Fernando Núñez Noda, autor en Runrun

2016: ¿Año de Cisnes Negros y Grises?, por Fernando Nuñez-Noda

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El año que concluye confirma los cambios relevantes del poder mundial, pero también da inicio a una serie de eventos que desafían las predicciones y las explicaciones convencionales.

Supongo que Moisés Naím debe estar muy atareado si piensa en una reedición revisada de “El Fin del Poder”. El bestseller de 2013 revela la profunda disrupción geopolítica mundial que vivimos. ¿Ejemplos? Guerras asimétricas que prescinden de países y armamento convencional; el rompimiento de tradiciones centenarias, como la renuncia de un Papa y la sacudida que nuevos servicios digitales dan a industrias completas (medios, publicidad, taxis, alquiler de bienes raíces, comercio). De las primeras 15 marcas más valiosas del planeta según Forbes (http://www.forbes.com/powerful-brands/list/), 10 son de tecnología digital que corre por internet.

2016 me ha parecido “disruptivo”, con al menos un “cisne negro”, un acontecimiento “que viene de sorpresa, tiene efectos mayores y usualmente es inapropiadamente racionalizado a posteriori” (https://en.wikipedia.org/wiki/Black_swan_theory): Trump Presidente.

Pero más allá de Trump, 2016 ha tenido su cosecha de rarezas, de eventos que pocos anticiparon y que quizá sorprendieron a sus propios protagonistas. Con impactos menores o en pleno desarrollo, se me ocurre llamarlos “cisnes grises”, como polluelos o adolescentes que no han madurado su plumaje. ¿Qué tienen en común? Han derrotado las más doctas predicciones y tienen, cómo decirlo, un toque de locura, una pincela de primera vez” en muchos años o del todo. Veamos.

En 2016 a la caotización del poder se unen cambios en las conductas de la sociedad de información y la cultura derivada: la apoteosis de Pokémon a principios de año unió en matrimonio a los móviles y la tecnología de juegos geolocalizados. Generó una respuesta social, hay que decirlo, frenética pero a veces tonta.

¿Y qué me dicen del Premio Nobel de Literatura para Bob Dylan? ¿Locura, toque genial o decisión coherente con los tiempos de reality show” que vivimos? Internet ha pasado a ser “la infraestructura cultural”, su influencia en activismo, gestión, finanzas, operaciones, opinión pública, comunicación social o interpersonal, y política en general solo crece con el tiempo hasta subsumirse en la sociedad. ¿Será que hay que ver en internet y su mundo paralelo el futuro de la sociedad contemporánea? A la larga sí: The Matrix.

Del año en cuestión, pues, aislaré cuatro eventos para ilustrar mi atrevimiento con los cisnes negros y grises, eventos un tanto rocambolescos, poco convencionales, que generan cambios telúricos o parciales, depende del plumaje.

CIBERTERRORISMO, CIBERGUERRA. En febrero aparecieron los Papeles de Panamá, que no fueron lo que se esperaba a pesar del impacto inicial, pero llevaron las filtraciones de contenido privado a magnitudes masivas. Una prefiguración. La guerra cibernética emulaba ya la guerra ciberterrorista: inespecífica, escondida, de pocos contra muchos.

El resto de 2016 consolidó el poder de los hackers, sobre todo si son amparados y financiados por gobiernos, como la comunidad de inteligencia de EEUU cree que ocurrió con el “jaqueo” de los emails de Hillary Clinton. Los indicios apuntan a Rusia.

El impacto de estas filtraciones se está evaluando seriamente. Por ejemplo: los emails privados de John Podesta en WikiLeaks produjeron suficiente combustible para incinerar las recuperaciones que Hillary Clinton lograba de su credibilidad. Podesta era su jefe de campaña y el contenido mayormente burocrático no estaba exento de excesos e indiscreciones que tuvieron alto perfil informativo. Ya perdida la elección, el comando de campaña de Clinton ha seguido denunciando la injerencia rusa en esta peligrosa penetración de data confidencial.

Que hackers rusos o chinos o norcoreanos hayan robado y publicado información oficial de EEUU y otros países desarrollados es ya un escándalo. Además, son hackers de diversos orígenes y con distintas agendas: filtraron datos médicos de atletas olímpicos; “jaquearon” la cuenta de Instagram y de Twitter del mismísimo Mark Zuckerberg y hurtaron $65 millones en Bitcoin (la moneda digital sin Banco Central) de una financiera de Hong Kong. ¿Más? 330.000 cajas registradoras conectadas a través de un software de Oracle. Oh, esas actualizaciones de Java… El Departamento de Veteranos, las tiendas Gap… Y eso sin contar las estafas por la web e email. Cuando no inició algo inesperado 2016 lo sobredimensionó, lo llevó a magnitudes que levantan cejas.

Cerramos el año con la CIA confirmando que fueron rusos los hackers de la campaña y el Presidente Electo negándolo.

BREXIT. Ahora, bajo el espíritu de internet ¿puede un grupo humano hacerse más regionalista en medio de tanta apertura y globalización? Pues sí. Las necesidades materiales, inmediatas y locales siguen ejerciendo gran poder en las decisiones ciudadanas.

El 23 de junio un resultado referendario sacudió al mundo: 51,9% de los votantes en Gran Bretaña decidió abandonar la alianza política continental de Europa (la monetaria nunca la acogieron). Insólito, inesperado, casi dado por imposible. Ganó esa decisión contradiciendo encuestas y vaticinios. Muchos partidarios de Permanecer dejaron de votar porque daban su victoria por sentado. ¿Un cisne negro? Quizá sí de significar el inicio en otros países de decisiones refrendarías contra intuitivas, no anticipadas según los estándares de 2015. Uno gris por el momento.

Colombia vivió su pequeño Brexit a principios de octubre con el voto que dijo NO al acuerdo de paz con las FARC. Aunque el margen fue pequeño igual se preveía un triunfo cómodo del SÍ. Esta reversión momentánea no impidió que a Santos se le otorgara el Premio Nobel de la Paz 2016, pero ciertamente fue un statement político poderoso. Sea lo que sea, las FARC comparten un momento que viven también otros de sus socios: el ocaso del experimento castrista de Cuba y el “bolivariano” de Chávez, Lula y los Kirchner. Este último fenómeno que fue, a su manera, un cisne gris de grandes magnitudes ya casi ha agotado su combustible.

Cuando 2016 se inició el gobierno de Mauricio Macri tenía menos de un mes en Argentina; en agosto “despidieron” a Dilma Rousseff en Brasil y a finales enterraron a Fidel Castro en Cuba, nada más simbólico del fin de una era. Quedan Venezuela y Nicaragua en la esfera no democrática, ambos quebrados económica y políticamente.

CRISIS DEL PERIODISMO. ¿Quién iba a pensar que el exceso de información digital y sus usos iban a descalabrar la comunicación social de tantas formas? En septiembre Gallup dio a conocer que solo un tercio de los estadounidenses confía en los medios periodísticos, el nivel más bajo desde el inicio de esta medición en 1972.

