Armando Armas, autor en Runrun

Armando Armas

Otros posibles destinatarios de cartas de AMLO, por Alejandro Armas

A PRINCIPIO DE LOS AÑOS 90, el otrora notable escritor Luis Britto García, hoy devenido en defensor del régimen venezolano, escribió una narración que, vaya usted a saber por qué, es considerada “memorable”. Lleva por título Guaicaipuro Cuauhtémoc cobra la deuda a Europa. En esas líneas, un híbrido de cacique mesoamericano y caribe, encarnación de todos los pueblos amerindios, reclama a la Europa contemporánea por el expolio al que el Nuevo Mundo se vio sometido por Habsburgos, Borbones, Braganzas y demás portadores de cetro y corona. Toda una oda a las peores páginas de Eduardo Galeano.

 

Hace pocos días, el flamante presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador sorprendió (bueno, mentira; era de esperarse) con una epístola dirigida por correo transatlántico al Palacio de la Zarzuela. En la misma, según el propio AMLO, se le indicó al rey Felipe VI que hiciera “un relato de agravios” y pidiera “perdón a los pueblos originarios por las violaciones a lo que ahora se conoce como Derechos Humanos”. Todo indica que el remitente leyó con sumo detalle a Britto García y que este fungió como una peculiar Talía (musa de la comedia) antes de sentarse en la Silla del Águila para redactar aquella misiva, más entretenida que una pieza escrita a cuatro manos por Aristófanes y Shakespeare, si no fuera porque su autor hablaba muy en serio.

 

El señor López Obrador ya fue objeto de esta columna en otra ocasión, poco después de su triunfo electoral el año pasado. Dije entonces que si bien el ganador reunía más de una similitud preocupante con Hugo Chávez, también había diferencias personales y contextuales que no se podía omitir. Pues bien, con su carta a Felipe, AMLO agregó un nuevo elemento a la lista de semejanzas. A saber, la disposición a explotar la historia de la conquista y la colonización de América, bastantes anacronismos de por medio, para crear una ilusión según la cual los europeos de hoy están obligados a compensar de alguna manera a los indígenas americanos. Es fácil darse cuenta de que Chávez y sus sucesores nunca han perseguido ese arreglo, simplemente porque saben que nada obtendrán del Viejo Continente. Su verdadero objetivo ha sido interno: crear otro factor de propaganda para polarizar a la población y mantenerla permanentemente dividida entre “el pueblo”, monolíticamente chavista y que desde luego ha de incluir siempre a los indígenas, y “el antipueblo”, la oposición traidora que desciende biológica y espiritualmente de los colonizadores. Sirve también como muletilla retórica para desestimar las críticas de las democracias europeas a la crisis política, económica y social venezolana. Si AMLO se propone lo mismo con su carta, estaríamos ante un nuevo lamentable caso de populismo, uno de cuyos rasgos es la polarización.

 

Pero este relato cojea por más de una pata. Una de sus flaquezas se desprende de la propia carta. López Obrador habla de “lo que ahora se conoce como Derechos Humanos”. Es decir, en tiempos de Cortés había otra forma de llamar aquello. AMLO no se da cuenta de que la diferencia no es terminológica, sino ética o moral. Los hombres del siglo XVI no tenían la noción de Derechos Humanos. Sencillamente eran incapaces de concebir, en los mismos términos de hoy, que todos los hombres y mujeres sobre la faz de la Tierra tienen ciertas libertades y prerrogativas comunes. Existía desde la antigüedad, como reflejan las obras de Aristóteles y Cicerón, la idea de Derecho natural, luego desarrollada con un matiz católico por Alberto Magno y Tomás de Aquino. Pero esto no es lo mismo que “lo que ahora se conoce como Derechos Humanos”. De estos, el que contiene todos los demás es el derecho a la vida, cuya violación con miras a exterminar grupos demográficos por razones étnicas, religiosas, etc., llamamos “genocidio”. En efecto, el vocablo es uno de los más comunes en las críticas a la conquista europea. Empero, la idea de genocidio asimismo era ajena a Cortés, Pizarro y similares. “Lo que ahora se conoce como Derechos Humanos” es un producto de siglos de reflexión jurídica y filosófica, que solo maduró tras la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto. Lo mismo pasa con los genocidios. Esto no quiere decir que las prácticas de los conquistadores no fueron brutales ni infligieron un sufrimiento terrible en los conquistados. Solo un imbécil celebraría hoy tales barbaridades. Pero igualmente imbécil es creer que los responsables actuaban con el mismo pensamiento moral del siglo XXI.

 

La extrema izquierda en los países del llamado “Tercer Mundo” tiene tiempo echando mano de las tácticas de propaganda de inspiración leninista que denuncian con toda ferocidad los procesos colonizadores a manos de Estados occidentales. Aunque originalmente estas maniobras buscaban captar los movimientos de liberación nacional para atraerlos hacia el comunismo, en países independientes su empleo tiene la finalidad de polarizar descrita previamente. Asumamos por un momento que ninguno de los errores identificados en el párrafo anterior es relevante. Nótese que las voces airadas solo se alzan contra las conquistas realizadas por occidentales con miras a pueblos no occidentales. Esta es una consecuencia de la lógica leninista, según la cual, el exceso de capital obliga a las naciones dominadas por burgueses a lanzarse en aventuras imperialistas que les brinden nuevos mercados y aplaquen a sus propios proletarios. Solo estas colonizaciones son dignas de repudio. Por lo tanto, usted nunca verá al chavismo exigiendo a Mongolia reparaciones por los estragos de Genghis Khan y sus descendientes, muy a pesar de que las víctimas incluyeron a los antepasados de algunos de los mejores amigos de Miraflores (Rusia, China e Irán).

