Heinz Dieterich, autor en Runrun

Venezuela: coitus interruptus y pendejadas teóricas, por Heinz Dieterich

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1. Coitus interruptus clasista

El anuncio de Nicolás Maduro, de que «la nueva Constitución saldrá a referendo consultivo para que el pueblo diga si está de acuerdo…o no», es un coitus interruptus en la lucha de clases del país. Después de interminables arengas del «Presidente Obrero» sobre la lucha contra la guerra económica imperialista y la construcción del socialismo, y todo un crescendo retórico hacia el clímax de la gran transición revolucionaria, ahora Maduro y su combo abruptamente preparan su exilio. Su salvoconducto y boleto de viaje es la Asamblea Constituyente sometida a referendo. De esta manera, saldrían como «grandes demócratas» que dejan el destino del país en manos del pueblo y como «mártires del Socialismo del Siglo 21», que fracasaron por la maldad del imperialismo, como ya pregonan sus panegíricos.

De hecho, abandonarán la escena histórica como entraron: cual lameculos oportunistas y payasos del poder; dejando a una Venezuela destruida, en manos de la oligarquía, de Miami y del Gran Capital global extractivo y financiero. Manosearon no sólo a la Patria, como decía Alí Primera, sino también a la esperanza del futuro: al Socialismo. Y, al no lograr consumar la violación de las condiciones objetivas, optan por el ardid del coitus interruptus político en la lucha de clases tropical: la descarada huida hacia el exilio vía la llamada Asamblea Constituyente.

2. ¿Por qué ahora y no en el «diálogo

La pregunta obvia es, ¿por qué no aprovecharon la oportunidad del «diálogo» para huir «con decoro» y protegidamente del desastre que habían generado? La respuesta es evidente: estaban convencidos de que iban a ganar la batalla contra la derecha, confiando en el poder de las bayonetas, de la Internacional Socialista y el prestigio del Papa Francisco. Era, por supuesto, un pronóstico idiota, «tipo Trump», sobre la evolución de la correlación de fuerzas, su capacidad de prolongar la falacia del «diálogo» y los tiempos objetivos del futuro. Cuando la realidad desveló su «bluff», a precio de muertos y destrucción, lo sustituyeron con otro cínico ardid que llamaron «Asamblea Constituyente». Fue entonces, cuando se produjo el cambio de fase del sistema y su elaborado constructo de dominación y mentiras hizo implosión. El creciente malestar en las FANB, donde un 70% del alto mando se opone a la Constituyente, el colapso económico, la intervención gringa-criolla y la rebelión pública de la Fiscal General Luisa Ortega Díaz y de algunos magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, los cada vez más frecuentes pronunciamientos de reconocidas figuras del chavismo, abrieron fisuras en la superestructura del poder, que ya no podían cerrar.

Finalmente, la camarilla gobernante, ya con la soga al cuello, entendió que el cuatrienio de su show de «socialismo circense» había terminado: que los animales tenían que regresar a sus jaulas y los payasos a sus camerinos. Fue entonces, cuando Maduro inyectó al juego político-petrolero mantuano una nueva ficha con obsolescencia programada y cero valor de origen: una Asamblea Constituyente instantánea (¡a elegirse el 30 de julio!) para el «perfeccionamiento» de la Constitución de 1999 (que no lo requiere), con referendo consultivo (si Dios quiere) y con la «Primera Combatiente» en la trinchera de combate.

3. La perpleja «izquierda» criolla

La convulsa situación venezolana se ha convertido en un catalizador de comentarios que reflejan el deplorable estado de inteligencia teórica de la llamada «izquierda» global y criolla, que confunde cada vez más sus propios constructos ideológicos, intereses de mercado y falta de ciencia, con la realidad. El socialdemócrata chileno Fernando Mires, típico ejemplar de la castrada socialdemocracia criolla post-dictatorial del Cono Sur, califica al régimen de Maduro como «un proyecto corporativo-fascista», agregando: «castrista dicen otros: es lo mismo».