Por otro lado, internet y los social media, más allá de sus indudables oportunidades y beneficios, han revelado su lado oscuro: las noticias falsas, las matrices de opinión y un caos de información de baja calidad.

Por ejemplo las llamadas “fake news”. Sonará exagerado o una tendencia que ya venía pero en este año tuvieron un rol tan influyente como los hackeos y las filtraciones. De hecho las “20 noticias de la campaña presidencial más compartidas” fueron falsas (http://www.vox.com/new-money/2016/11/16/13659840/facebook-fake-news-chart). La semana anterior a las elecciones, la noticia más popular logró casi 9 millones y fue falsa. La verdadera más popular tuvo poco más de 7 millones.

Y lo que es peor, no falsas por errores sino por una voluntad expresa de simular, de fabricar la ilusión de datos. Es el efecto antes que la causa: en vez de escribir algo y que eso genere una acción; se ensambla una “noticia” que produzca la conducta deseada (rabia, desconfianza, miedo). Y luego se integran en matrices que extienden el engaño (la salud de Hillary Clinton o que seguidores de Trump abuchearon al recientemente fallecido John Glenn). Vale decir, a veces son noticias satíricas simulando una real pero la gente las comparte como auténticas.

2016 fue una hilera de falsedades cabalgando cisnes grises por las corrientes de la web y las apps.

EL TRIUNFO DE TRUMP. Se hizo plausible al final, a partir de la campaña presidencial, pero la verdad es que nació con pocas expectativas a favor. Incluso la noche de la elección los apostadores en Las Vegas pagaban $1 por Hillary y $2 por Trump, es decir, daban ganadora a la primera. Si vemos el evento en el año y medio desde que The Donald se lanzó hasta el 7 de noviembre, había indicativos de que podía ganar pero más de que debía perder. Ahora, si lo vemos en un rango más amplio, digamos el último período de Barack Obama (2013-2016) el fenómeno Trump constituye un auténtico batacazo.

Una premisa del libro de Moisés Naím es que “El poder es cada vez más fácil de obtener, más difícil de ejercer, y fácil de perder”. Lo primero (ganar) aplica al magnate. En apenas año y medio, con una inversión publicitaria ridículamente baja en comparación, ausencia de un programa articulado y basado en el carácter en vez de los tópicos, Trump ganó el voto de colegios electorales. Antagonizó a la prensa, negó el cambio climático, enfrentó crudos testimonios de misoginia y enloqueció a los “fact-checkers”… pero ganó.

Cuando la Serie Mundial de Grandes Ligas iba 3 a 1 a favor de los Indios de Cleveland contra los Cachorros de Chicago, el reconocido pollster Nate Silver dijo que la probabilidad de que Trump triunfara era similar a la de los Cachorros de Chicago. Pues los Cachorros ganaron tres juegos seguidos en un increíble comeback.

El gobierno de Trump anticipa controversia, drama político, polarización pero ¿habrá que pensar al revés y esperar lo mejor, o por lo menos no descartarlo? ¿Qué nos enseñan los cisnes?

EPÍLOGO. Obviamente el año en cuestión es una confluencia de eventos que vienen incluso del siglo pasado: la fusión internet-sociedad; la geopolítica del Medio Oriente; los cambios del poder descritos por Naím; nuevas generaciones post-letradas y con ADN digital; y una manada de cisnes que cruzan muchos ríos y sorprenden con más frecuencia a los observadores y pragmáticos.

Es posible que 2016 sea un año importante, que se estudie en el futuro. Veremos si fue grande por la excepción o por el comienzo de una o varias tendencias que marquen el futuro.

@nuneznoda

Apple vs el Gobierno de EEUU: ¿Duelo entre la Seguridad y la Libertad? por Fernando Nunez-Noda

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El duelo entre Apple y el gobierno estadounidense plantea un dilema muy crucial en estos tiempos: ¿Qué tiene prioridad, la seguridad nacional o la privacidad de los individuos? Muchos dicen fácilmente: lo primero, pero la petición del FBI para que Apple «hackee» el iPhone de Syed Riswan Farook, uno de los terroristas de la matanza de San Bernardino (California), no solo generaría mucha desconfianza en los usuarios, sino que sentaría un precedente que permitirá a los federales exigir este tipo de intervenciones con más facilidad en el futuro.

Tanto Microsoft como Google han pedido mesura y cuidado en la actuación del poder judicial estadounidense en este caso. Se han unido Yahoo y otros gigantes tecnológicos que se visualizan en la misma situación. Por ejemplo, en el primer semestre del año pasado solamente, Microsoft reportó 256 solicitudes del gobierno federal para proporcionar datos privados de unos 422 usuarios para investigaciones policiales. Microsoft aportó datos de solamente 1,64% de los casos.

 

 

No obstante, en tiempos cuando la amenaza terrorista es real y palpable (Boston, París, Jerusalén) una encuesta de USA Today revela que 51% de los consultados apoya al gobierno vs Apple. 37% toma partido por la empresa de la manzana y 12% no está seguro. No hay, pues, un apoyo determinante. Por los momentos, una mayoría de los ciudadanos parece inclinarse porque se cumpla el pedido gubernamental. Ninguna de las dos opciones será satisfactoria del todo porque dejará un aspecto desatendido (seguridad) o no cubierto (privacidad).

Por eso este caso es importante para vislumbrar un futuro que se parezca a la novela 1984 de George Orwell o al “1984” que pregonaba el comercial de Apple en el lanzamiento de la Macintosh. Para quienes no conocen ese célebre comercial, Apple prometía un mundo de libertad para el individuo con sus productos, que se oponía a empresas “tiranas” como IBM o por extensión a gobiernos que querían controlar a sus ciudadanos.

 

 

Un dilema enorme entre seguridad y libertad. ¿Habrá un punto intermedio?
 

 @nuneznoda

De Máximo Común Divisor a Mínimo Común Integrador por Fernando Núñez Noda

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O porqué es mejor empoderarse que solo empoderar

A.- Únicamente un venezolano puede dividir la división misma. Henrique Capriles habló, con mínima cobertura opositora porque chavista se entiende que ninguna. Se acercó a María Corina Machado y a Voluntad Popular. No obstante, el bombardeo en redes sociales fue inmisericorde y lo puedo resumir en una frase: «Hagas lo que hagas, te odio». ¿Entonces? Si calla es cobarde, si habla es inoportuno. En fin, no hace falta repetir lo que está frente a nuestros ojos.

B.- La MUD que, con errores y desaciertos es infinitamente mejor que el régimen, recibe de ciertos opositores tantos misiles como el régimen, lo cual significa que para muchos es lo mismo. Una tesis absurda y políticamente no miope, sino ciega. No envidio para nada a Jesús Chuo Torrealba con la doble tarea de enfrentar a un régimen delictivo y a una horda de «haters» opositores que piden su cabeza a diario. Y con su cabeza la de los demás, como si fueran todos “lo mismo”.

