Andrés E. Hobaica, autor en Runrun

Feb 01, 2016 | Actualizado hace 8 años
Prisiones socialistas por Andrés E. Hobaica

Cárceles2

 

 

Es sencillo.  Todo aquel que transgreda el orden social debe ser castigado.  El que atente contra los valores protegidos por la Ley (i.e., vida, propiedad, libertad, etc) será acreedor de una pena impuesta en virtud de la Ley misma.  Claro, en Venezuela el orden social ha transmutado y los valores protegidos por la Ley ya no responden a la clásica ideología republicana, sino al dogma que en los últimos años han pretendido imponer los socialistas del siglo XXI.

Por lo tanto, si la finalidad de las cárceles es hospedar delincuentes, al ser éstos agresores de la sociedad, la Ley los obliga a estar aislados por un tiempo determinado. Recientemente, el aislamiento temporal del criminal no es la única finalidad de las cárceles, sino que más bien se procura la «rehabilitación» de reo, ofreciendo deporte, trabajo y otras actividades culturales dentro del centro penitenciario.  De este se busca que el ex presidiario reingrese a la sociedad como un miembro útil, desligado definitivamente de su antigua vida delictiva.  Dicha perspectiva que fue adoptada por el constituyente venezolano en 1999.

Claro, la manipulación institucional, característica de los regímenes socialistas/comunistas, no mutó el propósito de las cárceles, el cual sigue siendo albergar delincuentes (y rehabilitarlos); pero transformaron el concepto delincuentes.  Ya no serán los clásicos delitos que atentan contra la vida, integridad física, propiedad y libertades de los individuos los que te llevan a prisión; pues en los regímenes totalitaristas las agresiones contra los miembros de la sociedad pueden ser toleradas, pero las agresiones contra el Estado nunca lo son, y rara vez los perpetradores salen impunes.

Las cárceles socialistas albergan un nuevo tipo de «criminales»: los enemigos del Estado.  Y estos enemigos del Estado varían, pero por lo general se persigue a todo hombre productivo.  Empresarios, agricultores, emprendedores, estudiantes, disidentes, políticos, etc.  En fin, todo aquel que se niegue a vivir bajo el estándar de mediocridad que férreamente impone el modelo socialista.

Los productores y distribuidores de alimentos, hacendados, los banqueros, médicos, constructores, corredores de valores; son todos posibles enemigos del Estado.  Por lo tanto, pueden ser calificados como delincuentes y sujetos penas privativas de libertad.  Por el otro lado, tenemos a los asesinos, ladrones, narcotraficantes y corruptos, que andan libres en las calles, en oficinas gubernamentales o en resorts vacacionales, mal llamados «centros penitenciarios».  La vida y muerte de Teófilo Cazorla (alias  el «Conejo») no sólo deja mucho que decir de nuestro sistema penitenciario, sino que además nos lleva a pensar que la estructura política que rige en las cárceles del país (como el Penal de San Antonio en Margarita) quizá no son producto de algún tipo de desidia gubernamental, sino más bien tiene el auspicio de éste.  

Basta evocar una imagen tan simbólica (y metafórica) como la de la Ministro de Asuntos Penitenciarios sentada al lado de un Pran en su cama (suite) en prisión.

Mientras los verdaderos delincuentes habitan lugares que en realidad no se les puede llamar prisiones, muchas de las personas que habitan las verdaderas prisiones es un crimen llamarlos delincuentes.

 

@ahobaica

La Ley (y la importancia del órgano legislativo)  por Andrés E. Hobaica

Asamblea-Nacional

 

¡No fue la mejor semana para el gobierno venezolano! En la cumbre anual de la OPEP el 04-12-15 (el viernes pasado), el gobierno venezolano vio como su propuesta de recorte fue rotundamente descartada, y en su lugar se aprobó un aumento del output de producción diario del cartel. Como si fuera poco, el domingo tuvo que asumir la aplastante derrota (electoral) que ya todos conocemos.