Mientras tanto, Atilio Borón, intelectual del genéticamente estalinista Partido Comunista de la Argentina (PCA), tuvo un repentino ataque de jacobinismo tardío, pregonando públicamente, que

«… la única actitud sensata y racional que le resta al gobierno del presidente Nicolás Maduro es proceder a la enérgica defensa del orden institucional vigente y movilizar sin dilaciones al conjunto de sus fuerzas armadas para aplastar la contrarrevolución y restaurar la normalidad de la vida social…Y si una fuerza social declara una guerra contra el gobierno se requiere de éste una respuesta militar…»

4. La castrada «izquierda» criolla

La ceguera ideológica y el odio de clase del ex Mirista Mires llega a tal grado que concibe un fascismo sin uso del terrorismo de Estado. Trata de crear una zona gris política-conceptual que borra interesadamente los límites entre el carácter opresivo general de todo Estado burgués y el sistema de represión del Estado de excepción. El terrorismo de Estado latinoamericano, cual recurso sistemático de dominación, no existe en Venezuela, ni en Cuba, ni en Nicaragua; contrariamente a lo que afirma Mires demagógica y cínicamente, probablemente para complacer a su clientela reformista y demócrata-cristiana germánica. Viviendo en Alemania, a un lado de la ex fascista Italia, y habiéndose escapado de la dictadura pinochetista, le debería ser fácil demostrar los miles de torturados, desaparecidos, fusilados y encarcelados del «proyecto fascista» de Maduro, que son «daño colateral» de todo proyecto burgués-fascista. Que al calor de las batallas de calle en Venezuela, el discurso utilice semejante «histeria» conceptual, es comprensible. Pero, que Mires, desde sus cómodas condiciones del Primer Mundo europeo, practique esa descarada distorsión de los hechos, sólo puede entenderse como un tributo a su función pro-imperialista. O, ¿acaso el ex Mirista ha criticado el papel clave del imperialismo alemán en la remilitarización anti-rusa de Europa y su activa participación criminal en la guerra de agresión en Afganistán?

5. La burrada de Borón

El aparato de represión que creó Hugo Chávez, al igual que el de Fidel y Raúl y del Sandinismo, tanto en su componente militar como policiaco, nunca se basó en el terrorismo del Estado como recurso de dominación del grupo en el poder. Fue fundado sobre la normatividad de un Estado de Derecho con el legítimo monopolio de represión (Max Weber). A diferencia, por ejemplo, del Estado colombiano de Uribe y Santos, del salvadoreño, guatemalteco y hondureño, o de los regímenes militares del Cono Sur. Y esta diferencia cualitativa con los Estados de Seguridad Nacional sigue vigente hasta el día de hoy.

Este hecho y las condiciones objetivas actuales revelan la idiotez de la propuesta de Borón. Ni las FANB ni la policía están dispuestos a «aplastar» militarmente a la «fuerza social» opositora, por la sencilla razón, de que no fueron formados para esto. Tal, como el ejército soviético no estaba preparado para organizar golpes de Estado o que el ejército cubano no está formado para matar al pueblo, tampoco lo son las fuerzas de seguridad venezolanas. No se trata de los genocidas argentinos o chilenos del National Security State gringo y Maduro tampoco es, por las razones que sean, un «asesino fascista» al estilo de Roberto Viola o Pinochet. Si el régimen venezolano hoy día fuera el típico régimen burgués latinoamericano ya hubiera destruido de «manera fascista» el movimiento de masas opositor, tal como hicieron los asesinos de las oligarquías criollas, al servicio de Washington, en El Salvador, Colombia, Uruguay, Argentina, etcétera. No hay nada en el patrón de comportamiento de los aparatos de seguridad de Venezuela, Cuba y Nicaragua, que se asemeje al patrón de actuación de un Estado de excepción burgués-fascista, como pretenden los panegiristas de la democracia liberal.

6. Tontera pragmática-ética estalinista

La recomendación de Borón a Maduro carece de todo sentido común y moral. De sentido común, porque, si el 80% de la población está en contra del gobierno de Maduro, ¿qué porcentaje propone «aplastar» Borón «para restaurar la normalidad de la vida social»? No creo que Atilio quiera dar la respuesta que dio Franco a esa interrogante, pero se «encalla» precisamente en esa antinomia irresoluble éticamente.

La decisión de matar en la historia siempre es extremadamente compleja éticamente. Y, de todos modos, la finalidad del uso de la violencia siempre es un elemento trascendental en el juicio ético que se vuelve praxis. En consecuencia: ¿en Venezuela, para qué se mataría? No existe una dictadura revolucionaria como en los inicios de la Revolución Cubana; no es una guerra justa contra un agresor externo, como en el caso de Vietnam. Lo que existe, es un rechazo generalizado a un gobierno socialdemócrata burgués inepto, anti-democrático y corrupto, que desconoce la Constitución y la voluntad popular y arruina el país cada día más. No existen, ni siquiera remotamente, condiciones objetivas, que pudieran justificar la aplicación legítima del monopolio del poder estatal «para aplastar». La propuesta de Borón es espuria desde el punto de vista pragmático e inmoral desde el juicio ético.

