María Corina Machado, autor en Runrun

Ago 20, 2018 | Actualizado hace 6 años
La verdad, por María Corina Machado

El horror como espectáculo. A eso ha llegado la tiranía. Se ufana de la tortura, de la degradación de la dignidad humana, del dolor ajeno. Llegaron al último nivel: torturan a sus secuestrados y lo muestran impúdicamente; como hacen los terroristas.

Es terrorismo de Estado. Y hay que decirlo así, porque la gente está harta de mentiras, de eufemismos, de excusas. Hay que hablar con la verdad y asumirla, aunque sea dura. Y lo es.

La verdad es que todo colapsa: medio país a oscuras y la otra mitad bajo el agua. Colapsa el parque automotor y la moneda. La verdad es que la Soberanía Nacional se hace añicos, la salud pública se gangrena y la producción petrolera, como la agroalimentaria, están en caída libre.

Maracaibo fue la primera ciudad que tuvo luz en Venezuela y por primera vez desde que se instaló el Sistema de Interconexión Nacional, quedó aislada y sin luz por mas de cinco días. Los técnicos lo han advertido: ciudades del centro del país como Valencia, Maracay y Barquisimeto, entre otras, van por el mismo camino.

Al mismo tiempo, en el otro extremo del país, la crecida del Orinoco pretendió ser silenciada por la indolencia y el cinismo del régimen; como me dijo Ana en su casa inundada en el barrio La Toma de Ciudad Bolívar: “y además, son capaces de decir que esto es un montaje”…. Ni un puente aéreo a Amazonas, ni uno fluvial a Apure. La verdad es que no les importa nada ni nadie.

La verdad es que la Fuerza Armada sabe que el régimen ultrajó nuestra Soberanía Nacional: la Farc y el ELN se pelean el control del Arco Minero en Guayana, y en el Catatumbo un comandante guerrillero “denuncia” que el Ejército ingresa a “nuestro” territorio y así justifica el asesinato de dos militares venezolanos por explosiones de minas…. y el “alto mando”…. ni una palabra… quizás se están debatiendo entre sus familias y la “lealtad” al tirano, como les ordenó Maduro.

La verdad es que Maduro sí sabe cómo lo desprecian en los cuarteles. Igual que en la calle. En su locura desenfrenada les dijo a los oficiales que escogieran entre sus madres o sus carreras; entre sus hijos y un reo de la justicia, condenado por corrupto….Como hicieron tantos totalitarismos antes. La verdad es que los oficiales y soldados ya escogieron.

La verdad es que a Maduro sólo le queda la persecución y el terror. Porque él está aterrado. Se quedó solo y ni se atreve a asomarse a esas “marchas” escuálidas de empleados públicos a quienes ya no tienen con qué amenazar; ¿qué les van a quitar? ¿Un sueldo que cada mes vale menos sin importar cuántas veces lo aumenten?

Maduro sabe que lo único que le queda es la cúpula militar y una parte de la Casa Militar. Más nada.

La verdad es que por eso ya ni se atreve a ir a Miraflores. Los que si se atreven son las enfermeras y los vecinos de Altagracia y La Pastora, a gritarle en su cara: ¡Fuera Maduro!, en medio de un apagón de 40 horas.

Ésta es la verdad. El régimen ha logrado el colapso total del país y con ello inexorablemente arrastra al sistema completo; incluyendo a quienes colaboran con él.

Los ciudadanos militares también deben comprender, de una vez por todas, que aquellos que se han convertido en la última barrera para la transición a la democracia, tienen la responsabilidad y una última oportunidad de hacer lo correcto.

La sabiduría popular criolla tiene un dicho: “quien le pega a la familia se arruina…”

En su desesperación, Maduro se atrevió a meterse pública y descaradamente con la familia venezolana; porque sabe que, precisamente, la unión de la familia civil y de la familia militar lo va a desalojar de Miraflores.

Esa es la pura verdad.

 

María Corina Machado

@MariaCorinaYA

Diario 2001

Cumbre de las Américas tendrá que escucharnos por María Corina Machado

CumbreA

 

A un bien aceitado sector de la OEA no le agrada escuchar a los venezolanos cuando se trata de democracia y la defensa de los derechos humanos. Lo sé por experiencia propia.

Hace un año entré al salón Simón Bolívar de la sede de la OEA en Washington a una reunión ordinaria del Consejo Permanente, donde estaba prevista en la agenda mi intervención.

Venezuela vivía días de profunda agitación, con masivas protestas en las calles, que Maduro ordenó reprimir brutalmente por fuerzas civiles y militares y bandas paramilitares. Decenas de muertos, centenares de heridos y detenidos, numerosos casos de tortura, de estudiantes en su mayoría. En su nombre debía hablar yo ese día. Once países votaron para escuchar las denuncias, pero 22, presionados por el representante de la dictadura venezolana, Roy Chaderton Matos, optaron por el secreto. (Lea: Los juegos de guerra de Nicolás Maduro ante las sanciones de EE. UU.)

Primero votaron para excluir el punto de la agenda. Trataron de suspender la sesión, pero, finalmente, gracias a la digna y consecuente representación de Panamá, pude hablar brevemente, siguiendo un procedimiento acostumbrado en la Organización, como en otra ocasión lo hicieron Nicaragua, Panamá y, más recientemente, Honduras, precisamente desde la silla de Venezuela. No quisieron escuchar al pueblo venezolano que sufría, hace un año, como sufre hoy.

