Oswaldo Ramírez, autor en Runrun

ANÁLISIS Así está el peso de las facciones de poder en el gobierno de Maduro
El proceso de consolidación del Madurismo continúa tras una pausa más larga de lo planificado por la facción dominante, que desde OCT16 cedió parcialmente más poder a la Casta Militar y entregó además más poder a Tareck El Aissami y los hermanos Rodríguez. Hoy ese poder regresa a su grupo, al menos temporalmente al recuperar parte de ese terreno “cedido” para estabilizarse en la época de las solicitudes del referendo revocatorio presidencial. Prácticamente en el Ejecutivo Nacional, su facción se despega de las otras.
La Casta Militar y el 4F son los grandes perdedores por ahora, la primera facción porque pierde 5 puestos y 10 puntos en su poder total; mientras que la segunda, cae de 4 posiciones a 2 y pierde 6 puntos de poder total. Estamos en la presencia de una facción del 4F cada vez más desarticulada, y eventualmente, junto a parte del chavismo “disidente”, que estará fuera de la esfera de poder en el país. Eso está en el guion del poder: el que domina exige nuevas lealtades. Por otra parte, seguimos observando que en la facción de la Casta Militar, si bien hay posiciones importantes, no existe una persona que controle a todo el grupo, eso es ventaja para Nicolás Maduro, hiperfragmentar a la 2da. facción con más posiciones de poder.
Si bien el partido sigue con una presencia parcial, los hermanos Rodríguez ganan, al ser detentadores de importantes espacios; no obstante, Delcy al ceder la ANC, pierde ese poder supraconstitucional y termina aceptado la subordinación a Nicolás Maduro.
La incógnita está sobre su sucesor o sucesora, en dónde no descarta la entrada con fuerza de Diosdado Cabello a esa posición (que ya pujó por ella en AGO17), o por el contrario, una jugada segura con la promoción de Elvis Amoroso (aliado de NM) o de Tania Díaz (PSUV) a la presidencia.
Por otra parte, Tareck El Aissami, si bien cede la Vicepresidencia Ejecutiva, pasa a ocupar la posición más relevante para el problema mas complejo que atraviesa internamente el régimen venezolano: el tema económico. Además, ingresa 2 nuevas personas de su entorno al tren ministerial, creciendo en posiciones y en poder total (su caída en promedio es por la entrega de la VP Ejecutiva).
La coalición dominante se consolida entre la facción de Nicolás Maduro, la Casta Militar, Tareck El Aissami y los hermanos Rodríguez.
Vea aquí e análisis de Oswaldo Ramírez: https://t.me/oswaldoramirez

 

Oposición debe ganar circuitos chavistas para ser mayoría en la AN por Oswaldo Ramírez

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La MUD necesita 83 diputados para obtener el control. Si se mantienen los circuitos de 2010, debe vencer en todas las zonas reñidas y algunas con tendencia hacia el oficialismo para lograrlo.

Pasadas las 11:00 de la mañana, el sol de Guatire hace que cualquier espera al aire libre sea cruel. A esa hora, María Briceño aguarda por el autobús en el terminal de pasajeros y se sorprende cuando le preguntan por las elecciones parlamentarias previstas para este año: “Yo no voy a votar. Pregúntale a los que están en esa cola de allá para ver cuál es su ánimo”. Con un gesto invita a ver el centro comercial que hay frente al terminal. Lo rodea una cola de varios metros para entrar a un abasto. “Hasta hace poco votaba, pero ahora estoy decepcionada”, retoma la palabra María. Asegura que ni siquiera va a escuchar las propuestas que le vengan a hacer los candidatos. “Ya está decidido”.

Ella no es la única decepcionada en el lugar. En ese mismo estado de ánimo está Carolina Méndez, una joven madre que se gana la vida vendiendo dulces en el terminal. “En este país ya no provoca votar, las cosas han empeorado demasiado. Siempre he votado por Chávez, pero ahora no sé si apoyar a Maduro y su gente”. Un detalle diferencia a las dos mujeres: Carolina admite que sí escucharía las propuestas que le hicieran los candidatos opositores y se debate entre no votar o hacerlo por ese grupo.

Ese dilema esconde el reto que enfrenta actualmente la Mesa de la Unidad Democrática, que disfruta este año de una de las posibilidades más ciertas que ha tenido de conquistar la mayoría de la Asamblea Nacional, lo que le permitiría controlar las acciones del Ejecutivo, empezar a equilibrar las fuerzas del Estado y activar caminos para una posible transición. La alta inflación, que según el Banco Central cerró en 65% para 2014, y la escasez de productos básicos, que se evidencia en las colas alrededor de los abastos y en los anaqueles vacíos, han hecho que la aprobación del gobierno caiga a 22,7% según números de Datanálisis, porcentaje muy por debajo del que tuvo Hugo Chávez en sus últimos años en la presidencia.