 

En cuanto a AMLO, dudo mucho que envíe una carta al temible príncipe Mohamed Bin Salman, dado que Arabia Saudita contiene la cuna del islam, para reclamar por los ocho siglos de presencia musulmana en la Península Ibérica e instarlo a que se disculpe con España y Portugal por los daños que almorávides y almohades causaron en su momento. ¿Será acaso debido a que Britto García en su artículo reprendió a Europa por sus conflictos con el mundo islámico, que el escritor venezolano elogió como civilizadamente superior? ¿Esa conquista, por lo tanto, sí fue válida y los conquistados no debieron resistirla? ¿Lisboa tendría que ser hoy provincia marroquí, mientras que Viena estaría entre las ciudades gobernadas por Recep Tayip Erdogan?

 

Tampoco creo que López Obrador mire puertas adentro y exija a los náhuatl actuales que se excusen ante los demás pueblos indígenas de México central y meridional sometidos al Imperio Azteca antes de que los españoles aparecieran. Solo por poner un ejemplo, entre los agraviados están los mixtecas, la etnia de Yalitza Aparicio, estrella de la aclamada cinta Roma, por el lado paterno.

 

Las similitudes aumentan. Al igual que el chavismo, AMLO impulsó la militarización de la seguridad ciudadana mediante la creación de una Guardia Nacional encargada de combatir delincuentes. También está dando razones para sospechar que las estatuas de Cristóbal Colón en México, de haberlas (confieso no saber), podrían ser derribadas en el mediano o largo plazo. Por más que Ernesto Laclau clame lo contrario, el populismo nunca es bueno. Ojalá los mexicanos se den cuenta y no vean una deidad donde solo hay un hombre poderoso que quizá quiere volverse mucho más poderoso. Cortés no era Quetzalcóatl. López Obrador tampoco lo es.

 

@AAAD25

Yo confío en Juan Guaidó, por Armando Armas

Ecuanimidad, foco, temple y optimismo. Estas son las virtudes que todos los venezolanos hemos podido apreciar en la figura de Juan Guaidó, quien hoy encarna el liderazgo para la transición en Venezuela. Está claro que el país requiere de la participación de todos, pero también es evidente que para ello era indispensable una ruta comunicada con claridad, ecuanimidad y entereza. Una guía a través del cambio.

Confieso que meses atrás tuve una encendida disputa con Juan Gerardo mientras me daba la cola de su casa a la mía. No fue una discusión ya que, a decir verdad, él no discutía mientras yo le recriminaba algunas posiciones políticas.

Emergían de mi parte, frustración y agobio. Mental y emocional. El mío era un debate político mientras que Juan me escuchaba como lo hiciera un amigo. “No pretendo surfear la ola” le dije, contemplando abiertamente y por primera vez, la posibilidad de reinventarme fuera del país.

En este oficio tan ingrato y lleno de desencantos que es la política, resulta difícil construir verdaderas amistades. Soy de los que cree que los verdaderos amigos son aquellos que dicen lo que realmente piensan, de ahí la razón de nuestra conversación.

Juan Gerardo es uno de esos amigos con los cuales he madurado políticamente. Lo conozco desde hace más de una década y les aseguro que no es un mero “producto” del marketing político, sino un hombre labrado desde el enfoque estratégico, la constancia y el esfuerzo.

A Juan le debo mi agradecimiento por muchas experiencias compartidas, como por ejemplo su participación activa en mis campañas para alcalde, así como en las primarias de diputados, trasladándose hasta Anzoategui para ayudarme.

Juan Gerardo es el pana que me consultó, al momento de su candidatura, si optar por un puesto como cabeza de lista y por un Estado diferente al suyo (con la seguridad de ser electo), o bien, si lanzarse por el circuito de La Guaira (con muy bajas posibilidades de éxito).

Reconozco que mi sugerencia fue la de optar por la vía más segura. De optar por la lista en cuanto le correspondía por ser la figura parlamentaria más antigua del partido. Ese 5 de Diciembre del 2015 y ante la buena noticia de su elección, mi primera llamada y felicitación fue para Juan, por una victoria que sentí como propia.

Guaidó es además, ese amigo que es natural ver por la casa. Luego de una noche de parranda llegamos tarde a mi casa familiar. “Por ahí salió mandado Juan sin desayunar. Me dejo la arepa hecha” me dijo madre la mañana siguiente, a la que Juan Gerardo respondió cuando le pregunté el por qué del apuro: “Le prometí a Fabiana que desayunaba con ella. Perdí el avión y estoy agarrando un taxi para Caracas. Te llamo al llegar”.

Es el hermano que intervino por mí el día de la instalación de la AN cuando estuve a punto de irme a las manos con Hector Rodríguez. Ese árbitro que evitó la confrontación sin dejar de ser contundente, pero siempre respetuoso.