Estos resultados del 6D implican un doble triunfo para la oposición, pues no se limita a la victoria electoral de prácticamente 2/3 de los curules parlamentarios, sino que resalta la aceptación pacífica de esos resultados por parte del oficialismo. Que una tendencia política distinta al oficialismo tenga un control prácticamente absoluto sobre un Poder Público (y de tal envergadura como el Legislativo), es un evento no tiene precedente en las últimas décadas del escenario político venezolano. Sin duda alguna el 6D representará un hito en nuestra historia política contemporánea. Sin embargo, la materialización de un cambio, a corto y largo plazo, dependerá en gran medida de la manera en que los diputados recién elegidos desempeñen sus funciones, y sobre todo, en su concepción de la finalidad que debe cumplir un órgano legislativo.

El órgano legislativo es la pieza fundamental de cualquier Estado democrático de Derecho. A través del órgano legislativo (AN) se manifiesta el poder del Estado, canalizado a través de leyes. Estas leyes deben producirse cumpliendo una doble garantía: (i) un procedimiento parlamentario que garantice el pluralismo, es decir, que maximice la representación de las distintas tendencias políticas en dicho proceso de formación de leyes; y (ii) que el contenido de la Ley cumpla con ciertas garantías, principalmente que se ajuste al contenido de la Constitución, en pocas palabras: no puede desconocer o restringir arbitrariamente derechos y libertades constitucionales.

La AN, a manos del oficialismo ha estado totalmente desviada de su finalidad, pues se transformó en un órgano que no garantiza el pluralismo, sino que más bien busca eliminar (hasta por la fuerza) cualquier tipo de disidencia política dentro de su seno. Desviación que también abarca la garantía del contenido de las leyes, pues si bien la labor legislativa de la AN, en los últimos años, ha sido prolífica cuantitativamente, no lo ha sido cualitativamente.

La misión de la oposición es enrumbar nuevamente a la AN a su verdadera función. El proceso legislativo debe promover, dentro de lo posible, que las decisiones sean producto de un consenso, es decir, que haya espacio al disentimiento, al pluralismo. La inclusión es la clave, pues si se acentúa la polarización se presentará un escenario de ingobernabilidad y de pugna entre poderes. Además, el fruto de ese procedimiento parlamentario deben ser normas que enaltezcan los derechos de los ciudadanos, que respeten las libertades económicas, en fin, que promuevan la paz social, el pluralismo y la existencia de iniciativa privada para suministro constante de bienes y servicios en el mercado.

Un verdadero cambio político, económico y social solo será posible en la medida que la oposición logre que nuestro órgano legislativo recupere su verdadero propósito. Primero, que procure el pluralismo y la inclusión; y que produzca leyes de contenido material, cuya finalidad sea resolver los problemas que acechan día a día a los venezolanos y no ajustar cuentas políticas. En la medida en que la AN se mantenga fiel a su finalidad es que empezará la recuperación paulatina de nuestra delicada situación política, económica y social, y que se presentará, eventualmente, la oportunidad de una transición política pacífica.

No sé cuales serán las consecuencias inmediatas de este resultado, pero en definitiva ya se puede vislumbrar una salida a este largo régimen que tantas vidas y sacrificio económico ha causado.

@ahobaica

Oct 27, 2015 | Actualizado hace 8 años
El hombre nuevo bolivariano por Andrés E. Hobaica

Cerebro

 

Los regímenes comunistas (y totalitaristas) han perseguido la creación de un «hombre nuevo».  Marx fue el primero en añorar el surgimiento de este «hombre nuevo»; los rusos quisieron incubarlo, el homo sovieticus, y así sucesivamente los chinos, los cubanos, cambodianos. Este ideal comunista de un hombre altruista, sencillo y obediente se alejaba de todos los instintos de una persona racional.  Claro que lo que la ineficiencia del ideal comunista, y los postulados en que se basaba ese modelo de hombre nuevo, terminaron en perversiones y miseria para esos pueblos.  

Los socialistas del siglo XXI también quieren crear su versión del hombre nuevo, el hombre bolivariano, aunque por respeto a Bolívar sería más preciso llamarlo el hombre chavista.