Sin embargo, la tarea es difícil para la oposición y el descontento no se traducirá en una victoria automáticamente. Para obtener la mayoría simple, ­uno más de la mitad de las 165 curules que componen el Parlamento,­ la MUD tiene que conseguir 83 diputados, cuando en 2010 ganó 65. Eso obliga a vencer en los circuitos tradicionales de oposición y lograr al menos 35 diputados que se encuentran en todos los espacios históricamente reñidos y al menos 5 en circuitos que han demostrado tendencia hacia el chavismo.

El circuito 4 de Miranda, compuesto por Guatire, Guarenas y las parroquias Caucagüita, La Dolorita y Filas de Mariche, del municipio Sucre, es uno de esos que la oposición tendría que intentar voltear para ganar 2 diputados.

Para eso debe contrarrestar el poder que tiene el Partido Socialista Unido de Venezuela, que controla el gobierno nacional y buena parte de la estructura del Estado, 21 gobernaciones y más de 200 alcaldías, así como un conjunto de militantes que se mantienen fieles a su línea: “Votaré pensando en que la revolución continúe y se fortalezca”, dice, Ovidio Maican, habitante de la parroquia San Juan de Caracas, que forma parte del circuito 2 del Distrito Capital 23 de Enero (integrado por las parroquias San Juan, 23 de Enero, Santa Teresa, Catedral y Altagracia) otra de las circunscripciones en las que la oposición debe sorprender.

Desventaja inicial. En 1812, Elbridge Gerry, gobernador republicano de Massachussets, en Estados Unidos, cambió la forma en que se organizaban los circuitos electorales de su estado para beneficiar a su partido. La forma que adoptó la nueva circunscripción recordaba a la de una salamandra, lo que animó a que el periódico Boston Gazette hiciera una caricatura con el mapa de Massachusetts y le colocara a ese espacio una pequeña cabeza y unas garras: “La Salamandra de Gerry”, titularon el dibujo.

Al llegar las elecciones, el partido de Gerry, que después llegó a ser vicepresidente de Estados Unidos, resultó sobre-representado en su entidad, por lo que el uso de la técnica ventajista se extendió y fue bautizada con el nombre de la caricatura. Casi 200 años después, en 2010, el chavismo utilizó la estrategia de este vicepresidente republicano para condicionar la competitividad en las elecciones legislativas en Venezuela cambiando los circuitos y haciéndolos más favorables para el PSUV.

En esa oportunidad, el país fue dividido en 87 circuitos en los que se escogen 110 diputados. El Consejo Nacional Electoral todavía no ha informado si esa distribución se mantendrá para los comicios de este año, por lo que la situación pudiese seguir igual.

De ser así, si se juzgan por los resultados de los últimos cinco procesos electorales (legislativas de 2010, presidenciales y regionales de 2012 y presidenciales y municipales de 2013), 40 de esos circuitos, en los que se elegirían 46 diputados, muestran una tendencia fuerte hacia el chavismo, grupo que tiende a ganarlos por 15 puntos porcentuales o más. Nueve espacios en los que se escogerían 15 parlamentarios tienen una tendencia moderada hacia el chavismo, que los suele ganar por entre 10 y 15 puntos. 26 circunscripciones, de las que saldrían 35 diputados, son reñidas, pues las diferencias entre oficialismo y oposición no promedian más de 10 puntos.

Finalmente, solo 12 circuitos, en los que se eligen 14 diputados, tienen una tendencia fuerte o moderada hacia la oposición.

Por consiguiente, debido a como fueron dibujadas las circunscripciones electorales, la oposición está forzada a ganar en sitios reñidos y chavistas para conseguir una mayoría en la Asamblea, mientras que el PSUV puede obtenerla manteniendo el control de sus espacios.

Un trabajo de José Huerta, profesor de la UCV y experto en el área electoral, da algunos ejemplos de la situación que sirven para comprenderla mejor. En 2010, la MUD ganó en el Distrito Capital con 47,8% de los votos contra 47,7% del PSUV. El partido de gobierno, sin embargo, se llevó más diputados debido a que pudo ganar 4 de los 5 nuevos circuitos hechos para la entidad. Si en vez de esas 5 circunscripciones se hubiesen mantenido las 6 que hubo para las legislativas de 2005, la MUD hubiese ganado 3 y perdido 3.