Es el colega que, apenas nombrado jefe de fracción del partido durante nuestro primer año de dicho período parlamentario, me pidió con humildad que lo acompañara a la subjefatura porque el abogado que manejaba temas constitucionales era yo.

Es el amigo con quien compartí los “meaos” cuando nació su hija Miranda Eugenia antes de ir a acompañar a Lilian al hospital militar y luego a Ramo Verde ante la noticia filtrada de la eventual muerte de Leopoldo.

Ese amigo y colega a quien el 5 de julio del 2017, tras el ataque a la AN me dirigera con la cara ensangrentada para encontrar en él la empatía, pero también, impotencia e indignación que sólo un hermano puede compartir como propias.

Ambos sostenemos la figura del “Parlamento en Resistencia”. Sin embargo, mi visión era la de hacer de la Asamblea una trinchera como la de el “Maidan” de Kiev. Mientras que la de Guaidó, era y es una visión de parlamento que resiste a los embates y presevera, símbolo del diálogo político para el entendimiento entre los factores de oposición y, eventualmente, del régimen. Con el claro objetivo de salir del mismo.

Su sueño, desde siempre, fue el de llegar a presidente del Congreso. Ha sido quizás el mejor discípulo de Leopoldo en lo que a constancia se refiere. El siempre nos dice: “Ojo con la Constancia”.

El temple y la gallardía que ha demostrado en los últimos días son dignos de una epopeya. Ese espíritu llano, sencillo y accesible son, evidentemente, el tipo de liderazgo que esperaban los venezolanos.

Y una ruta: el cese de la usurpación, un gobierno de transición y elecciones libres.

Reconozco que cuando comenzaba a perder la fe, cuando mi lucha política respondía a un principio de lealtad más que de expectativa y empezaba a adaptarme a la idea de una vida lejos de todo esto -tras recibir amenazas a mi integridad y la de mi familia y tras los muchos sinsabores del oficio político-, hoy más que nunca CONFÍO.

Desafiando escepticismos, Juan ha representado esa chispa capaz de encender la llama de la esperanza en millones de venezolanos. Su inteligencia, gallardía y entereza están a la altura de la presidencia de la Asamblea Nacional y de todos los que añoramos el tránsito democrático en Venezuela.

Es por eso que hoy, a ti que te has tomado el tiempo de leer estas líneas, a ti que vives/resistes dentro de Venezuela o luchas para sobrevivir fuera de tu país, a ti que aún tienes dudas sobre el porvenir de nuestra tierra, a ti te invito a confiar. Confiar en Juan Guaidó, confiar en la ruta, confiar en que vale la pena defender tus derechos, en tu aporte y capacidad para reescribir la historia.

Confiar en Juan Guaidó es confiar en nosotros mismos. Por eso mañana 23 de Enero todos juntos en una sola voz GRITEMOS CON BRÍO!!!

El próximo presidente de la Asamblea Nacional, por Armando Armas

MAÑANA SE INICIA UN NUEVO PERÍODO LEGISLATIVO y, siendo consecuentes con el acuerdo de gobernabilidad suscrito entre los partidos de oposición con representación parlamentaria, se designará una nueva directiva. En esta oportunidad, la presidencia de la Asamblea Nacional le corresponde a un diputado de Voluntad Popular.