Claro, no se muy bien como se crea, literalmente, un hombre nuevo siendo la creación humana un proceso netamente biológico y no político.  Sin embargo, si lo que se quiere es condicionar al hombre, en estos últimos años hemos visto que la creación del hombre nuevo se ha llevado a cabo por medio de un proceso sistemático de destrucción de instituciones, retrocediendo a un ambiente primitivo.  Y bueno, como hemos visto, si bien el ambiente puede ser producto del hombre, en la mayoría de los casos el hombre es producto de su ambiente. El proceso de creación del hombre nuevo tiene que estar acompañado de un ambiente idóneo para su desarrollo, por eso se deben desmontar muchos de las instituciones civilizadas (capitalistas). Pero además, debe destruirse a todo hombre que niegue adaptarse a este ambiente primitivo y a transmutarse en este hombre nuevo.

En los titulares de noticias venezolanas, resalta la presentación de una denuncia ante el Ministerio Público en contra de un comerciante, que como si fuera poco, es el propietario de un grupo de empresas que alimenta a gran parte del país. La denuncia tiene como fundamento una conversación de este comerciante con otro venezolano, que viene siendo profesor en una de las universidades de mayor prestigio del mundo y que es, además, fundador del Centro de Desarrollo Internacional de la Escuela de Gobierno de dicha universidad.  Ambos conversan acerca de las opciones de financiamiento que tiene su país para salir de esta crisis inducida.  El Presidente de la Asamblea Nacional, con su vasta experticia en materias de economía política y desarrollo internacional, consideró que se trata de una conspiración y que estos hombres deben ir presos.

Por el otro lado, nos podemos encontrar en los titulares otra noticia sobresaliente, una boda, que acaparó las páginas sociales de todos los periódicos llaneros del país.  La recepción fue en el Internado Judicial de Barinas, y el novio, el pran de la cárcel, un recluso condenado, irónicamente, por abuso sexual.  La boda contó con presentaciones en vivo de más de un grupo de mariachis y toda la cárcel estuvo invitada.  Sin embargo, esto no ocasiona conmoción alguna en las filas del Gobierno.  Hay que imaginarse si esto es lo que tenía en mente el constituyente cuando se redactó el artículo 272 y establecieron que «El Estado garantizará un sistema penitenciario que asegure la rehabilitación del interno…«…

En fin, con estos ejemplos intento ilustrar este proceso de creación del hombre nuevo (socialista): a través de la criminalización del hombre productivo y la glorificación del criminal.  Pues el hombre productivo y racional no encaja en el molde del hombre nuevo, pues son hombres que creen en la libertad, en la eficiencia, en la productividad, que viene siendo la antítesis del socialismo. Son hombres viejos y por lo tanto deben ser prescindidos.

Chávez aseveró alguna vez que: «El Socialismo es la construcción del hombre nuevo».  En efecto, la Venezuela socialista está creando un hombre nuevo a partir de la destrucción del hombre viejo.

@ahobaica

Ago 26, 2015 | Actualizado hace 9 años
Bolívar Today por Andrés E. Hobaica

Bolívares10

 

La dolarmanía en la que estamos incursos los venezolanos actualmente no es otra cosa sino la consecuencia directa del desvanecimiento del bolívar como dinero, es decir, como unidad certera de valor.  Esto se debe a que la gran mayoría de nuestros gobernantes creen que el dinero es la fuente de todos los males (RAND, 1957).

Nuestra moneda cada vez goza de menos atributos que la hacen ser dinero; pues para que el dinero sea dinero, tenemos que estar ante un objeto que represente una unidad de valor exacto (eliminando las ineficiencias del trueque), que permita el resguardo o ahorro del valor, lo que estimula el desenvolvimiento de transacciones económicas a largo plazo y entre distancias geográficas; para esto el dinero tiene que estar disponible, ser durable, fungible, portable y confiable (FERGUSON, 2008).  Al carecer nuestra moneda de dichos atributos, los venezolanos nos vemos obligados a buscar una nueva unidad de valor que la reemplace, posicionándose el dólar norteamericano como el reemplazo de nuestra moribunda moneda.  Sin embargo, el sistema de control de cambio impuesto por el gobierno actual establece que la única moneda de curso legal es el bolívar, cosa que agrava nuestra situación financiera.