Esta semana se reúne la VII Cumbre de las Américas, en medio de esfuerzos diplomáticos para que “el tema venezolano” no “enturbie” la agenda. Ese “tema”, objeto durante años de la más cruel y culpable indiferencia de las democracias del hemisferio, prefieren eludirlo, y consideran que el desarrollo sustentable, el avance de las nuevas tecnologías y la presencia de la dictadura cubana son más urgentes que la cruel y sistemática violación de DD. HH.

Ante el encuentro en Panamá, el régimen opresor y los ciudadanos en lucha cívica coincidimos en que la situación venezolana no sea ignorada. (Lea: Dos años sin Chávez y Venezuela sigue desplomándose)

Maduro aspira a cohesionar a sus aliados en un sentimiento antinorteamericano, en repudio a las sanciones impuestas a violadores de los DD. HH. Los ciudadanos aspiramos a ser escuchados en la OEA y a que la situación sea tratada a la luz de la Carta Democrática Interamericana.

Al regresar a Venezuela de la OEA, hace un año, el presidente de la Asamblea Nacional, teniente Diosdado Cabello, decidió, arbitraria e ilegalmente, expulsarme del Parlamento, acusándome de traición a la patria, alegando que había “aceptado un cargo de otra nación” al hablar en la OEA. Atropellando mi inmunidad, me impiden ejercer mis funciones parlamentarias, desacatando la soberanía de mis electores; me imputaron por conspiración y me prohíben salir del país.

Desde que hablé en la OEA, en Venezuela han asesinado a más de 25.000 personas, encarcelado a líderes opositores, sindicalistas, comerciantes, tuiteros y estudiantes; censurado y cerrado medios de comunicación y obligado a empleados públicos, militares, presos comunes y niños a firmar contra las sanciones impuestas a violadores de los Derechos Humanos.

Hoy, reconocidos demócratas del mundo elevan con firmeza su voz por la libertad de los presos políticos y de todos los venezolanos. La evidencia del carácter tiránico y corrupto del régimen es abrumadora.

Es una dictadura militar militarista, vinculada con el narcotráfico y el crimen organizado internacional, dispuesta a todo para preservar su poder. La OEA lo sabe y si otra vez se niega a escuchar a los venezolanos quedaría claro que Chávez habría logrado su declarado propósito: destruirla. (Lea: Las propuestas que llevará Santos a la Cumbre de las Américas)

Así como los venezolanos tendremos que reconstruir nuestro país y sus instituciones, a los americanos nos tocará reinventar a la OEA.

Manifiesto de 21 expresidentes

Al menos 21 expresidentes de América Latina y España entregarán en el marco de la Cumbre de las Américas, que comenzará este jueves en Panamá, una declaración conjunta con la que exigen la liberación inmediata de Leopoldo López, Antonio Ledezma y Daniel Ceballos. También solicitarán el respeto por los DD. HH. y las libertades democráticas. La declaración, liderada por el colombiano Andrés Pastrana, cuenta con el apoyo de José María Aznar de España, Felipe Calderón de México, Jorge Quiroga de Bolivia y Óscar Arias de Costa Rica, entre otros.

 

@MariaCorinaYA

El Tiempo

De la debacle a la reconstrucción por María Corina Machado

maria-corina-lilian

En 12 meses Venezuela es otra. En enero de 2014 el régimen alardeaba de los resultados electorales municipales y de su respaldo popular; lucía cohesionado, “guapo y apoyao”. La sociedad venezolana se veía desconcertada, triste, paralizada. Dentro y fuera del país pocos creían en un cambio político en el corto plazo.

Comienza el 2015 con un régimen colapsado, sin gobernabilidad ni legitimidad. A lo interno, sus facciones están irreconciliablemente enfrentadas y los disidentes denuncian persecución. El mundo finalmente reconoce y denuncia el carácter dictatorial de un régimen que viola masiva y sistemáticamente los derechos humanos.

Maduro optó por profundizar las causas de la tragedia: mayor control de la economía y la sociedad; corrupción, censura y represión. Su ineptitud y falta de autoridad hacían imposible esperar una “rectificación”, así sólo fuese cosmética. Ni la caída estrepitosa de los precios del petróleo logra que entienda su fracaso. El que sí lo entendió fue Castro; abandona el barco antes del naufragio.

Hoy, el drama económico obliga a las familias venezolanas a groseras e injustificables penurias para sobrevivir. Esta indignación se exacerba con la desfachatez de “los poderosos” robándose lo que queda.

El lamentable espectáculo de la “renovación” de los Poderes Públicos evidencia el grado de descomposición moral del régimen en su etapa terminal, y lo debilita aún más. Creer que sólo con diálogo político era posible un resultado distinto, es más que ingenuidad. Además de esta lección, este atropello arroja una consecuencia positiva: ahora nadie podrá cuestionar que enfrentamos una dictadura.

En 2014 los ciudadanos reaccionamos, nos encontramos en la protesta cívica y demostramos el poder del pueblo unido, en la calle, decidido a conquistar su libertad. Las poderosas razones para exigir la salida a la crisis que motivaron la histórica movilización de 2014, han crecido en una mayoritaria y profunda conciencia sobre lo urgente e inevitable del cambio de régimen.

Así empezamos el 2015: frente a la inminencia del cambio. Los dolores, sacrificios y logros de este año que termina son lecciones y energía para concretar la transición a la democracia e iniciar la reconstrucción de nuestro país.

@MariaCorinaYA

El Diario de Caracas