Eso representa, sin duda, una oportunidad para generar un punto de inflexión en el devenir deplorable que ha tenido, hasta ahora, el curso reciente de la política de nuestro país.
Hay quienes dicen que lo único que hay que hacer es nombrar un gobierno que llene el vacío producto de la ilegitimidad del régimen de facto de Maduro. Quienes así piensan arguyen, básicamente, que “es lo que dice la Constitución”, pero son los mismos que dicen -y coincido con ellos- que no hay Estado de derecho. Ergo, sin las condiciones objetivas que implica esa decisión, la certeza de que tenga real repercusión es contradictoria. El idealismo puede ser peligroso cuando raya en la ingenuidad, y perversamente oportunista si es la justificación para una una promesa que se sabe no se puede cumplir.
Soy de la opinión de que se debe comenzar dando muestras que, por más pequeñas que parezcan, tienen un gran simbolismo en cuanto a la ruta de quiebre a emprender. Estas comienzan por cambiar el reglamento interno y de debate y derogar leyes infames -especialmente las del Poder Popular- para así dar señales de claras de nuestra intención de desmontar el entramado institucional de dominación.
También se debe nombrar un nuevo CNE, completar los magistrados que dejaron sus vacantes por subordinarse a la fraudulenta Asamblea Constituyente, asumir la representación del Estado y, consecuentemente, emitir comunicados a los organismos multilaterales para el cese de funciones de las representaciones diplomáticas de la dictadura (sobre todo en La Haya, la OEA y las Naciones Unidas). Estas son, en parte, cosas que sí pueden ir construyendo un momentum político y generando una expectativa real de alternativa de poder.
La legitimidad de la AN radica en la confianza depositada por los más de 14 millones de personas que votaron en diciembre de 2015, la participación electoral más alta de la historia contemporánea y en la que la oposición obtuvo más de 7,7 millones de esos votos. Esta participación fue incluso más alta que en cualquiera de las elecciones en las que participó Chávez. Pero no podemos olvidar que la contundencia y eventual repercusión -nacional e internacional- de las decisiones del órgano están sujetas al consenso de las facciones que lo conforman.
A mayor consenso institucional, mayor respaldo internacional. Estoy convencido de que podemos encontrar una fórmula que cumpla con las expectativas de las diferentes corrientes de pensamiento que confluyen en la AN.
El camino es el desafío  
El próximo presidente de la Asamblea Nacional, por jerarquía y trayectoria, debería ser Freddy Guevara. Compañero de luchas incansables. Sin embargo, desde el partido hemos decidido que sea Juan Guaidó, quien también tiene la trayectoria, el mérito, el talento y la gallardía necesarios para asumir el desafío. Lo conozco bien y doy fe de ello.
En un año que promete ser crucial para definir el destino de nuestro país, el liderazgo político recaerá en un hombre que representa a toda una generación de políticos emergentes. Una generación que ha sido forjada al calor de una lucha sin igual. Una generación arrullada con cantos de protesta y amamantada con gas lacrimógeno. Una generación que entiende el poder como la herramienta más idónea para la transformación de la sociedad, y no como la llave a un botín al cual saquear. Una generación que ha padecido la cárcel y el exilio; que ha sangrado, sudado y llorado por la tierra que nos vio nacer.
Una generación que fue la punta de lanza para algo que parecía imposible: ganarle electoral y políticamente al “Comandante” el Referéndum Constitucional en 2007, en su pico de popularidad y con el barril de petróleo por encima de 100 dólares.
La fuerza y entereza de estos años de lucha es lo que ha moldeado nuestras convicciones y es por eso por lo que en el parlamento nacional hay quienes, desde el principio, tenemos muy claro para qué fuimos electos en el 2015. No fue para hacer leyes que sabíamos que no se iban a ejecutar ni acuerdos de cámara meramente declarativos, ni debates carentes de interés e impacto por la falta de medios de comunicación masivos independientes.
La situación trágica de supervivencia que padecemos la mayoría de los venezolanos no entiende de leguleyismos, ni excusas.
No fuimos electos para la cohabitación, sino para el DESAFÍO y eventual SUSTITUCIÓN de un régimen criminal que se apalanca en la cesión inaceptable de nuestra soberanía -a cubanos, chinos y rusos-, y cuyo objetivo es la permanencia en el poder cueste lo que les cueste.
El desafío es el germen de la libertad. Si la política es de desafío, Juan Gerardo hermano, cuentas conmigo.

 

A Verónica Michelle Bachelet,

Alta Comisionada de los Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas 

 

Su despacho. –

El pasado 10 de agosto, recibimos con beneplácito su ratificación como Alta Comisionada de los Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas.

 

¿Quién mejor para este rol que una mujer que ha sido víctima de las atrocidades que ya conocemos y que además es una activista por los Derechos Humanos, así como eficiente funcionaria pública y líder política comprobada? Por no mencionar el hecho de ser latinoamericana, en un momento en el cual la región necesita -más que nunca-, de voces fuertes y acciones contundentes en el ámbito de los derechos humanos.

 

Como ya debe saber no la tendrá fácil. El mundo hoy está sufriendo importantes retrocesos en cuanto a prácticas democráticas se refiere. El cargo que hoy ejerce ha sido el blanco de ataques por parte de quienes se saben al margen de los Derechos Humanos. Ejemplo claro de esto es Venezuela, un caso trágico y que agradecemos haya puesto en el foco de su primera intervención como Alta Comisionada de Derechos Humanos

 

Perversos mecanismos de control social y político como el hambre, el terrorismo de Estado y la tortura son algunas de las tretas utilizadas por el régimen venezolano para aferrarse al poder. Como usted bien conoce en carne propia, los regímenes dictatoriales no conocen de límites ni escrúpulos para aferrarse al poder. ¿El resultado? Miles de ciudadanos en su momento en Chile y millones, actualmente en Venezuela, obligados al exilio.

 

Pero a diferencia de su país de origen, el caso venezolano representa una crisis humanitaria sin precedentes en el hemisferio occidental. No se trata solo de los presos y perseguidos políticos, sino también a los llamados “caminantes”; connacionales que huyen del país en busca de supervivencia ante la imposibilidad de encontrar medios de subsistencia en su propia tierra donde paradójicamente subyace la mayor reserva de petróleo del mundo.

 

Es tan terrible la situación venezolana que pocos días atrás, su colega y médico pediatra, Carlos Amundaray, quien fue director de la Cruz Roja En Cumaná, estado, Sucre, decidiera quitarse la vida por la impotencia y depresión que le generara ver a niños morir producto del colapso de los servicios sanitarios del hospital en el cual trabajaba.

 

¿Quién hubiese pensado que, en Venezuela, un país que le extendió la mano a tantos países en sus momentos más sombríos estaría pasando por esto en pleno siglo XXI?