C.- Llegué a pensar que hay algo suicida en el venezolano pero luego me dije que debía haber razones más complejas. Cierto que hay un «gen» divisor, una tendencia casi genética a picar lo que está completo, pero no por el placer de dividir, sino por una anomalía en la voluntad de poder de nuestro pueblo.

El científico social David McClelland desarrolló una teoría (que no sé cuán vigente está, pero me gusta) según la cual el ser humano se mueve por tres necesidades básicas: a) Motivación al Logro; b) Al Poder y c) A la Afiliación. Realizó investigaciones a lo largo del mundo (entre los años 60 y 80) e hizo una en Venezuela. McClelland halló que los países desarrollados tienen motivación dominante al logro, seguida de la afiliación y del poder, muchas veces de último. De acuerdo con el libro «Cross-Cultural Analysis of Values and Political Economy Issues» (http://bit.ly/1IM6mqi): «Los investigadores encontraron que la necesidad de logro del venezolano es muy baja; la de afiliacion más alta junto a la de poder».

Esa falta de estímulo al logro junto a una alta necesidad de afiliarse se me ocurre que produce la distorsión siguiente: queremos ejercer el poder a través de alguien sin valorar sus logros sino solo por su capacidad de alcanzar y mantener el poder (incluso por el medio que sea). De allí surge la teoría del caudillo, del cacique o, como le dicen en Venezuela, del «taita». Como no quiero lograr nada (por flojera, por mediocridad o por simple desentendimiento) quiero asociarme a quien lo ejerza trasladándole todos mis derechos políticos. De allí frases tercermundistas como: «¡Aquí necesitamos un militar con mano dura!»

En casi 16 años de chavismo todavía nos preguntamos por qué un régimen tan inconcebiblemente inepto pudo conservar tanto apoyo popular. Hasta que llegó Maduro, claro, que ha dilapidado esa base pero no por incapacidad sino por falta de carisma (loco ¿no?).

D.- VOLVIENDO A LA DIVISIÓN. El “gen divisor” (ojo, no es un gen, es solo una metáfora) admira al fuerte porque se siente que representa bien la propia voluntad de poder no ejercida. Porque uno actúa para lograr pero ¿a quién le interesa el logro? Entonces lo delegamos sin más, que logre otro, sin contraloría, sin rendición de cuentas.

La percepción distorsionada del poder lleva a desear soluciones mágicas, cortoplacistas, fantasiosas. ¿Cuántas veces no hemos escuchado: “Si vamos a Miraflores lo tumbamos”; “¡Tiembla el régimen: Leopoldo López sacudió con fuerza la puerta de la celda”; “Cuando el general que se montó en la azotea baje al jardín esto se acaba”…

Pura proyección de nuestra propia incapacidad de empoderarnos, de hacer que el poder de cambiar resida en uno mismo; de organizarnos y de ejercer una mínima vida política que no sea solo votar (lo que votan… lamentablemente cada vez menos).

Como el poder mesiánico lo quiere todo ya, en otro, y no lo logra, pasa a la siguiente «agenda», por eso nada (o poco) dura. Si Capriles no tumba al régimen en dos años lo exiliamos de nuestros afectos. Entonces confiamos que ‪#‎LaSalida los debilitará con protestas y guarimbas (No ocurrió). Entonces serán los militares “leales”. Y si no entonces…

Como no me empodero y no obtengo soluciones ya, entonces me opongo a la oposición. Y busco una nueva opción que se ajuste al modelo “Corto plazo-sin-que-yo-participe”. La sensatez política se califica de blandenguería e incluso cobardía. Cierto que muchos líderes de la oposición provoca regalárselos al chavismo, pero no son todos los que están y hay algunos con hojas de servicios notables. La tendencia a la división es, además, lo más fácil. Emotiva y fácil ¿cómo venderle a la gente algo más racional y trabajoso?

En fin, no los aburro más. Suena contra-intuitivo para el gen de marras, pero la Unidad tiene que estar por encima de las fallas de cualquiera, de las percepciones e incluso de las simpatías. Es cuestión de supervivencia política para aspirar a un mejor país. Todo movimiento hacia necesitar logro en vez de poder es una ganancia inmensa. A veces hay que inhibir nuestras propias aspiraciones a favor de un movimiento social más grande y decidido. Sobre todo en momentos de máxima debilidad del régimen, ya cuestionado por su propia gente aunque no lo digan. Yo lo haría tan solo por esa oportunidad que nos da Darwin de derrotar a Marx.

E.- EL TEIPE Y LA TIJERA. En la ilustración de Lúdico que preside este post, hay unas letras diversas que juntas forman la unidad. Abajo, una tijera. La tijera sirve para dividir, pero también para separar las piezas que luego formen una coalición fuerte, diversa, democrática y activa. El teipe se explica por sí mismo.

F.- CIERRO CON MI PEQUEÑO CREDO. Como siempre quedamos en diagnósticos, republico aquí lo que digo cuando me preguntan qué hacer. Nadie me lo está preguntando ahora, pero igual lo comparto.

 

1) Declararse en rebeldía. Que cada pequeña acción refleje que no aceptamos y no nos acostumbramos a este régimen.

2) Crear redes locales. Buscar iguales para hacer grupos pequeños.

3) Vivir nuestro artículo 350 personal y llevarlo con nosotros a todos quienes puedan entenderlo y compartirlo.

4) Participar donde podamos. Consejos Comunales, Juntas de Condominio. Toda organización es una plataforma.

5) Protestar. En voz baja o gritando; parados o marchando.

6) Luchar contra la tendencia a resignarnos. Sacudir a los que ven esto como normal.

7) Pertenecer a una red operativa de ciudadanos activados y empoderados. El liderzgo individual y de pequeños grupos no es anárquico sino sinérgico y capaz de acuerdos.

8 ) Conocer líderes locales, si te convencen apóyalos bajo el consenso de las redes. Paradójicamente, lo más descentralizado (si está organizado) es lo que más fácil se integra a estructuras mayores.

9) Transformar a todas las personas de nuestro entorno en aliados activos, convencidos y motivados. Sabemos que todas no, pero la mayor cantidad posible.

10) Luchar con todas nuestras fuerzas porque la red no caiga en manos de políticos con agendas personales.

11) Hacer periodismo ciudadano o, mejor expresado: infociudadanía. Ser uno mismo un medio, aunque sea simplemente hablando con la gente.

12) Procurarnos el poder como un logro, como el resultado de un trabajo querido (emoción) y pensado (razón), además de presto a la acción.

13) Medir el nivel de riesgo que cada quien está dispuesto a afrontar. Lo importante es hacer.

 

Escribiendo como ciudadano observador, no analista político.

