Luis Revilla, autor en Runrun

Sep 11, 2014 | Actualizado hace 10 años
Mensajes de Sanvicente por Luis Revilla

Japan's Nagatomo fights for the ball against Venezuela's Rosales during their international friendly soccer match in Yokohama

Por Luis Revilla / @LuisRevilla

 

Para comprender el incipiente proceso de Noel “Chita” Sanvicente en la Vinotinto, conviene interiorizar de una vez por todas las dramáticas diferencias metodológicas entre el fútbol de selecciones, que se ensambla un puñado de veces al año, y el de clubes, que se consolida a diario. El técnico, cuyo incomparable palmarés en Venezuela reposa sobre su visión y sus exhaustivas maneras, enfrenta el reto de construir un equipo con un régimen de trabajo muy diferente, de menor contacto con los jugadores y menos jornadas de entrenamiento y competencia.

El guayanés trata de compensar el déficit con labores de scouting, planificación y análisis; pero este “león enjaulado” también ha hecho todo lo posible por acumular horas de trabajo en módulos con los mejores futbolistas del torneo local y algunas jóvenes promesas, como acostumbraba su predecesor. La actividad extracurricular – ese factor hiperbárico – se antoja indispensable para la selección venezolana, que compite contra rivales superiores y necesita mitigar desventajas. Necesita, también, asimilar las ideas de su nuevo entrenador.

Que, además de saber defender su territorio, el equipo sea capaz de presionar en campo rival y asumir la iniciativa; que priorice el juego a ras de suelo pero domine la vía aérea, directa; que sea intenso y solidario, en ataque y defensa. Son algunas de las pretensiones que Sanvicente trabaja en los entrenamientos y predica en medios de comunicación con insistencia inoculadora, aunque el DT entiende que, al final, ese proceso de absorción depende en buena medida de la dedicación del futbolista lejos de la selección, donde vive y juega la mayoría del tiempo.

“Con los pocos días [de trabajo], el jugador tiene que ser inteligente para poder captar el mensaje”, declaró a @11titularDUR en la víspera de su debut como seleccionador, contra Corea del Sur. “Hoy les di muchas informaciones, espero que ellos cumplan”, agregó después, expectante por los resultados de tan escasas pero densas jornadas.

Venezuela, ya se sabe, perdió 3-1. Fue desbordada por las bandas, se mostró endeble en el área y poco profunda en ataque. Perdió varios balones cruciales y quedó mal parada ante el genial Heung-Min Son. Derrota lógica para un cuadro apenas refundado que, sin embargo, mostró intenciones concretas, ambiciosas táctica y técnicamente, evidencia de que el mensaje de Sanvicente no ha tardado en calar. En el fútbol siempre conviene tener un plan. Tenerlo claro, sentirlo, empuñarlo. Especialmente cuando no hay tiempo para entrenar: es importante que todos conozcan su lugar. “Que asuman su rol”, como pide Sanvicente.

Los atacantes venezolanos lo asumieron rápido. Ante la ausencia -natural- de sinergias y dinámicas ofensivas más estables, su presión intensa y coordinada generó las mejores ocasiones y le dio al equipo control sobre ciertos tramos del partido. “Los cuatro de arriba”, como les llamó el técnico, mostraron implicación total en fase defensiva, tapando líneas de pase y siguiendo a los laterales coreanos hasta el área propia, aunque luego perdieran muchos de esos duelos.

Cuatro días después de la derrota, Venezuela refrendó contra Japón la sensación de que a Sanvicente le rinde el tiempo con sus futbolistas. El equipo jugó mejor, pero diferente: fue más rígido, más simétrico tácticamente. Extremos fijos, doble pivote, doble nueve. Otro rival, otras soluciones. Los Samurai Blue plantaron un bloque alto, agresivo, que no ofrecía facilidades para construir el juego. El contexto era parecido al del segundo tiempo del debut, cuando Corea salió a presionar y a Venezuela le tocó defender más cerca de Dani Hernández. No tuvo salida aquella vez: arriesgara en corto o jugara en largo, perdía el balón. Contra los dirigidos por Javier Aguirre no le volvería a pasar, porque se ajustó mejor a las circunstancias.