 

Usted conoce en carne propia el sufrimiento de quienes decidimos hacerle frente al oprobio cuando las armas de la República se vuelcan contra de las ideas. Tal y como lo hiciera usted en su momento histórico, yo formo parte de una generación que se ha forjado al calor de una lucha cuyo saldo es incalculable en lágrimas, persecución y sangre. La perversidad desde el poder en Venezuela no ha conocido límites. Y esto no es nuevo. Para muestra el caso de desalojo de “Los Semerucos” en 2003 (http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/latin_america/newsid_3141000/3141254.stm) o la muerte de Franklin Brito, un pequeño productor agrícola quien falleciera en huelga de hambre luego de que el régimen le hubiese arrebatado sus tierras de manera ilegal (https://www.abc.es/20100831/internacional/franklin-brito-201008310437.html)

 

En Venezuela fue avanzando un proceso doloroso que se erigió en primera instancia en los escombros de una democracia golpeada, apalancándose en el resentimiento social y la frustración del pueblo; una Venezuela entonces acostumbrada al paternalismo gubernamental y un Estado incapaz de sostenerlo.  Accedieron así y al poder los que hoy secuestran el país, con ánimo de revancha, típico de las “revoluciones”. Y todo esto no hubiese sido posible sin la connivencia de una élite irresponsable que apostaba a recuperar privilegios perdidos, y o seguir depredando al Estado en un hiperrentismo, en lugar de asumir una verdadera corresponsabilidad y sacrificio, indispensables para el desarrollo y el consecuente progreso de una Nación.

 

Y aquí estamos, luego de 20 años de “Revolución” sumidos en la miseria, el atraso, la violencia, el hambre, la escasez de tratamientos médicos, todas ellas razones que conllevan a la muerte de miles de personas. Quienes nos oponemos a esta catástrofe sin precedentes estamos inevitablemente destinados al destierro, la cárcel, la tortura o la muerte.

 

¿Sabía usted que al igual como lo fuese un día su padre, Alberto Bachelet, general de la Fuerza Aérea de Chile, existen 51 miembros del Ejército, 20 de la Guardia Nacional y 12 de la Armada injustamente tras las rejas? 17 miembros, por cierto, pertenecientes a la Fuerza Aérea. Tal es el caso de la Capitana Laided Salazar, el cual se convirtió en emblemático por ser acusada, junto a otros nueve militares, de querer atentar contra el país. El 14 de abril de 2014 fue detenida por la Dirección General Contra Inteligencia Militar (Dgcim). La militar pasó por cuatro centros de reclusión y llegó a pesar 35 kilos. Sin juicio justo, sin garantías, en total indefensión.

 

Entre los informes elaborados por la oficina que usted hoy dirige, se demuestra detalladamente la existencia de cientos de presos políticos y de los atroces mecanismos de tortura a los que han sido sometidos.

 

Al igual que usted, en su momento, muchos venezolanos que se oponen a tanta injusticia padecen el destierro. Historias como las de Carlos Vecchio quien teniendo a su esposa embarazada tuviere que irse a la clandestinidad y luego al exilio es una de tantas historias que no pueden ser pasadas por debajo de la mesa. Y como él, cientos.

 

En pleno siglo XXI, los venezolanos enfrentamos una DICTADURA, que ha detenido arbitrariamente a miles de disidentes, se han cometido los más atroces actos contra mujeres, la justicia ha sido secuestrada por un puñado de jueces al servicio exclusivo del Ejecutivo y lugares como “La Tumba”, se han convertido en renombrados sitios de tortura a manos de la policía política. Entre los casos recientes se encuentra el del reportero gráfico Jesús Medina, preso hace pocos días.  (http://www.venezuelaaldia.com/2018/08/31/fpv-el-sebin-tendria-recluido-a-jesus-medina-en-la-tumba/)

 

No puedo culminar esta carta sin hacer mención del más reciente caso de atropello ejercido por la tiranía de Nicolás Maduro. La detención y encarcelamiento de mi querido amigo, colega, Juan Carlos Requesens, parlamentario arbitrariamente detenido el pasado 7 de agosto.

Un acto que viola cuanto establecido en derechos humanos y que además atenta contra el fuero parlamentario, institución internacional que establece los mecanismos para enjuiciar a un diputado de la Republica.

La dictadura encarceló a Requesens violando su inmunidad parlamentaria, socavando su derecho a la legítima defensa, presentado videos con signos evidentes de tortura y negando el acceso al diputado, de sus familiares y abogados, hasta la fecha impedidos de algún contacto.

Juan, se une a la larga lista de presos políticos que el régimen, intenta callar para mantenerse aferrado al poder. El mundo ha condenado estos actos que deterioran la ya grave situación de violación a los derechos humanos en Venezuela.

Estamos pues, presenciando una dinámica donde el uso del poder elimina todo vestigio de dignidad humana y pretende tiranizar a un pueblo entero. Hecho por el cual, no es de sorprendernos que la estima del éxodo venezolano esté alrededor del 10% de la población generando conflictos y brotes de xenofobia que en nuestro continente creíamos superados.

Estoy convencido que hablo por muchos cuando le digo que como venezolano, mi esperanza, entendiendo que nuestro problema es demasiado complejo para poder ser resuelto por nosotros solos, recae en parte en figuras como la suya.

Señora Bachelet. Con mucho respeto, le digo que tiene usted dos caminos ante esta situación:

 

Uno sería el de sucumbir al dogma ideológico y a las taras típicas de la izquierda ortodoxa cínica, a la que aún le cuesta condenar los crímenes de lesa humanidad cometidos por los Castro, así como por Mao o Stalin.

El otro es el camino que, a los venezolanos, los latinoamericanos y los amantes de la democracia y los DDHH sabemos es la correcta: la de asumir los derechos humanos de manera principista, sin maniqueísmos ni cálculos políticos.