Como vimos, son muchos los factores que hacen que las monedas (o cualquier otro bien) sean dinero, pero principalmente se encuentra ligado al establecimiento de su valor. Bien sea a través de otro dinero que la respalde (e. g., oro), la solidez del emisor, etc. Sin embargo, su valor se encontrará en gran medida ligado a la confianza que le genere al tenedor, la certeza que su moneda sea un medio de pago de aceptación universal.

El bolívar, que se devalúa diariamente, ha perdido prácticamente todos estos atributos. Tanto así que el venezolano prefiere ser tenedor de cualquier otro objeto (e. g., papel toilette, aceite vegetal, neumáticos, etc.) que ser tenedor de bolívares; pues ante la escasez de divisas, prácticamente cualquier otro objeto cotidiano (que no pueden calificarse exactamente de commodities) representa una mayor unidad de valor y le ofrece un mayor resguardo de precio que la moneda de curso legal.  Mientras el bolívar pierde su valor, el valor de los bienes y servicios que se cotizan utilizando como referencia dinero real (normalmente divisas), se mantiene estable o incrementa.

De ahí lo crítica de nuestra situación; nuestra moneda de curso legal carece de los atributos que la hacían dinero. Su valor es inconstante y genera poca confianza, tanto así que su precio lo ha venido estableciendo fuentes de información poco confiables y poco transparentes. ¡Tan frágil es la percepción del bolívar que una página web es capaz de establecer su valor!

El dinero, marcó el nacimiento de la historia financiera mundial, permitió la creación de una serie de herramientas (los mecanismos de endeudamiento: crédito, bonos, equity, etc.) que impulsaron el desarrollo de las civilizaciones contemporáneas. Pudiésemos aseverar que las sociedades vienen siendo, en muchos casos, el reflejo de sus monedas, es decir, de la fortaleza de su dinero como unidad certera de valor.  Venezuela puede ser un claro ejemplo de aquello…

Entonces para todos aquellos que piensan que el dinero es la fuente de todos los males, observen a Venezuela, cuya situación económica-política-social parece ser la encarnación de la famosa frase de Lenin: “La manera más efectiva de destruir una sociedad es destruyendo su dinero” (FRIEDMAN, 1982).

 

@ahobaica

Neo-totalitarismo o socialismo del siglo XXI por Andrés Hobaica

Socialismo2

 

Los horrores ocasionados por el establecimiento de regímenes totalitaristas, tanto fascistas como comunistas, fueron contemplados por el mundo entero después de la segunda guerra mundial, a lo largo de la guerra fría e inclusive hasta nuestros días.

El Totalitarismo se traduce en una absorción de la sociedad al Estado, ésta desaparece como organización civil libre, pasando el Estado pasa a monopolizar la política, la economía y todo aspecto de la vida cotidiana del individuo. El hombre cesa de tener vida fuera del Estado. El desiderátum totalitarista es el sometimiento de la sociedad, transformar un grupo de individuos en una masa uniforme obediente a los caprichos de una cúpula política. Se trata de la desnaturalización del Estado como institución política cuyo fin es frenar o limitar el poder (arbitrario).

Los distintos regímenes totalitarios que surgieron a lo largo del siglo XX se valieron de múltiples métodos coactivos para someter a la población civil. Sin embargo, en su mayoría fueron medidas que buscaban infligir miedo/terror en la sociedad y controlar las necesidades más básicas del hombre: alimentos, vivienda, etc.

Los soviéticos, durante la Revolución rusa exterminaron todo vestigio monárquico para la implantación de su modelo comunista, pero, fue durante el mandato de Stalin que los rusos vieron el despliegue de la ideología Marxista-Leninista en su máxima expresión. Stalin estableció una política de control férreo, donde cualquier discrepante era asesinado o enviado a campos de trabajo forzoso (Gulags). Entre 1932 y 1933 mediante la colectivización (forzosa) de la agricultura murieron de hambre hasta 7 millones de personas. En la misma década, durante la llamada Gran Purga, exiliaron y ejecutaron a más de un millón de personas acusadas de ser saboteadores, espías y traidores a la patria. El Estado soviético hizo uso indiscriminado de la coacción pública para controlar a la población. Hay que distinguir de las medidas dirigidas abiertamente para la exterminación de la disidencia y lograr la sumisión mediante el terror (genocidio directo); y las medidas económicas para lograr la sumisión mediante la necesidad (genocidio indirecto), pues entendieron a la perfección que no hay nada más maleable que un pueblo hambriento.