No se empecinó por combinar por el centro para progresar en campo rival, no se expuso a perder el balón en la salida. No lo necesitaba: la ruta aérea Vizcarrondo – Salomón funcionaba notablemente. El del Zenit bajaba el balón y la ayuda llegaba a tiempo para asentar el ataque.

En defensa, “los cuatro de arriba” trabajaron muy bien contra la línea de tres que disponía Japón para iniciar el juego. No salían a presionar gratuitamente, cuidaban líneas de pase clave y detectaban con notable olfato las imprudencias, las dudas, los movimientos previsibles. Entonces sí presionaban como fieras, robaban el balón y atacaban con mucho espacio. Una presión selectiva, inteligente, que regaló pocas grietas y generó buenas ocasiones.

Con el balón, Venezuela se orientó hacia las bandas. Cichero, Seijas y Salomón en la izquierda. González, Guerra y Mario por la derecha. También Rosales, titular en el doble pivote junto a Rincón. El lateral del Málaga aparecía por ahí para apoyar la salida, y llegaba hasta el terreno contrario para apoyar el ataque. No será la última vez que Sanvicente haga el experimento. Rosales reúne virtudes coherentes con el rol: un notorio despliegue físico, intuición para moverse y cierta autosuficiencia técnica. También tiene confianza; la del entrenador, que cree en su potencial, y la propia, que no es poca. De ahí vienen los disparos fuera del área con la zurda y los pases de 30 metros a tres dedos. Rosales aún tendría que adaptarse a la función, familiarizarse con sus nuevas opciones y responsabilidades, pero lo mismo pudiera decirse de todos los futbolistas de la Vinotinto.

“Hay que saber jugar sin pelota”, dice uno de los mandamientos más prominentes del decálogo del nuevo seleccionador. Se refiere a lo que debe hacer un jugador cuando un compañero tiene el esférico: cómo debe apoyarlo, dónde debe estar, a dónde debe ir.Táctica con balón, organización ofensiva. Fue una debilidad durante el proceso anterior y Chita pretende impulsarla en el poco tiempo que tendrá para trabajar. No será fácil porque el jugador venezolano no maneja muchos de los conceptos involucrados, históricamente. No domina ese idioma. Algunos como Alejandro Guerra, quien ha jugado para el propio Sanvicente, Richard Páez y Juan Carlos Osorio, parecen alumnos aventajados. En general, sin embargo, el entrenador tendrá que insistir con sus ideas, de las que bien habló con@11titularDUR.

Noel Sanvicente quiere “dos o tres apoyos” alrededor del balón, permanentemente. Quiere que sus jugadores sepan “manejar variantes”: cuándo “jugar corto”, cuándo “contrarrestar la presión con un pase largo”, cómo “apoyar rápidamente” al receptor. Habla de opciones de pase, de saber elegirlas y ofrecerlas. Habla de acompañar el balón a donde vaya. Habla de “querer jugar”.

Sus jugadores se empiezan a contagiar: quieren jugar, pero tendrán que esperar un mes y luego otro. Así es esto

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Artículo publicado en la web de Daniel Chapela

En su paso por la selección, Richard Páez guió al equipo hacia logros sin precedentes, como la racha de victorias a finales de 2001, los triunfos en Santiago, Barranquilla y Quito, el histórico Centenariazo, o el primer pase a cuartos de final en Copa América.

La Vinotinto empezó a gatear rumbo al Mundial y fue adoptada por el país, devorador de álbumes Panini por excelencia. Sin embargo, la enorme expectación convirtió en promesa la posibilidad de clasificar y el merideño se bajó de la bola de nieve.

Le sucedió César Farías, cuyo downhill particular terminó el año pasado. El entrenador de Xolos de Tijuana transformó la empresa fundada por Páez, desarrolló su estructura, pero su principal mérito radica en el mero hecho de haberla retomado. Con el mismo espíritu subversivo, Venezuela amplió su registro de hitos. Jugadores diferentes, estilos diferentes, pero hazañas similares, vinculadas emocionalmente con el proceso anterior, como las victorias inéditas ante Brasil, Colombia en casa, en La Paz y en el Mundial Sub 20 de Egipto, entre otros estrenos.