Los Derechos Humanos en todo su espectro han sido violados de manera masiva y sistemática y progresiva a lo largo de 20 años en Venezuela. La garantía a la vida, a la dignidad, al trabajo, a la democracia, la no discriminación, el respeto al medio ambiente, no sólo no existe en Venezuela, sino que se vulneran desde el poder.

En este sentido, la condena debe ser contundente, como lo debe ser también la superación de esta situación. Los Derechos Humanos están por encima de cualquier ideología. Los venezolanos esperamos que, en este nuevo rol que desempeñará, usted también lo esté.

Sus recientes palabras ante el Consejo de Derechos de Humanos de la ONU, donde afirma que hará “todo lo que sea posible para que los derechos humanos no sean simplemente una declaración, sino que se hagan realidad para todos”, representa una luz en la oscuridad en la que estamos sumergidos los venezolanos.

Deseando que su postura firme contribuya no sólo a elevar la conciencia sobre la terrible situación de Venezuela, sino también a detener el horror y la impunidad.

 

Me despido respetuosamente,

 

Diputado Armando Armas

Presidente del Grupo Venezolano de Parlamentarios para la Acción Global

Armando Armas May 21, 2018 | Actualizado hace 6 años

 

Hace poco más de un mes tuve una conversación con un buen amigo de uno de los comandos de campaña que aceptaron obedecer la convocatoria al circo comicial de ayer.

En esa oportunidad le dije al amigo que efectivamente tenían un candidato, que podría ser presidente si es que habían llegado a un acuerdo con la dictadura y nosotros no sabíamos; pero lo que no ocurriría es que esa persona se erigiría como líder de la oposición. Asi que si ese era su objetivo, quedaron muy lejos de alcanzarlo el día de hoy.

Hoy amaneceremos con los mismos problemas y, los que es peor, con la tendencia a empeorar.

Para los que se preguntan que haremos ahora, aquí mi humilde opinión.

1- En primer lugar debemos estar en sintonía con la gente que se manifestó hoy y con la comunidad internacional. Un pronunciamiento público y unitario quiero decir. De esta manera la dirigencia estará en sintonía con la inmensa mayoría de ciudadanos que decidieron rebelarse en contra del sistema; pero además en sintonía con la comunidad internacional.

2- Debemos consolidar UNA plataforma de lucha. No dos ni tres ni cinco. Con acuerdos mínimos entre el liderazgo, que sean transparentes y de cara al país. Es fundamental que la verdadera oposición, la que decidió no prestarse al engaño de hoy quiero decir, se articule en una sola coalición política, con objetivo claro, símbolos, mensaje y liderazgo renovado.

3- Abogo pues por la renovación del liderazgo a todos los niveles. Es necesaria una gran consulta para elegir el liderazgo colegiado no solo a nivel nacional, sino a niveles estadales y municipales.

4- En este sentido considero que es fundamental tener una posición tajante con respecto a los gobernadores y alcaldes que, una vez juramentos ante la fraudulenta constituyente, se han convertido en elementos para el apaciguamiento de la ciudadanía en su ánimo de cambio y el respaldo a la dictadura través de la cohabitación para acceder a unos “recursos” que debido a la hiperinflación nunca serán suficientes para complir con los requerimientos de la gente.

Especial mención tienen los partidos políticos que se prestaron para la farsa de hoy. Esos partidos quizás traten de aglutinarse en una nueva coalición de una oposición dócil y construida a los fines de sustentar al régimen. En el caso del partido Avanzada Progresista que tiene representación en la Asamblea Nacional, soy de los que opina que deben ser excluidos de la fracción de la unidad y buscar la remoción del 1er Vicepresidente de este órgano.

En palabras del profesor Jorge Lazo Cividanes:

“Si el fracaso nunca tiene consecuencias jamás seremos un país serio”

5- Aumentar la presión internacional que implica seguir denunciando a la nomenclatura de la dictadura y sus testaferros para neutralizar lo que es gran parte de su fuente de poder: el dinero mal habido.

6- No menos importante es la articulación del debate sobre el rumbo que debe tomar Venezuela. Hay muchas ideas e iniciativas muy interesantes, pero ante la complejidad de nuestra situación, mal pudiera una persona o algún grupo pretender imponer una razón y/o una visión absoluta sobre nuestro porvenir. En este particular creo que el debate sobre la dolarizacion de la economía, el cambio de modelo de Estado y sistema de gobierno, el
sistema electoral y en particular la adopción de la doble vuelta electoral, la situación de la industria petrolera y las opciones que tenemos en ese sentido y la pertinencia de solicitar una intervención humanitaria de países de tradición democrática en un eventual periodo transicional, son parte de los temas gruesos que debemos abordar los partidos, sindicatos, los tanques de pensamiento, académicos, ONGs, etc… Un gran debate que recorra cada rincón del país con visiones diferentes, pero con la capacidad de llegar a acuerdos mínimos. Promover la discusión pública y la pluralidad de pensamiento en tiempos de dictadura es una manera de desafiar al régimen.

Todo esto con un objetivo muy claro: mañana, los días y meses por venir, debemos agitar nuestra conciencia y volver a las calles articulando la protesta social con el fin político de tener unas verdaderas elecciones que se traduzcan en el cambio tan ansiado por la mayoría de los venezolanos.