Mao se valió de métodos similares a los soviéticos, fue de tal magnitud su crueldad, que su sistema de control se ha llamado Marxista-Leninista-Maoista. La implementación de su modelo político trajo como consecuencia más de 50 millones de muertes, a través de trabajo forzado, hambrunas, como consecuencia de la colectivización de la agricultura y ejecuciones de disidentes; siendo, demográficamente, el genocida más despiadado de la historia.

Los soviéticos y los chinos esparcieron su modelo por el mundo, principalmente al tercer mundo, anexando naciones y financiando conflictos armados para deponer gobiernos “capitalistas”, tal como ocurrió en Corea, Cuba, Vietnam, etc. El caso más particular es el de Pol Pot y el Khmer Rouge en Camboya durante los 70’s. El mandato de Pol Pot entre 1975-1979, en lo que llamaron la República Democrática de Kampuchea, es quizá el más crudo ejemplo de un sociedad distópica. Tras años de conflicto, el Khmer Rouge asciende al poder en Camboya en 1975. Pol Pot, el Hermano No. 1, educado en Francia y miembro de Cercle Marxiste, inicia rápidamente la ejecución de su modelo político: una “utopía agraria colectiva”. Pocos meses después de ocupar la capital camboyana y ascender al poder, el Khmer Rouge abolió la banca, sacó de circulación el dinero e inició el desplazamiento forzoso de millones de personas al campo. Paralelamente exterminaron a la clase comerciante, industrial y profesional, y de la misma manera los intelectuales, donde era suficiente que una persona utilizara anteojos para ser tildado de “intelectual”, y fuera, por ende, ejecutado. El resto de la población fue hacinada en centros de trabajo forzado, donde era separada de su familia, no existía propiedad privada. Al cabo de unos meses fueron abolidas todas las instituciones capitalistas, sometiendo a los camboyanos a vivir en una sociedad feudal. Se inició el más drástico proceso de colectivización: vestimenta, raciones y horas de descanso idénticas; en fin, se perdió cualquier rasgo de individualidad y así la población camboyana pasó a formar parte de una gran masa sometida a la voluntad arbitraria de sus crueles lideres. Claro que implantar una sociedad agrícola a través del secuestro de una población de la ciudad al campo ocasionó una hambruna descomunal. Bien fuese de hambre, ejecutados o agotamiento por las crueles condiciones de trabajo, fueron asesinadas casi 3 millones de personas, un cuarto de la población de Camboya del momento. El genocidio camboyano es prueba de la extensión de la crueldad humana.

No tardó mucho para que estos ideales cruzaran el Atlántico. Los cubanos, afianzados en el poder por más de 50 años, fueron receptores de la ideología soviética y afinaron su propia versión de totalitarismo latinoamericano, valiéndose de medidas mucho menos genocidas, pero no por eso menos efectivas. Igualmente, la Revolución cubana ocasionó miles de muertes y a lo largo de 5 décadas cientos de miles de exiliados. Vale decir que hasta hace poco, en Cuba el único Partido (comunista) no tenía disidencia, siendo aquella ilegalizada y paulatinamente exterminada. Cuba persistió en la continuidad de su modelo totalitarista-comunista, que si bien tuvo su auge en el siglo XX, fue prácticamente erradicado con el desmantelamiento de la Unión Soviética, la posterior caída del muro de Berlín, y recientemente con la apertura económica china.

El colapso de la Unión Soviética comprobó la inviabilidad del modelo comunista, quedando comprobado que la existencia de ciertas instituciones capitalistas son indispensables para el progreso. Tras el ascenso de Hugo Chávez en el poder, los Castro vieron una oportunidad dorada para seducir a este gobernante y apoderarse de una de las riquezas más vastas del mundo, mediante el establecimiento de un nuevo régimen totalitario, adaptando un modelo inviable al orden imperante en el siglo XXI.