No puede desestimarse la variable emocional del fútbol, un juego donde no siempre gana el mejor pero rara vez triunfan los pesimistas. En parte por eso la designación de Noel Sanvicente resulta tan significativa. Ningún otro entrenador era capaz de incentivar de tal manera a la numerosa hinchada vinotinto, una masa de historial corto pero triunfalismo palpable cuyo orgullo ha sido golpeado en las últimas tres eliminatorias, tanto que hoy asume la misión de clasificar al Mundial con más prudencia que la mostrada en 2003, cuando se consolidó la fiebre. El guayanés, candidato del consenso por su contrastada capacidad de trabajo y conocimiento del medio, también representa un elemento de cohesión anímica, y de continuidad: la tradicional irreverencia está a salvo.

Con eso no basta para pasar el verano de 2018 en Rusia, pero la selección de Sanvicente ostenta a priori algunas cualidades convenientes, como la experiencia. El talento que Chita tiene a su disposición, no solo el establecido sino también el incipiente, que tiene un potencial mayor, acumula valiosas horas de vuelo en partidos relevantes, instancias que deben ser alcanzadas de nuevo y superadas por primera vez.

“Cada técnico que ha pasado por aquí ha logrado avanzar y yo espero lo mismo, dar el paso que falta”, dijo el nuevo seleccionador. Resta mucho camino por recorrer, pero tras el proceso Farías quedó más o menos claro dónde se debe empezar.

Cinco derrotas para aprender:

5) Venezuela 1-2 Perú (07/09/2012): Flashback 

     Eliminatorias Brasil 2014 

Renny; Rolf, Túñez, Vizca, Cichero, Rosales, Minino, Agnel, Seijas, Arango, Miku.

Más allá del doble pivote y el doble lateral, dos notorias precauciones defensivas, Venezuela controló la media hora inicial por una cuestión de despliegue: transitaba con solvencia y, una vez en territorio peruano, presionaba con ahínco tras la pérdida. Si la presión era superada, el repliegue para corregir posiciones era furioso y organizado. Así se logró llevar el juego lejos de Renny Vega, una victoria táctica confirmada por la zurda de Arango. Ventaja y descanso en Lima: situación ideal.

Pero el ritmo venezolano decayó; el equipo ganó menos duelos aéreos, menos segundas jugadas, y Perú comenzó a merodear el área. Ahí apareció Farfán para capitalizar los errores de la defensa vinotinto. Cichero fue expulsado sobre la hora de partido y cualquier posibilidad de sumar se desvaneció por completo. Fue un colapso como los de antes.

4) Venezuela 0-2 Chile (09/06/2012): Otra vez tú 

     Eliminatorias Brasil 2014

Renny; Rosales, Perozo, Vizca, Cichero; Seijas, J. Álvarez, Di Giorgi, Arango, Salomón, Miku.

Desde el gol de Mauricio Pinilla en 2004, ese momento — si la palabra existiera — anticlimático en el fango de Pueblo Nuevo, la visita de Chile en eliminatorias es guerra avisada, pero Venezuela no ha hecho mucho caso. No conformaba el 2-2 que, cuatro años después, Humberto Suazo rompió para los suyos al minuto 93, porque la Vinotinto quería venganza. “¡Qué arrechera!”, tituló el diario Líder al día siguiente. El sentimiento duraría otros cuatro años.

César Farías trató de desconocerlo en la víspera de aquella trágica reválida. El sucrense sugirió de muchas maneras que el empate no era mal negocio del todo, pero quizá le pudo la ansiedad a los 64 minutos de juego. El partido, equilibrado y sin mucha historia hasta entonces, se abrió con un doble cambio que dividió al equipo en dos: Juan Guerra por Julio Álvarez y Del Valle por Miku. Venezuela perdió la poca continuidad que tenía con el balón y no fue capaz de mantener la calma sin él. Eventualmente apareció el error y Chile se puso en ventaja a cinco del final.

Tiempo después a Farías le preguntaron en el programa de radio “Los Cronistas” si hubiera hecho algo diferente como DT de la selección. “Se resume en algo cortico”, dijo. “Chile. La tengo aquí”.

3) Venezuela (3) 0-0 (5) Paraguay (20/07/2011): El lado bueno de las cosas

     Copa América 2011

Renny; Rosales, Perozo, Vizca, Cichero; Maestrico, Lucena, Di Giorgi, Arango; Moreno, Rondón.