 

@nuneznoda

Tercera guerra mundial: ¿alarmismo a-lo-chamberlain o lucidez a-lo-churchill? por Fernando Nunez-Noda

CharlieHebdo2

 

Mientras escribo hay en Francia dos situaciones de rehenes, una con dos sospechosos del asesinato en ‪#‎CharlieHebdo‬ (quienes ya parecen haber sido despachados por la policía) y otra con posibles miembros de Al Qaeda, en aparente apoyo a los primeros. Esto exacerba la sospecha que ya se hace convicción: Occidente tiene al monstruo en sus entrañas, no solo en las milicias de ISIS en Siria o Irak.

– Quienes vean estos eventos como episodios aislados soslaya que el extremismo islámico va con todo contra Occidente. Para ellos la «Guerra Santa» es una 3era Guerra Mundial asimétrica y, según expertos, de «Cuarta Categoría». No es alarmismo. Esa guerra ya comenzó.

– A mediados de los 1930s, casi nadie veía en Hitler la amenaza que terminó siendo. Es fama que Neville Chamberlain (Primer Ministro británico previo a la guerra) le dio todas las oportunidades a un Hitler abusivo y hegemónico, e incluso vociferó que un supuesto pacto de paz había salvado a Europa de la guerra, para hacer el ridículo histórico. Solo gigantes como Winston Churchill lo descifraron desde el principio. Una acción decidida hubiera minimizado el impacto de aquella, la mayor guerra que ha habido en la Historia.

– Lo único positivo de estos ataques es que están disipando las dudas y, de la misma forma que el hackeo de Sony Pictures produjo un inusitado interés y apoyo a The Interview, el asesinato del personal de #CharlieHebdo levantó la conciencia y convicción de que «ya no estamos en Kansas», como dijo Dorothy cuando llegó al Mundo de Oz. Paradójicamente, el apoyo a la obra de los caricaturistas en masiva y decidida.

– Aparte de tímidos pronunciamientos protocolares, la población musulmana en Europa o en el Medio Oriente no ha manifestado (masivamente) el menor repudio por los asesinatos. El Islam militante y toda la dinámica de las potencias en el Medio Oriente, han radicalizado a los musulmanes en general. No tienen fuerza social para detener el extremismo, son ellos mismos sus víctimas y sus sociedades son demasiado medievales para hacerles un contrapeso.

– En Occidente el «political correctness» es tan grande que hay quienes condenan pero justifican las matanzas porque, en cierta forma, los asesinos fueron provocados por caricaturas y mensajes irrespetuosos de la revista de marras. No vi ese espíritu en el caso de The Interview, en el que el rechazo a las acciones ciberterroristas fue unánime. Recordemos que en el film al líder de Norcorea le explotan la cabeza. Pero cuando se trata de religión parece haber la insólita comprensión de que se recurra a la violencia como forma de protesta por la sátira religiosa. No apoyan la matanza pero comprenden (justifican) perfectamente porqué se realizaron.

– En el chavismo y a lo largo de la «izquierda asiática» el extremismo islámico es una aliado contra su enemigo común: Occidente y sus valores. El chavismo ha tendido puentes con organizaciones terroristas, le ha dado campo de entrenamiento en suelo venezolano, pasaportes a sus agentes e incluso una pequeña fiesta popular cuando volaron las Torres Gemelas el 11S de 2001, cuya anfitriona fue Lina Ron. A esos enemigos islámicos se suman Rusia (que tampoco es un país ni occidental, ni democrático) ansioso de recuperar glorias pasadas y China, con sus propios planes hegemónicos. ¿Casualidad que sean aliados de la izquierda asiática en Latinoamérica?

– No es hora de oír a los Chamberlain, sino a los Churchill. Y lo que oigo de los Churchill es claro como el agua: «La Tercera Guerra Mundial ha comenzado y la estamos perdiendo». Tiene que armarse una coalición amplia, seria, decidida. No puede ser EEUU solo, con tímido apoyo francés y británico, como siempre. Hay que ganarse a Rusia o aislarla. A China hay que debilitarla y eso es tarea fundamental de EEUU. ¿Y el Medio Oriente? Aquí aplica el chiste: hace falta alguien que nos «medio oriente» en esto, pero hay que darle la más seria consideración a una situación tan compleja.

– Cuando hablo de «Tercera Guerra Mundial» no me refiero a una guerra convencional entre países. Me refiero a la mentada «Guerra de Cuarta (o Quinta) Generación», contra grupos y milicias descentralizadas. Lo que suelen lamar «guerras asimétricas», un upgrade de la guerrilla que incluso invade el ciberespacio.

– Repito lo que ya he dicho antes: Occidente tiene muchos defectos pero, a mi juicio, es lo menos malo del mundo. Hay libertad y prosperidad mucho mejor distribuida que en cualquier otra región del planeta. En la antigüedad se dice que el mundo occidental vivía bajo la «Pax Romana»: una paz bajo la hegemonía de Roma como potencia mundial. Yo prefiero la Pax Americana o la Western Pax que la Pax Rusa o la Pax China. Oh y mucho menos la Pax de ISIS. Solo visualícense en uno de esos escenarios. Solo recordemos -por ejemplo- lo que ha provocado la «Pax Chavista»: muertes violentas, corrupción incomparable y ruina general (excepto de los jerarcas y asociados).

Lo demás es «PAX-ja» mental.

 

@nuneznoda

Ene 05, 2015 | Actualizado hace 9 años
A la medida por Fernando Núñez Noda

AlamedidaporFernandoNuñezNoda

 

De niño, en Macuto, le pregunté un día a mi mamá cuánto medía un kilómetro. Estábamos en mi casa natal. Mi mamá, en vez de salir del paso (“son mil metros”) me dio una referencia que podía entender: “Un kilómetro es la distancia, más o menos, hasta la casa de Paulita”. Paulita era una tía. Rodé bicicleta hasta allá y sentí la distancia en los cauchos de mi vehículo, la viví (el cálculo no es exacto pero equivale a casi 80% de un kilómetro real).

El caso es que “kilómetro” pasó a ser en mi mente “paulita”. Un kilómetro igual a un paulita. Dos kilómetros, dos paulitas. Me decía: “El Salto Ángel mide casi un paulita de alto”. Y en los cartelones de la carretera: 100 km se transformaban en 100 pls.

Empecé a medir de esa manera. Por ejemplo, se necesitan 3,5 franciscofajardos para llenar un Miramar. (Francisco Fajardo es mi escuela primaria y el Miramar es un hotel-palacio semi abandonado que todavía exhibe su majestuosidad en mi pueblo).

Si les digo que un paseo es la octava parte de un picacho, ya es más difícil de explicar.

De una forma obviamente más sistemática y precisa, los humanos hemos necesitado y aprendido a medir el entorno, los objetos que requerimos para vivir, las dimensiones de las que depende nuestro sustento. Medir es un principio cultural: compartir, llegar a acuerdos formales e informales para luego construir, repartir, hacer civilización. Vale decir: también para destruirla.