Si se amplía a escala nacional, se puede entender mejor la distorsión que genera el diseño interesado de los circuitos. Un modelo realizado por Huerta permite ver que una votación como la del referendo consultivo de 2007, en la que la oposición obtuvo 50,7% de apoyo, solo se hubiese traducido en 67 diputados, 40,7% del total. Con 49,3%, el chavismo habría logrado 59,4% de los curules y habría quedado a uno de la mayoría calificada de 99 diputados.

En las próximas elecciones parlamentarias, la consultora política ORC, dirigida por Oswaldo Ramírez, proyecta que la oposición, si se concentra en las zonas urbanas, necesita entre 57% y 58% de los votos para obtener la mayoría simple, mientras que el oficialismo podría ganarla solo con 39% o 38% si se enfoca en las áreas rurales.

Triunfo posible. La historia de Vestalia Sampedro, diputada de Proyecto Venezuela por Carabobo, demuestra que no todo está perdido para la oposición aunque la distribución de las circunscripciones se mantenga igual. En 2010, ella logró ganar el circuito 2 de ese estado, integrado por los municipios Guacara, San Joaquín y Diego Ibarra, un espacio que tiende a votar por el chavismo por una diferencia promedio de 16,23 puntos porcentuales.

“Recuerdo que luego de ganar la candidatura vino un equipo de expertos de Caracas con una curva de probabilidades. Yo era una de las que tenía menos opciones en Carabobo. Sin embargo, empecé a hacer trabajo de hormiguita, hablamos claro de la necesidad que había de poner orden a través de una Asamblea equilibrada e hicimos una campaña armónica en la que ayudaron todos los sectores de oposición”, cuenta.

El circuito 2 de Carabobo no fue la única sorpresa en esos comicios. La MUD también ganó la circunscripción 4 de Zulia, compuesta por las parroquias Venancio Pulgar, Idelfonso Vásquez y Antonio Borjas Romero, de Maracaibo, y logró resultados muy cerrados en el circuito 4 de Miranda y el 2 de Distrito Capital, donde jamás se ha vencido en los últimos 5 procesos. La fórmula para el éxito se repitió en todos esos lugares, según se desprende de los testimonios de los dirigentes que fueron candidatos en aquella oportunidad: liderazgo local, unidad de todas las fuerzas de oposición, trabajo de calle intenso, un mensaje claro y una propuesta para la comunidad.

De acuerdo al consultor político Oswaldo Ramírez, “La oposición tiene que meterse de manera más eficiente en la dinámica de los circuitos rurales y del interior del país. Su mensaje debe tener tres elementos esenciales para efectos de campaña:

  1. conexión con los problemas del país y una buena narrativa que use ejemplos de la zona en la que se compite,
  2. hablar de la responsabilidad del oficialismo y cómo han dejado de lado una cantidad de temas. Así se puede tratar de abrir los ojos ante la realidad política de gestión gubernamental ineficiente y corrupta,
  3. conectar los liderazgos con propuestas creíbles para cada comunidad en específico”.

En 2010, Antonio Ecarri, presidente de Copei-Caracas, y Julio Borges, coordinador nacional de Primero Justicia, fueron candidatos por el circuito 2 del Distrito Capital y el 4 de Miranda, respectivamente. Ambos estudiaron la geografía de esos espacios para maximizar los esfuerzos proselitistas.

“Mi circunscripción era muy compleja porque tiene zonas muy distintas. Hay un espacio rural como Araira junto a zonas muy populosas como Guarenas y Guatire. La estrategia fue comenzar y terminar el día en los terminales de autobuses para hablar con la gente que iba a Caracas para trabajar. En el intermedio íbamos a las comunidades más alejadas. Según una encuesta que se hizo para ese momento, llegamos a tener contacto directo con al menos 30% de los electores”, comenta Borges, que estuvo acompañado como candidato para ese circuito por Gabriel Puerta Aponte, secretario general de Bandera Roja.

Ecarri tuvo que meterse en zonas humildes caraqueñas. “La clave fue hacer una campaña muy cercana al ciudadano y sin elementos polarizantes. En parroquias como el 23 de Enero hay que ganarse el respeto de la gente y no llegar como un marciano. Se puede ir a muchos lugares si se lleva una propuesta social y no se intenta hacer una campaña abierta que genere conflicto”.

El dirigente copeyano perdió en 2010 por 2,7 puntos debido a que no logró recortar lo suficiente la distancia en el 23 de Enero, donde cayó por 24 puntos. Considera que eso se puede revertir en las próximas elecciones si se logra ensamblar un equipo fuerte con líderes locales para cuidar los votos en todo el circuito.

Un dirigente opositor del 23 de Enero que prefirió declarar en condición de anonimato coincidió con esto. “Las cosas han cambiado muchísimo aquí. La gente está dispuesta a escuchar otras propuestas y se puede hacer campaña en más de la mitad de la parroquia. Solo en lugares como El Observatorio, El Mirador, La Cañada y Sierra Maestra es que los radicales no dejan entrar con facilidad”, explica.

