Jorge Millán, autor en Runrun

Nov 14, 2015 | Actualizado hace 8 años
Nieve en Miraflores Por Jorge Millán

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@jorgemillant

La llegada de Cilia Flores y Nicolás Maduro al palacio presidencial, después de la muerte de Hugo Chávez, nos ha traído a los venezolanos una etapa insólita para la vida de nuestro de país. Son tantas cosas impensables que han ocurrido que pareciera que el país ha perdido la capacidad de asombro.

Los tiempos en que existía una clara división de lo bueno y lo malo, se han esfumados. La justicia definitivamente ha sido enviada al exilio como muchos compatriotas de bien, y ha llegado el reino de la complicidad y la alcahuetería. Basta tener un vínculo familiar, político o afectivo con quienes nos gobiernan para tener patente de corso para delinquir libremente y amparado por el Estado.

Cada día Venezuela se transforma en un Estado entre ficticio y forajido, que sistemáticamente destruye el tejido moral de la nación. Hemos llegado a un punto de inflexión donde es obligatorio decidir si continuar en esta dirección o frenar un gobierno que no solo nos lleva al despeñadero económico, sino más grave aún al moral.

Hacer la lista de los casos de corrupción que permanentemente nos enteramos, es más larga que la lista de los alimentos y medicinas que no se consiguen, sin embargo, no se produce ninguna investigación y mucho menos algún castigo. Así ocurre con el clamor de justicia de los familiares de los más 221 mil asesinados en los últimos 16 años, la cual reina por su ausencia.

En este proceso de deterioro del Estado, como ente responsable de garantizar la justicia a sus ciudadanos, así como de combatir la delincuencia, nos encontramos diariamente con casos de funcionarios policiales y militares denunciados por estar involucrados con la delincuencia organizada, lo cual tampoco ha generado ninguna acción que propenda a castigarlos.

Ahora bien, después de habernos enterado de acusaciones contra  distintos altos jerarcas del gobierno de estar involucrados en el narcotráfico y una vez más no activarse ninguna investigación, sino por el contrario ser objeto de ascensos y condecoraciones, la sigilosa y larga mano de este flagelo social que es la producción y distribución de drogas, salpica a Miraflores.

Desde mi punto de vista no es imputable a ninguna familia el comportamiento de algunos de sus miembros, pero lo que sí es cuestionable es cuando con nuestro silencio o protección tratamos que su acciones no sean castigadas. No me alegra la situación familiar que pueda estarse viviendo en Miraflores pero la responsabilidad que conlleva los cargos públicos exige que desde allí se inicie una investigación seria para acabar con la penetración de narcotráfico en nuestro estado.

El país espera por una ley amnistía desde la nueva asamblea nacional que se instalará el próximo 5 de enero, pero esta ley lo primero que debe lograr es que la justicia vuela de su exilio para gobierne en Venezuela.

Nov 07, 2015 | Actualizado hace 8 años
Del chavismo a la neurocisticercosis madurista

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@jorgemillant

Pensar en la situación de Venezuela nos obliga a hacer un gran esfuerzo de compresión de la conducta humana y su relación con sus gobernantes.

No es la primera vez en la historia del hombre, ni será la última, que gobernantes llevan a su pueblo al fracaso y la miseria. Y tampoco es inédito que parte de la sociedad se adhiera a ellos con un fanatismo inexplicable.

Ahora bien, ¿Qué hace que seres inteligentes y pensantes terminen siendo aducidos por procesos absolutamente irracionales y negativos para un país?

Judt, alegaba que en el caso del socialismo operaba la fe cuasi-religiosa como factor preponderante para que, incluso mentes privilegiadas, se desconectaran de los hechos, y así a cuenta de un futuro utópico justificaran,para preservar el poder, carnicerías humanas de quienes, viendo el resultado del sistema de gobierno, se oponían y procuraban cambiar a quienes hundían a la nación.

En nuestro país el deseo de cambio llevó al pueblo a buscar nuevos caminos para materializar expectativas y demandas que le permitieran lograr una vida mejor.

En este proceso, el chavismo logró sustituir la democracia de partidos que existía y condujo a Venezuela a un neocaudillismo militar que tenía como novedad la incorporación del castrocomunismo en su bagaje doctrinal.