Hoy se cumple el tercer aniversario de aquel partido, un recuerdo que enorgullece, porque la Vinotinto jugó una semifinal de la Copa América, y a la vez duele a muchos, porque estuvo a punto de ganarla: cayó en penaltis y mandó tres balones al palo en los 120 minutos previos. La derrota fue como suena, terrible, pero en Venezuela prevaleció un sentimiento de gratitud hacia el equipo y hacia la vida. Más de uno tuvo miedo de perderla cuando llegó la tanda.

2) Venezuela 1-2 Paraguay (10/10/2009): Final perdida

Eliminatorias Sudáfrica 2010

Renny; Boada, Vizca, Lucena, Fuenmayor, Rincón, Arango, Seijas, Maestrico; Maldonado, Miku. 

La obligación de ganar determinadas finales ha representado un peso muy difícil de asumir desde el punto de vista estratégico para Venezuela en las dos últimas eliminatorias. Esta derrota en Cachamay contra Paraguay es un ejemplo de libro. El equipo de Gerardo Martino administró la ansiedad vinotinto con serenidad y castigó sus titubeos a la contra. Venezuela fue superada por un rival formidable y, sobre todo, por un contexto imponente.

1) Venezuela 0-1 Uruguay (11/06/2013): Hoy era el día

Eliminatorias Brasil 2014

Dani Hernández; Rosales, Vizca, Túñez, Cichero; Arango, Rincón, Lucena, Maestrico; Feltscher, Salomón.

Si Josef Martínez y Rómulo Otero alcanzan todo su potencial como futbolistas, en el futuro costará más entender por qué fueron descartados por Farías antes del crucial partido en Puerto Ordaz contra Uruguay. Pero no debe olvidarse que ambos tenían 20 años, y que Josef, entonces suplente indiscutible en el Young Boys, venía de jugar 90 minutos en La Paz. Lo que pasa es que Venezuela, paralizada por los nervios y la frustración, los acabó necesitando. El equipo no estaba preparado psicológicamente para verse debajo en el marcador, ni futbolísticamente para superar el abnegado bloque charrúa. La Vinotinto acumuló rematadores y lanzó una lluvia de centros, pero no fue capaz de pisar con firmeza la frontal del área uruguaya. Potenciar el juego interior de la selección será uno de los principales retos de Noel Sanvicente.

 

Cinco victorias para recordar:

 

5) Venezuela 1-0 Ecuador (09/07/2011): El lienzo

     Copa América 2011

Renny; Rosales, Vizca, Perozo, Cichero; Lucena, Rincón; Maestrico, Arango; Miku, Maldonado.

Venezuela se las arregló para sobrevivir al debut contra Brasil tras meses de ensayo y error, pero de lo mostrado ante Ecuador no había ofrecido sino vestigios. Aquella tarde fue presentado en sociedad el remozado 4-2-2-2 de Farías, estructura básica de la selección en el torneo y el resto del proceso.

“El Maestrico” González premió el orden y la ambición Vinotinto con su empeine, y consumó el punto de inflexión futbolístico y anímico del ciclo. La suplencia de Juan Arango, demanda de considerable calado en el momento, no ha vuelto a ser exigida desde esa semana de julio de 2011.

4) Paraguay 0-2 Venezuela (11/09/2012): El Debut 

     Eliminatorias Brasil 2014

Dani Hernández; González, Túñez, Vizca, Rosales; Lucena; Maestrico, Arango, Seijas; Josef, Salomón.

Venezuela tenía la obligación de sumar puntos donde jamás lo había hecho, y para ello saltó al campo con una de sus alineaciones más ofensivas.

No fue una presentación impecable, pero la Vinotinto transitó hacia territorio paraguayo una y otra vez. En el mediocampo tenía más gente, mejor colocada: superioridad numérica y posicional. En las áreas, más acierto.

Tres nombres resaltan del inédito XI propuesto por Farías: Dani Hernández, Álex González y Josef Martínez, debutantes en el premundial. Dani mantuvo en cero el arco vinotinto antes y después de los goles de Rondón. Álex sufrió con Samudio y Fabbro, pero llegó para quedarse. Josef fue la figura del partido.

3) Venezuela 2-1 Chile (17/07/2011): Shhh 

     Copa América 2011

Renny; Rosales, Perozo, Vizca, Cichero; Lucena, Rincón; Maestrico, Arango; Miku, Maldonado.