7. Corrupción sistémica de intelectualidad criolla

La represión que ha ejecutado el Estado venezolano es la respuesta «normal» de un Estado burgués bajo asedio de la mayoría de la población, agravado por una subversión armada ilegítima e ilegal, del tipo de las Revoluciones Naranjas. Ni más, ni menos. Sería inmoral escamotear el hecho, de que el principal responsable de esta situación es la inepta camarilla del poder, encabezada por Maduro y Cabello. No obstante, múltiples factores objetivos y subjetivos impiden que el Estado venezolano salga de esa vía normal de opresión de los Estados burguéses, para convertirse en terrorista o fascista. Crear memes propagandísticos con fines pro-capítalistas, que es el negocio de liberales y socialdemócratas como Mires, o hacer propuestas idiotas e inmorales como Borón, sólo ayuda a los intereses monroeistas y oligárquicos.

Sin embargo, ¿qué se puede esperar de los confundidos intelectuales orgánicos criollos, que hace décadas han dejado la ciencia crítica para disfrutar las dulces mieles de las cortes del poder de la socialdemocracia estatal latinoamericana?.

 

Aporrea

#DesdeAporrea: Maduro-Cabello entierran a Venezuela y la Patria Grande por Heinz Dieterich

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1. Maduro y el fin del ciclo bolivariano, 1999-2015

La derrota electoral del gobierno venezolano en diciembre 2015 será el golpe final para el Desarrollismo y la Patria Grande, que Hugo Chávez, «Lula» da Silva y Néstor Kirchner –con el apoyo del Socialismo del Siglo XX (Fidel, Raúl)– pretendieron construir. Kirchner y Chávez ya fallecieron; Lula ha dejado de ser el centro de gravitación política del Brasil y la influencia hemisférica de Cuba es una sombra de lo que fue. Este agotamiento de líderes gigantes y fuerzas endógenas por la Segunda Independencia, coincide con un brusco y negativo cambio en los flujos del capital mundial. En los últimos trece meses la fuga de capitales de las trece economías emergentes más importantes ha sido por el orden de $940 billones, causando la devaluación generalizada de las monedas nacionales. El dramático deterioro de los terms of trade de materias primas «tercermundistas» (petróleo, minerales), que son vitales para las economías latinoamericanas, multiplica el impacto recesivo de la reversión de flujos de capital global. Todo esto ha llevado al fin de la Década de Oro del nuevo Bolivarianismo.

2. China y América Latina: Triunfo y Derrota Secular

Ochenta años después del inicio de la lucha por la liberación nacional y social, dirigida por Mao Tse Tung y el Partido Comunista, China ha triunfado. Su devaluación del yuan es la exitosa declaración de independencia del capital financiero imperialista occidental. Le guste a la lumpen-clase política estadounidense y Donald Trump, o no: la larga marcha de China para recuperar su autonomía estratégica nacional –aún con 14 millones de muertos y 80 millones de desplazados por la agresión japonesa (1937-45)– ha terminado. Los países latinoamericanos, en cambio, siguen siendo esclavos de la arquitectura financiera-económica mundial. La oportunidad histórica de los grandes promotores criollos y la bonanza de la emergente China, han sido desperdiciadas. Queda enterrado nuevamente el sueño de la Segunda Independencia bolivariana o socialista, y el control del imperialismo gringo sobre el patio trasero vuelve a ser absoluto. A la luz del diferencial de poder entre América del Norte y Sur, parece cada vez más probable, que la liberación de los Estados vasallos latinoamericanos sólo se dé, cuando se acabe el Imperio Gringo; en un parangón histórico con el Imperio Romano y el Imperio Español.

3. Oligarquía y soldadeska venezolana contribuyen a la destrucción de la Patria Grande

En la derrota de la lucha por la soberanía hemisférica hay una trágica corresponsabilidad de la oligarquía, de la soldadeska y del oportunismo y analfabetismo político burgués venezolano. Aunque Cabello y Maduro y su sustrato sistémico son el punto de viraje (tipping point) del Chavismo, se pueden diferenciar cuatro responsabilidades distintas en la destrucción del proyecto de Hugo Chávez.