El régimen chavista que detenta el poder en Venezuela desde 1998 rompe con el paradigma totalitarista-comunista del siglo XX. El auge del Estado social como equilibrio entre la intervención estatal y la libertad de mercado fue el espejo en que se reflejó el Estado venezolano por más de una década, por lo menos nominalmente. Pues utilizan la fachada de un Estado democrático de Derecho, aun cuando su núcleo es totalitarista-comunista. Se habla de separación de poderes, cuando estos se encuentran secuestrados por un partido político; se mantiene un supuesto esquema democrático con procesos electorales viciados y con un pluralismo político inexistente. Se trata de una perversión generalizada al Estado como institución liberal, degenerando la esencia y naturaleza de toda institución, pero manteniendo su nombre.

Se superaron las políticas genocidas por un terrorismo estatal más sutil. Intervención económica como mecanismo de control a la población y el despilfarro de la riqueza petrolera al servicio de la suprema felicidad del pueblo. A través de expropiaciones se desincentivó cualquier emprendimiento productivo en el área agrícola, aunado al intento de colectivización del campo, que al igual que sus predecesores en el siglo XX fue infructuoso. La escasez de alimentos e insumos básicos ha sido maquiavélicamente administrada, nuevamente el sometimiento de la población a través del hambre.

Finalmente, el régimen venezolano ha sido bastante frontal en cuanto a la erradicación de la disidencia, especialmente en los últimos años. Sin embargo, sus métodos han variado con respecto a las medidas tradicionales de los regímenes totalitaristas del siglo pasado. Adoptaron la impunidad procesal y penitenciaria como políticas estatales para el crecimiento desenfrenado de la criminalidad, gestionando prácticamente un genocidio indirecto: cientos de miles de muertes producto de la delincuencia y la emigración de miles más.

La complejidad de este régimen nos lleva a la conclusión que el modelo político adoptado por los revolucionarios venezolanos no es el totalitarismo-socialismo puro del siglo XX. Si bien la esencia y finalidad son las mismas, Venezuela (aun) no es Cuba, ni Corea del Norte. Hemos generado nuestra versión de un totalitarismo tropical, enfocado principalmente en el saqueo de la renta petrolera y en posicionar a Venezuela como el eje del narcotráfico mundial. Lo que carecen de sanguinarios, en principio, lo compensan en corrupción. En fin, se trata de un modelo sui generis, una fachada democrática que oculta un régimen autocrático y criminal; orquestado por los propios cubanos, cuya formación socialista estuvo en manos de los propios soviéticos. En fin, tenemos un intento de adaptar el modelo totalitarista, superado en el siglo XX, a las exigencias del nuevo milenio: un neo-totalitarismo, o como lo han llamado sus supuestos creadores, socialismo del siglo XXI.

 

Mar 17, 2015 | Actualizado hace 9 años
Chávez vive …  por Andrés E. Hobaica

ChavezVive

 

Ya van más de dos años desde la muerte (física) de Hugo Chávez. Sin embargo, hoy, su presencia se ve más patente que nunca.

Venezuela atraviesa la peor crisis de su historia republicana, quizá sólo comparable a la desolación post-independentista y la destrucción que causó la Guerra Federal. Nuestro país se convirtió en un paradigma (o anti-paradigma) económico internacional: como arruinar un país con las reservas comprobadas de petróleo más grandes del mundo, inclusive en el medio de la bonanza petrolera más grosera de la historia.

En un lapso de 2 años llegamos a una inflación que rosa los 3 dígitos. Nuestra moneda se ve devaluada diariamente, oficial y extra-oficialmente; la tasa de cambio oficial tiene un margen de casi 180 Bs./$ de diferencia con la marginal. Ni hablemos de la tasa “paralela”. Pero la crisis no es sólo económica, pues tenemos una sociedad absolutamente polarizada, con unos índices de criminalidad, ya institucionalizada, que nos acerca progresivamente a un escenario de ingobernabilidad, perfilándose Venezuela cada vez más como un Estado fallido.

