Carlos R Hernández, autor en Runrun

Programa para una nueva mayoría por Carlos Raúl Hernández

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Una de las tareas  para que una nueva mayoría legisle y propicie  beneficios  efectivos a los sectores populares, es impulsar un proceso de reformas hacia la descentralizar, y recuperar y profundizar la democracia. Venezuela lo había iniciado, pero la oleada reaccionaria no sólo lo revirtió, sino exasperó esa reversión a extremos aberrantes.  Concentrar poder pasó de ser un defecto administrativo como era en la democracia, para convertirse en una autocracia que se descompone. Esa tendencia patológica se mantuvo, y la perspectiva no es a que se consolide el autoritarismo fofo y desarticulado, sino que se africanice la sociedad, el colapso y la anarquía. Una crisis sistémica que disuelve día a día los fundamentos civilizados del poder, como tantas veces ha ocurrido en casos similares, lo lleva a refugiarse en la violencia y  amenaza convertir Venezuela en un país fallido.

El populismo clásico siempre terminó en caos. El suicidio de Getulio Vargas en Brasil, el derrocamiento de Perón en Argentina, la “putrefacción” de Velasco Alvarado en Perú. Luego de arruinar a los pobres con hiperinflaciones, desempleo, hiperdevaluaciones, dictaduras, siempre alguien quiso reivindicarle el mérito de “llamar la atención sobre los pobres”, aunque las víctimas fueron precisamente ellos. No se trata de un pronóstico y ya todos los indicadores multilaterales creíbles señalan a Venezuela como el mermado mental de América Latina. La secuencia de estudios de Transparencia Internacional (2014) lo marcan como el país más corrupto del continente. El Fraser Institute (2014) sostiene que es el último en el mundo en libertad económica, acompañado de Zimbabue y Angola. Es el cuarto país en homicidios a escala mundial, afirma el Instituto Internacional de Criminología Comparada.

De últimos en todo

Según Barómetro Latinoamericano de Talento  “Venezuela, Bolivia, Ecuador  y Paraguay  se ubican como las naciones con menor potencial para “crear, desarrollar y mantener recursos humanos altamente calificados”. Posee los mayores índices de deserción escolar y baja calidad de la educación básica. Las universidades clasifican a partir del muy mediocre puesto 37 entre las latinoamericanas, por obra de la asfixia económica y política. Este indicador al extremo porque las mejores de la región no existen entre las cien primeras del mundo. Cola de ratón y colapso educativo.  Si se prescinde de los opacos indicadores forjados por el gobierno, Venezuela cuenta con los mayores índices de inflación, devaluación, desempleo y carencia de viviendas. Se destruye la infraestructura vial y  la que produce electricidad, que retroceden  hasta antes de 1958.

Cálculos erróneos  comparan la pobreza de hoy con la de 1998, cuando lo cierto es que el ingreso per cápita en dólares era entonces cuatro veces mayor. Lo insólito es que, en medio de un auge milagroso de ingresos petroleros, el país pierde sus avances civilizacionales conquistados durante la etapa democrática. El Rey Midas es uno de los personajes más estúpidos de cultura. Pidió a los dioses el regalo de que todo lo que tocara se convirtiera en oro y murió de hambre porque no podía comer. El símil es aplicable a otros. Es el asombroso balance del centralismo autocrático que suprimió la autogestión de la gente en asuntos educativos, económicos, sociales, culturales y políticos, al debilitar gobernaciones y alcaldías.

El foco en la descentralización

Concentró el PSUV los poderes de los estados, municipios y eliminó las juntas parroquiales electas, a través de parapetos totalitarios fracasados como las “comunas”.  Cuando pase la pesadilla deberá asumir un intenso plan de descentralización democrática para superar las secuelas. En los próximos meses se renovará el parlamento. Es probable que eso produzca el efecto dominó y se tiña el mapa de tendencias democráticas y pluralistas predominantes. Descentralizar tiene diversas aristas. La territorial implica traspasar mecanismos de poder político y facultades económicas a organismos electos por los estados: gobernadores, alcaldes, legislaturas regionales y concejos municipales.

Es también desconcentrar: que los organismos nacionales, ministerios, por ejemplo, traspasen a sus propias oficinas estadales recursos organizativos y financieros para que se manejen en coordinación con las autoridades locales. Al decir de Bonnie Tyler, Venezuela camina sobre dinamita y arroja chispas. Es urgente recuperar la gobernabilidad y una nueva mayoría parlamentaria, junto con gobernadores y alcaldes, y las comunidades de estados y municipios deben configurar un frente común, un gran movimiento nacional por la descentralización. Y así exigir que la Asamblea abandone el centralismo que la ha caracterizado, incumpliendo su mandato para obedecer órdenes del Poder Ejecutivo Nacional.