Afortunadamente, para quienes apostaron a la transformación social del país a través del nuevo caudillo, los precios del petróleo permitieron que este nuevo populismo tuviera las alforjas llenas para implementar un clientelismo como nunca antes se había visto y dio espacio para la hipercorrupción de los adeptos, que garantizará las lealtades necesarias para convertir al líder del naciente proceso en un nuevo Mesías.

Ese ingreso petrolero extra que no tenía nada que ver con sus políticas no duró para siempre, y lamentablemente lejos de haber sido un motor para la transformación económica del país, la incapacidad y la corrupción de Gobierno devastó la producción nacional debido a los grandes negociados que reportaba el manejo arbitrario de las divisas.

Por otra parte, la certeza de la desaparición del Mesías obligó a la designación de un heredero, y aunque la seudorevolución no era un Edén, pareciera que tenía a su Caín y a su Abel.

En este ambiente emerge una nueva etapa política, la cual es muy difícil definir.

La pérdida de la capacidad clientelar, la incapacidad para satisfacer demandas y la ausencia de liderazgo de los nuevos conductores del proceso producen un quiebre en las bases de apoyo del chavismo, que da nacimiento a una nueva ciclo.

Esta fase del socialismo del siglo XXI que podría ser calificada como madurismo o madurocabellismo, es la expresión de la debacle del modelo y la inexorable consecuencia del más vulgar saqueo a nuestra nación.

Es en conclusión, tal cual como el proceso de neurocisticercosis que ocurre cuando a un ser humano se le alojan lombrices en el estómago desde allí viajan hasta el cerebro, afectando las funciones de este.

Es así como, la fase de neurocisticercosis madurista podría explicar la conducta del Gobierno ante tan significativa crisis que vivimos. Esa desconexión con la realidad, las acciones epilépticas, la parálisis general y sobretodo la falta de buen juicio y sentido común que le caracterizan, puesto que nunca podría ocurrir con gobernantes que gozarán de su sano juicio.

Corresponde a los venezolanos comprender que nuestros país lo han enfermado con el odio, la violencia, los engaños y la corrupción, y en pocos días le corresponde decir si continuar así o dar un paso para cambiar y lograr sanearlo.

El destino de la nación nos lo jugaremos en las elecciones parlamentarias, así que es nuestro deber comprometernos con el cambio.

Oct 25, 2015 | Actualizado hace 8 años
El muro de Maduro, por Jorge Millán

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Nada es más complicado que cuando los seres humanos deciden dejar a un lado la capacidad más importante que poseemos, que no es otra que la de razonar. Esta nos hace seres racionales y razonables, base fundamental para que seamos libres e iguales, o iguales y libres de acuerdo a la visión ideológica que se prefiera de acuerdo a nuestra concepción de la justicia y nuestros valores.
La civilización humana siempre ha luchado para lograr que cada ser humano tenga el derecho en sociedad de poder desarrollar al máximo esta capacidad y esa lucha nos ha llevado a considerar en el siglo XXI que la democracia es la mejor forma para garantizar la emancipación del hombre y el pleno uso de esta virtud.

En general, esta lucha se ha presentado contra quienes han dirigido a las naciones, que en regímenes no democráticos siempre han caído en la desviación de creer que el país es de ellos, en vez de tener claro que le pertenece al pueblo.
Para Habermas, los marxistas se equivocan cuando reducen el proceso histórico a una lucha entre dos clases, la burguesa y la proletaria, porque las sociedades modernas han alcanzado un grado de complejidad en donde dicha reducción impide comprender las tensiones entre diversos grupos de interés que se presentan en nuestras sociedades, siendo esto la base del fracaso de esta visión porque anula, oculta, desaparece, las múltiples expresiones que nuestra razón nos permite crear, y son parte de lo que enriquece la deliberación que nos lleva a alcanzar los consensos o decisiones que nos permiten el progreso y la paz.

Estando de acuerdo con que la reducción marxista es causa de su desviación embrionaria, la verdad es que el problema de fondo es que la lucha permanente que se presenta en la historia de nuestras civilizaciones no obedece a una lucha de clases como lo señala Marx, sino a una lucha entre gobernantes déspotas y ciudadanos con el deseo de ser libres e iguales.La opresión que caracteriza a los gobernantes que se envilecen con el poder, que empiezan a considerar como propia la riqueza de la nación, como universal su pensamiento y sus interés sobre el del colectivo, su privilegios y sus lujos por encima del bien común, siempre ha sido el motivo del enfrentamiento que se presentan en nuestras sociedades y que ha empujado a oprimidos a unirse y reaccionar contra la indignante intención de estos tiranos de esclavizar a la sociedad.