Entramos pues en una nueva etapa de lucha en la cual debemos tener una estrategia clara, mayor coraje, determinación, enfoque, compromiso, disciplina y el necesario refrescamiento del liderazgo.

Después de una farsa lo mínimo qué hay que hacer es apartarse de los farsantes.

 

@ArmandoArmas

Ayer y hoy: un grito de libertad, por Armando Armas

 

 

El pasado 19 de abril los venezolanos celebramos los doscientos ocho años del grito de independencia y lo que se considera el punto inicial de nuestra gesta libertadora.

También conmemoramos que en esta misma fecha pero apenas hace un año, los venezolanos agitamos nuestra conciencia, levantamos nuestra voz y volvimos una ves más a las calles a ejercer nuestros derechos y exigir nuestras libertades secuestraras.

Ayer, al igual que hoy, fueron 3 los elementos desencadenantes de los eventos que traerían la independencia; no solo de Venezuela sino del continente eventualmente. Elementos como la coyuntura internacional, el entramado institucional y la disposición de un pueblo a asumir el más grande de los sacrificios para romper las cadenas que lo oprimen.

Comencemos por el elemento internacional. En 1810 España -metrópoli que controlaba la capitanía general de Venezuela- se encontraba bajo una gran convulsión política. Josè I, asumía como Rey de España desde 1808 desfenestrando a Fernando VII quien luego volvería al poder pero que fue la “excusa perfecta” para que las clases dominantes de Caracas desconocieran los designios de España argumentando que “defendían los derechos de Fernando VII”. Luego, los enemigos de España -sobretodo El Reino Unido- se convertiría en el mayor de los aliados internacionales para la causa independentista. Miranda fue el mayor “lobista” internacional de su época por la causa de la libertad de America y Bolivar de hecho estuvo en la delegación que viajó a Londres a gestionar los recursos financieros necesarios para la empresa libertadora. Desde el punto de vista militar, hay quienes están convencidos que sin el apoyo de la legión británica, nunca hubiésemos podido ganar la guerra de independencia.

Entonces. Fue o no fue determinante el elemento internacional para lograr nuestra independencia?

Hoy el desconocimiento de la comunidad internacional al régimen de Venezuela es clave. Pero más aún lo son las sanciones financieras a los corruptos y lo es y lo será el apoyo humano, técnico y financiero para recuperar a Venezuela.

Desde el punto de vista institucional fué la sociedad patriótica, un órgano colegiado compuesto por veintitrés miembros con voz y voto la que se encargó de articular la política inicial de irrupción que luego desencadenaría en la convocatoria a un congreso.

He ahí otra enseñanza de nuestra historia. En tiempos de crisis la inclusión de los diferentes factores políticos y grupos de interés para la consecución de un objetivo muy claro: la libertad. Luego el congreso de 1811, con la legitimidad y formalidad que un parlamento le otorga a una iniciativa de tal magnitud. El parlamento fue, es y será la representación política más legítima de los pueblos y el foro principal para trazar las líneas estratégicas del rumbo de las naciones.

Y por último lo más importante: la determinación de un pueblo a ser libre y asumir el compromiso y sacrificio que ello acarrea.

Y es que nuestra independencia tiene como partera a la rebeldía de civiles que salieron a las calles de Caracas a exigir el cese del mando militar de Emparan. Pero luego el sacrificio de al rededor de doscientas mil personas que fallecieron producto de la cruenta guerra.

Doscientos ocho años después seguimos gritando y seguimos luchando contra las cadenas que nos oprimen y no dejaremos de hacerlo hasta lograr la libertad. Nos ha costado como dijera Churchill “sangre, sudor y lágrimas” pero ese sacrificio es el que sentará las bases para que, lograda la liberación, más nunca en nuestro porvenir cometamos los errores que nos trajeron a este punto.

Quienes hacemos vida política hemos hecho, hacemos y haremos todos los esfuerzos para que la solución a la tragedia que vivimos los venezolanos acarree el menor costo de vidas posible. Muchos han caído en esta lucha, demasiados han fallecido por falta de un gobierno que debe garantizar la seguridad, la salud y la alimentación. Abogamos y abogaremos por una solución que necesariamente pasa por el cambio de régimen y que ojalá sea de manera pacífica.

Hoy más que nunca: Unión, Estrategia, Organizacion y Disciplina para rescatar a Venezuela.

Hoy más que nunca:

“gritemos con brío
MUERA LA OPRESIÓN
Compatriotas fieles
LA FUERZA ES LA UNIÓN”

 

@ArmandoArmas

 

Esta semana en el marco de la VIII Cumbre de las Américas realizada en Perú, la crisis venezolana no pasó desapercibida. Y es que cada día que el régimen de Nicolás Maduro pasa en el poder, los problemas para los venezolanos y la región se agravan súbitamente.

Este foro internacional fue el espacio propicio para denunciar el autoritarismo de un régimen acorralado por su ineficiencia. En este sentido, participamos de una serie de eventos, reuniones y protestas donde el grito de libertad se escuchó en todo el hemisferio.