@CarlosRaulher

Dossier33

Mar 23, 2015 | Actualizado hace 9 años
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mentira

 

Según información del ex presidente Samper en funciones de vocero part timedel CNE, la elección será en septiembre de este año, aunque luego Lucena irritada corrigió. Sigue la estridencia estéril y contraproducente. El radicalismo semi ilustrado de capas medias creó mitos, ideas cosificadas, queloides de pensamientos que impiden comprender la realidad y promueven abstención y diversos errores. Pontifican sobre política aunque su desconocimiento del tema sea escandaloso. Opositrolles y laboratorios pueblan las redes de divagaciones de cerebro de gallina (seudónimos y ladridos) y odios sicóticos, escasos en los sectores populares de mayor sentido común. Veamos algunos.

1. La primariomanía o «el consenso no es democrático». Falso. Hablan de dedazo aunque el consenso es de cuarenta organizaciones, capaces de sacrificar sus intereses para darle lugar a 16 pequeños grupos que de otro modo jamás podrían llegar a la Asamblea, porque en las primarias se impone la capacidad de movilización de los aparatos. Dedazo cuando los jefes de los secretarios generales de los principales partidos, Luis Emilio Rondón de Un Nuevo Tiempo y Tomás Guanipa de Primero Justicia aún no tienen ubicación, mientras Henry Ramos va por un circuito. Quienes hablan de primarias en todas partes apenas tuvieron gente para inscribirse en 5 circunscripciones de las 39 que se habilitaron. Pero los falsos «primariómanos» tienen la oportunidad de renunciar a sus candidaturas decididas en el acuerdo para demostrar su convicción ¿Qué sentido tiene ir a una elección por pedido de quienes no tienen fuerza ni para inscribirse, como ocurre en Anzoátegui? Hacer primarias cuesta mucho dinero como cualquier otra gran movilización y resulta insólito que algunos que carecen de apoyo pretendan que otros las paguen. Varios personajes de loro en el hombro y pata de palo se lanzarán por su cuenta con el fin explícito de que el gobierno debilite y pueda derrotar los candidatos de la Unidad.

2. En 16 años la dirección opositora va de derrota en derrota. Falso. Entre 1999 y 2005, con partidos liquidados, la conducción de la oposición pasó a aficionados sin experiencia ni partido, «gerentes» y personas de diversos oficios, a los que llamaron sociedad civil. Eso llevó a auto-ensartes que destruyeron la fuerza defensiva de las instituciones democráticas y minó la capacidad de respuesta frente al autoritarismo. Cada una de esas geniales operaciones fue una rebanada a la disidencia. Pero la joya de la corona fue el retiro de las candidaturas en 2005. Con la postulación de Manuel Rosales en 2006 arranca otra historia que hizo renacer la esperanza hasta 49.3 % del voto popular con Capriles en 2013 contra el poder total del Estado.

3. Van a elecciones para buscar puestos. Falso. La alternativa se construye con acumulación de fuerzas, un poder dual en las instituciones, como estudiaron grandes clásicos del pensamiento. Concejalías, diputaciones regionales, alcaldías, gobernaciones, diputados nacionales y presencia en todas las esferas posibles, es lo que permite quebrar una hegemonía aunque no lo asegura. Lo demás es infantilismo y antipolítica. Como dice Safransky, «la libertad no es una garantía sino una oportunidad». Las torpezas y los torpes se empeñan en liquidar la oportunidad.

4. El diálogo es traición. Falso. Contra la enseñanza del galáctico, el diálogo es la forma civilizada de hacer política y mientras más bárbaro sea el poder revolucionario, que en esencia es el uso de la fuerza, más claro debe quedar urbi et orbis que quienes buscan sustituirlo son su negación. No se trata de ser tan déspotas como los déspotas. Conversar es la voluntad de ahorrar vidas y sangre. Los norteamericanos negociaron dos veces con el comunismo vietnamita, primero Johnson y luego Nixon, y no porque se tuvieran cariño, sino para poner fin al conflicto. Casi todas las guerras terminan en diálogo o en el exterminio. En Colombia la democracia se acordó con la guerrilla del M-16 en 1990 y ahora desarrolla el proceso con las FARC. Los partidos chilenos negociaron con Pinochet y sus generales para convocar el referéndum y luego para la transición, y lo mismo los nicaragüenses con los sandinistas. Bolívar dialogó con Morillo y los líderes de los nacientes EE UU con los ingleses para terminar la Guerra de Independencia. Ahora Obama lo hace con Cuba.

5. ¡Salida Ya-Transición! Falso. Esas vacías consignas solo han dejado cárcel, luto y descrédito. Ninguna de las dos cosas está planteada y corresponde más bien al deseo de sustituir la incapacidad para construir alternativas por vaciedades de minorías que tienen poco que perder y matan el tiempo en diferenciarse, para llamar la atención que de otra manera no logran, mientras las fuerzas mayores están obligadas a la responsabilidad sin delirios. La «salida ya» chantajeaba conque la Unidad «quería esperar las elecciones» y hoy quienes decían esto esperan pacientemente su diputación.

6. Dictadura no sale con votos. Falso. Esta afirmación, contra toda evidencia, desconoce que la inmensa mayoría de las dictaduras se derrumba ante procesos electorales. Perú. Ecuador, Bolivia, Argentina, Chile, Brasil, Uruguay, México, Rusia, Nicaragua, Hungría, Polonia y cantidades de otras, comunistas y no comunistas, lo evidencian.

 

@CarlosRaulHer

El Universal