La primera y más importante fue el golpe de Estado militar de 2002, orquestado por la oligarquía, el imperialismo, el sindicalismo parasitario y militares corrompidos antipatrióticos, contra el gobierno democrático, legal y legítimo de Hugo Chávez. La segunda fue el sabotaje de la oligarquía y sus golpistas a la Comisión de Paz, que el Presidente estableció después del fallido coup d´ etat, para lograr una nueva unidad nacional y la reconstrucción del país. La oligarquía aceptó el plan, sólo para después sabotearlo y volver a la subversión mediante paros y guarimbas, como recuerda el entonces Jefe de Gabinete Económico, Felipe Pérez Martí, a quién Chávez había puesto a la cabeza de esta operación Consenso Nacional. Ante la reincidencia de la oligarquía en un crimen constitucional y de traición a la Patria, Chávez pasó a la ofensiva, gobernando con el poder del Estado y de la renta petroléra; pero, siempre dentro del marco de la constitución. Es importante tener presente esta génesis de la tragedia venezolana actual, cuando el país se encuentra ante una creciente ola de intentos goebbelianos de reescribir y falsificar la historia del proceso, incluyendo la del golpista Leopoldo López y sus cómplices nacionales (Saleh) e internacionales (Burelli).

4. La responsabilidad de Hugo Chávez

La tercera responsabilidad es de Hugo Chávez. Cuando el modelo de dominación nacional, que él estableció en 2003, empezó a agotarse estructuralmente a partir de 2009, el Presidente no tomó las medidas para su necesaria refundación. La última cruz aparece en la agonía del Presidente, con el imperdonable nombramiento y acceso al poder de la dupla Maduro-Cabello. Con este nombramiento Chávez entregó el poder real del país a la inculta soldadeska y su avatar, el subteniente anticomunista Diosdado Cabello.

Como militar profesional, Chávez sabía, que la capacidad de planeación y visión estratégica en los militares sólo se da a partir del rango de teniente-coronel, pero, jamás en un subteniente. Por eso, y por la asesoría de un país tropical, no nombró en su testamento político televisivo a Cabello como sucesor, sino a Maduro. Pero, Maduro nunca había trascendido el status político de un activista «maoísta» dogmático que no lee libros. Y con los archivos «de presión» que posee el apparatchik Cabello, estuvo claro desde el inicio, que la inevitable dualidad del poder en la cúpula chavista, a mediano plazo, no iba a dejar otro papel para Maduro que él de un actor cantinflesco.

5. The end of the trail: el fin de Cabello-Maduro

Todas las grandes rebeliones en la historia comienzan por la economía. Pero, la troika Cabello-Maduro-Arreaza no tiene la más mínima idea de economía. No entiende que la crematística de mercado es un sistema cibernético (de retroalimentación) que gira en torno al llamado market clearing price. Y que su única posibilidad de sobrevivencia política consiste en acercar gradualmente sus absurdos precios administrativos, particularmente del dólar, a ese atractor del sistema; con protección social adecuada para las clases populares y medias. Con el bloqueo de este atractor megasistémico, colapsó el tejido productivo y circulatorio, de tal forma que a la troika le quedan apenas tres opciones económicas para diciembre: a) acudir al FMI, lo que políticamente sería su fin; b) conseguir un crédito stand-by de 50 mil millones de dólares de China, para realizar las reformas necesarias; aunque Venezuela todavía tiene activos estatales monetarizables,por un monto de $60 mil millones, las discusiones internas del gobierno chino se inclinan a cerrar la pipeline monetaria hacia ese barril sin fondo; c) imprimir más billetes. Esto es lo que está haciendo Miraflores, llevando al país hacia la hiperinflacíon y el colapso total.

6. El Imperio contraataca: la inversión del desarrollismo bolivariano

El brusco cambio económico global a favor de los países desarrollados y de China, el fin de la bonanza de los commodities latinoamericanos y la desaparición fáctica de los promotores gigantes de la Patria Grande, llevarán al regreso de los gobiernos neoliberales-oligárquicos pro-imperialistas en América Latina, y la gradual paralización y reversión de los avances en la integración hemisférica y protección social popular. En algunas regiones, la reversión de los avances sociales desarrollistas probablemente tendrá por corolario el uso selectivo o masivo del terrorismo de Estado. Para Cuba y Nicaragua, la caída del «chavismo» generará un panorama ominoso. Para la Patria Grande, ante la ausencia de movimientos de masas organizados, líderes políticos de altura, una inteligencia revolucionaria, con secular atraso tecnológico, una «izquierda» jurásica, y el eclipse total de proyectos viables de autodeterminación hemisférica, hay pocas esperanzas para la Segunda Independencia.

Ante esta dinámica, Venezuela pudiera haber sido un factor clave anti-cíclico contra el triunfal regreso del Tío Sam. Pero, ni la mayor riqueza petrolera del mundo, ni los sesenta mil millones de dólares de crédito de China, ni la emergencia de un nuevo polo de desarrollo en el sistema mundial (BRICS), son suficientes para romper las cadenas de la esclavitud, cuando la ignorancia gobierna.

