo intenta, pero Fleance, el hijo, se escapa y da inicio a un complot junto con los hijos de Duncan, Malcom y Donalbian y el barón Macduff.

Entonces comienza la saga de muertes. Macbeth ordena asesinar a Lady Macduff y a sus hijos. Lady Macbeth pierde la razón. Sonámbula intenta en vano lavar imaginarias manchas de sangre en sus manos. Termina suicidándose. Al final Macduff, Malcom y sus aliados invaden el castillo de Dunsinane. Malcom es coronado rey de de Escocia. Las ambiguas profecías de las brujas se han cumplido. Macbeth de Shakespeare.

III. Fue con el implacable castigo a Raúl Baduel, uno de los militares conjurados del Samán de Güere, cuando comenzó a hacerse evidente la soberbia implacable de Hugo Chávez. Luego del Carmonazo, Baduel se había convertido en figura legendaria por conducir el levantamiento militar que hizo posible el retorno del teniente coronel a Miraflores.

Un día cualquiera, al darse de baja, expresó públicamente su desacuerdo con el presidente golpista y su amigo de otros tiempos en persona ordenó que fuese severamente castigado por los jueces perros de presa rojos. Estuvo ocho años en un calabozo. Su hijo también fue castigado en 2014. Aún sigue en prisión. Banquo y Fleance en la era de Internet. Cuando el asesinato cortesano ya no es tan fácil.

Luego el autócrata, sin juicio previo, ordenó públicamente la prisión de Manuel Rosales, por entonces gobernador del Zulia y ex candidato presidencial. Rosales huyó y vivió largos años en el exilio. Luego regresó y ahora yace, también, en una cárcel. Aún sin sentencia.

Llegó Maduro y comenzó la persecución en serie. Primero ordenó la detención de Leopoldo López, fundador y coordinador nacional de Voluntad Popular, y diseñó el programa de acoso, torturas psicológicas y vejaciones duras a él y a su familia. Especialmente a las mujeres. A su madre y a su esposa. Luego mandó a detener a Antonio Ledezma, alcalde metropolitano de Caracas. Un escuadrón de policías portando armas de guerra lo sacó a empellones de su oficina. Aún sigue preso.

Como lo están casi cien activistas políticos más. Muchos en degradantes e inhumanas condiciones, víctimas de torturas y otras humillaciones. Todas las semanas hay un preso político nuevo. En los últimos días han encarcelado a Yon Goicochea, de Voluntad Popular; Carlos Melo, de Avanzada Progresista, y; Braulio Jatar, director de Reporte Confidencial.

Como los asesinos en masa. Una vez que cruzan la raya amarilla ya nada los detiene. Son los que fracasan cuando triunfan.