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Las tres negaciones de la dinastía Salas Römer y sus negocios en Sheychelles

SalasRömer

 

Henrique, el padre, y Henrique Fernando, el hijo, gobernadores del estado Carabobo entre 1989 y 2012, crearon varias compañías en paraísos fiscales con ayuda del bufete Mossack Fonseca con direcciones que no existen en Venezuela

ALICIA HERNÁNDEZ

 

Primera negación

Henrique Salas Römer estableció relaciones con el bufete Mossack Fonseca en su sede de las islas Seychelles en 2005. Según se lee en los correos internos que salieron a la luz gracias a la filtración del diario alemán Süddeutsche Zeitung, que coordinó el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) y a los que tuvo acceso Armando Info, el 6 de julio se emitió el certificado número 2 de emisión de acciones de la compañía Kendville Consultants INC, que luego pasó a llamarse Adamont Consulting LTD. El titular de las acciones es Henrique Salas Römer, con 50.000 acciones de US$ 1 cada una.

Mirabaud Planification Financiere S.A., de Ginebra, Suiza, que entonces manejaba los intereses financieros del clan Salas, giró instrucciones a Mossack Fonseca para que traspasara las acciones de padre a hijo. Las acciones previamente pertenecían a Nomihold Securities Inc, quien las tuvo en su poder desde el 7 de octubre de 2003.

En los mismos documentos, aparece cómo Salas Römer, a través de Mirabaud Planification Financiere S.A., traspasó las acciones a su hijo Henrique Fernando. Es el certificado número 3 de la empresa y se emitió el 1 de septiembre de 2005. Unos meses después, el 5 de marzo de 2007, se cedieron a la compañía Lemania International, un año y medio antes de que empezara la campaña para las elecciones a gobernadores que Henrique Fernando ganó.

La dirección que colocó Salas Römer para estas acciones es la Quinta Soray, 2nda Avda. Castillo, Alta Florida, Caracas. Si se busca en Google Maps no existe. Habrá que ir hasta la Avenida 2 El Casquillo para conseguir la Quinta Soray, una casa de altos portones de rejas. En el descansillo hasta la entrada de la casa, hay una silla vacía de plástico blanco, oscurecida por el tiempo. En el suelo, una revista abierta y un cuaderno doblado dan la sensación de que el vigilante no debe andar lejos. El timbre, desgastado y sin ninguna indicación o nombre, no suena fuera, pero al poco aparece aquel que abandonó su atalaya de cuatro patas.

Se abre la puerta principal de la casa y se entrevé en el frontón de una pared interior en letras negras –o plateadas, la penumbra y la lejanía no permite mayor nitidez– un nombre: Strategyum. Es la empresa de análisis de entorno político-económico del político nacido en Puerto Cabello. Atiende Luisa Bel quien, siempre a través del portón de rejas, niega que esa casa tenga nada que ver ni con Salas Römer ni con su hijo desde hace dos años.
Se le repiten los nombres una y otra vez “Kendville Consultants – Adamont Consulting”. Y de brazos cruzados y mandíbula apretada, contesta. “No tengo ni idea, nunca las había oído y llevo toda la vida aquí. Aquí sólo hay una asociación civil”. Cuando se le informa que son datos que aparecen en los documentos del bufete Mossack Fonseca, reacciona: “Con quién ha hablado, quién le dio esta dirección”. La conversación no dura más de 5 minutos.
-No sé de dónde ha sacado esa información, pero no es.

 

El gobierno de Chávez también pasó por Mossack Fonseca

PanamaPapers

Pequiven, filial de Petróleos de Venezuela, buscó cobijo en los paraísos fiscales para legalizar su asociación con la empresa iraní National Petrochemical Company de la que emergió Veniran. Aunque el bufete panameño veía con recelo la alianza entre los entonces mandatarios Hugo Chávez y Mahmud Ahmadinejad, terminó resolviendo ese inconveniente para complacer a esos dos clientes

Joseph Poliszuk

Pequiven también registró empresas en paraísos fiscales. Para inscribir compañías en las Islas Vírgenes Británicas, la Corporación Petroquímica de Venezuela empleó el bufete panameño Mossack Fonseca, del que salieron los ya célebres Panamá Papers.