El asunto es que el medir y la medición suelen tener mala prensa. La gente equipara medir con juzgar, con recoger información para evaluar a la gente. Nada más lejos. Aquí tratamos la medición que es útil para la ciencia o para los asuntos prácticos, como saber a qué velocidad va nuestro automóvil, o cuánto jugo de naranja tiene el recipiente que vamos a comprar.

Es importante dejar claro esto, porque la palabra “medición” de este pequeño ensayo es desapasionada, aunque esté escrita con pasión.

 

AlamedidaporFernandoNuñezNoda2

 

Un pensador griego soltó esta especie: “El hombre es la medida de las cosas”. Somos, según esto, como un centro de observación en el cual se define lo grande y lo pequeño, lo lejos y lo cerca, lo pesado y lo ligero, el pasado y el futuro. Todo en relación a nuestro punto de vista, a nuestra taxonomía, a nuestro aquí y ahora.

El autor de la frase se llamó Protágoras y vivió hacia el siglo V aEC. Recordemos que los griegos inventaron o perfeccionaron la individualidad, la genialidad con nombres propios. No son extraños pensamientos con éste y otros brotes de antropocentrismo que hacen la antigüedad clásica tan única, como el “nacimiento” antes del Renacimiento.

Quien mide define el estándar. Uno de los instrumentos más antiguos de los que se tenga registro es la balanza (hacia 5000 aE), en Egipto, un palo con dos cuerdas en los extremos que sostienen platos o algún recipiente.

En uno se coloca un peso estándar, por ejemplo una piedra y, en otro el objeto a ser pesado (digamos, un puñado de granos). Cuando se equilibran los dos soportes, el grupo de granos pesa “una piedra”, de modo que se pueden cambiar tantas “piedras” de trigo por otras de sal. Así se perfeccionó el comercio de trueque antes de las monedas. Y me hace pensar que no estaba tan loco con lo de las paulitas. No sólo fijamos los estándares sino formas creativas de interpretarlos (pies, cubos, vueltas de la Tierra sobre su eje…)

Al final de este artículo hay un anexo para los curiosos, con una breve historia de estándares e instrumentos de medición.

Uno y cero

Los dedos de las manos son una importante referencia numérica. En la vibrante época de la Revolución Francesa (finales del siglo XVIII), la República nombró una comisión encargada de buscar un sistema de medidas acorde con la nueva sociedad. En ese grupo había hombres tan célebres como Lavoisier y Laplace. Se tomó el número 10 como estándar y nació el “sistema métrico decimal”. En los números naturales, el 10 es el primero que termina en 0. Ese cero es de una funcionalidad extraordinaria.

No adoptado por solo tres países (uno de ellos los EEUU), el métrico es el estándar de facto de medición mundial. Es fácil, hecho a la medida (si vale el término), con una taxonomía montada a la vez o sobre bases comunes y, lo más importante, basado en 10, el sistema numérico central de nuestro mundo moderno.

Pero…

La medición es una precisión parcial. Lo medido es una magnitud aproximada. ¿Por qué a mí me funcionan esas mediciones tan personales? Porque me dan la idea justa que necesito, no más ni menos. Un ávila me sirve para altura y longitud. Comparo algo que veo con la imagen mental de esa montaña, por ejemplo, una pequeña ciudad o un dirigible en el cielo. El resultado es una comparación: mayor, igual, menor, más alto, más bajo…

Dice la animadora televisiva y cocinera Rachael Ray:

“Yo mido en la palma de mi mano y uso mis ojos para estimar las cantidades. Un cucharada grande es una palma de especies secas”.

Lo que para mí es una comodidad, para la ciencia es de una complejidad indecible. En su teoría restringida de la relatividad de 1905, ya Einstein advertía que la medición de un evento podía tener valores diferentes para dos observadores, si estos mantenían distancias distintas al evento y se movían uno en relación con el otro.

Supongamos el encendido de una potente luz. Un observador X a unos kilómetros (paulitas) del suceso, diría que ocurrió a la 1:00am, e incluso su reloj no llegó a marcar un segundo más. Pero uno B en el planeta Marte, a 60 millones de kilómetros, ve el encendido a la 1:04am. ¿Quién tiene la razón? Ambos, porque sus mediciones locales son precisas, pero no absolutas ni universales. Funcionan para una vecindad y tienen valores distintos en otras.

Más radical resulta el principio de incertidumbre, formulado en 1927 por Werner Heisenberg. Deriva que no podemos conocer ciertos valores físicos, digamos, en estado puro, porque al medir los alteramos. Dicho en otras palabras: no puede conocerse enteramente cosa alguna. A esta inseguridad, la física actual ha agregado innumerables otras. Hay regiones de la materia y de la energía (porciones diminutas subatómicas) donde no se puede predecir qué ocurrirá porque no hay medición precisa posible. La estadística. odiada por los bachilleres, resulta la única matemática que funciona en lo práctico. Rangos por los que aumentamos o reducimos el tino al predecir.

No obstante, para efectos prácticos, la medición que hacemos en estos tiempos es tan avanzada como para detectar objetos que nacieron a pocos años del Big Bang, en ese horizonte de 15 mil millones de años luz o para calcular el diámetro de un protón atómico: la cienmilmillonésima parte de un kilómetro. Impresionante sí, pero al final incognoscible si no podemos figurarnos una magnitud y compararla con otras.

Subida de cerca a lejos

Uno de los libros científicos más audaces (y quizá subestimados) es para mí La medición del universo de Isaac Asimov. Digo audaz porque divide la medición en varios escalones, múltiplos de 10 en todas las principales dimensiones prácticas: longitud, área, volumen, masa, densidad, presión, tiempo, velocidad y temperatura.

Para mis queridos lectores, redirecciono hacia una versión en PDF de tan extraordinaria obra de consulta: La medición del universo.

Si tomamos al hombre como medida de las cosas, Asimov empieza por subir la escalera de la longitud, de lo que solemos llamar “distancia”. El primer escalón es un metro: una mano, una estaca, los brazos abiertos suelen caber en este segmento.

Un adulto promedio o un tablero de basquetbol sobrepasan el metro, de modo que entran en el siguiente rango: el escalón 2, que llega a los 3,16 metros. En el tercero, de 10 metros, hablamos de un pequeño edificio de tres pisos. Una jirafa adulta traspasa por muy poco la mitad de esta extensión.

Y así. En el escalón 6, de 316 metros, podemos meter una Torre Eiffel (y sobran 16 metros) o dos Grandes Pirámides egipcias. TF = 2GP podríamos decir.

El Escalón 7 alcanza los 1.000 metros, es decir, un paulita ¡perdón! un kilómetro. El Salto Ángel en el sur venezolano es la catarata más alta del mundo pero le faltan apenas 20 metros para alcanzar un kilómetro. El 8 llega a los 3,16 km, que sobrepasan el salto pero albergan cómodamente Él Ávila, la montaña caraqueña, cuya máxima altura es de 2,7 kilómetros.