Se prefirió liquidar a los acreedores internacionales que satisfacer la demanda interna: un default selectivo. Y cuando pareciera que no hay un dólar ni para importar papel toilette, se destapó una hoya en Suiza, ahora una en Andorra y otra por Dominicana. 12.000 millones de dólares en una cuenta a nombre de un teniente, que estuvo a cargo por casi una década, nada más y nada menos, que de la Tesorería Nacional, gracias a un desafortunado juego de chapita con el Comandante Presidente. Esto no se compara con las hazañas del propio Comandante, cuya agenda experialista no se limitaba a la expoliación fiscal y filantropía internacional, sino que se extendía a una fantasía de propagar su versión de comunismo tropical por toda Hispanoamérica.

Así se resume el legado de Chávez: en odio, miseria, corrupción y deuda, la ruina de un país con un potencial inmenso. Saqueo en su expresión más sublime. Rapacidad pura y simple. Maduro es simplemente el infeliz portavoz de dicho legado. Chávez despilfarró la mayoría de los ingresos de casi 10 años de bonanza petrolera, sus subalternos malversan el resto. Se desmanteló el Estado venezolano, para sustituirlo por un Estado narco-terrorista. La complicidad del Gobierno actual de la situación que vivimos se debe a su obstinación por conservar este fracasado modelo. Creer que Maduro es el responsable de la crisis actual es un juicio sumamente miope, y pensar que con Chávez la situación fuese otra es una reflexión desquiciada.

Y así Chávez vive, a través de su deplorable legado. Su presencia es inmanente en cada cola de supermercado, cada empresa que cesa sus negocios, cada persona que huye del país, cada delito que queda impune, etc. Pero su legado se proyectará en el futuro por el inmenso costo de oportunidad que representó su mandato: el desperdicio de una coyuntura (económica) única para enrumbar a nuestro país al primer mundo… Basta comparar a Caracas, después de 16 años de chavismo-socialismo del s. XXI, con Abu Dhabi.

Heráclito decía que el hombre no puede bañarse en el mismo río dos veces, significando que la oportunidad que se pierde, permanece perdida para siempre

Quizá otra oportunidad surgirá en el tiempo, pero, por ahora nos toca a nosotros, los legatarios Chávez, hacer que este período sombrío no sea más que un período efímero en la historia venezolana; pero, sobre todo, una advertencia al peligro de los políticos populistas y las consecuencias apocalípticas de un Estatismo desenfrenado.

 

 

@ahobaica

¿Qué hay detrás de la resolución que autoriza el uso de fuerza mortal contra manifestaciones? por Andrés E. Hobaica

GacetaOficial

 

El martes 27 de enero fue publicada en Gaceta Oficial una resolución del Ministerio del Poder Popular para la Defensa, donde se autoriza el “uso de la fuerza potencialmente mortal, bien con el arma de fuego o con otra arma potencialmente mortal” como mecanismo para garantizar el «orden público, la paz social, convivencia ciudadana», etc., etc.

No hace falta hablar de la contravención flagrante al art. 68 de la Constitución que prohíbe textualmente lo que la mencionada resolución pretende permitir. Pero, ¿Cómo no se percata el Ministro de la Defensa que está dictando un acto administrativo evidentemente inconstitucional? ¿Porqué autorizar o legitimar actuaciones que los cuerpos de seguridad del Estado vienen desarrollando de hecho?, y peor aún, ¿Cuál es la razón para hacer manifiestamente pública esta inconstitucionalidad?

Para entender como funciona un régimen totalitario (bien sea comunista, socialista, fascista, da lo mismo) hay que sentar unos principios para interpretar sus acciones, cual es su motivación y finalidad. Los regímenes comunistas intentan de implantar una especie de mundo al revés,  donde nada es lo que parece, y cuando creemos que una intención no puede ser más transparente, hay que dudarla, pues seguramente esa certeza es el disfraz perfecto para sus fines ocultos.