Establecida en 1977, la empresa estatal venezolana apeló a los mismos servicios que buscan algunos empresarios privados con el fin de evitar impuestos o guardar el anonimato.Y lo hizo junto a su par iraní de la National Petrochemical Company para formalizar la firma Veniran, el joint venture que desde hace 10 años promete metanol bajo una alianza comercial entre Caracas y Teherán.

La sociedad quedó asentada el 7 de agosto de 2007 con el nombre de Veniran Petrochemical Company Limited en el registro de las Islas Vírgenes Británicas, un territorio ultramar del Reino Unido, ubicado al este de Puerto Rico, que comparte su economía entre el turismo del Caribe y la bonanza que ofrecen las jurisdicciones offshore.

La idea original era registrar la compañía en Panamá, pero los propios directivos de Mossack Fonseca rechazaron esa opción en enero de 2007, a escasos días de la primera resolución que la Organización de Naciones Unidas dictó contra el gobierno iraní por el programa nuclear que entonces desarrollaba sin el visto bueno de Occidente.

“Hemos decidido no incorporar la compañía panameña debido a las recientes restricciones de Naciones Unidas sobre Irán”, respondió Mossack Fonseca a través de un correo dirigido a los gestores de Amaco, una firma de Aruba que Pequiven había contratado para esta tarea. “Incluso si su cliente no ha declarado que la empresa se dedica a estos asuntos, preferimos no involucrar a ninguna de nuestras firmas con cualquier negocio que tenga relaciones con Irán”, añadieron.

La decisión fue tomada incluso en las más altas esferas del bufete. El propio Chris Zollinger –uno de los socios– advirtió que no era buena idea arrimarse a un lado de la alianza entre Caracas y Teherán: “Parece demasiado arriesgado para nuestra reputación. Además de que –a pesar de que no somos políticos–no creo que debamos ayudar indirectamente a Chávez y Ahmadinejad con sus planes comunes”.

Eso advirtió el 15 de enero de 2007 en una de las tantas correspondencias que ahora se conocen tras la filtración de los llamados Panamá Papers. Tres meses después, sin embargo, el mismo bufete terminó haciendo diligencias para establecer Veniran ya no en Ciudad de Panamá sino en Tortola, la capital de las 40 Islas Vírgenes Británicas.

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Gonzalo Tirado: un plan premeditado para proteger su herencia

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Foto: PanamáPapersVenezuela.com

El entramado financiero que creó el ex banquero Gonzalo Tirado en Venezuela traspasó las fronteras hasta llegar a la ciudad de Panamá, Dinamarca, Islas Vírgenes Británicas y Suiza. Aun estando involucrado en irregularidades bancarias y problemas legales en su país natal, se las arregló para formar en el istmo un tinglado de empresas relacionadas para aprovechar las bondades que brindan los paraísos fiscales.

Mientras era enjuiciado en el país entre 2006 y 2008 por causa interpuesta por sus ex colegas en Stanford Group Venezuela, que lo acusaron de estafa continuada y de fraude tributario, constituyó en paralelo un holding de empresas apoyado por el bufete de abogados Mossack Fonseca (MF) de Panamá, la cual calza el perfil de empresas “fachadas”, “cascarones vacíos” o “shell companies”.

Tirado dijo ser víctima del chavismo. Salió de Venezuela corriendo y se manifestó muy deprimido en varias cartas dirigidas a familiares y amigos, quienes temiendo un suicidio llamaron a las autoridades en mayo de 2014 para advertir su desaparición. Al final , la policía de Doral lo encontró en una habitación del hotel Wintage de la ciudad de Miramar del estado de Florida. Sin duda una vida plagada de escándalos y embrollos legales.

Según comunicaciones y documentos enviados a MF para convertirse en cliente de ese bufete, Tirado afirmó que su propósito era crear una “organización privada en Panamá para proteger su herencia”: la Fundación Caminos del Viento. Al mismo tiempo, en un documento de defensa elaborado en 2010 por el abogado venezolano Gonzalo Himiob con el propósito de demostrar a MF ser un hombre probo, relata que los cargos contra él en Venezuela eran producto de una persecución política y se autocalificó como “víctima del chavismo”.