Aunque en gran parte del mundo esta situación fue superada con las democracias modernas, en Venezuela lamentablemente vemos como cada día quienes nos gobiernan tratan de alejarnos del camino donde el pueblo tiene, en su poder, la capacidad de dirigir su destino.De forma primitiva, el Gobierno ha perdido su capacidad de razonar y busca mantener el poder con la siembra del temor, muy a la escuela de Maquiavelo que consideraba que es mejor ser temido que amado y por esto vemos las constantes amenazas que profieren frente a la inminente derrota que se les avecina el 6 de diciembre, para tratar de detener lo indetenible.

Afortunadamente, el venezolano siempre ha luchado por su libertad, la amenaza no es la medicina para que sirve para frenarlos, y como hemos visto con sistemas autocráticos similares en Europa del Este, cuando la voluntad de cambio entra en el espíritu de los hombres no hay muro ni reales ni imaginarios que la puedan detener.

Este muro de contención que Maduro y sus socios pretenden levantar para mantener al pueblo en la miseria, mientras los allegados al régimen se lucran, es de arena y como siempre ocurre, se desvanece cuando las olas empujan sus paredes.

Movilización y abstención: El último bastión madurista por Jorge Millán

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Ya quedan pocos días para que la elección de la Asamblea Nacional se lleve a cabo y resulta por lo menos suspicaz no conseguir el despliegue acostumbrado de la mermada fuerza del madurismo en las calles del país.

Esta situación en gran parte se debe a la pérdida de apoyo popular que el oficialismo viene viviendo, producto de la traición que le hicieron a la población más desposeída, que hoy junto al resto del país sufren las penurias de una crisis que nunca debió existir, que solo persiste por la incapacidad y corrupción de la pseudorevolución.

Pero no es la única razón que explica el abandono de la calle por parte del madurismo en una contienda electoral tan importante para el país. Es muy probable que la apuesta del oficialismo sea evitar que el ambiente electoral  tome cuerpo y con una votación cautiva, dura y muchos vehículos del Gobierno, generar una movilización que permita lograr un triunfo a pesar del repudio que bien ganado tienen en la actualidad.

Creer que los rojos están dormidos podría ser un error de los millones de venezolanos que desean cambio, plantearse la poca movilización en campaña actual como una debilidad y caer en la desmovilización creyendo que se tiene el triunfo asegurado sería caer en la estrategia del madurismo para mantener el control del Parlamento.

El esfuerzo en transmitir que nada cambiará, porque el proceso electoral es un mero trámite donde el Gobierno tiene el control total, junto a la sensación de que la oposición tiene el mandado hecho, son acciones que buscan que por distintos motivos la gente no vaya a ejercer su derecho.

Unos por la pérdida de la esperanza de que el cambio puede lograrse y otros porque sienten que ya el triunfo está concretado y no hace falta su voto, estos serían elementos que concatenados con otras acciones reducirían la votación de la unidad democrática y que abriría el espacio a que la movilización dura del PSUV logre colarse por los palos.
Los venezolanos hartos del mal gobierno, la miseria y la humillación a la que han sido sometidos no pueden pisar ese peine y deben tener conciencia que la cura para estas estratagemas es el voto masivo. Nadie consciente del momento tan difícil del país puede dejar de ejercer el sufragio, independientemente del mensaje que el oficialismo o sus canales de comunicación alternos intenten hacernos creer.

 

 @jorgemillant

Teoría de colas y madurismo ¿Pabellón criollo o piedra fritas? por Jorge Millán

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Cuando Karl Marx simplificó la lucha histórica de clases sociales, que él consideraba habían marcado el desarrollo de la civilización humana de su época entre burgueses y proletarios, jamás pensó que su capacidad analítica y su herramienta infalible: La dialéctica, fueran a engendrar un binomio como Nicolás  y Diosdado, capaz de dejar en pañales sus teorías y convertir la utopía socialista en el verdadero sistema redentor de la humanidad.

Pues esas hambrunas mundiales que se pronosticaban por la capacidad generadora de miseria propia del capitalismo salvaje, y el egoísmo de los que más tienen, están pronto a ser erradicados por la Revolución Bolivariana.