En mi idiolecto métrico, diría que un ávila = 2,7 saltosángeles.

Si saltamos dos escalones, al 9 (10 km), ya hablamos fácilmente del Monte Everest, de 8,8 km, que se ajusta a este rango, pero que no alcanza para acomodar la Fosa de las Marianas, al oeste de las Filipinas, la mayor profundidad submarina conocida, de 11 kilómetros de oscuridad abisal.

Sigamos saltando. En el 15 llegamos a 10.000 km, aproximadamente la distancia entre el polo terrestre y el Ecuador o suficiente espacio para que quepan nueve marianas, 3.700 ávilas y 10.204 saltoángeles. Ni qué decir de 31.145 torrifeles.

Lo que pasa al seguir subiendo es más que fascinante (y prueba porqué, con la debida documentación, es imposible que un geek caiga en las garras del aburrimiento).

El diámetro de la Tierra es de unos 40 mil kms. Hacia 240 aC. Eratóstenes calculó en Egipto la circunferencia terrestre de una forma por demás ingeniosa. En verano, al mediodía, una vara de cierta longitud no proyectaba sombra alguna en la ciudad que ahora se llama Asuán, al sur de Alejandría. El Sol emitía una luz perpendicular al plano terrestre en ese lugar, a esa hora. No obstante, en Alejandría una vara de la misma longitud producía una sombra con un ángulo de 7 grados.

¿Qué significaba esto? Que la Tierra era esférica y que, si se conocía la distancia entre las dos ciudades, se podía calcular el diámetro de la circunferencia terrestre usando trigonometría. Para asombro moderno, el matemático griego logró la longitud en 40.225 km, como ven, apenas unos kilómetros del cálculo moderno.

Asimov recuerda que existe la llamada “unidad astrómica” (UA), ello es, la distancia promedio de la Tierra al Sol, que alcanza 149,6 Gm. La Tierra está a 1 UA del Sol y, por su parte, Marte está a 1,5 AU.

 

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En el escalón 29, con 100 mil millones de kilómetros o 100 terámetros, pasamos de lejos a Plutón, el cuerpo espacial recientemente degradado a “planeta enano”.

Un rayo de luz recorre unos 300.000 km por segundo, de modo que tarda más de un segundo de la Tierra a la Luna. Se demora 8,2 minutos del Sol a la Tierra y casi 13 minutos a Marte. Bien, ese rayo tardaría 231 días en remontar 100 terámetros.

Ahora ¿qué distancia recorre la luz en un año? Sencillo: un año-luz. Jaja es broma. Recorre 299.990 km/seg, lo cual equivale a casi a 10 billones de km, 27.200 marianas, 309.278 saltoángeles , 1.111.111 ávilas. Ah, y un millón de torrifeles. Vale decir: 992.250.000.000.000 (9,9 x 10 a la 14 paulitas o kilómetros, si prefieren).

 

La Vía Láctea (VL), la galaxia que cobija al Sol y a estas estrellas (junto a quizá 200 mil millones de otras gigantes de gas en ignición gravitatoria), tiene una longitud de punta a punta en sus espirales de aproximadamente 110.000 años luz.

Para llegar del centro de la VL al centro de su hermana gemela, la Galaxia Andrómeda, un rayo de luz recorrería 2,5 millones de años. Es decir, si alguien en esa galaxia apuntara un telescopio lo suficientemente potente para ver la Tierra, no nos vería a nosotros, ni a los rascacielos en las ciudades, ni puentes, ni carreteras, sino imágenes de la era pliocénica y la única tecnología que contemplaría sería acaso un hueso en la mano de un austrolopitecus en la sabana africana.

Al Cúmulo de Virgo, la mayor acumulación de masa en el universo conocido, se le llegaría en una ida de 5.000.000.000.000.000.000.000.000.000 de paulitas. ¿Ven? La precisión matemática da paso al conocimiento por generalidades, por iconos, por memes. La mente suele trabajar más rápido con símbolos, con tonalidades (aunque parciales) que por conteos. De modo que los conteos son indispensables, pero hay que expresarlos con conceptos y magnitudes agregadas e imaginativas.

Podemos comparar magnitudes al apreciar su longitud visual. Un punto seguido de tres ceros (.000) mide en mi Word exactamente un centímetro de ancho en letra Calibri 11. De modo que, puestos en columnas o simplemente comparándolos, tengo una idea de su magnitud porque la asocio con algún concepto (distancia Sol-Tierra, la Vía Láctea, etc).

Digamos, distancia desde el Sol en kilómetros (es decir, paulitas):

La luz en un segundo:
299.990 km

A un año de recorrido:
9.461.000.000.000 km

Andrómeda
230.000.000.000.000.000.000 km

Los quasares OH471 y 3C427 (los objetos más lejanos que se han observado hasta ahora)
1.100.000.000.000.000.000.000.000.000 km

El diámetro estimado del universo físico conocido:
7.500.000.000.000.000.000.000.000.000 km

Esto último:
250.000.000.000.000.000.000.000.000.000 de torrifeles,
2.700.000.000.000.000.000.000.000.000 ávilas ,
68.000.000.000.000.000.000.000.000 marianas,
790.000.000.000.000 años-luz o

9,3 centímetros de diámetro tipográfico. Recordemos el poder de los números.

Frases

“Concedió al hombre el habla, y ésta creó el espíritu, que es la medida del universo”. Percey Shelley

“Pensemos en la perplejidad de un hombre que, fuera del tiempo y del espacio, ha perdido su reloj, su regla de medir y su diapasón. Creo que este estado constituye la muerte.” Alfred Jarry

“Me sucede con el tiempo lo que me pasaría si, al levantar el metro para seguir midiendo, se me desapareciera el objeto a medir”. David García-Bacca

“No todo lo que se puede medir cuenta, ni todo lo que cuenta se puede medir”. Atribuida a Albert Einstein

“Dios es un concepto por el que medimos nuestro dolor.” John Lennon

“Es tan vasto el universo y tan pequeño el átomo, que en ninguno de los dos casos parece posible captar las dimensiones implicadas.” Isaac Asimov

“El hombre vive midiendo, y no es medida de nada. Ni de sí mismo.” Antonio Porchia (contradice a Protágoras)

“La acción es la medida real de la inteligencia”. Napoleon Hill

“Medir lo que es medible y tratar de hacer medible lo que todavía no lo es”. Lema de Galileo Galilei

Epílogo

Sin medición no hay ciencia, sin ciencia no hay tecnología. Sin ésta no estarían leyendo este artículo. No obstante, usamos la tecnología, rara vez la creamos. La ciencia nos sirve como referencia cultural e intelectual y la medición como instrumento de comparación. Proporciona una base de verdad social y cultural que nos ubican, que generan acuerdos tácitos o expresos.