Venezuela pretendía olvidar en San Juan lo sufrido cuatro años antes en San Cristóbal, y lo logró porque compitió muy bien en el primer tiempo y tuvo suerte en el segundo.

Así conviene leer lo ocurrido aquella noche: en dos partes. Tras la primera mitad Venezuela se consagraba como una de las selecciones más incómodas del contexto sudamericano, pero el segundo tiempo fue de Chile.

Valdivia, Sánchez y Suazo se propusieron incendiar la defensa venezolana en 20 minutos de fútbol de alto vuelo. La Vinotinto se las arregló para resistir: solo permitió un gol, el del empate, aunque pudieron ser 4.

Cuando pasó la tormenta, Venezuela marcó el segundo a balón parado, Cichero mandó a callar a más de 20 mil chilenos y el país tomó las calles porque su equipo de fútbol estaba entre los mejores 4 de América.

2) Venezuela 1-0 Argentina (11/10/2011): That’s Amore

     Eliminatorias Brasil 2014

Renny; Rosales, Vizca, Amorebieta, Cichero; Lucena, Rincón; Maestrico, Arango; Miku, Salomón.

Terminó el partido y en la zona mixta un puñado de periodistas esperaban a Fernando Amorebieta con una pregunta en la punta de la lengua:

¿Es el gol de tu vida?

El vasco, amable y condescendiente, repasó junto a ellos los atributos de su histórico tanto:

Bueno, marcar en mi debut oficial con la selección en Anzoátegui, la tierra donde nací, para ganarle a Argentina por primera vez en la historia, pues… 

Sobre la mesa faltaba, sin embargo, un dato definitivo que el defensa confesaría después, casi entre risas:

La verdad es que es el segundo gol que marco en mi carrera.

Amorebieta llegó de carambola y no le faltaban detractores antes de atropellar a Argentina aquel 11 de octubre, pero nadie pudo resistirse a los matices mesiánicos de su historia. “La Grullla” voló en Puerto La Cruz y desde entonces todo fue amore. 

1) Venezuela 1-0 Colombia (26/03/2013): A cappella 

    Eliminatorias Brasil 2014

Dani Hernández; Rosales, Vizcarrondo, Túñez, Cichero; Lucena, Rincón; Maestrico, Arango; Aristeguieta, Rondón.

Juan Arango ya había debutado y la selección aún era un equipo de derrotas garantizadas. Antes de cada partido no había incertidumbre, ni ansiedad; se sabía que Venezuela perdería. Eso cambió de forma definitiva tras el boom de 2001.

No es que la derrota haya dejado de ser una posibilidad desde entonces, está claro. Hay partidos, y no son pocos, a los que Venezuela acude con grandes opciones de perder, especialmente cuando el rival juega mejor y tiene mejores jugadores. Un ejemplo: la visita de Colombia en marzo de 2013, rumbo al Mundial de Brasil.

La Vinotinto era goleada por Argentina mientras Falcao y compañía barrían con América. Así llegaron al encuentro ambas selecciones, y más o menos así se fueron del premundial. No era demasiado sensato apostar por Venezuela.

Sin embargo, la novedad introducida por Páez y reforzada por Farías es que ahora hay partidos, y no son pocos, a los que la Vinotinto acude con grandes opciones de ganar.

Un ejemplo: la visita de Colombia en marzo de 2013, rumbo al Mundial de Brasil, después de que 40 mil personas cantaran a cappella el “Gloria al Bravo Pueblo” en el Cachamay. Entonces no era demasiado sensato apostar por Colombia.

Bromas aparte, Venezuela jugó esa noche con la intensidad de aquel canto. Solo así podía contrarrestar a un equipazo que mastica las jugadas y escupe los goles. Solo así podía reducirlo a un par de ocasiones de gol, y en el camino generar cinco.

Hay que ver cómo celebraron los jugadores venezolanos, reunidos en el centro del campo, saltando y cantando tras ganar. La Vinotinto llegaba a 15 puntos (los mismos que Chile, dos más que Uruguay), con cinco partidos pendientes, tres de ellos en casa. La oportunidad merecía el festejo.

Faltaba mucho para Brasil, pero Venezuela no se ha vuelto a sentir tan cerca de su primer Mundial como aquella noche.

0) Venezuela 3-2 Perú (10/09/2013): Aarhus