Entonces, ¿Qué debemos pensar cuando un Estado que viola sistemáticamente derechos humanos viene un día con una resolución que autoriza el uso de armas de fuego para reprimir manifestaciones pacificas? La respuesta más obvia es que el Gobierno quiere valerse de armas potencialmente mortales para dispersar protestas, y pretende hacer pública su intención como mecanismo de represión anticipado para poder así evitar que se configure un clima de protestas generalizado que lo ponga en la palestra pública internacional, tal como ocurrió a principios del 2014; pero, que este año, por la intensificación del descontento, ese ambiente si puede ser capaz de privarlos finalmente del poder. Esta hipótesis es absolutamente lógica y consistente con la agenda revolucionaria, y seguramente es el propósito que tuvieron en mente quienes dictaron la controversial resolución.

Sin embargo, como dije, las intenciones comunistas nunca son transparentes, y con un Gobierno como el venezolano (cuya supervivencia guinda de un hilo) hay que ser extremadamente escéptico y desconfiar de cualquier señal que nos mande. Mi suspicaz opinión es que, ante la delicada situación política, económica, social (y ahora hasta alimentaria) el Gobierno no tiene mecanismo para ocultar su ineficiencia, no tiene excusa para justificar a donde fueron a parar cientos de billones de dólares, cómo la implantación de un sistema de planificación central nos llevó, en el medio de la bonanza petrolera más grande de la historia, a una potencial hambruna.

No hay nada más peligroso que un pueblo hambriento, y cuando llegue la desesperación, ellos saben a quien se van a ir a comer vivos. El Gobierno necesita de un hombre de paja, y hará uso de su hegemonía comunicacional e inmensa maquinaria propagandística para crear un enemigo común, un pretexto para atribuirle la causa de la escasez, en fin, doblar la verdad para encontrar el “culpable” del hambre.

La creación de este enemigo común se facilita si surge un ambiente de caos análogo al de febrero-abril de 2014. De esta manera, la causa de la escasez será la anarquía y no la ineficiencia gubernamental; el enemigo común no será el Estado sino los mercenarios guarimberos financiados por las mafias capitalistas; la solución será la eliminación de los complots internacionales obsesionados con asesinar a Maduro, y no la erradicación de un modelo político-económica que ha demostrado ser, reiteradamente, obsoleto.

Cual sería su salida: incitar a la gente a manifestar, a los temerarios que quieran poner en prueba esta resolución, aun cuando sabemos que el Gobierno no necesita de habilitación normativa para violar derechos humanos, ya que lo viene haciendo desde hace años. Aun cuando se trate de una protesta espontanea o insignificante, cualquier muerte, aunque sea de un manifestante será más que suficiente para encender la mecha que nos conduzca a su añorada anarquía. Así, el Estado logrará su propósito, desviará la opinión pública de la escasez y el hambre, hacia al desorden, la represión y la muerte; pues para ellos es menos vergonzoso el segundo escenario que el primero. Entonces, el fin de la resolución no sería prevenir las manifestaciones, sino más bien de excitarlas.

Sé que esta hipótesis puede parecer un poco disparatada, incluso rebuscada. Pero quiero recalcar el sinsentido jurídico de la resolución emitida por el Ministerio el Poder Popular para la Defensa el pasado 27 de enero. Lo demostraron durante los hechos de febrero-abril de 2014, ¿Acaso necesitaron de alguna normativa para el uso indiscriminado de la fuerza en ese entonces? La resolución no sólo carece de fundamento jurídico (por ser manifiestamente inconstitucional), sino que además de ser arbitraria es innecesaria, si algo hemos aprendido en estos 15 años es que no hay ley que limite o que guíe la actuación del Estado venezolano. La razón de esa resolución, repito, es provocar, incitar la manifestación para instigar la anarquía, para que sirva como pretexto de la crisis (económica).

Puede que mi teoría resulte desacertada, pero mi propósito no es predecir el nublado futuro venezolano, sino reiterar la desconfianza que genera todo mensaje emitido por el Gobierno. No se puede creer que el verdadero propósito que se desprenda de la mencionada resolución sea el más obvio, y esto aplica, mutatis mutandi, para cualquier otro mensaje del Estado venezolano. Es sumamente ingenuo pretender que los fines de este Gobierno sean tan transparentes y evidentes.

En fin, no quiero proporcionar respuestas, lo que quiero, por ahora, es sembrar una duda.

@ahobaica