Lejos de ser una petulancia, “el hombre es la medida de las cosas” sugiere un reto tremendo de conocer un universo que nos excede o se escurre en todo sentido y en toda dirección. Porque sin duda somos demasiado pequeños para lo grande (el universo conocido) y demasiado grandes para lo pequeño (las subpartículas físicas). Demasiado lentos para lo rápido (la velocidad de la luz) y demasiado rápidos para lo lento (la separación de los continentes). Demasiado livianos para lo pesado (el Sol, por ejemplo) y demasiado pesados para lo ínfimo (un fotón). Demasiado blandos para lo muy compacto (un agujero negro, por decir algo) y demasiado llenos para lo que casi no tiene volumen, como el espacio vacío.

Y así sucesivamente, en tantas combinaciones que agotaríamos una lista inconmensurable de paulitas.

 

——ANEXO——————————

Caja de herramientas

 

Hacia 4000 aE: Los egipcios construyeron el primer reloj de sol, que medía desde la salida hasta la puesta del astro rey, basados en un división del círculo en doce “horas” o fracciones de día.

Hacia 2800 aE: Los mesopotámicos agregaron al calendario esos trechos que el instrumento solar egipcio no podía medir. Uno muy obvio tenía que ver con la luna: una vuelta de nueva a plenilunio tarda entre 29 y 30 días, el llamado “mes lunar”. Hay también otras correspondencias, como el ciclo menstrual o grupos de meses coincidentes con las estaciones.

De modo que entre el Tigris y el Eufrates se crearon ciclos con años lunares de 12 o 13 meses. Los egipcios fueron más precisos y no miraron al cielo sino a los desbordamientos anuales del Nilo y determinaron entre 360 y 365 (¿les suena familiar?) el número de días que duraba tal año. Esa es la base de los calendarios modernos.

Entre 2400-1800 aE: En el Valle del Indo (actual Pakistán) se usaron pesos estándares con cubos de piedra.

Hacia 1800 aE: Los sumerios desarrollaron un sistema de numeración basado en el número 60, fácil de fragmentar (divisible entre 9 números distintos) y capaz de definir el minuto (60 segundos) y la hora (60 minutos). Seis veces sesenta es 360 y ése número mágico fue aplicado al círculo, dividido en grados: 90° es un cuarto; 180° la mitad; 360° vuelta completa.

Así se podía relacionar la trayectoria del Sol con cada grado (día), predecir su ubicación y así los eventos repetitivos: lluvias, sequías, cosechas. Luego invadiría aspectos menos cíclicos: sentencias carcelarias, plazos de pago, tiempo de servicio militar, etc. Igual así se midieron costados de una parcela, luego el área dentro de sus fronteras, luego alturas de personas, de casas, también volúmenes de granos, de arena o la velocidad de un caballo o la fuerza de debe ejercerse para pulverizar el grano o el peso de esos granos.

Hacia 1100 aE: Cuando los fenicios comenzaron a navegar el Mediterráneo y mares aledaños, ya los sumerios y babilonios habían articulado la astronomía, reconociendo constelaciones, estrellas (la Osa Mayor era clave para marcar el norte)y planetas en diferentes momentos del año. Es vital saber leer el cielo para no perderse en el mar: dónde sale y se oculta el Sol, la luna, hacia dónde gira la bóveda un día determinado, en fin: cuáles son los puntos cardinales en un mundo que se mueve y nosotros en él.

Entre 221-206 aE: Los chinos desarrollan el compás magnético hecho con imanes de hierro que permiten apuntar una aguja giratoria hacia el norte.

Hacia 270 aE: Un griego llamado Tesibio construye un popular tipo de reloj de agua llamado clepsidra.

46 aE: Julio César inaugura el calendario “juliano” con años bisiestos y demás.

1335: Se construye el primer reloj mecánico conocido, en Milán.

Siglo XVI dE: Los conquistadores españoles comprobaron que los pueblos mesoamericanos precolombinos tenían un sistema estandarizado de medidas. En los mercados se vendían los productos por volumen. Los aztecas, por ejemplo, usaban una caja de madera llamada quauhchiaquihuitl para medir granos de maíz y otros productos. esta caja estaba dividida en compartimientos, el último de los cuales contenía una doceava parte del total. De esta forma teníamos, por llamarlo de alguna forma, un “doce” hasta un doceavo de cualquier contenido que cupiese en la caja. Para medir líquidos se usaban jarrones de diversos tamaños. Los mayas usaban recipientes que equivalían, por ejemplo, a “brazos llenos” o “puños”.

1502: Se construye en Holanda el primer reloj de bolsillo.

1582: El Papa Gregorio XIII introduce el calendario “gregoriano”, usado en la actualidad en Occidente.

1593: El gran Galileo Galilei construye un antecesor del termómetro, basado en agua.

1638: Robert Fludd, científico inglés, desarrolla el primer termómetro, derivado del anterior galileneano.

1643: Evangelista Torricelli inventa el barómetro de mercurio, para medir la presión atmosférica.

1656: Christian Huygens, un notable astrónomo holandés, construye el primer reloj de péndulo preciso.

1676: Se crean los relojes de horarios y minuteros. En 1680 se introduce el segundero.

1730: Se desarrolla en Europa el sextante, un instrumento para medir ángulos en el cielo estrellado. Por trigonometría, se podía fijar posición y dirección.

1742: Anders Celsius, sueco, crea la escala de grados centígrados o “Celsius”, de temperatura, usando el rango de 0 grados /punto de congelación del agua) y 100 (punto de ebullición).

1770: El mundo conoce las primeras escalas de resorte, usadas todavía en el presente.

1848: Lord Kelvin desarrolla la escala Kelvin que parte del llamado “cero absoluto” (-271 grados C) y que se usa mucho epara medir temperaturas en el espacio.

1884: Se establece el Meridiano de Greenwich como la referencia para la medida de tiempo en el mundo.

1928: Primer reloj de cuarzo.

1940: Salen al mercado las primeras balanzas electrónicas.

1949: Primer reloj atómico, basado en las vibraciones cuánticas de la molécula de amonia.

1972: Nace el (Global Positioning System (GPS), la red de navegación satelital creada por los Estados Unidos para sus fuerzas armadas. Usa 24 satélites de órbita media que transmiten microondas muy precisas, de modo que con un receptor GPS podemos determinar localización, velocidad/dirección y la hora exacta.

Entre 1983 y 1994: Se popularizan los relojes controlados por radio, comunes hoy en día en nuestros dispositivos móviles.

 

NOTAS DEL AUTOR:

1. Para las fechas se usa la notación aEC (antes de la era actual o común). Dado que no sabemos el año exacto del nacimiento de Cristo, se toma el año 1 como inicio ya establecido por el calendario Gregoriano y se le denomina de la “era común” (eC).

