Joaquin Pérez Rodriguez, autor en Runrun

El Espectáculo de la Política, por Joaquin Pérez Rodríguez

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El mundo vive una etapa convulsionada. La revolución de izquierda de los años 60 se ha transformado en la revolución de la derecha del siglo XXI.

De una era de consolidación de la democracia y la unión, estamos evolucionando hacia una era de división, hegemonías grupales y radicalización. La izquierda se asemeja a la derecha y ya es muy difícil distinguir una de otra por su manera de actuar. Chávez y Maduro, gobernando por decreto, se asemejan a Trump mandando por órdenes ejecutivas. Se parecen cuando atacan a los que se oponen, culpabilizan a los que dan su honesta opinión. Ya los frenos sensatos de los checks and balances parecen cosa del pasado. Ellos han atacado a la prensa con un furor que no dista de un auto de fe o un apedreamiento público. Y sus partidarios racionalizan todas las acciones automáticamente.

Lo que está pasando en Estados Unidos no es más que el reflejo mayúsculo de lo que está pasando en muchas partes. Tratemos de analizarlo serenamente, aunque será una ardua labor.

Esas medidas, como cumplimiento de promesas de campaña, se están instrumentando rápidamente. Así su gente se siente complacida. No importa que las medidas no hayan sido pulidas o evaluadas sus consecuencias, simplemente se han decretado durante las primeras dos semanas de estar en el poder. En realidad no buscan resolver problemas de fondo porque, aunque logre construir el muro, no logrará hacerlo impenetrable. Ya lo dijo Janet Reno: “por cada muro de 20 metros de alto, habrá una escalera de 21”. La tendencia a emigrar surge de la falta de trabajo bien remunerado, o por la inseguridad que siente un latinoamericano en su país. Y al deseo de resolver esos carencias solamente lo obstaculiza una larga y peligrosa caminata a través de la frontera. Esto ni ha sido freno, ni lo seguirá siendo. Y menos porque se fabrique un muro. Si no mejora la economía latinoamericana, y la seguridad, la invasión seguirá, por aire, mar y tierra. Pero Trump firmó una orden para hacer el muro y sus seguidores lo aplauden.

La segunda promesa: México lo pagará. México NO lo pagará, lo pagarán los norteamericanos. En justicia, si seguimos su razonamiento, el muro debe pagarlo América Latina, porque no sólo de México vienen los migrantes. Pero México fue el pushing bag que encontró más fácilmente y sobre él van los ataques. Si Trump conociera un poco de política latinoamericana sabría que, así como entre su gente funciona el tema del muro, allá funciona el tema del no pago. No hay gobierno mexicano que se atreva siquiera a insinuar que habrá algún tipo de compensación.

Cualquier impuesto que castigue los productos mexicanos será transferido al consumidor, que es el pueblo de Estados Unidos. Cualquier castigo a las remesas será contestado con medidas que pueden ir desde otorgar el mercado mexicano a China, hasta hacerse de la vista gorda con el tráfico de indocumentados por su territorio o con el trasiego de los narcos. Si conociera Trump un poco de la historia de América Latina sabría que Pancho Villa invadió México, que Honduras y el Salvador fueron a una guerra, con aviación incluida, por el resultado dudoso de un partido de futbol, que en Brasil hubo una revolución que costó dos guerras por el rechazo al censo y al sistema métrico decimal. Y que las maras, que prácticamente creó el gobierno americano, pueden realizar actos violentos más fácilmente que ISIS.

Lo que Trump sí ha logrado en México es poner en jaque al sistema político, y al peso, siendo el pobre el más castigado porque tiene que comprar lo importado al doble. Cada vez que el presidente Peña decide viajar a USA o telefonear a Trump, pierde puntos en las encuestas. Cada vez que Trump amenaza a México, López Obrador, el candidato de izquierda, toma ventaja en las encuestas presidenciales.

La prohibición de darle entrada a las personas de ciertos países musulmanes no solamente es una falta de respeto a una religión y a varios países, es una falta de respeto a los funcionarios diplomáticos americanos que han gastado meses investigando a un peticionario de una visa antes de otorgarla y que ven como una medida apresurada le quita validez a todo su trabajo. ¿Cómo se le va a quitar el derecho de entrar a un ciudadano que posee una green card y que está a punto de ser ciudadano? Eso es más grave que negarle la validez a una visa, porque el proceso de la residencia y la ciudadanía son cosas muy serias.

Mientras tanto, el show de Trump sigue. Actos de gobierno masivos. Funcionarios destituidos fast track, medidas compulsivas puestas en acción sin medir consecuencias. Peleas con los medios, prohibición a ciertos periodistas para hacer preguntas porque no han sido suficientemente respetuosos. Gran parecido con Chávez, Evo Morales o Correa en procedimientos. Y el resultado es exacto: más polarización y más odio. Es el guión y lo está siguiendo paso a paso. Veamos que dicen los republicanos, o los jueces, o la prensa.