Tiempo en contra. Oswaldo Ramírez calcula que se necesitan entre seis meses y un año de campaña para que un candidato pueda darse a conocer con efectividad en un circuito grande, lo cual es esencial para que pueda ganar la confianza de los electores y tenga posibilidades de triunfo.

“Teóricamente, la oposición ya está empezando tarde, por lo que ahora sería una ventaja escoger como candidatos a dirigentes que partan con un cierto nivel de reconocimiento en las comunidades y la gente los relacione con sus zonas”, advierte el consultor.

Julio Borges coincide con él. “Los candidatos ya deberían estar pateando los circuitos y dando su mensaje. Eso no se puede dejar para los meses de campaña, hay que salir desde ya”.

Las parlamentarias todavía no han sido convocadas oficialmente por el CNE, que debe llamar al proceso con al menos 6 meses de antelación. Sin embargo, hay algunos indicios de que no se esperará a diciembre para hacer las votaciones, como ocurre tradicionalmente. Por ejemplo, el PSUV convocó a primarias para el 7 de junio para elegir a sus 110 candidatos para los circuitos. La MUD, por su parte, aún no ha resuelto cuántas postulaciones decidirá con votaciones internas ni cuándo las hará.

La oposición tampoco ha activado su maquinaria proselitista en circunscripciones que serán determinantes para decidir quién se queda con la mayoría de los diputados. En recorridos hechos el 4 y 5 de febrero en el circuito 2 del Distrito Capital y en el 4 de Miranda, ninguno de los más de

15 ciudadanos entrevistados dijo haber recibido propuestas de la oposición o que un partido de este grupo lo haya abordado para hablar del tema electoral. La mayoría se mostró dispuesta a escuchar planteamientos políticos y unos pocos admitieron que el PSUV ya se les acercó de alguna forma para esto.

“Votar es la única manera de lograr un cambio. Hay mucha inseguridad y la situación en general está muy mal. Estoy dispuesta a escuchar cualquier propuesta sobre soluciones, pero ningún partido me ha contactado”, confiesa Jazmín Rodríguez desde la plaza Capuchinos, en la parroquia San Juan.

Según la encuesta más reciente de Delphos, firma del estadístico y profesor de la UCV Félix Seijas, 60% del país no cree que los actuales problemas sean producto de una guerra económica y 80% culpa al presidente Nicolás Maduro.

Sin embargo, cifras de inicios de año mostraban que los nuevos descontentos del chavismo habían pasado a engrosar el grupo de los independientes y la intención de voto por la oposición solo había aumentado 4%, lo que genera dudas sobre si esas personas votarían en una próxima elección y por quién lo harían. Para que la MUD logre capitalizar el descontento, debe comenzar a dirigirse a esos venezolanos desde ya.

Espacios que la oposición debe ganar

Circuito 1 de Lara. Está compuesto por 8 parroquias de Barquisimeto y era un feudo chavista hasta la incorporación del gobernador de Lara, Henri Falcón, a la MUD. Es importante debido a que en él se eligen 3 diputados. En una situación de alta participación, como el 14 de abril de 2013, la oposición debería ganarlo. Si la votación es baja, como en las municipales de ese año, el chavismo tiene más opciones.

Circuito 3 de Bolívar. Lo integra solamente el municipio Caroní, donde se encuentra Puerto Ordaz, y en él se escogen 3 diputados. Históricamente ha sido esquivo para la MUD, que sólo en las presidenciales de 2013 pudo ganar este espacio y lo hizo por 0,39 puntos. En un escenario de participación alta, la oposición tiene oportunidad de sorprender. Si no lo hace, lograr la mayoría parlamentaria es casi imposible.

Circuito 1 de Monagas. Era un territorio seguro para el chavismo hasta la separación del ex gobernador José Gregorio Briceño del Psuv. En él se juegan 3 diputados y está formado por los municipios Sotillo, Uracoa, Libertador y Maturín, donde la oposición ganó la alcaldía en 2013. Si la MUD diera la sorpresa en este espacio difícil, encarrilaría la obtención de la mayoría simple.

Circuito 2 de Anzoátegui. La MUD sorprendió en 2010 en esta circunscripción, integrada por los municipios Monagas, Independencia, Simón Rodríguez, Miranda, Guanipa y Freites, y se llevó los dos diputados que tiene en juego. Sin embargo, desde entonces no ha vuelto a ganar en este espacio, el cual debe tener a su favor para contar con opciones de llegar a los 83 diputados que necesita.

 

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