Luis Oropeza, autor en Runrun

Jun 14, 2017 | Actualizado hace 7 años
Lo que se le olvido al gobernador Falcon, Luis Oropeza

henrifalcon

 
Señor Gobernador.

Usted dice en su mensaje de hoy muchas verdades o más bien, todas correctas, si hubiesen sido dichas para un país distinto al suyo, donde no haya ocurrido la tragedia devastadora e insólita que agobia a estas generaciones venezolanas y a no se sabe cuántas por venir.

Soluciones sin caídos y sin sangre derramada las deseamos todos los espíritus sanos y rectos que aún nos quedan. Sólo gente sin alma ni corazón dolientes puede disfrutar la vida acribillando a millones de seres pacíficos que se acorralan en la disyuntiva del deber asumido a todo riesgo, de tirarla a la calle en justo reclamo del elemental auxilio de pan y medicinas para sus hijos, en solicitud de reprensión para la delincuencia desatada y algo no menos valedero, de esperanzas de libertad todos.

No pocos como Ud. deberán explicar cómo insistir en soluciones sin calles invadidas por la protesta y la indignación de un pueblo, después de 17 años de padecimientos, subyugado por los engaños, las triquiñuelas y falsas promesas de paz exigidas con un fusil en la nuca.

Algo más funesto y perverso como ninguna otra ofensa ante una sociedad que se respete a sí misma. Frente a una historia glorificada por un pasado de libertadores, se ha permitido con abuso del excesivo silencio e incluso el dar por sabido y consentido sin rechazo, que un intruso desde el Caribe se radique en nuestro suelo para brindar seguridad a un régimen al precio de coronar entre nosotros el penoso ciclón de penurias y dolores sin aliento, que por más de medio siglo ha dejado postrado al pueblo cubano. O sea, la involución cubana arruina a su país de origen e inconforme aún en su afán de exterminación crónica, emprende, sigue y nunca cesa, en su revancha vengadora por toda nuestra América.

Señor Gobernador, no quiero ni pretendo lastimar su trayectoria. Sólo aspiro llevarle estas breves y resumidas consideraciones, para que en el espectro de sus reflexiones no deje de advertir las razones q explican y justifican el sacrificio y la inmolación al cual debe hoy enfrentarse este bravo pueblo. Es el mismo pueblo que ayer debió regar con su sangre la libertad en este costado de este continente, que ya por fin se desprendió de la ingenuidad de seguir engañado por una democracia falaz y sin pudicia que lleva más de dos décadas con el rostro oculto en los pasamontañas de la Sierra Maestra.