7. Intervención en la frontera: cortina de humo

La quijotesca insistencia de Cabello-Maduro y sus asesores externos, de poder sobrevivir al debacle electoral de diciembre con la trillada mentira de la «guerra económica» y de los enemigos de la Revolución, hoy día ya sólo convence al 20% de los venezolanos. Aún así siguen por la ruta del despeñadero, expulsando brutalmente a refugiados colombianos pobres en la frontera, en nombre de la lucha contra el paramilitarismo. Tratan de levantar una ola chovinista contra «la oligarquía» colombiana, cuando las dos oligarquías que no tocan, son la colombiana y la venezolana.

Declaran cada vez más estados de emergencia en la frontera, esperando vanamente que azuzando las fricciones con Guayana y Colombia aparezca un pretexto para postergar las elecciones y que, milagrosamente, se recupere el precio del petróleo. Nada de esto va a suceder y con las bayonetas y mentiras no lograrán engañar más a la población, como muestran todas las encuestas de opinión.

Externamente hay creciente pérdida de apoyo de la clase política latinoamericana, desde Brasil a la UNASUR, mientras que China, lender of last resort (última fuente crediticia mundial disponible), se aleja de un gobierno irresponsable y en caída libre, como muestra el último viaje de Maduro sin grandes logros. Internamente crece la frustración en sectores de las Fuerzas Armadas y el encarcelamiento de Leopoldo López ha convertido a un señorito golpista en la preferencia electoral opositor número uno, seguido por Henry Falcón y Capriles.

8. Nada nuevo bajo el Sol – de América Latina

De ahí que la mesa está puesta para un opulento banquete de la oligarquía y del imperialismo. El pueblo ausente, pagará las cuentas y El Libertador, avergonzado por todos aquellos que, manoseando su nombre, enterraron de nuevo a la gloriosa causa de la Patria Grande. Nihil novum sub sole – Nada nuevo bajo el sol… de América Latina… Por ahora.

 

Aporrea

2015: ¿Último año del gobierno chavista? Por Heinz Dieterich

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1. Crisis terminal

La crisis económica de Venezuela se ha convertido en una crisis política terminal para el gobierno de Maduro. Maduro perderá las elecciones parlamentarias de este año y saldrá a más tardar en 2016 del poder, sea por referéndum revocatorio, renuncia o intervención militar. Es prácticamente imposible que el oficialismo revierta este escenario. Con el 75% de la población en contra del gobierno de Maduro; con China negándose a inyectar más liquidez a una política económica idiota y suicida; con una oposición unificada para las elecciones parlamentarias y la cobardía sin límites de los gobernadores y líderes del PSUV para cambiar el rumbo del país, el oficialismo ha perdido todo poder de negociación para salvarse. La troika Maduro-Cabello-Arreaza se mantiene sobre mentiras y bayonetas. Pero, las mentiras («guerra económica») ya sólo convencen al 20% de la población y el tiempo de las bayonetas se acaba. En menos de dos años, una troika de ineptos y prepotentes ha despilfarrado la herencia de lucha popular de generaciones; desprestigiado la alternativa del Socialismo del Siglo 21 y creado las condiciones para la reconquista del poder por la oligarquía y el imperialismo.

2. Economía política del debacle

La crisis terminal es resultado del fallido intento de la Nueva Clase Política «bolivariana», de monopolizar el poder político monopolizando el plusproducto petrolero. En un raro momento de verdad, el Gobernador del estado Anzoátegui, Aristóbulo Istúriz, reconoció públicamente (14.7.2014) esa estratagema: «El control de cambio en Venezuela no es una medida económica…, es una medida política. Porque si nosotros quitamos el control de cambio, ustedes sacan los dólares y nos tumban. Mientras gobernemos tendremos que tener control de cambio. […] Y tendremos que amoldarnos, con control de cambio, a manejar la economía».

Dirigir un país a través del control del plusproducto –medida recomendada por Fidel a Chávez— es una política correcta. De hecho, todas las clases dominantes del mundo lo hacen. Pero, hay que saber hacerlo. Y ahí, la troika tenía todo resuelto. Delante de sus narices, Evo Morales, Rafael Correa, Lula y Daniel Ortega, aplicaban exitosamente el know how del desarrollismo criollo viable en América Latina. Simplemente, tenían que entender y asimilar la dialéctica de este desarrollismo. Pero, su incultura, arrogancia e ideología delusional (delusional thinking) lo impidieron y llevaron la economía nacional al actual panorama desolador. Las cifras del PIB, del déficit fiscal, de la inflación, de las reservas internacionales, de la sobrevaluación, etc., describen el panorama con precisión; mientras que el precio bajo del petróleo y la incapacidad de someter mercantilmente a Arabia Saudita, Irak y Qatar, aborta las esperanzas de una pronta recuperación.