En el Tercer Encuentro de la Red de Parlamento Abierto de ParlAmericas, tuvimos la oportunidad de denunciar el sistemático asedio contra el único poder legítimo en el país, como lo es la Asamblea Nacional. Hicimos entrega al Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA) una propuesta sobre el “Corredor Humanitario” para brindar ayuda en estos tiempos tan difíciles. Igualmente, intercambiamos preocupaciones con el Senador, Marco Rubio, a quien debo agradecer por su vocería determinada a favor de la libertad y la democracia y su defensa de los pueblos oprimidos de Cuba y Venezuela. En pleno centro de Lima, nuestras banderas ondearon en una manifestación donde muchos venezolanos apartados de sus familias y afectos mantienen la esperanza de volver a su tierra.

Es gratificante saber que la gran mayoría de los pueblos del continente conocen la tragedia venezolana y están dispuestos a brindar ayuda. A muchos de ellos, les afecta directamente el éxodo masivo de venezolanos que huyen del país, generando una profunda crisis migratoria nunca antes conocida en nuestro hemisferio.

Debemos reconocer que los mecanismos actuales que brinda el derecho internacional son limitados ante el desafío de lidiar con un estado criminal. Sin embargo, no es poca cosa, la presión que desde el terreno foráneo ejercen sobre el régimen de Maduro y sus cómplices.

El momento cumbre de esta cita, indudablemente, fue escuchar a la mayoría de los mandatarios de forma decidida y contundente a no reconocer los resultados de las fraudulentas elecciones organizadas por la dictadura a su medida. No se puede participar en ninguna elección cuando hay presos políticos, inhabilitados, partidos ilegalizados y el árbitro electoral descaradamente parcializado hacia el régimen niega el sagrado derecho a elegir libremente.

El mundo cada vez se le hace más pequeño a la dictadura como bien lo dijimos en nuestra última intervención desde la plenaria de la Asamblea Nacional. La salida del Narcoestado es innegociable, solo así lograremos un país de oportunidades para todos.

 

@ArmandoArmas

Armando Armas Abr 08, 2018 | Actualizado hace 6 años
A la ofensiva, por Armando Armas

 

Para qué ocultarlo. Si, una nube de desesperanza se cierne sobre los venezolanos. Ha sido mucho el sufrimiento, las frustraciones y las esperanzas rotas puestas en la idea de “calle y voto” a lo largo de estos años. Esa desesperanza es la principal arma que tiene la tiranía para hacer que los que luchamos contra ella perdamos el norte y nos mantengamos permanentemente a la defensiva.

Pero esa autoflagelación -aunada al desespero, angustia y hambre- no nos permite ver claramente la dimensión y potencialidad de la ofensiva democrática que está actualmente en curso.

¡Y es que se están dando actualmente varias ofensivas dirigidas desde los vectores de cambio en Venezuela!

En el campo internacional las diferentes sanciones que se han ido popularizando entre los diferentes países y ampliando cada vez más a diferentes secuaces de Nicolás Maduro hace que el mundo se les haga cada vez más pequeño e incómodo. En el campo social y especialmente el de las manifestaciones de calle, en lo que va de año se han contabilizado aproximadamente 1.352 protestas, la mayoría por hambre, falta de medicamentos, problemas de servicios y otros motivos.

Pero quizás es desde el punto de vista institucional que al régimen le va a costar cada vez más soportar las ansias de cambio de todo un país. Institucionalmente hay tres vectores que presionan con fuerza el tan añorado cambio: El antejuicio de mérito a Nicolás Maduro por corrupción, la resistencia e investigaciones de la Asamblea Nacional  -que pudieran arrojar pruebas para juicios futuros nacionales e/o internacionales-  y el descontento militar manifiesto que ya no se puede ocultar y que tiene a más de una centena de militares tras las rejas por “conspiración”.

 

Antejuicio de Mérito. 

 

El pasado 4 de abril, la Fiscal General legítima ejerció una acción ante el Tribunal Supremo Legítimo para  solicitar emitir orden de captura internacional contra Nicolás Maduro por corrupción y legitimación de capitales. Es el caso de Odebrech, que encontró en el régimen de Venezuela el más grande cómplice para sus fechorías. Al rededor de 35 millones de dólares en sobornos además de tráfico de influencias, es lo que se está imputando.

Hay quienes dirán que la fiscal Ortega Díaz está destituida y el TSJ legítimo no tiene ninguna relevancia por estar operando desde el exilio. Quienes dicen eso y se consideran de “oposición”, déjeme decirles que perdieron la batalla narrativa y le hacen el juego al régimen. Si hubiese democracia y Estado de Derecho en Venezuela, ese juicio se estaría llevando a cabo dentro de nuestras fronteras como bien lo declaró el diputado Juan Guaidó en días recientes.

Desde la Asamblea Nacional debemos apoyar esta iniciativa, ya que es nuestro deber y mandato recuperar la libertad y la democracia a través de mecanismos constitucionales y democráticos y sin duda el antejuicio de mérito es uno de esos mecanismos que brindan la plataforma jurídica y política para la consecución de nuestro principal objetivo.

Si, faltan cosas por hacer. Sobretodo en materia de articulación para la movilización masiva y para eso se necesita resolver el tema del liderazgo y de “agencia” en la oposición.

Lo que no podemos tener dudas es que estamos en ofensiva. La mejor defensa es el ataque.

@ArmandoArmas