2. La mayoría de los datos aportados (distancias, pesos, etc) han sido doble o triplemente chequeados. No obstante, no todos provienen de fuentes tan confiables como la NASA o el mismo Asimov, algunos son del autor y otros son cálculos independientes cuya precisión puede ser discutida por otras opiniones distintas. Se ha tratado de seleccionar las mejores fuentes posibles .

3. El ensayo no es una recopilación rigurosa ni académica, es un recuento de referencias que he recordado o que he seleccionado por puro placer intelectual. Si el lector conoce algún dato, caso o referencia que enriquezca este ensayo, lo invito a dejarlo plasmado en un comentario.

 

@nuneznoda

Ciberneticon

Dic 14, 2014 | Actualizado hace 9 años
El Nombre por Fernando Núñez Noda

MeLlamo

 

Un gran consorcio lanzó un producto cuya marca se hizo muy popular. Cuento esto porque hoy se cumple medio siglo de su lanzamiento.

Esa marca tiene un nombre corto, pegajoso, fácil de recordar y que rima con gran cantidad de verbos y sustantivos de uso corriente. De entrada, el impacto del producto fue bueno pero no grandioso. Hoy en día es, como saben, el producto más vendido de la historia. En cambio, el nombre comenzó a hacerse muy conocido en la cultura popular desde los primeros meses.

Los comerciales de TV lo difundieron bastante, apoyados por prensa, pancartas y banners en la web. Ahora está, sencillamente, en todos los medios, incluso en estos nuevos hologramas publicitarios en los centros comerciales y los cascos tipo percepware.

El jingle inicial no fue particularmente pegajoso, pero ayudó a poner el nombre en boca de todos con menos esfuerzo, y encima acompañado de otra palabra en su eslogan, que rimaba. La gente empezó a repetir el estribillo, a veces cantado, recitado o simplemente declamado. Muchas veces lo decían tal cual, en otras sustituían la segunda palabra por variaciones muy cómicas. De hecho, en muchos países el nombre se conoce junto a su compañero rimador, cual frase indivisible.

El nombre ha tenido alusiones absurdas, políticas o sexuales. Ha nutrido metáforas, chistes,  e ingresó al juego político cuando mandatarios y magistrados lo usaron para significar que sus rivales no cumplían, en política, lo que el producto satisfacía plenamente en el consumo masivo. “Desnombrados”, por llamarlo de alguna manera.

Cuando alguien pregunta: ¿Qué hace el producto? Se responde: Lo que connota el nombre. ¿Qué es el nombre? El que los publicistas le pusieron al producto. Más claro no canta… un nombre.

73 canciones mencionan el nombre junto a otros referentes pop. Dos jingles han sucedido al primero, uno también tuvo tibia recepción pero el tercero fue una sensación: muy contagioso, imposible de ignorar y a veces se repetía y se sigue repitiendo una y otra vez en el entrecráneo. Un falso rumor de nuevo jingle hizo perder a la marca 7% de su valor en bolsa portemor a caida de las ventas.

Un rapero hizo una versión parodiada del jingle, llamada “Yingazón Bro”, que conteiene la pasmosa cifra de 622 palabras dichas en menos de cinco minutos, entre ellas 59 veces el nombre. Según esta declaración, tal denominación está involucrada en todos los males contemporáneos: narcotráfico, crimen organizado, explotación, lavado de dinero, hacking computacional.

El nombre, pues, comenzó a tener su propio significado o, mejor dicho, miles de significados. Secretamente cada quien ha establecido su conexión íntima con el nombre; le dan una connotación personal, trabajada por años. ¿El detalle? No se dan cuenta.

Se hizo sinónimo de conectar ideas, pero también de una forma concreta de terminar un conflicto matrimonial y por extensión de una situación tensa entre facciones o países. Fue la semilla oral-articulada de una nueva interpretación de Carl Gustav Jung, así como -dicen- un intermedio exacto entre Ying y Yang. Se le vio como una síntesis entre manzanas y peras ¡y por fin podían sumarse! Relaciones absurdas pero las pongo para que noten hasta qué punto el nombre ha sido una panacea, un amuleto o token, una Piedra Rosetta.

Significó cobertura, rencor, mirada de reojo, huevos de aves grandes (avestruces por ejemplo), ríos con corrientes circulares, mujeres impacientes, aeropuertos congestionados, recuerdos borrosos, recuerdos nítidos, parques de atracciones, desiertos, nubes tipo cúmulos pero con truenos, respiración entrecortada, la Fosa de las Marianas, lápices sin punta, electrocardiogramas, velas aromáticas, husos horarios, perros sin cola, perros verdes, videos en YouTube con muchas restricciones de copyright, boras, cartílagos, porros, ápsides, Tesseracts, mojones, pomelos, fonolibros, ganglios, homeomerías, Krakatoas, bengalas, cascaperros, zoofilia, hermetismo, apertura, la nada. Entre otros.

El nombre tuvo la paradójica circunstancia de hacerse más sólido mientras más elástico lo convertía el lenguaje popular. Reviso Google: al menos 820.000.000 de resultados.

Como fonema común, ya ingresado primero a los diccionarios de jergas y luego a los formales, además de los folksonómicos, el nombre tiene un puesto en la mente de cada ser humano que lo ha escuchado al menos una vez. La última incursión ha sido la religiosa, un conjunto de sectas y métodos de autoayuda que son la “verbalización de [el nombre]”, esta vez como recurso actitudinal ante la falta de fe que caracteriza este mundo nuestro.

El Papa lo deslizó sutilmente en el Tesauro Canónico, el Dalai Lama vio una analogía con el apego noble, aquel necesario para crear el yo que luego debe destruirse. En fin, el nombre estuvo cerca de Dios pero también de su Némesis, ya que muchos blasfemos y satanistas también le dieron espacio en sus libros prohibidos.

Ahora ¿por qué les digo esto?

Me interesó tanto el tema que investigué o, mejor dicho, contraté competentes científicos. Uno de los más valiosos hallazgos ha sido que el nombre, todas y cada una de sus letras más la pronunciación en casi cualquier forma, activa un canal directo con el inconsciente.

Según la mejor opinión científica que obtuve, esa “llave” es un corredor a lo recóndito, la vía directa a un mecanismo evolutivo que alguna tara posterior había dejado inaccesible. Al activar el nombre la gente sentía algo innegable que no podía entender y menos explicar.

Algunos especialistas entrevistados llegaron a afirmar que el nombre ya es parte del ADN, dado que su constructo es capaz de “aparearse” instantáneamente con los nucleótidos de la molécula primigenia vía pensamiento, ello es, “bits”.

Y hay más, están los místicos: que hablan de la palabra elemental, el Tao, el Verbo, el Tetagramatón, la esencia misma del pensamiento resumida en la menor cantidad posible de letras. Todo eso y más cree la gente del nombre.

Y, sí, pienso contarlo todo en un trabajo que alguna vez terminaré. Una publicación a la que llamaré simplemente: El Libro.

 

@nuneznoda

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