3. Se asoma el Leviatán

En su sobreestimación infantil del poder del Estado frente a la sociedad, y su hybris generalizada, la nomenclatura del PSUV convirtió la crisis económica en crisis política. Su receta de autodestrucción consta de tres elementos: a) no hacer las reformas necesarias cuando tenía el poder de negociación necesario, después de la elección de Maduro; b) no entender que su mentira de «guerra económica» tenía un ciclo de manipulación efectiva limitado, como toda propaganda; c) al obligar al ciudadano a presentar documentos de identidad, registrarse, someterse a controles biométricos, conculcarle sus derechos civiles y constitucionales (prohibición de pernoctar fuera de supermercados) etc. —y toda esta parafernalia para comprar un kilo de papas (sic)— lo humillan, muestran que su modelo económico es inviable y exhiben la cara de Leviatán del Estado (policiaco).

4. La negación de China

El gobierno chino ha tenido tres fases en su trato con la troika. Cuando –por default— la troika llegó al Palacio de Miraflores, Beijing creyó en los reportes triunfalistas de los burócratas de su embajada, de que todo iba viento en popa. Cuando los índices de disfuncionalidad de la troika se hicieron más evidentes, Beijing aceptó que había una alta probabilidad, de que fracasara. Pero, para proteger sus inversiones de alrededor de 50 mil millones de dólares, por razones de Estado y geopolítica, decidió seguir apoyando, para evitar el peligro de un gobierno de derecha pro-gringa. Sin embargo, con el fracaso de la desesperada e improvisada visita de Maduro a China, Rusia y los países de Medio Oriente, quedó claro que Beijing ha abandonado la esperanza de que la troika pueda salvarse. Le negó a Maduro la liquidez necesaria ($16 mrd) para mantener su reality show» de «socialismo» hasta las elecciones. Para Beijing, la troika ya ha entrado en un de facto default político-económico. Es una conclusión nada dramática ni sorprendente. Simplemente reconoce una verdad objetiva que en lo económico ya había sido evidenciada por múltiples instituciones financieras del Capital.

5. Las mayorías se van – el fin del Chavismo

La sentencia al colapso de la troika está escrita en la evaluación de su gestión en las últimas encuestas nacionales. El 84% de la población considera la situación del país mala o muy mala; el 74% piensa que la gestión de Maduro es mala; el 72% no creen «nada» de las declaraciones del Presidente sobre la economía; el 70% no quiere que siga más allá del 2016; el 86% lo considera responsable de las colas; la presencia de los militares en el gobierno es considerado malo por un 70% y el 75% cree que la situación económica es ahora peor o mucho peor que hace un año.

Maduro es, hoy día, un general sin tropas. Pero, peor, sin espacios de maniobra: el 80% de los encuestados está en contra de una devaluación del bolívar; el 70% en contra del aumento de la gasolina; el 85% rechaza las expropiaciones como mecanismo para resolver la crisis y más del 90% considera indispensable un acuerdo entre el sector público y el privado para enfrentar la crisis.

6. La Batalla decisiva y el colapso de la 5ta República

La troika y su sumisa nomenclatura entran ahora a la batalla decisiva por el poder. Pero, comandan una fuerza fantasma. No tienen programa, ni cuerpo dirigente, ni narrativa o mística de guerra, ni tropas (apoyo popular/clase media), ni dinero. Es decir, carecen de los recursos básicos para vencer. Y, aunque en la guerra se cuentan los muertos después de la batalla, es obvio, que el destino de la batalla está sellado.

Ante esta situación, al 40% de los ciudadanos que no quieren votar ni por la troika moribunda, ni por la derecha unificada de Capriles-Falcón-López, les queda un solo camino de acción, para garantizar su futuro y el de la Patria. A semejanza de Grecia y España (Syriza, Podemos), formar un nuevo partido político de centro(-izquierda) que acaba con el estéril bipartidismo venezolano.

Venezuela: ¿colapso pacífico o sangriento? por Heinz Dieterich

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Sin ideas, ética e iniciativa, el desgobierno no se atreve a atacar el problema destructivo fundamental de la economía nacional: el precio del dólar.