Lo que empezó como una guerra económica contra el Gobierno de Nicolás Maduro ha dado pie a que ese conglomerado de «genios» que lo rodean pongan sus mentes brillantes a funcionar, dando paso a ideas geniales propias de las mentes más brillantes.‎

Es así, como el gobernador de Bolívar, Rafael Rangel Gómez nos anuncia la solución al hambre que pasa nuestro pueblo y seguramente no se le estará escapando la oportunidad a Nicolás o Cabello de salir volando a la ONU, antes de que algún vivo les copie la idea, para que los países más pobres del globo terráqueo logren salir de la miseria.

Este descubrimiento tan novedoso es nada más y nada menos que cual alquimista, convertir las piedras en nuestro sustento, y para darle sabor, friéndolas, por supuesto, pareciera que el reto para estos nuevos Einstein  es lograr conseguir aceite para la nueva fritanga madurista.

La verdad que la «Revolución Madurista» no deja de sorprendernos con su desparpajo y cinismo. Han manejado el dinero suficiente para que todos los venezolanos pudiésemos comer bien, y no solo ellos, quienes se aprovechan de la posición en la que el pueblo los ha colocado para constituirse en una cúpula en donde se dan la gran vida, mientras el pueblo no puede ni tiene como subsistir.

Definitivamente el madurismo creyente que todo lo puede y que merece ser una súper clase élite, seguramente aspirará que los venezolanos los postulemos al premio Nobel de la Medicina, por esa nueva dieta para acabar con la desnutrición y la obesidad, mediante piedras y colas, superando a las mejores recetas de alimentación y ejercicios para mejorar la salud.

Pero la verdad, lo que merecen es el rechazo y repudio del pueblo venezolano. Ya quedan pocos días y los venezolanos tendrán que decidir entre un futuro donde nuestro plato típico siga siendo el pabellón criollo o el que Maduro nos depara con la piedra frita.

@jorgemillant

Oct 02, 2015 | Actualizado hace 9 años
Los muertos de vacaciones por Jorge Millán

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El mundo sigue avanzando a pasos agigantados, pero mientras esto ocurre en nuestro país seguimos con un grupúsculo que dirige la nación aferrado a la palanca del retroceso y empeñado en que claudiquemos frente a nuestro derecho de poder vivir bien.

Los ciudadanos cedemos parte de nuestras libertades, ingresos, tiempo e ideas para conformar un Estado que pueda atender los asuntos colectivos que nos atañen, pero en Venezuela pareciera ser que el Presidente y los dirigentes del PSUV, incluidos los candidatos a diputados que han presentado a la sociedad, consideran que ese aporte que nos toca dar a todos los integrantes del país es para que los que nos gobiernan se beneficien y se enriquezcan a costillas del pueblo.

En muchos discursos escuchamos la exigencia de sacrificio que debe hacer el pueblo, pero no observamos ninguno que haga quienes nos gobiernan, por el contrario a pesar de la profunda crisis ellos aumentan sus lujos y gastos para mantenerse viviendo como una nueva súper clase merecedora de todo.

Ahora bien, esta desconexión de parte del “madurismo” y sus candidatos con las necesidades del pueblo ha generado que hoy una clara mayoría de los venezolanos quiera cambio y, como ocurre con todos los gobiernos autocráticos que pierden la popularidad, no les ha quedado más que recurrir a artimañas, maromas y bajezas para tratar de mantener los privilegios que usufructúan desde sus posiciones de gobierno.

Es notorio el esfuerzo para hacer ver que están fortalecidos, que son imbatibles, que el cambio no es posible y por ello atropellan, vejan y amedrentan, pero lo que no saben es que ya son unos «muertos de vacaciones»  como describiera Koestler en su libro El cero y el infinito, cuando describe a los autócratas que han dirigido a los Estados comunistas en su decadencia,  y estas cesan a partir del 6 de diciembre con la votación por la nueva Asamblea Nacional.

El país no aguanta, ha caído en las manos de una “brutocracia” como la definiera José Vicente Carrasquero, por lo cual el país tendrá que empinarse a ella y dar el paso para que Venezuela sea un país de progreso, justicia e inclusión, capaz de darle una buena vida a sus habitantes.

 

@jorgemillant