El venezolano Carlos Pino, quien trabajaba como asesor para la embajada de Caracas en Bogotá y fue expulsado de Colombia esta semana, afirmó que no es un peligro para la seguridad del país vecino y que, de ser así, las autoridades de esa nación debieron haberlo detenido y no expulsado.

“Si yo fuera un peligro para la seguridad de Colombia, lo más obvio que pudieron haber hecho las autoridades colombianas era haberme detenido y mostrar las pruebas”, explicó en una entrevista a la colombiana Blu Radio.

Añadió que detrás de su caso hay una novela “tramada de un absurdo” y agregó que está dispuesto a regresar a Colombia a verificar cuáles son los delitos de los que se le está acusando.

Sobre un episodio ocurrido en 1999, año en el que fue detenido en una operación del Ejército Nacional contra un campamento de las Farc en Vichada, Pino aclaró que ese proceso precluyó y que ese no puede ser el argumento para justificar su expulsión.

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Édgar Camacho es el dueño de la finca en la que militares venezolanos, desde el pasado martes, acamparon en territorio colombiano, reseña BlueRadio.

Camacho manifestó que los uniformados dañaron varios cultivos de plátano y que nadie le ha respondido “Llegaron ahí y le dieron machete a las matas de plátano para instalar carpas”, dijo.

El campesino reveló que los militares sostienen que están en tierras venezolanas y que están haciendo respetar la soberanía.

“Instalaron una bandera venezolana y dijeron que según las coordenadas que ellos tenían estaban en territorio venezolano”, expresó.

Este jueves la Cancillería de Colombia emitió un comunicado en el que afirma en las próximas horas se anunciarán las medidas sobre este hecho, que para muchos es una provocación del Gobierno de Maduro.