 

1) La preocupación del mundo

Ninguna persona sensata en el mundo se pregunta hoy día si Maduro va a ganar las elecciones de diciembre. Basta ver las estadísticas sobre la destrucción de la economía y las preferencias de sufragio, para entender que la derrota electoral de Maduro-Cabello-Arreaza es inevitable. La pregunta real, por lo tanto es, si la sustitución de este gobierno será pacífica y ordenada, o caótica y sangrienta, como en el Maidan de Ucrania.

 

2) Cabello en el consultorio de Lula

El 10 de junio del presente, Diosdado Cabello, el verdadero hombre fuerte del régimen, viajó en plan de emergencia al “Instituto Lula” en Sao Paolo. Ahí pidió al decano de la socialdemocracia latinoamericana un kit de supervivencia política, para escapar de la muerte electoral preanunciada. Quería un remedio rápido contra la creciente orfandad global del gobierno por los “derechos humanos”, reforzada por las (coordenadas) cábalas mundiales de Felipe González y la (malinformada) declaración del Premio Nobel de la Paz y Arzobispo emérito, Desmond Tutu, sobre el “silencio ensordecedor” oficial latinoamericano ante “los presos de conciencia de Venezuela”; quiso también recetas electorales para evitar la catástrofe de diciembre.

 

3) Brasil muestra la tarjeta roja

En ausencia de un proyecto nacional propio de la troika y ante posibles fallas predictivas del pajarito de Miraflores, era una opción lógica ir con Lula. Lógica, porque Lula es una de las dos eminencias históricas, cuyos confesionarios son frecuentados regularmente por Maduro y Cabello. Existía, sin embargo, un problema. Lula ya había planteado la estrategia de salvación del proceso venezolano en febrero de 2014, en vísperas de las negociaciones con la oposición. Públicamente había abogado por la gran alianza nacional con la burguesía y negociaciones con Capriles, para aislar a los radicales. Pero, en su momento, los iluminati de Miraflores no le hicieron caso. De hecho, implementaron la propuesta del confesionario alternativo y de fuerzas sectaristas y corruptas internas, con los resultados desastrosas que vemos ahora.

Llegado marzo, 2014, se acabó el “jogo bonito”. Lula se desesperó y criticó abiertamente el sectarismo abusivo y suicida de Maduro-Cabello. Un año después (mayo 2015), Brasil perdió la paciencia con la ignorante y arrogante cúpula “chavista” y le sacó la tarjeta roja: pasó de una posición pro-Maduro a una política abiertamente injerencista, instrumentada mediante declaraciones del canciller, de la Presidenta y del Senado. La sumisa y silenciosa aceptación de ese intervencionismo reveló el extremo debilitamiento de la troika. Después de haber acusado al imperialismo gringo de causar el desastre en Venezuela, seguido por las acusaciones contra el rancio sub-imperialismo español, Miraflores carecía de fuerza, para aplicar la estratagema de los diablos externos a Itamaraty. Por eso, y después de la humillante derrota en la Cumbre de las Américas, al hombre fuerte del régimen no le quedó de otra que emprender el “paseo al Canossa brasileiro”.

 

4) La causa política de la crisis terminal

Trágicamente, el Presidente Chávez dejó su obra en una configuración improvisada y de incertidumbre, que prefiguraba el colapso actual. Por las circunstancias históricas de la “Revolución Bolivariana” su construcción había sido vertical: el líder, basándose en los militares, el petróleo y las masas, conduciría la transición nacional. Pero, cuando por default llegaron al poder el activista maoista Nicolás Maduro y el apparachik anti-comunista Diosdado Cabello, el delicado equilibro de los cuatro vectores de poder se rompió. Ni el activista de izquierda, ni el subteniente de derecha tenían los dotes, que el proyecto desarrollista de Hugo Chávez requería. Puestos a la cabeza de un poderoso aparato estatal vertical, sin contrapesos en la conciencia y organización del pueblo, arruinaron en menos de tres años a la revolución, la nación y al pueblo.

 

5) La causa económica de la crisis terminal

Para agravar la catástrofe, la troika no sólo heredó un elaborado sistema de dominación política vertical, sino también económica. Cuando en la economía monoexportadora rentista venezolana, Fidel le recomendó a Hugo Chávez —después del fallido golpe de Estado— el bloqueo de la fuga de capitales mediante el control de divisas, se concentró todo el poder económico del país en una sola variable: el dólar. El dólar se convirtió en rey de la economía, es decir, en la madre de todos los precios relativos; y, a quién lo manejaba, lo volvía amo del destino económico de la nación. Tal medida fue temporalmente necesaria para defender la revolución. Pero, al transcurrir el tiempo, la medicina preventiva se convirtió en toxina y destruyó todo el tejido productivo y distributivo del país. Ante el autismo de la troika que, en lugar de gobernar, mira paralizada —como el conejo ante la serpiente— al caos que ha producido, la revolución ha dejado de ser el gran vehículo del progreso. Los parámetros cuantitativos de esta involución son desgarradores.