*Joaquín Pérez Rodríguez ha sido Viceministro de Información del gobierno de Venezuela, Secretario de Organización del Partido Copei, consultor electoral de candidatos presidenciales en Venezuela, Estados Unidos, México, R. Dominicana, Puerto Rico, y ha manejado campañas en toda América desde hace 25 años. Fue el coordinador de la única encuesta independiente que se ha realizado en Cuba.

Consejos prácticos para salir de Maduro y sus secuaces, por Joaquin Pérez Rodriguez

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La oposición venezolana ha dado una gran pelea para sacar del poder al chavismo. Debido a esa larga lucha, solamente el 12% de la población desea que Maduro continúe en el poder, más del 60% quiere que su mandato cese y la popularidad del partido oficial es negativa. Un 90% rechaza al PUSV y un 10% lo respalda.
Cada vez el régimen pierde más espacio y se arrincona con los pocos aliados que le van quedando, Raúl y Fidel Castro, la Guardia Nacional, los narcos y las bandas armadas.
Al comienzo el chavismo tenía un gran apoyo popular, todos los mecanismos de poder y la capacidad de hacer trampas electorales a su antojo.
Con el tiempo eso ha ido cambiando.
El proceso de aprendizaje de la oposición ha sido paulatino y lento. En Cuba, los opositores decidieron combatir a Castro por la fuerza desde el primer momento. En Venezuela, decidieron hacerlo en paz y con la poca legalidad ciudadana que le iban dejando. En Cuba el gobierno tomó las redes del poder de inmediato y mató, detuvo o expulsó a todo opositor. En Venezuela esta toma del poder ha durado casi 20 años. Mientras el gobierno aprovechaba las enseñanzas fidelistas para controlar y mantenerse en el poder, la oposición tuvo que aprender de cero, no había una experiencia similar que sirviera de ejemplo.
Y así pasó. De la estrategia de sacar a Chávez a como diera lugar se pasó a una nueva estrategia de tratar los temas que preocupaban a la gente y dar soluciones. Esto fue dando frutos.
Las trampas chavistas de modificar resultados de actas en centros de votación se contrarrestaron con vigilancia en todos los centros de votación y con acciones puntuales en aquellos lugares donde la trampa era evidente. Se neutralizó también la trampa electrónica.
Se deterioró el control total de las instituciones a través de gobernaciones y alcaldías y después mediante el control absoluto de la Asamblea Nacional por la oposición. Se realizó una excelente labor internacional que ha dejado cada vez más solo al gobierno.
La incapacidad para gobernar, la caída del precio del petróleo, la inseguridad, el desabastecimiento de alimentos y medicinas, y la desaparición del líder ha creado un cataclismo politico-social muy difícil de describir si no se ha vivido. La cubanización del proceso se ha logrado casi totalmente y la olla está al estallar.
Ahora, la oposición ha pedido la celebración de un referendo revocatorio que sin ningún tipo de dudas sacará a Maduro del poder. El problema es que si este referendo no se celebra antes de diciembre, Maduro saldrá, pero el chavismo no. El vicepresidente que nombre Maduro asumirá el poder si la consulta se celebra después de Diciembre.
Pero, ¿por qué, con todas estas consideraciones, el sistema no ha colapsado? ¿por qué Maduro se mantiene en el poder?
¿Cómo terminar con esta desesperante situación de un país que necesita salir del chavismo y un chavismo que hará todo lo posible para no salir del poder? Aquí van algunos consejos prácticos.
En primer lugar, la oposición no sólo debe estar unida, sino parecerlo ante la opinión pública. Todo el que quiera salir de esta situación debe unirse a la MUD como una necesidad imprescindible.
En segundo lugar, el revocatorio antes de Diciembre es la vía. El diálogo es el revocatorio.
En tercer lugar, la desesperación de la gente debe enfilarse contra el gobierno. Si hay un asesinato espantoso, el culpable no es solamente el asesino o el hampa, es el gobierno. Si se forma una inmensa cola para obtener alimentos o pasar a Colombia a comprar comida, esas colas deben ser sonoras, estratégicamente orientadas contra el gran culpable: el gobierno. Así como aprendió la oposición a cuidar los votos y evitar las trampas, así también debe aprender a utilizar las colas como el gran medio de comunicación contra Maduro y sus secuaces.
Por último, si el gobierno se sale con la suya y la consulta popular no va este año, se debe dar el paso final: la huelga general.
Pero no una huelga de pacotilla, una huelga donde el banco abra dos horas, donde el supermercado venda a escondidas alimento, donde el transporte continúe y la electricidad llegue a todos lados. Debe ser una huelga nacional, total, bien planificada, donde nadie se mueva de sus casas para hacerle difícil al gobierno agredir a los ciudadanos con sus matones . Una huelga que no cese sin el compromiso de celebrar el revocatorio este año. Serán unos días duros, unos días sin luz, sin agua, ni alimentos, pero solo unos días y la pesadilla pasará.
El país está tan destrozado que una huelga general no le hará más daño. Bien vale el sacrificio para este esfuerzo final.