Un competidor agresivo

Quienes lo conocieron –sin embargo– afirman que “era agresivo en los negocios”. Conquistó a 10 mil clientes con altos recursos económicos que se encontraban ávidos de altos rendimientos en épocas de control de cambio mientras fue asesor de Stanford y quienes se sentían sumamente cómodos y seguros en la elegante oficina revestida de mármol verde ubicada en el Centro Comercial San Ignacio en Chacao, Caracas.

“Era audaz en los negocios, gustaba de cosas finas, de marcas. Llevaba una vida sumamente ostentosa”, recuerda una fuente que mantuvo relaciones amistosas y laborales con Tirado.

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Eudomario Carruyo: una clase magistral de cómo disimular la riqueza siendo ostentoso

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Entre los argumentos que Ramón Fonseca, socio de la firma Mossack Fonseca, víctima de una filtración masiva de sus comunicaciones desvelada por el Consorcio Internacional de Periodistas el domingo 3 de abril, invoca para defenderse está el apego a los procedimientos establecidos en las leyes de Panamá para abrir sociedades mercantiles en los paraísos fiscales y en la completa verificación de antecedentes de sus potenciales clientes.

El caso del exvicepresidente de Finanzas de Pdvsa, Eudomario Carruyo, demuestra las dudas que se generaban en la compañía cuando tocaba la puerta una Persona Expuesta Políticamente (PEP, por sus siglas en inglés) y el tiempo que transcurría antes que se advirtiera alguna irregularidad.

En septiembre de 2005, apenas cuatro meses después de que uno de sus hijos, Eudo, estrellara un Lamborghini 2004 valorado en más de 174 mil dólares, en una avenida de Miami, Estados Unidos, el estudio jurídico panameño comenzó las gestiones para registrar a nombre de Eudomario Carruyo la apertura y registro de una empresa, la suscripción de poderes y manejo de cuentas que involucró a Suiza, Panamá e Islas Vírgenes Británicas.

Carruyo era entonces una de las figuras cimeras del personal de la industria petrolera que había sobrevivido al despido de más de 20 mil de sus trabajadores luego del paro de actividades transcurrido entre diciembre de 2002 y febrero de 2003. Pero a partir de aquel accidente, en el que murió una persona que acompañaba a su hijo, quien tuvo que pagar una fianza de $100 mil, se regaron dentro de la sede principal de Pdvsa en Caracas los rumores de la participación del vicepresidente de Finanzas en el pago a proveedores y en la colocación de dinero en bancos nacionales e internacionales. Un extrabajador de la industria resumió así su paso por los cuarteles generales de Pdvsa: “dejó una mala imagen, por la ambición y falta de escrúpulos”.

El 16 de septiembre de 2005 Mossack Fonseca registró en Isla Vírgenes Británicas (BIV, por sus siglas en inglés) una empresa llamada Ozark Invesment Corp, con un capital de 50 mil dólares y emitió 50 mil acciones valoradas en un dólar. Doce días más tarde, desde la oficina de Trusban en Ginebra, Suiza, André Housman, un representante de esa entidad bancaria que opera en paraísos fiscales, solicitó que su cliente, EudomarioCarruyo, fuese incorporado como representante de esa firma recién registrada. Se trató de que el banquero suizo explicara este proceso, pero no respondió al correo enviado.

No pasó mucho tiempo para que las dos directoras de la compañía de papel, aprobaran que Carruyo, recién nombrado entonces director interno de Pdvsa, tuviera la capacidad de firmar todo por Ozark. Ostentaba Carruyo no solo ese cargo, sino que también era directivo de Citgo, la petrolera venezolana radicada en Estados Unidos, y de las empresas filiales Deltaven y Pdvsa Marina. Pero también quería manejar empresas de papel. No lo hizo solo. De a poco sumó a su esposa, Nancy Perozo, a sus hijos Eudo y Carlos, y hasta a una persona de nombre Juan Carlos Linares Perozo. En agosto de 2007, todos los Carruyo tenían poderes para manejar la firma.

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