 

6) La dimensión del desastre

El Producto Interno Bruto (GDP) cayó en 2014 un 4% y para este año se espera una caída de 7.5%. Las reservas internacionales están en su nivel más bajo ($17.5 Mrd) desde el golpe de Estado petrolero del 2003. La inflación en 2013 alcanzó el 56%, en 2014 el 68% y para este año llegará probablemente a 120-175% (HSBC). Los aumentos del salario mínimo 2014-2015, no cubrieron las pérdidas inflacionarias, lo que repercutió en un dramático deterioro de la calidad de vida de las clases populares. La tasa de pobreza estuvo en 1999 en 49%; en 2009 bajó a 33,5%, y en 2013 subió a 38,2%. Para 2015 se calcula en alrededor del 55% (Cesar Gallo). Ante los salarios simbólicos que se pagan, hay una extrema fuga de cerebros de las universidades, de PDVSA y de empresas privadas. El sueño de la sustitución de importaciones quedó en el olvido. Ni en el campo, ni en la industria se ha reducido la extrema dependencia de las importaciones que caracterizó a los años prerevolucionarios. La industria nacional trabaja al 50% de su capacidad instalada (V. Álvarez); alrededor del 70% de los alimentos y medicinas se importan y los inmensos fondos crediticios chinos no se invierten en el aparato productivo, sino para financiar el consumo nacional. Por ordenes de su presidente Nelson Merentes, el Banco Central (BCV), ha dejado de publicar las estadísticas de la escasez e inflación, desde hace cinco meses. Ante la escasez de divisas, el suministro de dólares al sector privado se ha reducido en un 70% durante el último año, mientras que la depreciación de la moneda se calcula en 60%. La posibilidad de un default a inicios de 2016 es real, si no se consigue nuevos prestamos externos.

 

7) Al abismo – The walking dead

Sin ideas, ética e iniciativa, ni en lo nacional, ni en lo internacional, el desgobierno no se atreve a atacar el problema destructivo fundamental de la economía nacional: el precio del dólar y su absurdo sistema de segmentación que genera oportunidades de arbitraje sin fin. Este cáncer se tenía que haber removido hace tres años. Ahora el oficialismo ya no lo puede controlar y el paroxismo se acerca: La troika ha perdido el apoyo de las masas que la hace, correctamente, responsable del desastre. El 74% de los venezolanos opina que, en términos generales, el país está mal o pésimo y sólo un 20% piensa que mejorará. El 76% evalúa negativamente la gestión de Maduro y el 45% quieren un gobierno de unidad nacional inmediatamente, para solucionar la crisis del país. Pero, un gobierno de unidad nacional requiere una negociación entre ambas partes, cuando la troika se ha quedado sin poder de negociación, salvo, las bayonetas.

 

8) La solución sandinista y el neofascismo estadounidense

El último poder de negociación oficialista es la fuerza militar. La troika podría tratar de negociar un gobierno de emergencia nacional con la oposición, en el cual el control de la Fuerza Armada quedaría en manos del “chavismo”, mientras que las muy dolorosas medidas de sanación económica inevitablemente tendrán que adecuarse a la lógica de la economía de mercado (de la oposición), con cierta protección de las clases populares y medias. Esta fue la solución del Frente Sandinista en 1990, cuando se perdieron las elecciones nacionales.

Existen, sin embargo, dos obstáculos a tal solución. No está nada claro, si Washington aceptaría tal solución institucional de la crisis. Es muy probable, que el neofascismo estadounidense y su cínico presidente prefieren un escenario tipo Maidan que podría abrir la puerta a la separación del Zulia y Esequibo. El segundo obstáculo es la maraña de intereses entre políticos, empresarios y militares, que tiene tres años llevando el país hacia el despeñadero, pensando sólo en sus intereses particulares. Esa camarilla en el poder no acepta consejos ni razones. No tiene sentido pretender asesorarla. Para las fuerzas patrióticas que quieren impedir la solución sangrienta de Maidan hay una sola tarea: organizar el poder para sustituirla, sin hacerle el juego a la oligarquía y a Washington.

 

 

La Razón